Capitulo 25

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Te quiero. Pocas cosas hago mejor que quererte, me sale bien, me sale del alma, y cuando algo sale tan del alma, no hay viento que lo apague, lo detenga o se lo lleve —Freddy Jiménez.

El viento de repente se volvió frío y el ambiente en el que se encontraban preocupante. El momento en el que Seokjin casi se desplomó en el piso, fue porque ya no soportaba más el dolor que sentía y todos en aquel estacionamiento, casi vacío, en el que solo se escuchaba el sonido de la brisa, los quejidos del delta y los susurros de calma del alfa que lo ayudaba a recuperar su estabilidad, lo sabía.

Namjoon dejó reposar a Seokjin en el asiento de copiloto reclinado se quedó allí, peinado su cabello con delicadeza, esperando a que todo su dolor pasara.

Jimin se aferraba al brazo de Yoongi, esperando que alguno de ellos dijera que todo estaba bien y bajo control, necesitaba escucharlo y cuando Namjoon lo miró con sus ojos brillosos, que finalmente le permitió acercarse a Seokjin, pudo estar más tranquilo ante la situación.

—Él está bien, ya pasó lo peor, no hay de qué preocuparse —informó Namjoon, a lo que el omega asintió mientras confirmaba que Seokjin ya no se quejaba, solo reposaba con los ojos cerrados y sus manos sobre su abdomen.

—Podemos irnos a casa, y salir juntos otro día —sugirió Yoongi considerando que no era la mejor opción que Seokjin siguiera el recorrido que ya habían planeado.

—No —declaró el delta con voz ronca—. Quiero ir.

—¿Te sientes con la fuerza para ir?, ¿de verdad quieres ir? —preguntó Namjoon dándole un ligero apretón de mano para luego acariciar el dorso de la misma con su pulgar.

—Por favor, lo necesito, no quiero que la noche termine —se quejó en un susurro—. Por favor, alfa.

—Está bien, iremos —masculló Namjoon volviendo a enderezar el asiento.

—¿Seguro que estas bien? —volvió a preguntar a Jimin con preocupación.

—Sí, no es la primera vez qué pasa.

Yoongi caminó a pasos sigilosos hasta el auto, mientras Jimin seguía dubitativo en si ir o no. Aquel momento en el que Seokjin pasaba por aquellos dolores internos, le recordaron sus punzadas y lo terrible que podría volverse. No podría saber si lo que sentía el delta era lo mismo, pero estaba seguro que muy parecido.

Durante todo el camino hacía el parque de atracciones que tenían previsto visitar, Yoongi se mantuvo pensativo, empezaba a tener dudas respecto a toda su situación con su "destinado" y el dolor que estaba sintiendo por ello.

No puso interrogante en lo que sentía por Jimin, sino en lo que sentiría si por alguna razón se encontraba con su destinado. No quería pensar en ello, siempre evitó siquiera imaginar un encuentro de ese tipo, pero después de haber visto el estado de Seokjin, recordó el suyo y ello trajo cuestionamientos al respecto.

—¿Por qué tan pensativo? —escuchó la voz de Jimin a su lado. Se sumergió tanto en sus pensamientos que siquiera se dio cuenta que casi estaban llegando al parque.

—Nada, está todo bien —contestó el alfa, sujetando el guía del auto con su mano izquierda para dejar reposar su mano derecha sobre la pierna del omega.

Jimin sonrió de lado al ver que el alfa no tuvo siquiera la intención de apartar su mano hasta que llegaron a su destino. Podía sentir el cosquilleo de sus dedos en su pierna; eran muchas las ganas de hacer que detuviera el auto y besarlo como si no hubiera un mañana, si no hubiese sido porque estaban acompañados, lo haría sin dudarlo.

—No me mires así, me dan ganas de besarte.

—¿Y por qué no lo haces? —cuestionó Jimin desabrochándose el cinturón de seguridad en cuanto el alfa detuvo el auto.

—Porque Namjoon y Seokjin vienen hacia nosotros —le dejo saber el pelinegro.

Jimin se estiró un poco apoyando una mano en el muslo del alfa hasta poder alcanzar sus labios y darle un beso que no fue corto, pero tampoco muy largo, lo suficiente como para satisfacer su deseo.

—Ay Jimin, vas a ser mi perdición —opinó el al salir del auto.

—Creo que ya lo soy —replicó Jimin al llegar junto Yoongi, quien no pudo hacer más que mirarlo a los ojos y decirle con la mirada todo lo que no pudo con palabra.

