Capítulo 78: Los secretos de la secta

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Lucenda no podía creer lo que acababa de escuchar, ahora esta segura de cual era el secreto que iba rebelarle antes de morir su tío Lincoln; permaneció callada durante todo el viaje, se sintió una gran tensión dentro del automóvil.

Al llegar a la secta encontraron el lugar completamente destruido, donde estaba la base había un enorme cráter, el camino que lo llevaba a las profundidades estaba destruido y era imposible descender. Por lo que no tuvieron otra opción que escalar hacia abajo. 

Una vez que llegaron a la base encontraron todo en ruinas, y estaba muy oscuro era imposible observar en lugar con las linternas porque Lisacoln decide usar antorchas e iluminarlo que quedo de la secta. Lucycoln observa una silueta moverse por un pasadizo, pensó que era su imaginación, pero vio moverse algo por el pasadizo una especie de sombra, se acerca él solo y queda empastado. 

Loricoln, Lolacoln, y lunacoln se acercan al lugar, ellos también quedan espantados. Los 4 retroceden con mucho cuidado, y el resto observa el motivo de su paranoia, se trataba de la silueta de una mujer, estaba flotando; Lucenda la reconoce era Haiku.

–Lucenda eres tú – dijo el espíritu, y abrazo a la adolescente, pero siendo solo un alma era imposible que ella pudiera sentir su tacto – jamás creí que te volvería a ver. 

 –No puedo creerlo, pero que te paso – dijo Lucenda – Tarkus te mato, al igual que al resto, como te volviste un fantasma. 

 –Recuerdas que antes de morir lance un hechizo – Lucenda asintió – quería lanzar un hechizo de tele transportación y huir del lugar, pero pronuncie mal las palabras y me lance una maldición.

 –¿Qué tipo de maldición? – pregunto Lucenda. 

 –Mi alma jamás descansara hasta que Tarkus no muera – expuso Haiku – el egonomicron que poseías no era el único, Artemisa poseía otro libro, me tomo tiempo aprender el idioma y comprender porque me convertir en un espíritu. 

 –Hace más de 6 meses creí que yo era la única persona en La tierra, no pensé que estabas con vida – aclaro Lucenda – sé que debe sonar extraño, pero me alegra que aun estés en la tierra. 

 –A mí lo que me parece más extraño es ver que tu tío tenga tantas copias – expuso Haiku – esto fue el resultado de uno de los experimentos de tu tía Lisa. 

 –Bueno eso es una larga historia. 

 Lucenda le revela la verdad, que ella es la uncia humana de la tierra, y que esos Lincolnes pertenecen a otros universos, y sobre el último hechizo que hizo Lucy sacrificando varias vidas humanas para encerrar a Tarkus en las profundidades de la tierra.

 –No puedo creerlo – se lamentaba Haiku – estaba aterrada por eso nunca salí de este lugar, sabía muy bien que Tarkus está vivo, pero no me imagine que la humanidad había desaparecido casi por completo. 

 –Aunque Lucy no hubiera realizado ese hechizo la humanidad estaba condenada a morir por Tarkus – dijo Lucycoln. 

 –Tienes razón Lincoln – dijo Haiku, pero estaba muy confundida – es tan raro nombrarlos a todos ustedes Lincoln ya que son la misma persona. 

 –Puedes decirme Lucycoln porque provengo en mi universo yo y ella tuvimos una hija, claro que no fue Lucenda, se llama Lupa y nació con el mismo color de mi cabello. 

 –Entiendo. Por cierto, ¿Por qué han venido a este lugar? 

 –Por investigación – dijo Lisacoln – aún se encuentra concentración de la energía de Tarkus en este lugar, estoy muy sorprendido. 

 –¿Y para que lo necesitan? – preguntó Haiku. 

 –Estamos trabajando en un invento capaz de drenar toda la energía a Tarkus cuando despierte – respondió Lisacoln – con este descubrimiento podemos mejorar aquel invento, tenemos las muestras que necesitábamos.

 –¿Crees que funcione? – cuestiono Haiku. 

 –Un 50% de probabilidades que dará un buen resultado. 

 –¡AHHHHHHHHHHHHHHH! – se escuchó el grito de Lucenda.

 Los adultos estaban tan distraídos con le tema de Tarkus que no se percataron que Lucenda estaba explorando la secta ella sola, a pesar que no era la primera vez que se encontraba en ese lugar había zonas que jamás le permitieron acceso para explorar, la adolescente encontró una puerta grande de metal, que al abrir había una cueva que no era más que un depósito de huesos humanos. 

 El resto de los peliblancos llegaron al lugar y quedaron espantados ante tal descubrimiento era horrible, Lisacoln observo más de cerca los huesos y no podía creerlo eran hueso de infantes, mejor dicho, de recién nacidos. 

 –¿Haiku me puedes explicar que hicieron aquí? – preguntó Lisacoln. 

 –Esto es algo que no les concierne – respondió ella. 

 –Esa tal Artemisa ya no esta a cargo, nos encontramos en un mundo postapocalíptico para que sigas ocultando más secretos y me expliques porque hay hueso de recién nacidos en este lugar – expuso Lisacoln.

 Haiku estaba presionada por la mirada de los visitantes, ya no podía seguir ocultándole la verdad a Lucenda. 

 –Todos esos huesos pertenecieron a los bebés que no pasaron la prueba – respondió Haiku. 

 –¿La prueba? – preguntó Lucycoln. 

 –Quiero que escuches con mucho cuidado lo que te voy a decir Lucenda – dijo Haiku – para llegar a la elegida que fuiste tú, se tuvieron que sacrificar a varios bebés. 

 –No lo estoy comprendiendo – dijo Lucenda. 

 –Todas las integrantes de la secta eran mujeres porque su objetivo principal era concebir al elegido.

Continuará... 

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