VII.

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「❛ 𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑡𝑒 ❜」'

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Intento moverse con todas sus fuerzas sintiendo su corazón latir más rápido a cada segundo. Era una sensación desesperante. El querer moverse pero no poder al estar atada de pies y manos. Estaba cansada, su cuerpo estaba entumecido y por más dagas que intentará crear era imposible.

Zoom la tenía completamente a su merecer y ya no soportaba tener sus manos en su cuerpo. Lo único que podía hacer era llorar y gritar cada vez que aquel miserable enterraba sus uñas en su piel. Hunter había acariciado cada parte de su cuerpo y al parecer sus pechos eran su lugar favorito.

—¿Qué sucede, Cassie? —susurró en su oído antes de bajar los besos por su cuello— ¿Quieres asesinarme?

—juro que voy a matarte —prometió con voz apenas audible

—Quizás si —se separó de ella con una gran sonrisa en sus labios— Pero te arrastrare al infierno conmigo —sacó las manos de su cintura y las bajo desabrochando su pantalón.

Se levantó agitada y llevó las manos a su frente retirando el cabello que se había pegado debido al sudor. Su pecho subía y bajaba buscando normalizar su respiración y prendió la lámpara de la mesa buscando tener un poco de luz.

—Sólo fue un sueño —se dijo a si misma— Él esta muerto, sólo fue un sueño

Era la décima noche consecutiva con una pesadilla. Los recuerdos de lo vivido en la cueva de Zoom, el accidente con su padre y la muerte de Greg se repetían constantemente cada vez que cerraba los ojos para intentar descansar.

No sabía cuanto tiempo más podría soportarlo, sus amigos habían comenzado a notar un cambio y es que había vuelto a ser la chica fría y retraída.

Con Barry las cosas no eran distintas, por más que estar a su lado la hacía sentir segura y protegida, cuando los simples besos iban un poco más allá las imágenes de Zoom y Mike tocando su cuerpo con sus asquerosas manos aparecían en su cabeza e inventaba una excusa barata para alejarlo.

Ser una mujer le había servido, al menos para justificar su mala actitud por 7 días. Había culpado a su período de su mal genio y había recurrido al maravilloso corrector de ojeras para que no se notará su falta de descanso.

—Escuchen, no me estoy engañando y tampoco estoy fingiendo que no paso, pero Jeremy sabe que lo que hizo esta mal —relató Micaela con una gran sonrisa en su boca y alzó una ceja sin poder creer lo que escuchaba

—¿Él dijo eso? —pregunto Lía, la terapeuta y líder del grupo

—Y además pedirá nombres de terapeutas. Él quizás necesite ayuda...

—Se oye como un avance, pero hablamos de lo importante que es que seas constante

—Le dije a Jeremy que estoy en terapia y lo mucho que me ayuda. Él dijo que necesito seguir trabajando en mi misma —Cassie su mirada a sus manos y las cerró de golpe al ver un poco de destello de luz en ellas— Tengo su apoyo

—Creo que conservar tu independencia también es importante. Deberías considerar quedarte con tu amiga esta noche antes de volver a casa —siguió Lia y mordió su lengua con fuerza sintiendo toda la ira subir a su rostro

—Jeremy dice que me necesita a su lado, que estar lejos de mí le produce ansiedad

—¿Y qué? —rió, sarcástica— ¿Vas a aceptar consejo de alguien que te golpea? ¿Nadie va a decir que es una mentira?

—No estamos aquí para juzgar a nadie, solo escuchamos y apoyamos —reprochó Lía

—¿Apoyas que vuelva con ese miserable? —alzó una ceja— ¿Qué objetivo tiene si no le dices la verdad?

—Yo trato de resolver las cosas —se defendió Micaela

—Resuelve esto, si te golpean, te vas. Todo lo demás es una elección, es tu decisión. Solo vete, no es tan difícil, solo levántate y sal sin mirar atrás —sentenció y vio como la chica se paraba y huía del lugar

No le importo, realmente no le importo y decidió imitar su acción. No se quedaría en aquel grupo de locas ni un segundo más aunque su madre le hubiera rogado por eso. Así que tomo sus cosas y salió dando grandes zancadas seguida de una Melissa muy muy molesta.

