Tres años atrás

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El lobo de Jungkook aulló mientras se alejaba de la cafetería, el llanto de Jimin le partía el alma, pero estaba tan cegado por la rabia que se obligó a seguir caminando hacia su auto, hasta que sintió que el pecho se le desgarraba y ya no pudo dar un paso más. Luchó por respirar mientras se levantaba y corria de regreso. Su alma se estremeció al ver a Jimin inconsciente en los brazos de un alfa mayor, corrió a su lado y cayó de rodillas mientras arrebató de las manos del anciano al omega.

- ¡Minnie!-Jimin estaba pálido y sudaba frío. -¡Reacciona, Jimin!

-Joven, tenemos que llevarlo al hospital.

Jungkook no dudo ni un segundo en tomar a Jimin entre sus brazos y lo acomodó en su auto, en una carrera mortal hacia el hospital. Rompió todas las reglas de transito posibles y poco le importó. Cuando llegaron al hospital no se separó de Jimin en ningún momento. Ni siquiera cuando los médicos quisieron sacarlo de la sala de emergencias.

-Tienes que salir de aquí, muchacho.

-No, no lo voy a dejar. -Jungkook sostenía la mano del omega en todo momento. -Por favor, atiéndanlo de inmediato.

El medico no pudo luchar contra el joven alfa desesperado y con una señal de cabeza, ordenó que pusieran a Jimin en una camilla y lo estabilizaron.

- ¿Qué fue lo que pasó?

-Es mi culpa... nosotros peleamos...-Jungkook sentía el nudo de la culpa presionando su corazón. -Nunca debí ser tan cruel con él.

El medico examinó a Jimin en busca de alguna señal física de que algo anduviera mal, en todo momento, Jungkook estuvo ahí. Pendiente de los mínimos gestos en el rostro del medico.

-Bueno, su presión volvió y su corazón late a un ritmo normal. -El medico le dio una palmada en la espalda. -Lo que tienes aquí, muchacho, es a un omega muy sensible. Sufrió un ataque de pánico y eso le causó el desmayo. Le administramos unos calmantes, estará algo atontado, pero despertará en unas horas. -Al ver su cara de angustia, el medico sonrió. -Ya tranquilízate, tu pareja esta bien.

- ¿Esta seguro de eso?

-Mi intuición me lo dice, pero si te reconforta, tengo una basta experiencia de treinta años respaldándome. Le haremos unos exámenes para verificar que todo esta en orden, pero te puedo asegurar que así es. -El alfa le dio una mirada comprensiva. -Tener pareja no es fácil, chico. Pero la clave esta en que no importa cuantas veces peleen, si al final de día, pueden verse a los ojos con amor. No hay nada que no tenga remedio.

Cuando el médico se fue, Jungkook se acercó a su omega y tomando una de sus manitas entre las suyas, depositó besos llenos de culpa. Todo el enojo olvidado, no importaba lo que Jimin había hecho. Nada justificaba que lo lastimara. Cualquier trauma del pasado, palidecía ante la idea de dañar al amor de su vida. Jimin lo amaba y esa era toda la verdad que necesitaba en su vida. Por el omega que poseía su corazón, Jungkook estaba dispuesto a hacer cualquier cosa.

-Perdóname, Minnie...-Le lleno de besos el rostro. -Lo que hiciste, no tiene importancia. ¿De acuerdo? No es nada.

Jimin se movió inquieto, buscando la calidez de su alfa.

-Jungkook...

-Aquí estoy, Minnie...-Jungkook le acarició el rostro y le dio un suave beso en los labios. -Perdóname, nunca en mi vida volveré a enojarme contigo. Lo que sea que quieras hacer de ahora en adelante, esta bien para mi. ¿Me oyes? Todo lo que quieras te lo daré.

- ¿Ya no estas enojado?

-No, mi amor. Jamás lo voy a estar.

-Pensé que se me partía el corazón cuando vi que te alejabas.

-Y yo estaba cegado por el enojo. Pero ya nada de eso importa. Lo siento, Minnie.

- ¿Me... perdonas?

-No hay nada que perdonar. -Jungkook le dio otro beso.

- ¿Hablaras con mi padre? ¿Y con Namjoon?-Jimin ni siquiera había abierto los ojos, pero sonreía, estaba algo atontado. Hablaba bajito y Jungkook se quiso matar por haberle hecho esto. Debió ser más comprensivo y no dejar que las cosas llegaran a este extremo.

-Hay algo que debo decirte, Minnie.

- ¿Es importante?

-Mucho.

-Dímelo después. Ahora solo quiero que me abraces, me siento muy mareado. ¿Qué me dieron? -Jimin se movió dejando algo de espacio para que se subiera a la camilla con él. -Anda, abrázame.

