Capítulo 3. La comida

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Paul

Esta última semana ha sido la peor en mucho tiempo. La discográfica no hacía más que meterme presión para que terminara la letra y yo no hacía más que estresarme por no poder acabarla.

Quizás simplemente ya no servía para esto.

Negué varias veces. Era imposible, amaba componer tanto como cantar y estaba claro que nunca me cansaría de hacerlo, pero por algún motivo no era capaz de concentrarme.

Me era imposible recordar cuántos papeles había tirado, la papelera rebosaba de hojas, algunas más arrugadas que otras, pero todas venían siendo lo mismo, basura.

Lo único que podía hacer bien era con suerte respirar, y a veces incluso se me quitaban las ganas de hacerlo.

El sonido del timbre me desconcertó. Se suponía que mi madre no llegaría hasta dentro de unos días y mi padre más de lo mismo.

Decidí que lo mejor sería no contestar, si era publicidad probablemente se aburriría y se iría pronto.

Pero el timbre volvió a sonar, esta vez más constantemente, era como si la persona que estaba pulsando deseara crear una extraña canción con el ritmo y a la vez molestar para que abriera.

En ese momento me di cuenta de que se trataba de mi amiga. Sobre todo, por el sonido de aquel ritmo tan característico que siempre utilizaba para hacerme saber que era ella.

-Ya voy-grité desde mi habitación mientras recogía algunas cosas.

Lo último que quería era que me regañara por el desorden que había en mi cuarto.

El pitido del timbre me ponía de los nervios, podía jurar que como no parara en breve acabaría asesinando a mi amiga.

-Hasta que abres-mencionó cuando estuve frente a ella-Joder-murmuró-huele horrible, no sé cómo tu madre aguanta este olor.

-Muchas gracias Naiara, yo también te quiero-sonreí sarcásticamente-Y para tu información, ella se fue de viaje.

-Eso explica el desorden-habló pasando al interior de la casa-espera, ¿te dejó aquí solo?-preguntó sorprendida.

-Si, a mi también me sorprendió. Pero tampoco te creas, la anciana de enfrente viene constantemente a visitarme para avisar a mi madre de que me encuentro con vida-bufé escuchando una risa por parte de mi amiga.

-Si yo fuera tu madre también lo haría-volvió a reír.

-¿A qué vienes?-la pregunta salió más borde de lo que quería que fuera.

-A lo mismo que viene la vieja de enfrente, para asegurarme de que sigues vivo-explicó-además, quería que nos viéramos, hace bastante que no vamos a ningún lado.

-Es un lindo gesto por tu parte que te preocupes, pero realmente necesito terminar unas cosas y la verdad...

-Lo dejas para más tarde, vine para sacarte de esta cueva, así que mueve tu culo hasta la habitación, cámbiate esta ropa y baja rápido que tengo hambre-dictaminó.

Iba a negarme, pero viendo su expresión, me di cuenta de que todo iba en serio, así que a gran velocidad, entré en mi cuarto y escogí la primera ropa limpia que encontré.

-Ahora andando, se de un buen restaurante que te puede gustar-sin darme tiempo a decir algo más, salió arrastrándome con ella en el proceso.

A medida que íbamos caminando, sentía la necesidad de contarle lo que había pasado hace unos días, pero por mucho que intentaba, las palabras no salían de mis labios. Incluso soltaba algún que otro comentario para empezar la conversación, pero cuando esta se giraba a escucharme, no podía hacer más que volver a callarme y decir alguna excusa barata del tipo "se me ha olvidado" o "era una tontería".

En cuanto llegamos, no pude evitar ponerme nervioso. Naiara me había traído a la cafetería.

A veces se me olvidaba que también era un restaurante.

Estaba entrando en pánico, pero no quería que mi amiga lo notara y comenzara a comentar al respecto, así que simplemente la seguí hasta el interior. Aunque con rapidez, me senté en el lugar más alejado que vi, con la excusa de que "estaríamos más tranquilos en este lugar".

Una vez pedimos algo de comer, nos pusimos a conversar de varios temas, algunos más formales y otros sin sentido que iban surgiendo a medida que pasaba el tiempo.

De pronto, todas mis preocupaciones desaparecieron, porque, ¿cuántas posibilidades había de que viniera de nuevo? Nunca antes lo había visto por aquí y esperaba que la otra vez fuera la última.

Pero cuando la campanita sobre la puerta volvió a sonar, el corazón me dejó de palpitar y mi mirada se encontró con otra bastante curiosa.

Al parecer, mi amiga se percató de eso, y en cuanto fue a girarse para ver donde me fijaba, logré distraerla para que no lo hiciera. Intenté volver a concentrarme en la charla que mantenía con mi amiga, aunque eso se dificultaba cuando sentía la mirada penetrante del chico sobre mi.

-C-creo que debería volver a casa, tengo que terminar lo que te dije-tragué en seco intentando tranquilizarme.

-Pero, si no acabaste tú comida-dijo desconcertada.

-Se me ha quitado el hambre y realmente debo irme, puedes venir conmigo, o sino puedes quedarte un tiempo más si deseas-hablaba a la par que me colocaba mi abrigo.

Esperaba que viniera conmigo y no se quedara, ya que así no correría el riesgo de que se pusieran a hablar.

-Bueno, pero que sepas que atacaré tu nevera por no dejarme acabar el plato.

Con esta "amenaza" por su parte, avancé entre la multitud hasta llegar a la salida. Una vez fuera, me pude permitir respirar con normalidad, aunque no pasó mucho tiempo para que mi respiración se volviera irregular y mi estómago diera un vuelco.

Frente mía visualicé al chico observándonos confundido.

Suerte fue que Naiara se encontraba de espaldas y no lo viera, y que mi condición física no haya empeorado, ya que en ese instante en que nuestras miradas se encontraron, comencé a correr con el paso de mi amiga pisándome los talones.

Había sido una muy mala idea y ahora me esperaba una larga charla al llegar a casa.

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Helouuu, acá les dejo el nuevo cap, es un poquito más largo, así que espero que les guste.
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Se despide Julia Black

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