—¿Por que le hablaste así? —detuvo

—Necesitaba oírlo —ocultó su rostro con molestia— Era como si se volviera a estar ofreciendo para ser atacada. Es estúpido.

—¿Y donde crees que esta ahora? Apuesto que esta en su casa con su novio.

—Pues iba a volver de todas formas.

—Puede ser, pero ahora él no tiene que aislarla. Tú ya lo hiciste por él.

Se soltó del agarré y siguió su camino echando humos por sus orejas. Metió sus manos a su chaqueta y pensó en Barry una y otra vez para tranquilizarse. Tenía la enorme necesidad de golpear a alguien, o aunque sea sacar su estrés de alguna forma, así que no lo pensó dos veces y decidió colarse en el estudio para ensayar un poco.

Sabía que siempre dejaban una ventana abierta en el segundo piso y allí siempre es donde se metía. Vestía un leggins gris y una musculosa blanca atando su corto cabello en una media coleta. Estaba haciendo un pequeño calentamiento pero en su mente no pasaba otra cosa que las pesadillas que había tenido durante las últimas noches, la escena en el grupo de apoyo y la gran discusión con su madre.

Mierda, se sentía culpable y ella odiaba sentirse así. No podía pensar en nada más que en Micaela y eso solo la hacía enojarse cada vez más. Estaba experimentado tantas emociones al mismo tiempo que sentía que no lo aguantaría más. Y por más que intentará hacer los pasos correctamente no podía

Las luces del estudio comenzaron a fallar, en aquel momento no le tomó atención y tampoco noto que la culpable era ella. Sus emociones ya no estaban controladas. Algo dentro de ella quería salir, algo dentro de ella le gritaba que no estaba bien, que necesitaba parar, que necesitaba un respiro. Y solo se dio cuenta cuando en un paso en falso tropezó y cayó de lleno sobre el suelo sumiendo toda la habitación en la oscuridad.

××××

¿Se estaba comportando como un asco de persona al no responder los mensajes de sus amigos? Sí. Pero no podían culparla, después del desastre del estudio de baile había vuelto a tener una pesadilla. Esta vez la imagen de su padre golpeando a su madre se repetía una y otra vez y por más que ella intentaba impedirlo no podía hacer nada.

Tenía que arreglar su error, tenía que encontrar a Micaela. Una voz en su cabeza que le gritaba que la chica no estaba bien y que necesitaba ayuda con urgencia. Pero no estaba con su amiga, no como ella había dicho en el grupo.

—No se dónde esta Micaela —Jeremy la observó desde la entrada de su casa.

—¿Estás seguro? Porque hable con su amiga Grace y..

—Es la verdad —interrumpió—, la perra se llevo mi auto que vale más que ella. Si la ves dile que se arrepentirá si no regresa

Ella apretó sus puños intentando controlar las ganas de golpearlo. Más problemas era lo último que necesitaba ahora.

—Has tenido una gran racha ¿no? Unos hombres destrozaron tu casa —Ella había destrozado su casa— Micaela me lo contó

—Eran 3, sí. Pero ya lo arregle —Sonrió con autosuficiencia

—Que impresionante, sobre todo para alguien que babea cuando se desmaya después de 6 cervezas —Sonrió complacida cuando vio su rostro transformarse— Un hombre muy duro.

Se dio media vuelta y fue al último lugar al que quisiera ir pero era su única alternativa si quería arreglar su error y encontrar a Micaela en donde fuera que estuviese.

El grupo de apoyo era algo que no quería hacer, que no creía necesitar pero su madre terminó convenciéndola de todas formas. Solo lo hizo por Melissa, para intentar arreglar las cosas con ella, pero después las cosas cambiaron y comenzó a conocer los casos, indagar en ellos. Siempre creyó que Lia era una completa incompetente y que ella debía hacer justicia por su propia mano, y eso es lo que llevaba haciendo hasta ahora.

¿En que clase de maldito sistema vivían sí las mujeres heridas por más que denunciaban no obtenían justicia?

—La próxima es a las 6... —Lia cerró su boca de golpe al verla.

—¿Ya volvió Micaela?

—Aunque lo hubiera hecho no te dejaría hablarle —le dio la espalda ordenando los folletos

—Ella no volvió a casa anoche

—Eso era lo que querías ¿no?

—¡Deja de decirme que soy una perra y escúchame! —gritó molesta sintiendo una gran opresión en su pecho y cerró sus ojos ordenándose a si misma a respirar.

