Capítulo ocho: Regalos

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—¡Vine en cuánto pude! —gritó Jimin, sentándose al lado de Sana en la biblioteca, al menos estaba lo suficientemente vacía como para que no notaran que ambos estaban hablando en voz alta—. ¿Qué ha pasado?

Jimin ha sido el confidente y fiel amigo de Sana durante casi cinco años, se habían conocido en el bachillerato por un pequeño accidente que hubo gracias a Park en uno de los laboratorios, para la mala fortuna de Sana, estaba allí, y lamentablemente ambos se habían ido suspendidos, con un severo castigo de limpiar el laboratorio cada viernes. Desde allí, empezaron a llevarse mucho mejor y surgió su amistad.

Jimin tenía a su beta, Taehyung, del cual siempre le hablaba a Sana, contándole sobre lo bonitas que pueden llegar a ser las relaciones en pareja, los besos, las caricias, etc. Claro que a la japonesa no le agradaba mucho cuando mencionaba aquello, y su amigo sólo lo hacía para molestarla.

—Ves eso —Minatozaki señaló todos los obsequios que había recibido, y Jimin se vio sorprendido.

—¿Te vas a confesar a un alfa? ¿Quién es? ¿Lo conozco? ¡Dímelo!

Sana negó frenéticamente, su amigo estaba confundiendo la situación.

—No, no es eso —tomó un poco de aire para relajarse, el rubio la observaba esperando una respuesta clara—... Se me han declarado.

—Bueno, eso no puede ser nada del otro mun-

No terminó de hablar cuando Sana le interrumpió.

—Seis alfas...

Park se quedó mundo. ¡¿SEIS?!

Jimin no lo podía ni siquiera creer, eso era algo demasiado nuevo. ¿Cómo iba a ser posible?

—¡Espera! ¿Por qué seis? ¿Quienes fueron?

—Ni siquiera sé porque son seis, pero lo fueron... —sintió sus mejillas calentarse, odia estar sonrojada, apretó sus labios y mostró un leve puchero—. Y.. E-Ellas me han pedido ser su omega.

—¡Santa mierda! —Sana frunció el ceño ante tal expresión—. Lo siento, pero debes de admitir que esto es una maldita locura, Sana.

Tal vez si podía admitirlo, pero la verdad era que ya sentía su cabeza a punto de explotar y no quería saber más sobre aquellas alfas, nada de nada, no ahora, y más cuando el segundero seguía avanzando para indicarle que muy pronto tendría que reunirse con las chicas para poder darles su respuesta. ¡La cual aún no tenía!

—¿Qué harás?

—¿Que, qué haré? ¡No tengo ni la menor idea, Jimin! Necesito de tu ayuda, es urgente —pidió desesperada, tratando de recalcar cada una de sus palabras.

Jimin observó los regalos, todos eran distintos, pero tenían una clave cada uno de ellos, y es que, a pesar de ser distintos, tenían el mismo ingrediente principal; el chocolate. Eso le daba una pequeña pista al chico.

Miró hacía Sana y luego a los regalos, y así lo hizo un par de veces más hasta que por fin recordó, alguien le había hablado de eso alguna vez.

—Tienes que ver esto —sin que Sana pudiera hacer alguna pregunta, la tomó de la muñeca y la arrastró hasta las computadoras, hizo que la omega se sentase en la silla, frente al computador.

—¿Qué? ¿Qué es lo que buscarás?

—Sólo espera, esto lo he escuchado antes.

Jimin ingresó al navegador, Sana miraba como los dedos del muchacho se movían sobre el teclado, oprimiendo las teclas con velocidad, hasta por fin dar enter. Ahí fue cuando observó la búsqueda.

—¿Chocolates para omegas?

—Así es —manejó el mouse, para poder llevar el cursor hacia la primer página que tenía la información sobre lo que era esa tontería de chocolates para omegas.

La web desplegó una plataforma de colores pasteles en donde destacaba el rosa y allí pudo leer lo que necesitaba.

Chocolates para Omegas.

¿Qué es?

Un alfa, al no recibir una confesión por el omega que tanto le gusta, decide que lo mejor es regalarle chocolates, esto es un método de confesión, en dónde el omega está obligado a responderle, ya sea con un regalo o con una aceptación.

El alfa le da cierto periodo de tiempo al omega para que decida si va o no aceptar, de ser el caso de aceptación, el omega sólo tiene que ir con el alfa y brindarle un obsequio, o una respuesta afirmativa.

