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Les dejo un focus de Jungkook que a mí me dejó muerta. ¿Cómo es posible que logre ser tan sexy ese hombre?

————————————

Ven aquí, Minnie...

Jimin no perdió ni un segundo en tirarse a los brazos de Jungkook, que lo recibió con un beso arrollador y un gruñido que vibró desde su pecho. Habían pasado mucho tiempo separados pero sus cuerpos recordaban lo que era estar juntos. Jimin soltó pequeños quejidos cuando Jungkook lo aprisionó de espaldas a la pared de baldosas. El agua que seguía cayendo sobre la espalda del alfa era un gran contraste con la calidez de la piel de Jimin.

Jungkook metió las manos debajo del suéter mojado y acarició la cintura del omega. La piel bajo sus manos seguía siendo suave y delicada.

—Voy a darte cinco segundos para escapar.

—Puedes darme la vida entera si quieres. Aún así no me iría.

—¿Sabes cuánto te he extraño, Minnie?—Jungkook poseía su boca con absoluta desesperación. Jimin levantó los brazos y prontos el suéter quedó olvidado, hecho una bolita de ropa mojada en el suelo de la ducha.—Tu piel se siente suave bajo mis manos.

—Extrañe mucho tus besos, Jungkook.—Jimin gimió cuando Jungkook presionó su excitación contra la suya en un ritmo castigador, las manos del alfa recorrieron la pierna en la que tenía puesta la liga, un suspiro de satisfacción se escapó del alfa, Jimin se humedeció los labios.—¿Vas a quitarla con tus dientes, alfa?

—¿Ya olvidaste como era?—Al omega se le erizó la piel ante ese tono de voz ronco.—¿Quien da las órdenes aquí, Minnie?

—Puede que necesite que me lo recuerdes.

El alfa fue arrodillándose poco a poco, dejando tibios besos por su cuello, la barbilla, el torso, donde se demoró mordiendo ligeramente una tetilla a lo que el omega protestó, luego su lengua caliente bajó del hueco de su ombligo hasta el borde de los pequeños bóxeres negros con un encaje coqueto que el Omega se había puesto. Jimin contuvo la respiración cuando las manos del alfa empezaron a bajarle un poco la ropa interior, lo suficiente para dejar expuesta su propia y rosada excitación. Jadeó cuando la boca de Jungkook se posicionó en ese delicado lugar.—¡Que... Jungkook... Ah!

Jimin se inclinó hacia delante, la boca del alfa subía y bajaba, la sensación era más de lo que podía soportar. Y la succión que le daba antes de retirarse, lo volvía loco. Pero lo que terminó de matarlo fue cuando, aún con su boca sobre él, el alfa llevó sus manos a su trasero y obligó a Jimin mover las caderas, mientras jugueteaba con su lubricada entrada e introducía dos dedos en su interior.

—¡Ay...por la luna, Jungkook!—Jimin chilló tratando de detenerse y alejarse, pero el alfa no lo dejo.—¡Espera... esto es... Creo que voy a... Jungkook! ¡Ahhh!

Con un gemido lastimero Jimin se corrió en la boca del alfa, que limpió con su lengua el chorro caliente y dulce sin quejarse. Dejó el pequeño glande de su omega brillante y rosado. Sonriendo con satisfacción, se levantó para ser recibido con más besos desesperados.

—Encontré la llave...—Murmuro sobre los labios rosados de Jimin y aún con sus manos en las nalguitas del omega.—Se te pegó en la nalga derecha...

Jimin sonrió mordiendo su lengua ante su travesura y se estiró en busca de otro beso pero solo logró ser girado contra la pared. El alfa dejó caer la llave de la habitación, como un objeto ya sin importancia, y le ordenó que abriera las piernas. Jimin se aferró a la barra metálica que estaba a un lado, buscando sostenerse, sus piernas estaban inestables ante el toque de Jungkook. Era increíble como su cuerpo respondía al de su compañero, sabía que era necesitado para aliviar la fiebre del alfa y su lobo interior se rendía ante el control impuesto sobre él. Jungkook bajó las manos y lo acarició entre las piernas mientras le mordisqueaba el cuello, Jimin inclinó la cabeza hacia atrás, recostándose sobre el pecho de su alfa.