No había nada a lo que Jungkook pudiera negarse cuando se trataba de Jimin. Se quitó los zapatos y se acomodó con cuidado con Jimin entre sus brazos, liberando su aroma para calmarlo hasta que se durmió. Mientras estaba ahí en la camilla con él, Jungkook se quedó en silencio, velando el sueño de Jimin, su vista puesta en un punto ciego en la ventana. Su mente se devoraba en un debate interno con el que nunca quiso lidiar en el pasado.

Ahora que Jimin le había dicho la verdad, eso cambiaba por completo las esperanzas y sueños que él se había planteado para ellos. Estaba seguro de que podría darle a Jimin una vida feliz y sin preocupaciones, lo poco que tenia, se lo estaba ofreciendo al omega sin condiciones.  Nada iba a faltarle a su lado. Tendrían una familia feliz con sus cachorros corriendo alrededor y envejecerían juntos. Park Jimin era todo lo que Jungkook deseaba. Kim Jimin por otro lado, era una historia completamente diferente. No importaba que Jimin dijera que lo que le ofrecía era suficiente. Jungkook no era tan ingenuo. Su omega estaba acostumbrado a cierto estilo de vida que, como su compañero, no podría seguir llevando. Su familia y sus amigos lo iban a repudiar. Jungkook sabía muy bien lo que era ser rechazado por ese privilegiado círculo social. Y no podía, si quiera pensar, en someter a Jimin a semejante situación.

Y lo sabía muy bien porque había experimentado el rechazo en carne propia de parte de su verdadero padre. El heredero de los Min había ocultado a su segunda familia como si dos cachorros y una omega fueran la basura que empañaba su jardín trasero. Esa era una herida en el alma de Jungkook que lo marcó terriblemente. Desde que era un cachorro se dijo que jamás pertenecería a ese círculo de gente traicionera y frívola, había renunciado al apellido Min. Su verdadero padre seria el alfa Jeon, un hombre que salvo a dos cachorros y a una omega de quedarse en la calle, que les ofreció no solo un techo sobre sus cabezas, si no que, fue un padre al que podía admirar.

Estaba decidido a vivir como Jeon Jungkook. El abuelo Min, Yoongi y toda su fortuna no existían para él. Por que nunca tomaría su lugar en la familia. O eso pensaba hasta hace unas horas cuando de la boca de su omega salió una verdad que lo condenaría para siempre. Jimin no solo era parte de una de las familias más poderosas de Corea, por increíble que fuera, también estaba comprometido con su medio hermano Min Yoongi. El destino, sin duda, le daba vueltas inesperadas a tu vida. Jungkook no era nadie como un Jeon al lado de Jimin. Nunca podría ofrecerle la protección, estatus social y seguridad que Yoongi le daba, pero podría estar a su mismo nivel si se volvía un Min. Por primera vez en su vida, renunciando a todos sus prejuicios, y superando todos sus traumas del pasado, aceptó que la única manera de estar junto al omega que amaba era ser aquello que tanto odiaba.

Sacó su celular del bolsillo y acarició el número que brilló en su pantalla. Sabia claramente que cuando marcara el botón de llamada, su vida iba a cambiar para siempre. Se estaba rindiendo, y aunque sintió nauseas y terrible vacío en el estomago ante la idea de afrontar aquello para lo que no estaba listo, al ver el rostro dormido y hermoso de Jimin se dijo que valdría la pena.

Presionó el botón de llamar y una voz cansada y ronca le contestó.

- ¿Diga?

-Abuelo...

- ¿Jungkook? ¿Eres tú?

Jungkook de nuevo se sintió como aquel pequeño cachorro rechazado, despreciado y abusado, que jamás perdió la esperanza de que su padre lo amara. Los traumas de la niñez eran una mierda, se dijo, porque no importaba que tan fuerte creyeras ser. Te ponían de rodillas, el dolor de nuevo en tu corazón. Trago con fuerza y se obligo a hablar.

-Quiero hablar contigo.

***

Alrededor de las once de la noche, Jungkook volvió al hospital lleno de alivio y esperanzas. La charla con su abuelo había estado llena de sentimientos encontrados, pero sobre todo, dolor. Pero nada de eso importaba ya, porque mientras subía hacia la habitación de Minnie, se sentía orgulloso. Digno de ser capaz de enfrentar cualquier obstáculo que encontraran en el camino. Olio las hermosas rosas que llevaba en sus manos, palpó su bolsillo para asegurarse de que aun llevaba el anillo, y sonrió. Jimin se iba a enfadar con él cuando le contara acerca de su abuelo, pero lo perdonaría. Ambos se habían mentido, pero ahora no habría verdades a medias o malos entendidos.

Llego a la puerta de Jimin y la entreabrió despacio, quizás el todavía estaría dormido... pero no fue así. Al contario, se encontró con una imagen no deseada. Su medio hermano estaba allí. Yoongi abrazaba con fuerza a Jimin y lo estaba llenando de besos.