Namjoon y Seokjin ahora estaban frente a ellos, el delta que estuvo en medio de un ataque que los alarmó, ahora tenía un semblante completamente distinto, aunque su estado físico les dejaba claro que no estaba en su mejor momento, aun así su actitud era animada y entusiasta.

—Estoy muy listo para subirme en eso —señaló Seokjin el juego mecánico que tenía forma de hexágono y daba vueltas en círculo, solo se veían las piernas de las personas flotando en el aire, las luces de neón y los gritos provenientes de todos los demás juegos.

—De tan solo verlo me causa náuseas —comentó Namjoon haciendo mohín con los labios.

—Lo que él dice —reafirmó Yoongi iniciando el camino hacia la entrada del parque.

La música, los gritos de las atracciones, el olor a palomitas y algodón de azúcar les dio la bienvenida. El ambiente que se respiraba era fresco y bastante ameno; niños corriendo de un lado a otro con juguetes y dulces en sus manos, familias en los puestos pojangmacha.

En primera instancia, Yoongi no quería ir al parque de diversiones, prefería algo más tranquilo como el cine, una cena privada o cualquier otra cosa que no involucrara gente chillando por todos lados, mucho alboroto de niños y juegos a los que definitivamente no querría subirse, pero el entusiasmo con el que Jimin le pidió que fueran después de ir al museo, fue lo que hizo que dejara de lado todo lo que no le resultaba cómodo del todo solo para complacer al omega.

No había una cosa a la que Yoongi pudiera decirle que no a Jimin, si él le pedía que le comprara un carro de palomitas y no dudaría en hacerlo. Quería darle todo lo que no la ha dado a ninguna otra persona, no solo material, sino también sentimental. Deseaba darle su amor, porque quería que fuera recíproco y cada vez que lo miraba a los ojos estaba seguro que así era, y aquel era el sentimiento más hermoso, el saber que tenía a alguien que lo quería y lo deseaba tanto como él.

Seokjin y Jimin parecían estar en su propio mundo mientras pasaban por los distintos juegos mecánicos, en los que la mayoría se subieron solo ellos dos, así que por ese lado el alfa agradeció que ellos estuvieran acompañándolos.

Yoongi se divirtió con el omega en los juegos de arcade y carros chocones, nada muy extremo que involucrara muchas vueltas y alturas exageradas, así que solo disfrutó verlo divertirse en cada una de las atracciones a las que se subió.

—Si no ganas ese premio para mí, puedes olvidar todo el cortejo —determinó Jimin mientras Yoongi jugaba a los dardos, siendo observado por la pareja y el omega.

—¿Y si lo gano qué? —cuestionó Yoongi con su mano derecha alzada mientras sostenía el último dardo que le quedaba, listo para ser lanzado, su cabeza estaba ladeada hacia al omega que se encontraba a su derecha.

—Un sí a tu cortejo y quizá algo más.

—El si ya me lo gané, lo otro, ¿de qué estamos hablando realmente? —preguntó entrecerrando sus ojos.

Jimin solo río entre dientes para luego morderse los labios, acción que le dejó claro todo lo que quería decirle al alfa.

—Juguetes, aceites y luces atenuadas —respondió con una sonrisa traviesa en sus labios, lo que provocó que el alfa se riera sin mostrar sus dientes.

—Cambio los juguetes por un elemento sorpresa —sugirió Yoongi.

—Trato.

—Trato —susurró antes de volver su atención al juego.

Seokjin y Namjoon los vieron divertidos mientras hacían apuestas para prácticamente tener sexo, para las alfas aquello solo era una excusa para poder hacerlo. Namjoon sabía que por lo general sucedía al terminar el cortejo, pero para ellos claramente no sería de esa manera.

Después de tres rondas, Yoongi estuvo a punto de ganarse ese premio mayor en dos ocasiones, se encontraba en su tercer tiro de la quinta ronda. Ganaría aquel premio sí o sí.

No quería ganarlo solo para tener sexo con Jimin, eso solo era una excusa, quería ganarlo para verlo feliz y para demostrar su punto. Aunque tuviera que pagar por todas las rondas que fueran necesarias solo para ganar un conjunto de joyas de juego que él podía comprarle sin necesidad de jugar a los dardos.

Era evidente para Jimin y la pareja a su lado que Yoongi estaba siendo dominando por su alfa y sus ganas de demostrar que era capaz. Jimin solo podía reír cada vez que el alfa decía "otra ronda" mientras pasaba otro billete.