—No voy a ser suave contigo.—Fue la última advertencia de Jungkook, quién retiro los dedos de su interior y empujó su erección contra su trasero, buscando su lubricada entrada.—Te necesito, Jimin...

—Y yo a ti...

Jimin inclinó su cabeza buscando un beso y gimió sobre la boca de Jungkook cuando lo sintió entrando en su cuerpo. Había pasado tanto tiempo que dolía un poco, pero su cuerpo adaptándose a Jungkook, era una sensación que recordaba perfectamente. No tuvo tiempo de pensar en el dolor, fue embestido de tal manera que Jungkook tocó su punto dulce, haciendo que casi se corriera otra vez. No pudo seguir besando al alfa por el frenesí que los envolvió, sus jadeos, el agua de la ducha y el chasquido de pieles fue lo único que lleno el cuarto de baño. Los cristales de la ducha se nublaron y sus pieles estaban sonrojadas, mojadas por el agua y el sudor.

—Se siente tan... bien...—Jimin se arqueo contra Jungkook cuando otra oleada de placer se acumuló y se corrió con un quejido. Pudo sentir a Jungkook inflamarse y estirar sus paredes en su interior, lo sintió estremecerse cuando se corrió en oleadas de líquido caliente. En ese momento se alegró de hacerle caso a su doctor y aumentar su dosis de supresores. Ahora que su lobo había vuelto debía regularizar sus hormonas, para que el cambio drástico no volviera a enfermarlo. Eso le permitía relajarse con el tema de un posible embarazo. Eso no iba a suceder por algún largo tiempo. Su cuerpo estaba tan estéril como un campo desierto, podría tener más cachorros, pero luego de seguir su tratamiento. Por lo que se permitiría disfrutar sin límites de su alfa. Cuando el nudo de desinflamo, por más intensa que fue su liberación , eso no aminoro en nada el hambre de Jungkook.

El alfa cerró la llave de la ducha, cargó a su omega mientras seguía explorando su boca y los llevó de vuelta a la habitación en donde acostó de espaldas a Jimin sobre el colchón.

—Vamos a dejar mojadas las sábanas...—Jimin se quejó porque estaban empapados.—Deberíamos...

Ya no pudo seguir hablando porque el alfa se arrodilló entre sus piernas y dejó un reguero de besos hasta llegar a la liga que seguía alrededor de su muslo.

—¿Te gusta?—Le preguntó coqueto.—La robé de la maleta de Tae.

Jungkook sonrió antes de tomar el delicado encaje entre sus dientes y deslizarla de manera sensual por la pierna de Jimin hasta que la tuvo fuera de su camino. Cuando fuera capaz de articular palabras sin gruñir, le recordaría que se comprara un par ellas. Le siguió la ropa interior mojada, Jungkook se la quitó y la tiró sobre su hombro. Su alfa se miraba tan demandante y posesivo que se sintió demasiado expuesto ante él. Esto era importante. Las mariposas en su estómago se incrementaron cuando Jungkook volvió a besarlo.

Jungkook lo obligó a subir los brazos sobre su cabeza y a enredar las piernas en su cintura. Jimin tragó duro al ver sus ojos salvajes. Supo que estaba perdido cuando el alfa entró en él y empezó a moverse a un ritmo demandante. Jungkook sujeto con una sola mano las muñecas de Jimin, no pudo hacer más retorcerse y gemir hasta que le dolió la garganta. La sensación de tener a Jungkook llenandolo y deslizándose en su calidez resbaladiza, se sentía tan bien que lo tenía encogiendo los dedos de los pies.

—¡Jungkook!

—Estoy loco por ti, Jimin.—El sudor se deslizaba por la frente del alfa y su respiración agitada le golpeaba con cada beso.

Jimin respondía a sus besos con ardor y recibía cada una de sus embestidas con las mismas ansias.

—No me vuelvas a dejar, Jungkook.

—Jamás.

Los besos, suspiros y caricias siguieron por varias horas, el aroma de ambos mezclado con el de sexo inundaba la habitación. El cabello de rubio de Jimin se humedeció y las puntas se rizaron. Logró liberar sus manos y las deslizó por la espalda de su alfa, deleitándose con el trabajo de sus músculos en movimiento. Con agilidad, Jungkook lo levantó del colchón hasta que lo tuvo sentado en su regazo, con las piernas a cada lado del alfa.