Y Jimin, simplemente... sonreía.

- ¿Seguro que estas bien, Jimin?

-Ya te dije que si, solo me desmaye.

- ¿Solo te desmayaste? Así de simple. -Yoongi gruño. - ¿Sabes lo preocupado que estaba por ti? Imagine lo peor. ¿Qué fue lo que estabas haciendo de todos modos que te puso tan mal?

Jimin rodó los ojos.

-Estoy bien. Ya cálmate. -Jimin le mostró a su hermano una hermosa sonrisa brillante. -Anda, llévame a casa. Me dieron los resultados de los examenes que me hicieron, aun no los veo, pero todo debe estar en orden porque el medico me felicito y dijo que podia irme a casa.

Yoongi miró al omega con tanta intensidad que el tiempo parecía haberse detenido. En cámara lenta, tiro de Jimin con fuerza contra él y habló, su voz ronca y cargada de sentimiento. En ese momento si notó el aroma de otro alfa en él, no lo encontró sospechoso, Jimin habia sido llevado de emergencia al hospital asi que cualquiera podria haberle dejado impregnado su olor.

-Ya no puedo soportar ser el último al que llaman cuando algo te sucede, Jimin. -Yoongi acarició el rostro del omega mientras lo miraba con seriedad. -Cuando me dijeron que estabas en el hospital, pensé que moriría. Yo quiero estar en todo momento para ti. Ser el primero en la lista cuando estás triste o algo te pasa.

-Yoongi, no...-Jimin agrando los ojos con sorpresa cuando el alfa se arrodillo frente a él.

-Por años he buscado la ocasión perfecta, pero no puedo seguir esperando. Esta vez no fue algo grave, pero no permitiré que la vida te aparte de mí. -Yoongi sacó una sortija de sus bolsillos y la extendió hacia Jimin. -Siempre te he amado, Jimin. Mi familia y la tuya lo esperan. ¿Por qué no dar el siguiente paso? Cásate conmigo, déjame cuidar de ti.

Para el omega, Jungkook lo había abandonado sin darle una oportunidad. Lloro mientras observaba a Yoongi, pensando en otra propuesta, una que había hecho el alfa que amaba y que no pudo aceptar. Yoongi era lo que su familia esperaba de él. Se suponía que seria así. Su vida estaba planeada desde hace tiempo. Mucho antes de Jungkook. Y ahora... no había nada porque luchar. Jungkook se había ido. Así que llorando, pero con el corazón destrozado, Jimin asintió. ¿Por qué posponer lo inevitable? Las lagrimas que caían de sus ojos cuando Yoongi puso el anillo en su dedo y lo beso, no eran de felicidad. Era su corazón, que se rompió de a poquitos.

Jungkook no tendría forma de saber que Jimin no recordaba quien lo había llevado al hospital y mucho menos recordaba lo que le había dicho cuando estaba medio inconsciente. Para el alfa que observaba todo detrás de una puerta medio abierta, era la historia repitiéndose. Era él siendo escondido entre las sombras nuevamente, como un secreto sucio que no debía salir a la luz. Por primera vez en su vida adulta, derramo lagrimas silenciosas, sintiéndose traicionado. Dejó las flores y el anillo en las sillas del pasillo y se alejó de la vida de Jimin. Todo lo que tenia que decir... aquello por lo que estaba dispuesto a luchar...ya no importaba. Jimin estaba bien y había hecho su elección.

Su celular sonó y la voz del abuelo Min dio por terminado el asunto.

-Tu carta de renuncia fue enviada al hotel y mañana se harán los trámites para que retomes tus cursos de administración en la Universidad, como acordamos...

- ¿Puedes hacer los trámites para una Universidad en el extranjero, abuelo?

- ¿Dónde te gustaría, muchacho?

Jungkook le dio una última mirada a la habitación de Jimin mientras subía al elevador.

-Lo más lejos posible de Corea.

Solo el viejo Sunying fue testigo de todo esto. Se mantuvo en una esquina del hospital acompañando a su joven amo hasta que estuvo mejor y fue testigo de la devoción del alfa y de su caminata derrotada. Sunying se acercó al ramo de rosas y tomó la cajita de terciopelo que contenía el anillo entre sus viejas manos, soltó un suspiró lastimero.

-Sabía que esto iba a terminar mal. ¿Pero alguna vez quiso escucharme ese omega revoltoso? No, claro que no. Él y Taehyung siempre hacen lo que se les antoja. -Negando con la cabeza, guardó el anillo y llevó las flores a la habitación de Jimin.

Tuvo toda la intención de decirle al omega cuando se hizo evidente que no recordaba todo lo que había pasado, pero con lo que sucedió semanas después, ya no fue capaz de hacerlo.

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