Yoongi se concentró en el último tiro y cuando se sintió listo lanzó el dardo, al ver que le dio al blanco, sintió como Jimin se le lanzó encima mientras el alfa sonreía con superioridad.

—¿Hoy o mañana? —cuestionó Yoongi aun con Jimin abrazándolo por el cuello, y su mano en la cintura del rubio.

—Recuerda que vamos despacio, soy todo tuyo el domingo —masculló el omega depositando un beso en la mejilla de Yoongi.

—Tendré todo listo.

El resto de la noche se la pasaron hablando de ese momento en el que el alfa de Yoongi salió a flote por conseguir el premio mayor. Seokjin no dejaba de reírse de todas las veces que perdió y todo el dinero que gastó tan solo en un par de minutos.

Juntos, caminaron hasta la última atracción a la que querían subirse, una vez más Yoongi se negó y Namjoon le siguió los pasos. Ambos vieron a sus parejas subirse a la montaña rusa y se quedaron solos.

El ambiente entre ellos se volvió algo incómodo cuando ni Seokjin, ni Jimin estaban con ellos, ya no tenían temas de los que hablar, las demás ocasiones hablaron de cualquier cosa que cruzara por su cabeza, pero en ese instante no había nada.

Yoongi sostenía una cerveza en sus manos, mientras que al alfa a su lado tomaba agua. Ninguno sabía que decir.

—¿Cómo se conocieron tú y Jin? —preguntó Yoongi. Es algo que le ha causado curiosidad desde que supo que la pareja de Namjoon era otro alfa.

—Nuestras familias eran socios comerciantes y nosotros gerentes publicistas, nos reuníamos casi todo el tiempo y sucedió —explicó Namjoon—. La dicha y el infortunio llegó.

—Oh, ¿estuvieron en secreto? —cuestionó Yoongi antes de darle un sorbo a su bebida.

—No, nunca salimos en secreto, es decir, ¿por qué deberíamos ocultar que nos amamos? Si somos muy precavidos, pero nunca ocultamos lo que somos, lo que tenemos —determinó Namjoon con seriedad—. La verdad no debería ocultarse, nunca.

La repuesta del alfa fue más que suficiente, estaba llena de razón, no hubo un solo desperdicio en sus palabras y aquello solo hizo que sus cuestionamientos volvieran.

No quería seguir pensando en ello, mucho menos cuando estaba pasando un buen momento con Jimin, pero quiso aprovechar el criterio de Namjoon y conocer su opinión al respecto. Quería sacar de su mente ese tema sobre su "destinado", ya empezaba a carcomer sus pensamientos.

—Si por casualidad encontrarás a tu destinado, ¿dejarías a Seokjin? —preguntó Yoongi.

—No, no lo dejaría, prefiero morir por un lazo roto por mi destinado que dejarlo. —Su respuesta fue tan inmediata que le dejó claro lo mucho que amaba a Seokjin—. ¿Por qué la pregunta?

—Curiosidad —masculló Yoongi en respuesta, recostándose de la pared detrás de ellos.

—Sé que no hemos hablado mucho, pero puedes contármelo sin temor, estamos en confianza, ya somos como familia.

—Estoy pasando por una clase de dolores que cada vez son peores, he hecho de todo para evitarlos y nada. Mi doctora dice que se trata de mi destinado, tengo miedo de encontrarlo pronto y no saber qué hacer en cuanto a mis sentimientos —explicó Yoongi yendo directo a al grano.

—Joder, eso sí que es un problema —comentó Namjoon alarmado y sorprendido—. ¿Estás seguro de lo que sientes por Jimin?

—Claro —contestó sin pensar.

—Entonces no te preocupes mucho por ello y confía en lo que sientes por él.

—Pero, ¿no estoy siendo egoísta en dejar a la deriva a alguien que me necesita, pero solo elijo ignorar?

—En parte sí, pero es tu felicidad y tú tienes el control sobre ello, no la Luna, ni el destino. Es tu trabajo velar por tu felicidad. ¿Crees que yo estaría pasando por todo esto si estar con Seokjin no me hiciera feliz? —planteó el alfa—. A veces hay que sacrificar algunas cosas por nuestra paz mental y sentimental.

—Hablas como un maestro de muchos años —consideró Yoongi luego de haber escuchado con atención su consejo.