—¿Te acuerdas de cómo me gustaba que te movieras sobre mi?

Jimin asintió, estaba algo mareado por lo exigente que estaba siendo Jungkook. Tenía un agradable cosquilleo en el estómago cada vez que le hablaba al oído con su voz ronca.

Hazlo ahora, Minnie.

Jimin volvió a tener otro orgasmo al escuchar su voz dominante dándole órdenes. Pero Jungkook no estaba siendo nada tolerante con él, y aunque el omega seguía estremeciéndose en el éxtasis, Jungkook sujetó con sus manos la cintura de Jimin e impuso el ritmo que deseaba. Tú no dominabas a Jungkook. El te dejaba dominarlo. Jamás rechinaría los dientes, pero todo era una fachada porque era él quien le imponía las reglas. Jimin se resistía y tenía sus caprichos, porque a fin de cuentas era una criatura traviesa y berrinchuda, pero el carácter dominante del alfa lograba someterlo.

—¿Así es como te gustaba, Jungkookie?—Jimin movió sensualmente las caderas y elevó los brazos, hizo su cabello rubio hacia atrás mientras la boca del alfa mordisqueaba su cuello, se deleitó con los gemidos roncos de su alfa.

—Más despacio, Jimin.

Jimin hizo un puchero, él no quería ir más despacio, a él le gustaba el ritmo frenético y demandante.

—No quiero. A mí me gusta así.

—Jimin...

—¿Ya te dije que me gusta cuando gruñes?

El alfa no estaba para bromear. Y en su estado de euforia no le gustaba que su omega se resistiera a obedecer.

—Acuéstate sobre tu estómago. Ahora.

—No quiero.—Jimin siguió rebotando en su regazo como a él le gustaba y cuando Jungkook empezó a gruñirle en advertencia, lo besó mordisqueándole los labios.—A mi me gusta así, Jungkookie...

El alfa elevó una ceja, el omega lo estaba provocando, poniendo en duda quién era el que mandaba. Y eso no le gustó. Abrazo la cintura de Jimin y lo castigo con el ritmo que estaba exigiendo. Jimin jadeó cuando lo golpeó en su punto dulce una y otra vez. Las manitas de su omega buscaron apoyo en su pecho, en donde puso las manos en garras y le enterró las uñas, inconsciente.

—¿Así es como te gusta, Minnie?—El alfa inmovilizo las caderas de Jimin mientras éste no era capaz de hacer nada más que arquear la espalda y dejar que las gotas de sudor corrieran por su enrojecida piel.—Tu solo quieres atención, ¿No es así?

Jimin se rio entre gemidos, encantado con Jungkook.

—También quiero tu corazón.

—Eres mi vida entera.—Le susurró Jungkook al oído.—¿Qué más quieres, Minnie?

—Todo de ti.—Respondió Jimin robándole hasta el alma con sus besos.—Hasta que no quede nada de ti que no sea mío.

—Tu eres peligroso.—Se quejó Jungkook frunciendo el ceño, como si estuviera sufriendo.—Una parte de mi siempre esta incompleta si no te tengo. ¿Qué me hiciste, Jimin?

—Quiero que siempre sea así.—Susurro Jimin acariciando su rostro.—Que ninguno pueda vivir sin el otro.

—Para ti es todo o nada, ¿Verdad?—Se rio Jungkook.—Esta bien, que así sea. Ya estoy en el infierno sin ti.

Está vez ambos llegaron juntos al orgasmo y mientras esperaban a que el nudo se desinflamara, se dieron besos y mimos. Cuando Jungkook salió de su interior, se bajó de la cama y tiró de Jimin hacia el borde del colchón.

—Date la vuelta, sobre tu estómago. Y mantén un rodilla sobre el colchón y la otra pierna en el suelo.

Jimin tuvo escalofríos mientras obedecía, su espalda arqueada y sus caderas elevadas. Una posición de sumisión. Se mordió el labio y le dio una mirada de lado al alfa.

—¿Vas a castigarme por no obedecer, alfa?

