12 - [ 2O2O ]

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"Básquetbol... Si que trae recuerdos, ¿No es así, Nicha?", pensó mientras se preparaba para que el partido comenzará, de su lado estaba MiYeon, Rosé, Minnie y JooHyun, del equipo enemigo estaba Jennie, JiSoo, SoYeon y otras dos chicas que Lisa no conocía, las cuales se llamaban ByulYi y YongSun.

A pesar de que Lisa y Minnie sabían jugar muy bien básquetbol, Jennie también parecía hacerlo bien, incluso aunque las primeras mencionadas tenían ventaja por la increíble sincronización que tenían.

—Lisa, sabes tirar. —exclamó la menor—. Sube, ¿Puedes atrapar un pase largo? —la pelinegra asintió con algo de duda (ya que no estaba segura de sí misma) ante las palabras de Minnie—. Un tiro de tres haría que ganemos, después de eso sólo bloqueamos, ¿Entendido? —el equipo asintió.

Lisa acató las órdenes de la otra pelinegra y fue hasta la canasta enemiga intentando pasar desapercibida, el balón pasó por cada jugadora de su equipo hasta que Minnie lo tuvo en sus manos, luego de tener a todas las del equipo enemigo rodeándola, dio un salto alto y le lanzó el balón a Lisa, quien saltó para atraparlo.

Se dio la vuelta dispuesta a tirar rápido, ya que notó que SoYeon corrió a ella, seguida de Jennie. Volvió a saltar, pero antes de tirar, la castaña se adelantó para empujarla hacia un costado, aventándola con fuerza a una de las bancas. Lisa soltó un quejido cuando su espalda se golpeó con la madera y tras unos segundos el silbato del profesor se escuchó.

—¡Jennie! —el maestro le reprimió, la nombrada hizo una reverencia en modo disculpa a su docente.

Ups... —dijo hacia Lisa antes de alejarse de ahí.

Minnie y JiSoo se acercaron rápidamente y se inclinaron a ella, JooHyun y SoYeon se acercaron por detrás. Pero la chica no pudo evitar sentirse avergonzada, no había sido su culpa pero tan sólo estar solo ahí tirada le hacía sentir mal y no únicamente por su cuerpo, el cual dolía.

—¿Estás bien? —preguntó Minnie poniendo su mano en la espalda de la mayor para que ésta se levantara, pero al tomar la mano foránea, la contraria volvió a quejarse.

—Yo puedo sola... —murmuró como respuesta e intentó levantarse sin ayuda, sin embargo no lo logró así que con cautela tomó asiento—. Maldita sea...

JiSoo se puso de pie tan de repente que sorprendió tanto a Lisa como a Minnie y las otras dos que estaban detrás. La pelinegra mas baja se dirigió a Jennie, quién no estaba tan lejos y la tomó por el cuello de su camisa, empujándola de inmediato.

—¡Lo hiciste a propósito! —volvió a empujarla—. ¡Pudo haber salido peor, idiota!

—¿Tú qué sabes de eso? ¿Tanto te duele esa jirafa estúpida? ¡Entonces ya chupale el coño si tanto te gusta! —eso último provocó que JiSoo la golpeara en el rostro, pero antes de que la castaña le respondiera, el profesor, JooHyun y SoYeon intervinieron.

—¡No voy a tolerar este comportamiento! Ustedes dos estarán castigadas en la última hora, Jennie en el aula, JiSoo en el gimnasio. No me importa si deben ir a su club. —dijo el profesor mirando a las nombradas, después se giró a Lisa—. Ve a la enfermería.

Lisa asintió e intentó levantarse pero su diestra, espalda y cadera dolían, así que le fue un poco difícil hacerlo sin ayuda. Minnie rápidamente la cargó sin siquiera preguntarle a la mayor si quería, aún así no dijeron nada, la menor salió del gimnasio para dirigirse a la enfermería.

Estaba relajada, a pesar de no conocerla y de no querer hacerlo, Minnie le brindaba confianza a Lisa, era como si ella la fuera a proteger de todo, aunque en parte sentía que eso era sólo por el parecido con su mejor amiga.

—¿Tú abuela te enseñó a jugar baloncesto? —cuestionó con un tono bajo la mayor, mientras la enfermera vendaba su diestra.

—Sí, ¿Cómo lo sabes? —ladeó su rostro antes de sonreír ligeramente.