Si el omega no está dispuesto a aceptar dicho regalo, entonces lo que tiene que hacer, es devolverle el obsequio y esto le dará indicio al alfa de que el omega no está nada interesado en él, y entonces, lo dejará en paz.

¿Cuándo comenzó?

Es una nueva tradición, es similar al chocolate invertido en Japón, solo que aquí no hay día blanco, y se tiene que dar una respuesta en el día de los enamorados. Esta nueva tradición se está implementando para que algunos alfas tomen el valor de acercarse al omega y confesarse por ellos mismos, sin seguir esperando a que el omega note su presencia.

Dejó de leer al ver las imágenes de algunos posibles regalos que los alfas podían entregar a los omegas, y ahora entendía lo que estaba pasando.

Así que esto era lo que habían hecho aquellas alfas...

Sólo faltaba una de sus dudas. ¿Por qué habían sido las seis alfas más atractivas de toda esa universidad, quienes se le habían confesado de tal forma?

—Bueno, supongo que tendrás que responderles.

—¿Qué? ¿Por qué debería? Allí dice que puedo rechazarlas.

—Es obvio que puedes, Sana —soltó un suspiro—. Pero piénsalo. ¿Te gustaría que te rechacen cuando te haz esforzado por conseguir algo especial para alguien?

Sana no dijo nada, le recordó a Miyeon, esa alfa que la había rechazado amablemente, esa alfa que sólo había rechazado su presente para después acercarse a ella y comerlo a su lado, ambas habían comido chocolate juntas como unas buenas amigas.

Ahora entendía la razón del por qué Miyeon se había quedado con ella a disfrutar del dulce. Entendía que se había esmerado en comprarlo, en pensar en ella, y no quería que se sintiera mal, lo había hecho para estar a su lado aunque sea por un pequeño tiempo y volver a la normalidad, sin más confesiones. Sonrió al recordarlo, ese había sido un buen gesto de su parte, Miyeon hizo que se sintiera mejor después del sentimiento no correspondido.

—Entonces... ¿Qué sugieres que haga?

—Creo que es hora de darles un regalo, ¿no crees, Sana?

Sí, es una buena idea.

***

—¿Me veo bien? Joder, estos cabellos —bufó Nayeon, volviéndose a mirar en el espejo, Chaeyoung rodó los ojos al ver el comportamiento de su amiga.

—¡Ya, Nayeon! —Mina se estaba aburriendo de escuchar tantos quejidos—. Llevas más de media hora frente a ese espejo, y yo te veo igual.

Dahyun no reprimió su risa al escucharla, y Nayeon se limitó a mirarla con el ceño fruncido, rodando los ojos, para después prestar de nueva cuenta su atención a su reflejo.

Tzuyu se sentía feliz de haber sido la primera en entregar su obsequio. No podía dejar de sonreír, tarareaba canciones al azar y se la pasaba leyendo un comic, mientras que sus demás amigas parecían estar igual de felices que ella, pero claro todas eran conscientes de que esa felicidad podía durar un poco, después de todo, la omega tendría que escoger a sólo una de ellas, y eso era lo que más temían.

¿A quien sería a la que escoja?

Posiblemente a Tzuyu, después de todo, ella había sido la primera, además de que le había preparado una deliciosa bebida.

Aunque también podría elegir a Nayeon, le había regalado rosas, esa clase de regalo no se lo daba a cualquier persona, y por supuesto la alfa pensaba que había sido un grandioso método de conquista.

O tal vez escoja a Mina, la alfa se había esmerado un poco, después de todo había sido una casualidad encontrarse, y había sido divertido confesarse por medio de papeles.

Puede que escoja a Dahyun, pues escribir un corto poema para la omega y darle aquellas trufas, había sido de lo mejor. Kim pensaba que la japonesa seguramente seguía pensando en ella.

O puede escoger a Jihyo, quien le había regalado un postre delicioso, algo quemado, pero delicioso. La alfa sentía que podía ganarse su corazón de inmediato.

O... Quizás escoja a Chaeyoung, la chica le había dedicado varias sonrisas dulces, acompañado de un postre digno de una confesión, y esperaba que eso hubiera funcionado.

Todas ansiaban el poder saber cual sería la respuesta que la preciosa omega les daría. Faltaban casi veinte minutos, el suficiente tiempo para ir hasta la facultad de Sana, y poder recibir su respuesta. Sea cual sea, debían aceptarla.

Se va acercando el fin, aviso.

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