Jungkook volvió a gruñir, pero era un sonido sensual que vibraba en su pecho. Pronto, Jimin fue rodeado por el calor de su cuerpo y su aroma. Jungkook se dedicó a mordisquear su espalda mientras el cuerpo del omega lo recibía nuevamente.

—El omega debe ser sumiso y callado. ¿Nadie te dijo eso?

—Eso no lo vas a tener conmigo. O al menos no de la manera fácil.

Jungkook le dio una nalgada a lo que Jimin gritó sorprendido. Y encantado.

—Lo sé.

Jimin apretó las sábanas y se mordió los labios mientras mantenía la mejilla contra el colchón para no soltar un grito cuando el alfa le dio otra fuerte nalgada que resonó en la habitación junto, el chasquido de pieles, las palmadas de Jungkook y los quejidos agudos de Jimin resonaron por toda la mansión.

—¡Ahh... No pares!

Jungkook lo giró hasta tumbarlo sobre su espalda, enredó la pierna derecha de Jimin en sus caderas y lo embistió con un ritmo más lento, justo como él quería, las estocadas más profundas y sus ojos fijos en las expresiones de Jimin que movía la cabeza de un lado para otro, arqueando el cuerpo y respirando entrecortado al no encontrar paz solo una dulce agonía.

—¡Ahh!...¡Jungkook!—Jimin intentó taparse la boca cuando se dio cuenta de que estaba siendo muy escandaloso, pero Jungkook le retiró la mano con la que intentaba acallar sus gemidos y la entrelazó con la suya, a cambio bajo su boca y cubrió sus labios, amortiguando el sonido mientras le exploraba la boca con la lengua. Lo que no hizo más que acrecentar el temblor en su vientre. Y de nuevo, otra onda de placer lo arrolló dejándolo mareado. Suspiró ante los movimientos lentos de Jungkook que buscaban prolongar la explosión de placer.—¡Si... Justo ahí...!

Las horas que siguieron fueron una tormenta de placer agónico que parecía no tener fin. Los rayos de luna se colaron entre las cortinas de la habitación dando paso a una hermosa noche en la que las estrellas brillaron como nunca. Pero la pareja nunca lo sabría porque estaban tan perdidos el uno en el otro que, si el mundo se acaba esa misma noche, no serían consientes de ello. Cómo tampoco fueron consientes de que los demás regresaron solo para tomar sus maletas y trasladarse al hotel del club. Para darles privacidad por el resto del celo. No hace falta decir que se sorprendieron bastante al escuchar los gritos de Jimin. El único que no se sobresalto fue Hoseok, que estaba bastante acostumbrado a los quejidos de satisfacción de los omegas Kim.

Alrededor de las dos de la mañana, un omega completamente exhausto quiso apartarse de un alfa exigente, pero sin mucho éxito, porque fue apresado entre unos fuertes brazos que no tenían intenciones de dejarlo escapar. Su piel estaba enrojecida, marcada con las huellas de los dedos de Jungkook y pequeñas marcas rojizas en los lugares en donde su piel había sido mordida y succionada, estaba demasiado sensible al tacto, sus caderas empezaban a doler y sus ojos se cerraban por el agotamiento. Jimin sabía que los alfas eran resistentes y demandantes a la hora de los celos y el suyo no era la excepción. Incluso podría apostar a que se desmayó más de una vez. Se corrió de nuevo sobre su vientre y se mordió el dorso de la mano.

—No... ya no puedo, Jungkookie...—Chilló cuando el alfa lo acomodó sobre su regazo y entró en él nuevamente. Jimin protestó tirando sin fuerzas del cabello del alfa.—Es demasiado...

—Una vez más, Minnie...

—No, ya no... no puedo soportarlo... Ya no voy a venirme otra vez... Ya no puedo...

—Si puedes, mi amor.—Jungkook lo engatusó con palabras sexys y diciéndole cuanto lo amaba. Por increíble que pareciera, su cuerpo volvió a despertar, respondiendo ante las demandas de su alfa.—No estoy de acuerdo contigo, Jimin. Tú no eres tierno, adorable y sexy. Esas son palabras muy genéricas para describirte.

—Jungkook...—Jimin le clavó las uñas en la espalda y gimió en su oído.