—Chicas, oigo mucho ruido aquí ¿todo esta en orden? —interrumpió un hombre alto, de tes morena, vestido de manera formal y con una mirada muy penetrante

—Es a causa de una terapeuta aficionada —Lia la miró y se preguntó a si misma como sería la reacción de Barry cuando le cuenten que su querida novia esta presa por culpa de un asesinato

—Quizás podría ayudarte con eso.

Lia observó al hombre y una sonrisa inevitablemente paso por sus labios. Le dio una última mirada a la odiosa rubia que había arruinado su sesión y decidió abandonar la habitación.

—Soy Andre Deschaine —se presentó— Dirijo los programas de divulgación

—Cassidy Bowen

—Lo sé —avanzó— ¿Sabes? Cuando Micaela se alejo de su abusador se alojó con una amiga, tal vez tenga el numero

—Grace —asintió— Sí, trabaja en Jitters, ya hable con ella y dijo que no la ha visto

—Bueno, Lia se equivoco en algo. Dice que no prestabas atención al grupo y es todo lo contrario

—Si desapareció anoche podría estar en cualquier parte

—La casa Kasia brinda a sus clientes mucha información, hay un refugio en el pabellón 9

—¿Micaela sabia eso?

—Tal vez funcionó lo que dijiste.

No era partidaria de trabajar en equipo. Al menos no con personas que no fueran sus amigos. Pero cuando la desesperación en su pecho crecía cada vez más y la única persona que podía ayudarla era un completo desconocido para ella, no tuvo más opción que aceptarlo a regañadientes.

Caminó junto a Andre en las calles del sector bajo de Ciudad Central. Un barrio muy poco visitado y en el cuál raramente se veía una patrulla haciéndola sentir automáticamente más cómoda al estar en un ambiente que sabía controlar.

—Asi que eres el señor popularidad —comentó al ver como todas, absolutamente todas las personas dedicaban un segundo de sus vidas a saludarlo

—Paso mucho en esta parte de la ciudad

—¿Por qué es eso?

—A veces las personas no saben como pedir ayuda, y hay que pasar tiempo con ellas para conocerlas y a veces pasan pequeños milagros

—Si... Yo no creo en esas cosas

—¿Ah no?

—He vivido años en iglesias abandonadas y no se como logré escapar ilesa de la espiritualidad —soltó una carcajada—  ¿Y tú que me dices? No pareces un hombre de Dios

—Era músico de Jazz, y muy bueno

—¿Y que paso? ¿Droga, alcohol o mujeres?

—Las migrañas —alzó una ceja pidiendo una explicación más detallada— Tan fuertes que apenas podía respirar, es muy difícil poder tocar un instrumento cuando la vibración de la nota te derrumba

—Supongo que lo odiaste demasiado.

—Totalmente, y me desquite con el mundo. Todo era amargura y rabia

—Y encontraste a un nuevo Andre y seguiste el camino correcto —completó con un tono de burla.

—No —se detuvo en seco y lo observó— Descubrí a alguien que estaba peor que yo, una joven que necesitaba mi ayuda. Así que la ayude y para mi sorpresa marque una diferencia. Todo ese sufrimiento que padecí me hizo apreciar el sufrimiento de otros... Y ahora que ya conoces el mío, cuéntame el tuyo —La miró de frente, justo frente a un auto y bajó un poste de luz— ¿Por qué estás aquí buscando a Micaela si crees que las personas solo hacen el bien por razones egoístas? ¿Cuál es tu ángulo aquí?

Abrió su boca dispuesta a responder pero la escena ante ella cambió repentinamente logrando que la esperanza bajara.

—Hola, mi princesa —Su padre le sonrío desde la otra calle y se comenzó a acercar. Pero eso era prácticamente imposible. Era como si sus ojos vieran una película en cámara lenta. Su corazón bombeaba con fuerza y por inercia retrocedió con miedo.

Él se estaba acercando, su padre se estaba acercando y ella no podía moverse. Parecía que su cerebro había dejado de funcionar. Estaba totalmente congelada pidiendo a gritos en su mente que hiciera algo, que huyera. Y automáticamente todas las luces al rededor de ella explotaron.