—Tu modo de juego es de los años 40... Tus padres no pudieron haberte enseñado eso. —mostró una pequeña sonrisa al recordar el tiempo donde Nicha y ella jugaban—. Quizá por eso teníamos una buena sincronización...

Minnie permaneció en silencio. Bien, a lo que sabía sobre Lisa, no se notaba que fuera Norcoreano, era algo más que eso, era misteriosa y como JiSoo decía, rara. Se notaba que guardaba secretos, y algo dentro de ella le decía que era algo grave.

—Oye... —mencionó Lisa alzando su mirada a la pelinegra con mechas tímidamente—. Tu abuela... —balbuceó un poco no tan segura de lo que estaba por preguntar—. ¿Qué era lo que te decía acerca de su mejor amiga? —un pequeño quejido salió de sus labios cuando la enfermera apretó más la venda.

—¿Su mejor amiga? —interrogó con un poco de sorpresa al mismo tiempo en que se acomodaba sobre la silla donde estaba sentada—. Me dijo que era callada y tímida, aunque según el padre de la chica aseguraba que era muy alegre. También mencionó que durante la guerra sufrió mucho y por eso se había vuelto tan sumisa y débil. —hizo una pequeña mueca, no podía imaginarse a alguien así sin saber que estaba frente a ella—. Nunca me dio detalles de su apariencia, nunca me dijo si era castaña o rubia, si sus ojos eran de color o cafés, sólo me decía que cuando sonreía, realmente le daba la vida. —sonrió levemente— Solía definirla como una "niña bonita", ¿Quizás le gustaba...?

—Bueno, por poco no naces... —Lisa susurró riendo levemente.

—¿Disculpa?

—Nada, no dije nada. —sonrió ampliamente y negó con su mano derecha antes de reír, desviando su mirada y encogiéndose de hombros.

JiSoo, quien se había mantenido afuera, escuchó toda su conversación. Iba a cuestionar eso de "por poco no naces" pero la risa de Lisa le distrajo. Era inusual... Le parecía agradable, no la había escuchado antes.

—¿Por qué eres tan rara, Lisa? —murmuró la Coreana, recargándose en la pared.

La enfermera terminó de ponerle las vendas a Lisa, y por último le dio un relajante muscular para disminuir el dolor.

—Debes quedarte acostada el resto del día, ¿Tienes a alguien que pueda venir por ti para llevarte a casa? Estás muy lastimada y no creo que debas irte sola —la Tailandesa negó a la pregunta—. Entonces tendrás que quedarte aquí, no te preocupes por las clases, te haré un justificante. —sonrió dulcemente—. Puedes descansar, puede que al final del día te duela más el cuerpo pero te dolerá más si te mueves, igual tu amiga podrá llevarte a casa. —miró a Minnie y antes de que dijeran algo, volvió a hablar—. Si es posible no vengas en uno o dos días a clases, una por tu mano y otra por tu espalda, caíste sentada y el dolor lo sentirás en la parte trasera del hombro, eso te dolerá horrible mañana por la noche o tarde.

—Eso realmente me reconforta. —dijo Lisa.

—Lo sé. —sonrió la mayor divertida—. Entonces por ahora descansa, ¿Está bien? Si necesitas algo dímelo, si te duele algo también dime, pero enserio dime.

—Sí, gracias... Y gracias por ayudarme, Minnie... —murmuró mirando a la menor e inclinándose levemente en modo reverencia.

—Está bien. —se puso de pie—. Por ahora regresaré a clases, tú encárgate de descansar, ¿Bien? —hizo una reverencia antes de salir.

Lisa soltó un pequeño y silencioso suspiro. Sí, se sentía tranquila y en confianza con ella, pero no se sentía cómoda aún, no con Minnie. Tal vez era de igual forma por el parecido que tiene con su mejor amiga... Era como tenerla frente a ella pero sin que ésta pudiera reconocerla.

Cerró sus ojos para descansar y lentamente se quedó dormida, además del ejercicio que hizo, el dolor en su cuerpo le hacía sentirse cansada.

Por poco no naces.

¿Por qué no quieres salir? —preguntó Nicha, sentándose junto a la mayor en su cama.

Lisa se encogió de hombros, mirando a otro lado.

No entiendo porqué sigues a mi lado... Ya pasaron dos años desde eso... Vas a la escuela con todos esos niños, tienes amigas, conoces niños guapos, ¿Por qué sigues aquí? —miró sus propias manos al jugar con éstas.