—¿Quieres saber cómo eres a mis ojos, Minnie? —Jimin no pudo contestar.—Eres chiquito, lo suficientemente como para que caber en mi bolsillo. O llevarte en una cajita dentro de mi corazón.

Jimin levantó la cabeza dejándose besar y arrullar por las palabras cargadas de pasión de Jungkook.

—También eres bonito, de una forma perversa y tierna a la que nunca me pude resistir...

Jimin soltó un gemido agudo cuando un nuevo orgasmo empezó a crecer en su vientre, Jungkook le mordisqueo el lóbulo de la oreja, su respiración tibia y acelerada terminando justo en su oído.

—¿Pero sabes que es lo que me hizo amarte con tanta desesperación, a tal grado de que te convertí en mí tesoro más valioso, Minnie?

Jimin lo miro a los ojos y encontró puro amor devolviéndole la mirada.

—Eres una criatura caprichosa. Qué cuando se decide por algo no descansa hasta obtenerlo. Amo que hayas tenido el valor para pelear por nosotros hoy y que sigas encaprichado conmigo. Así que si aún tienes dudas de cómo eres a mis ojos ya sabes la respuesta. Eres Chiquito, Bonito y Caprichoso.—Susurro Jungkook mientras lo besaba.—Y volvería a hacer todo de nuevo si el resultado es este. Tenerte conmigo.

—Cambiaste tu vida por mi.—Jimin quiso llorar.—Valdrá la pena, Jungkookie, te lo prometo...

Jimin se dejó llevar por una última oleada que se incrementó cuando sintió los colmillos de Jungkook arañar sobre su piel.

—¿Me vas a marcar?

—Es demasiado rápido...—

—No había nada que pensar. Nos pertenecemos.

Sus lobos se reconocían y su lazo de destinados volvía a sentirse fuerte. Y Jimin supo que el dolor y todo lo que habían atravesado, tenía una razón de ser ahora que estaban juntos. Jungkook necesitaba de algo que lo impulsara a superar y a aceptar su pasado y Jimin debía aprender que las cosas realmente valiosas de la vida, tenías que ganarlas y apreciarlas como tú mayor tesoro. Porque cuando los lazos de amor, familia y confianza se perdían, no había dinero en el mundo con el que pudieras recuperarlos. Habían logrado sobrevivir está tormenta y podrían sobrevivir a otras mil más. Porque se amaban y eran destinados. Y eso nadie lo podría cambiar. Ni siquiera ellos mismos.

—Hazme tuyo, Jungkook...—Lo sedujo con una voz dulce y tentadora.—Soy tuyo, hazlo.

Jungkook gruñó porque sentía que no podría contenerse.

—Minnie...

Jimin pegó su frente a la de Jungkook, le acarició el rostro y se llenó del aroma a chocolate y café que tanto había extrañado. La piel de Jungkook se sentía como si estuviera a mil grados por el celo y se le erizaba la piel cada vez que Jimin lo besaba. Hace tres años le había prohibido que lo marcada porque creía que no tenían futuro. Hoy, todo era distinto.

—Hazlo. Ya esperamos suficiente.—Jimin le entregó un dulce beso y sonrió.—Te amo, Jungkook...

Tu eres mío.

Jungkook no necesito mayor incentivo. Sus ojos brillaron y su colmillos perforaron la suave piel bajo sus labios. La sangre que lleno su boca le supo dulce, gimió cuando se llenó de la esencia vital de Jimin. El golpe de marcarlo era tan fuerte que lo mareo. Sus recuerdos eran como susurros bañados en colores que se pintaban según las emociones que iban revelando. Jimin sollozó cuando sintió su corazón latiendo al mismo ritmo acelerado que el de su alfa. No habían secretos ahora porque sabían lo que habitaba en sus corazones. Sus miedos, el dolor de la separación, el duelo y la dicha de este momento. Sus lobos se unieron también, fue como una energía que los enlazó para siempre.

Cuando la marca estuvo hecha, el alfa se aparto solo para descubrir que su pequeña pareja estaba llorando. Limpió sus lágrimas con besos, como antes. Le beso los labios, la pequeña nariz, los párpados... Adorando todo a su alcance.