Su padre ya no estaba allí

—¿Qué? ¿Qué paso? —Andre la observó confundido y ella parpadeó tratando de despertar— ¿Cassie?

Debía salir, Debía salir de allí cuanto antes y a en cuanto antes.

Corrió como nunca lo había hecho sin importar los gritos a sus espaldas. Quería ver a Barry, necesitaba ver a Barry con todas sus fuerzas. Necesitaba que le dijera que todo estaba bien, que no estaba sola, que su padre realmente estaba muerto, que él no iba a volver.

Ella no estaba loca, no estaba loca. Ella lo vio, era su padre, su padre estaba allí, frente a ella y le había dicho princesa, ella no estaba loca.

—Por favor, por favor —Golpeó la puerta con desesperación

Desde que Barry había pasado una temporada con Cisco finalmente había encontrado un departamento para vivir. Era un loft bastante grande y muy pero muy bonito. En menos de dos días ya lo tenía completamente listo pero había hecho trampa, no todos contaban con super velocidad para hacer las cosas.

—Por favor, Barry —Golpeó la puerta una vez mas y sintió las lágrimas deslizarse por sus mejillas

Su celular se había descargado y acudir a su casa no era una opción. Tampoco quería ir a los laboratorios pues sabía que todos la llenarían de preguntas y no se sentía capaz de responderlas.

Pero las cosas para el equipo Flash tampoco estaban siendo tan sencillas. No cuando los recientes ataques de Alquimia estaban siendo dirigidos hacia Wally convenciendo al menor de los West de aceptar su destino de convertirse en un velocista.

Caitlin y Cisco tampoco estaban viviendo un dulce cuento de hadas. La científica había decidido revelarle toda la verdad a su mejor amigo pidiéndole que la vibrara en el futuro. Su mayor miedo era convertirse en Killer Frost y debía asegurarse de que eso no era así. 

—Él no está vivo —se repitió a si misma—. Lo viste morir. Él no estaba vivo, Cassidy. No está vivo, no está vivo, no está vivo...

Decidió una vez más dejar su dolor a un lado y tomando sus cosas se puso de pie en aquel frío pasillo volviendo a su tarea inicial.

Necesitaba encontrar a Micaela. Necesitaba ayudarla. Decirle que había cometido un error. Liberarla de aquél destino que la había alcanzado a ella y evitarle que viviera el mismo dolor.

—Te juro que no soy un acosador, solo pasaba por aquí y te vi muy inquieta ¿Estás bien?  —Andre llegó a su lado y miró al grupo de mujeres que cantaba en torno a un altar de personas desaparecidas que había llamado su atención

—¿Todas esas chicas son de aquí? —ignoró mirando las fotografías

—O vivían cerca, esas personas vienen con regularidad —se refería a las mujeres de color que cantaban— Para reunir información y continuar la búsqueda. Ellas buscan esperanza.

—Son más de 12 chicas ¿Dónde esta la policía? Los reporteros deberían trabajar en esto

—Lo harían si tú desaparecieras —Ella lo miró extrañada— Bonita chica rubia con hermosa madre blanca que llora en televisión —Eso tenia un poco más de sentido, por muy triste que sonara— Últimas noticias e informes a cada hora. Pero aquí donde la gente es pobre y la personas de color...

—Esta maldita sociedad es asquerosa.

—Así es el mundo.

—Pues alguien tendría que estar buscándolas.

—Alguien ya lo hace, las personas que están allí —se vio interrumpido cuando su celular comenzó a vibrar y lo atendió— Hola Lia... No, no estamos en el refugio... Claro, se lo diré a Cassie

—¿Micaela apareció?

—Sí, al fin —suspiró sintiendo como un gran peso se le quitara de encima— Sobredosis, la llevaron al hospital de todos los Santos. Iré contigo si...

Cassie no confiaba en él. Así que dejándolo con la palabra en la boca se alejó corriendo camino al hospital buscando confirmar el paradero de la chica ella misma.

Tantas cosas estaban pasando a su alrededor, en su mente. Sentía que una energía se acumulaba en su interior y le rogaba por salir. Un calor, algo que no sabía explicar, una fuerza extraña.

Llegó al hospital con la respiración agitada y se apoyo en el mesón tratando de controlarla un poco. Si tenía buena condición física pero el hospital no estaba cerca precisamente.