Eres mi amiga —respondió inmediatamente, acercándose a Lisa y sujetando sus hombros—. Te quiero, y si no te dejé durante la guerra, menos ahora.

Se miraron.

Nuevamente la mayor quería llorar y se odiaba por eso, por ser tan débil, en el fondo agradecía que Nicha siguiera a su lado porque sin ella sentía que no podría seguir, era la única que seguía apoyándola.

Sin saber en qué momento, el rostro de Lisa ya estaba cerca en demasía al de su mejor amiga, y sin poder evitarlo se acercaron aún más hasta el choque de sus labios, un roce que ambas correspondieron durante segundos.

Cuando Lisa entró en razón, rápidamente apartó a la menor.

Sin embargo, al abrir sus ojos, no era su mejor amiga quien estaba ahí, sino otra pelinegra de nombre JiSoo.

Lisa abrió los ojos por la campana que había sonado anunciando la última hora de clases aunque eran de club, lo primero que vio fue el ventilador de la enfermería, y aunque éste estaba encendido, su frente sudaba.

¿Qué demonios hacía JiSoo ahí? Soñó un recuerdo de hace dos años (contados desde el tiempo real en qué Lisa lo vivió), aunque claro, sin la pelinegra ahí.

—Debo sacarla de mí... —murmuró antes de enderezarse pero al hacerlo, comenzó a quejarse por el dolor en su espalda.

Como pudo logró levantarse de la camilla para salir de la enfermería y apoyándose con la pared, caminó hasta el gimnasio, su ropa seguía ahí así que necesita ir a ese lugar sí o sí. Algunos estudiantes caminaban por los pasillos aunque eran muy pocos, ya que Lisa había tardado un poco en salir y durante ese tiempo los alumnos fueron a su club.

Con dificultad abrió la puerta la cual era enorme.

"¿Por qué es innecesariamente de cuatro metros la puerta?", pensó.

Al entrar notó que JiSoo estaba acostada en medio de la cancha mirando el techo en silencio, ni siquiera se inmutó por su llegada así que lentamente se acercó para sentarse en una banca retirada de ella, aún así, la pelinegra la notó, pero se mantuvieron en silencio un rato.

—Lamento que te metieras en problemas por mi culpa. —murmuró Lisa, pero aún así se logró oír.

—No fue tu culpa —respondió soltando un suspiro—. Jennie es una imbécil, le gusta hacer eso, molestar al resto sólo para sentirse superior.

—Acerca de ella... ¿Puedo pedirte un favor? —tragó saliva antes de levantarse, tomar aire y caminar a JiSoo tímidamente.

Al estar cerca de ella y dado a que la pelinegra estaba acostada, Lisa se puso de rodillas junto a ellay se inclinó aún más hasta poner su mano izquierda al costado del rostro ajeno y así llamar su atención para hacer contacto visual.

Un contacto visual que no sólo a Lisa le gustó, a JiSoo también.

Los ojos de ambas eran brillosos para la otra, sin saber que los propios eran vistos igual por el ajeno.

—Por favor, no vuelvas a ayudarme. —musitó con la voz temblorosa—. No quiero que te acerques a mí, no quiero que me defiendas, así me ataque quien sea, te pido... Te ruego JiSoo, que no vuelvas a ayudarme.

Antes de que pudiera levantarse, JiSoo sujetó la camisa de la mas alta, acercándola un poco más para que no se levantara.

—¿Por qué? ¿Me tienes miedo? —miró desde los ojos de la menor hasta los labios, tras segundos, volvió al contacto visual.

—Suéltame. —murmuró—. No te tengo miedo, simplemente no quiero tener nada que ver contigo... Ni con nadie, así que por favor, suéltame y no vuelvas a ayudarme. —intentó hablar pero un nudo en su garganta se lo prohibió, no quería alejarla pero tampoco quería admitirla, por lo que desvió su mirada—. Todo lo que obtengo lo merezco.

JiSoo frunció su ceño, podía notar lo sensible que era Lisa, incluso sabía que en ese momento lloraría en cualquier momento y debía soltarla rápido, pero joder, estaba tan curiosa acerca de ella, quería, necesitaba y deseaba saber más de Lisa.

Suavemente, y sin darse cuenta, soltó a la menor, la dejó libre, ésta se levantó rápidamente y corrió a los vestidores.

JiSoo no se había arrepentido nunca antes de nada, hasta ese momento.

¡Gracias por leer!

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