—No llores, Minnie.

—Fui un idiota, jamás debí mentirte.—Jimin lloró con más fuerza.—En un momento perdí lo único valioso que había conseguido en mi vida y todo fue mi culpa. Te perdí a ti y a nuestro cachorro...

—Jimin, detente.

—No, ya no quiero guardar silencio. ¿Sabes lo agobiante que es no poder hablar de él porque todos te miran con lástima? Mis hermanos, papá, el abuelo Min... Ni siquiera lo mencionan, es como si nunca hubiera existido, Jungkook. Pero existió para mí. Solo que no lo pude conservar y fue mi culpa por que no le dije a nadie acerca de él. Yo no lo cuide.

Esto era demasiado como para hablarlo ahora, pero era un dolor que debían compartir para que su relación pudiera avanzar. No podían obviar el tema porque resultara doloroso y aplazarlo. Si lo iban a intentar otra vez y para ser felices, debían desahogarse.

—Podríamos competir toda la vida para ver quién tiene mayor culpa. Pero eso no lo va a traer de vuelta. Ambos fuimos unos completos idiotas. Pero debemos aprender de nuestro error, por él, Minnie.

—¿Crees que le guste que sus padres estén juntos? A veces pienso que me odia.

—¿Cómo podría odiarte?—Jungkook estaba horrorizado de que Jimin pensara semejante cosa.—Y te apuesto a que ahora mismo se está dando golpes en la cabeza al ver el desastre que somos juntos.

Jimin se echó a reír aún con lágrimas en los ojos.

—¿Crees que vuelva con nosotros algún día?

—Cuando estemos listos podremos intentarlo de nuevo. Estoy seguro de que estará feliz de saber que esta vez lo vamos a esperar con los brazos abiertos. Y con mucho amor para darle.

Jimin sentía su alma menos herida. Esto es lo que ambos necesitaban, lo que siempre habían necesitado. Estar entre los brazos del otro sabiendo que tenían amor y que cualquier obstáculo lo podrían superar.

—No más mentiras entre nosotros, Minnie. ¿De acuerdo?

—Pero tú también tienes que decirme las cosas.—Puchereó el omega.—Quiero saber lo que piensas, si estás feliz o triste. Cuando te haga enojar tienes que decirme. Podré sentirte a través de nuestro lazo, pero aún así quiero escucharte. Si tienes miedo de tomar alguna decisión, también quiero saberlo, quiero saberlo todo.

—Lo haré, te diré todo lo que quieras saber de ahora en adelante. Es una promesa.

—Sé que las cosas no pueden ser como antes de la noche a la mañana.—Murmuró Jimin.—Pero estamos a tiempo de hacer que funcionen ¿Verdad?

Jungkook asintió y le dio un beso en la frente.

—¿Y ahora que haremos, Jungkookie? Tenemos que decirle a papá. ¿Vas a pedirle mi mano? Siempre quiso una alianza entre familias. Va a estar muy feliz.

—Si, me encargaré de eso.

—¿Y hablaras con Namjoon?

—Si.

—Te va a matar cuando se entere de que me marcaste. Él me había dado permiso para volver contigo si era lo que realmente quería. —Jimin sonrió mientras le daba un besito en el pecho a su alfa y frotaba su rostro contra él, disfrutando de su aroma.—Pero no creo que reaccione bien ante esto.

—He tratado con tu familia desde que regrese.—Jungkook se encogió de hombros.—Pelea más, pelea menos. ¿Acaso importa?

Jungkook despejó la frente perlada de sudor de su omega y le dio un beso mientras lo sostenía entre sus brazos.

—Todavía me tiemblan las piernas.—Jimin sonrió mientras sus mejillas se enrojecieron. Jungkook rio suavemente y examinó los rasgos faciales que tanto amaba y le besó la pequeña nariz.

—Ya no juegues con mi corazón, Minnie. No podría soportarlo una vez más.

—No más mentiras. Lo prometo. —Jimin entrelazó sus manos y las puso sobre su corazón agitado.—Seamos felices. Asegurémonos de estar juntos, Kookie. Hasta que seamos tan viejitos como el abuelo.

—Tampoco seremos eternos. Estás pidiendo demasiado, Minnie.