—¿Lia? —corrió hasta ella en cuanto la vio

—Esta inconsciente pero esta estable, los doctores no saben cuando despertara y hazme un favor, cuando despierte...

—No le gritare, lo sé —rodó los ojos irritada. Ella tampoco era un monstruo

—Lo siento, ver a una de mis chicas intoxicada por heroína me pone muy tensa —caminó hasta el pabellón y la siguió

Allí estaba ella, inconsciente, con la piel mas pálida de lo normal y contactada a una máquina. En su mente no pudo evitar hacer la asimilación con ella misma unos años atrás.

—Lo lamento —comenzó con sus voz temblando— Yo quería que Micaela hiciera algo para ayudarse a si misma y lo arruine por completo

—Tu mamá dijo que eres de buen corazón, que eres una obra en proceso —sonrió, satisfecha— Eres bienvenida al club si quieres. ¿Te veo en el grupo?

Dile que no, dile que no

—Sí —aceptó

Lia la observó complacida y decidió dejarla sola y eso para Cassie era una ventaja. Observando que nadie mas viera cerró la cortina que cerraba los cubículos y se acerco a la chica que yacía inconsciente en la camilla. Hace mucho no entraba a la esperanza de alguien más en busca de respuestas, la última vez fue para detener a Peter, pero sabía que algo no cuadraba con esa historia de la intoxicación así que no lo pensó dos veces y entró a su cabeza.

Cayó en un cuadro negro, todo era una completa oscuridad hasta que algo se empezó a iluminar ¿Eso acaso eran ventanas de una camioneta? ¿Esas que están en la parte posterior? Micaela intentaba decirle algo a través de esas ventanas, pues imágenes se empezaron a proyectar.

Decidió acercase aún más y frunció su ceño, cuando supo que le estaba mostrando el camino. Las ventanas proyectaban los dos lados del vehículo y entonces lo entiendo, no era una camioneta, era una ambulancia. Eso era lo último que ella habia visto. Un lado mostraba el camino y el otro lo que había vivido allí adentro.

Estaba atada a una camilla, intentaba moverse pero no podía. Un hombre de color estaba junto a ella y tomo su brazo con fuerza inyectando algo en su brazo. Ella no se había drogado, ellos la habían intoxicado.

—No, no, no ¡ALTO! —gritó saliendo de su cabeza y uno de los focos de luz explotó haciéndola sobresaltar

—Oiga, Oiga —detuvo al enfermero— Mi amiga, Micaela. Quiero hablar con la persona que la trajo aquí

—También yo, pero no firmó los papeles

—¿Cuáles papeles?

—Mis registros, pero nadie me hace caso —gruñó pasando por su lado y frunció su ceño

Algo no estaba bien, algo en esa ambulancia no estaba bien.

Recordaba perfectamente el logo del local que había visto en la cabeza de Micaela. Al parecer sus poderes habían evolucionado y ahora podía ver mucho más allá, no solo las esperanzas de las personas, si no que también sus recuerdos y eso le había jugado mucho a favor. Pues había encontrado un lugar de autos abandonados donde varias ambulancias clandestinas se encontraban.

Relacionó el caso de su amiga con las más de 12 chicas desaparecidas, aunque hacer las similitudes no era muy difícil en realidad. Ahora solo debía colarse a la instalación y lo hubiera logrado de no ser por que un ruido a sus espaldas llamo su atención y para cuando se dio cuenta estaba siendo apuntada con un arma.

—¿Perdida? —El chico de tez morena bajo su arma al ver la sorpresa en los ojos de la rubia y dio un paso hacia la luz revelando su rostro

—Yo te conozco —avanzó— Tú eres el chico con el que choqué el otro día

—Y tú eres la rubia que tiro mis libros —Metió las manos a sus bolsillos con una sonrisa divertida en sus labios

—¿Qué haces aquí? ¿Y por qué traes un arma?

—Bueno, creo que estoy buscando lo mismo que tú —apuntó las ambulancias y paso de ella acercándose a la reja y disparó contra el candado— ¿Qué no vienes?

