Epílogo

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—¡Yeji, por favor! —gritó, agarrando del brazo a la pelinaranja para que se detenga y así fue—. Necesito saber por qué te alejas, por qué me ignoras y por qué te esmeras en evitarme.

Ambas chicas estaban en la vereda, no había nadie por la calle... Sólo estaban ellas acompañadas de las nubes grises y la lluvia que mojaba por completo sus cuerpo.

La mayor se volteó, la lluvia cubría las lágrimas que bajaban por sus mejillas, pero aún así era notable que estaba llorando, los ojos levemente rojos y la nariz pintada de una suave rosa la delataban.

—¿No lo ves? —las lágrimas no dejaban de salir de sus bellos ojos—. Cambié por ti, pero sigues sin notarme, sigues sin verme con amor, a-amor que... Sobrepasa la amistad.

—Yej-

—Soy tonta, torpe y muchas cosas más, pero puedo hacerte feliz —la voz se le empezó a quebrar—. Aquí estoy... ¿No me ves?... Siempre estuve aquí... Para ti...

—Yeji, yo siempre te he visto como algo más que una mejor amiga —soltó Jisoo, acercándose hasta tenerla entre sus brazos y así su llanto era depositado por su hombro—. Siempre me has gustado, pero la idea de no tenerte más a mi lado era tan aterradora, que preferí callar. Tu dulzura, tu encanto, tu simpatía... Todo tú me tenía tan enamorada que por eso elegía a mujeres que sean completamente lo contrario a ti.

Una de las manos de Jisoo acariciaba la espalda ajena y la otra yacía en su cabeza mientras que con una voz tranquila, le confesaba todo a Yeji.

—Y cuando intentabas ser como mis exs, yo simplemente caía más y más enamorada de ti —ahora sus ojos también de habían llegado de lágrimas—. Y cuando... Empezaste a evitarme, yo simplemente me sentí perdida, me sentía mal y no sabía qué hacer. Hasta que Yuna fue a gritarme en medio de la cafetería, diciéndome todo y empujandome a tu dirección, ahí me di cuenta que tuve que arriesgarme desde antes.

—¿Todo lo que dices es verdad? —la mayor alzó un poco la cabeza para verla a los ojos.

—No hay nada más verdadero que mis sentimientos por ti —una de sus manos acomodó el naranjo cabello por detrás de la oreja de Yeji—. Hwang Yeji, sé mi novia, por favor.

Aunque estuviese lloviendo e hiciera frío, con esas palabras, Yeji sintió algo cálido en el pecho, algo cálido que le decía que confíe y que acepte.

—Choi Jisoo, sería un placer ser tu novia.

Con la respuesta dicha, confirmaron a sus palabras con un beso tierno, suave y dulce.

Un beso que las dos anhelaban desde hace tiempo.

Fin

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