—¡Qué malo eres! ¡No seas así!—A pesar de que le dio un golpe en el pecho, Jungkook atrapó su manita y la lleno de besos.—El nos ayudó a estar juntitos otra vez. Es por él que nadie nos ha venido a molestar.

—¿El te dio la idea de encerrarme, no es así?—Ante la risa inocente de Jimin, el alfa negó con la cabeza.—Ese viejo es el diablo.

—Jungkookie...

El suave murmullo de Jimin sonó muy cerca de su oído, el omega se acomodó de tal forma contra él que, ahora Jimin le rodeó la cintura con una pierna, y estaba medio acostado sobre el alfa mientras le daba besitos en cuello, la barbilla y le mordía la oreja.

—Jungkookie...

—¿Mmmm?

—¿Enserio te gustó?

Jungkook asintió mientras dejaba que Jimin jugueteara con el lóbulo de su oreja. El aroma a manzanas dulces de Jimin lo tenía algo drogado.

—Jungkookie...

—¿Mmmm?

—¿Qué es lo que más te gusta de mi?

—Tu corazón.

—Que mentiroso...—Jimin rio dulcemente en su oído.—¿Fue igual que antes?

Jungkook entre abrió los ojos y acarició la mejilla del omega.

—¿Que ocurre?

—Es que antes te gustaban mis curvas. Y ahora estoy un poco...—Jimin estaba más delgado, su cuerpo no era tan voluptuoso como antes.—¿Te decepcionó eso?

—Eres hermoso, Minnie.—Jungkook le dio un pequeño beso.—Y tus curva siguen ahí.

—No lo sé...—No se escuchaba muy convencido. Con un puchero el omega tomo una de las manos de Jungkook y la puso sobre una de sus nalguitas.—Tienes que admitir que esta parte cambió...

Jungkook le dio una nalgadita a lo que Jimin y jadeó.

—Nop. Sigue siendo igual para mí.

Jimin sonrió encantado y siguió besando al alfa. Disfrutando de tenerlo otra vez.

—¿Dónde vamos a vivir, Jungkookie?

—Tengo un apartamento. Podríamos quedarnos ahí por un tiempo, hasta que lo hagamos oficial.

Jimin se quedó callado y quietecito y eso nunca era bueno.

—Anda dilo.

—No vendas mi casa, Jungkook.

—Pensé que no te había gustado. ¿Para que la quieres?

—¡Porque es mía!

—Estuviste ahí una vez. Voy a comprar otra casa para nosotros, una que te guste más.

—No. Solo tenemos que hacer algunas remodelaciones.—Jimin hizo un puchero, sus ojos se iban cerrando poco a poco mientras el sueño lo vencía.—Es mi casa, no la vendas. No quiero que lo hagas.

—De acuerdo, es tuya. Si la quieres no la venderé.—Jungkook se acomodó en la cama con Jimin en brazos, estaba agotado pero de una buena forma. Era como si el peso sobre sus hombros hubiese sido retirado. Luego de tres años podía respirar con libertad nuevamente.

Jimin se durmió de inmediato. Exhausto por todas sus demandas. Jungkook se dedicó a apartar el cabello rubio de su rostro y a velar su sueño, tan enamorado del omega como había estado hace tres años. Estaban emparejados ahora, solo hacía falta hacerlo oficial con una ceremonia frente a la familia. Y eso iba a ser otro gran escándalo. Ya podía verse siendo asesinado por Namjoon.

Ahora que el calor del celo iba apagándose poco a poco, su mirada fue atraída por algo que brillaba en la mano de Jimin. Su pecho se calentó ante la vista de su anillo de compromiso. El alfa jugó con la sortija en el dedo de su omega. Todo ese tiempo pensó que la había perdido, pero ahí estaba, luciendo perfecta en la manita de Jimin.

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Ya me hacía falta reconciliación ❤️
A qué se ve feliz y hermoso nuestro Mochi en la fotita, así me lo imagino en este momento.

Gracias por todo el apoyo y cariño que le dan a este fic. Espero no haber decepcionado a muchos con el Lemon tan simplón, hago la luchita... 😪😥

Cómo nunca me canso de decir: Gracias infinitas x leer ❤️

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