—Creí que un niño no podía cargar un arma —murmuró alcanzándolo

—No soy un niño, tengo 24

—Pues no lo parece

—Entonces también estas buscando a esas chicas —ignoró sus palabras

—Digamos que un caso cercano terminó involucrado con las chicas desaparecidas —dio un paso y se detuvo en seco tomando su mano para que no siguiera— Espera, espera, espera —observó como un hombre mayor se acercaba a la ambulancia— Lo conozco. Él es el que secuestro a mi amiga

—¡Policía, quieto! —gritó sacando su arma y parpadeó sorprendida ¿ese chico era un policía? Lastima que no tuvo tiempo de hacer preguntas dado que aquel desgraciado no perdió el tiempo y comenzó a correr— Yo cubriré la salida, tú ve tras él

En un parpadeo el cuerpo de Tyrone había desaparecido y ella comenzó a correr creando dos dagas en sus manos. A cada paso que daba las pequeñas luces del recinto comenzaban a brillar con fuerza llamando su atención, pero en este momento su prioridad era atrapar a aquel imbécil que para su desgracia corría mucho más rápido y había logrado subir a una ambulancia.

El lado positivo era que al parecer el chico si había cumplido su promesa y había bloqueado la entrada con su auto y apuntaba fijamente su arma al presunto secuestrador ¿Lo malo para ella? El chofer había decidido dar la vuelta y en ese preciso momento el automóvil iba directo hacia ella.

Decidió desaparecer sus ya tan famosas dagas y cerró sus ojos para concentrarse. Por su mente pasaron todas las cosas vividas en aquellos últimos días, su pesadilla, la visión de su padre, la pelea con su madre, Micaela siendo secuestrada, las extrañas explosiones, sus emociones descontroladas y las concentró todas en una gran bola de energía que estaba creando con sus propias manos para lanzarla de lleno sobre la ambulancia.

—Tú eres Dagger —Tyrone llegó a su lado sorprendido y revisó que el cuerpo del hombre que había salido eyectado no estuviera muerto

—Ni creas que no note que tú también tienes poderes —gruñó hincándose junto al desgraciado que para su suerte seguía vivo—. Dime porque secuestrar a esa chica.

—Ella ya estaba así —jadeo buscando aire— Yo solo conduje, era solo un trabajo

—Sí, espero que haya válido la pena su pago

—Las otras chicas, ¿dónde están? —preguntó Tyrone

—Yo no lo se —tomó su arma y apuntó su cabeza haciéndola retroceder sorprendida. Aquella carita tierna no podía ser capaz de lastimar a alguien— Moverán mas chicas —murmuró asustado— pero yo no sé a dónde

—Quedas arrestado —sacó las esposas de su cinturón y frunció su ceño retrocediendo un poco

Estaba frustrada, muy frustrada. Finalmente no había atrapado a los verdaderos culpables pero al menos había hecho un avance. Aún así Micaela seguía en el hospital y las chicas seguían desaparecidas. Algo extraño estaba sucediendo y al parecer ya no estaría sola para averiguarlo.

—Así que tú eres la nueva superheroína de Ciudad Central...

—¿Decepcionado?

—Sorprendido, mas bien —corrigió apoyándose en su auto— No todos los días se choca con el nuevo símbolo de la esperanza en esta ciudad

—¿Y tú que? —alzó una ceja— ¿Eres un metahumano?

—No, no lo soy y yo ya debo irme

—Oye espera —detuvo— No te puedes ir así nada más

—Pues es justo lo que pensaba hacer

—No, no lo harás —se puso frente a la puerta del conductor evitando su paso— Dame tu celular

—¿Qué?

—Que me des tu celular —extendió su mano y un tanto inseguro se lo entrego. Después de todo no tenía nada que perder

—Bien —terminó la llamada que se había hecho a su propio celular, así su número se quedaría guardado— Ahora yo tengo tu numero y tú el mío

—¿Y como para que querría tu numero?

—Tú estas trabajando en este caso y ahora yo también. Además hay varias dudad que tengo y tú contestaras todas mis respuestas

—Bien —La miró por última vez— Ya debo irme, ¿no quieres que te lleve a algún lado?

—Estoy bien así, gracias

—Como quieras, Dagger

—No me digas así.

—Ten una linda noche, Dagger —Le guiñó un ojo con diversión antes de subirse a su auto y desaparecer a lo lejos

Ay, Cassie. ¿En que mierda te has metido?




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Cómo se dieron cuenta decidí agregar a Tyrone a la historia para hacer las cosas un poco más divertidas y bueno pues... Flashpoint

Espero les este gustando ^^

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