—Mi lobo ha pasado por muchas cosas, solo hablo desde la experiencia.

Yoongi solo asintió y volvió su mirada al frente viendo a Jimin y Seokjin acercarse a ellos mientras reían a carcajadas.

El pelinegro dejó de lado todo lo que le preocupaba en ese momento, decidió tomar el consejo y hacer que su felicidad dependiera de él y en ese instante su felicidad tenía nombre y apellido: Park Jimin.

—Eso fue muy divertido —expresó Jimin con la respiración agitada—. Nam, debiste subir y ver lo gracioso que se veía tu novio.

—¿Por eso están tan rojos?

Seokjin solo asintió tomado del brazo a Namjoon, mientras paraba de reírse por todas las expresiones y comentarios del omega mientras estuvieron en la montaña rusa.

—Tengo hambre —comentó Jimin luego de un largo suspiro—. Alfa, hoy te invitaré la cena.

Aun cuando Jimin lo ha llamado de esa manera en más una ocasión, siempre que lo hacía, se sentía como si fuera la primera vez. Aún no se ha acostumbrado a ser llamado "alfa" con el tono de voz que el omega usaba, tan cálido, cercano y afectuoso. Sentía que Jimin era suyo y el de él.

—¿Qué? Te cocino a diario, tu invitas, alfita —señaló Seokjin viendo como el castaño se quedó a la expectativa de que el dijera lo mismo, y la repuesta del delta solo hizo que todos estallaran en risas, incluso Namjoon.

Aunque Yoongi creyó que el "yo invito" de Jimin era broma, éste no tuvo otra opción más que dejar que lo hiciera, no quería que el gastara su dinero. El alfa estaba al tanto de las cosas que tenía que pagar, como debía ayudar a su madre en la casa; en cambio él, solo ha tenido ese dinero guardado en el banco, no tenía tantas responsabilidades que dependían de él económicamente. Tampoco quería hacer sentir mal a Jimin, o que se sintiera inferior a él, porque entre ellos no podía existir ese estereotipo de alfa y omega.

Comieron cerdo picante salteado, acompañado de kimchi y arroz. El bullicio de las personas que entraban y salían del establecimiento en el que se encontraban casi todos los puestos de comida, en conjunto con las distintas músicas de fondo los acompañaron durante su cena.

Yoongi vio que el delta frente a él estaba tan bien como cuando salió de casa, ya no había rastros de incomodidad o dolor y eso le tranquilizó. Podía decir con certeza que le gustó salir con ellos y conocerlos un poco más.

Seokjin le pareció muy carismático y alegre, mientras que Namjoon le dio la impresión de ser una persona muy centrada y determinada. Por lo poco que ha visto de ellos, sus personalidades se complementaban bastante bien.

Además, no era difícil para él mantenerse en la conversación porque seguían los mismos gustos y entre ellos estaba Jimin, ya fuera como amigo, pareja, compañero, todo. Le agradaba poder hablar de pinturas y también de deportes con ellos, se sentía cómodo; ahora entendía mejor porque el omega se volvió tan cercano a ellos.

Mientras se dirigían a la salida, Jimin llevó en su mano su premio con orgullo mientras con la otra sujetaba el brazo del alfa, quería mantenerlo tan cerca como pudiera, más cuando su aroma de repente se sentía mucho más, con todo y que estaban rodeados de todo tipo de olores, por alguna razón el de Yoongi era bastante intenso.

Estaban aproximándose a su lugar de estacionamiento cuando las luces de una ambulancia y personas corriendo en esa dirección llamaron su atención. Yoongi volvió su mirada hacia el tumulto de personas cerca de la ambulancia, supuso que si seguía allí en lugar de irse al hospital, es porque la persona solo necesitaba primeros auxilios.

En ese instante, en el exacto momento en el que la multitud abrió paso y pudo ver como alguien más cargaba a una mujer, Yoongi sintió en su interior como su lobo reaccionaba con inquietud ante aquella escena.

El cabello oscuro de la chica caía como cascada sobre los brazos del paramédico que se apresuraba en llegar hasta la ambulancia. Una fuerte punzada en su corazón, hizo que se detuviera en seco, con la respiración algo agitada, sintiendo su pecho comprimirse, y su lobo inquietarse. Mantuvo su mirada en el tumulto de personas, queriendo saber que sucedía.

No podía describir en palabras lo que sentía, su corazón latía muy rápido, sentía sus manos sudorosas y que estaba en completo descontrol de sus feromonas.

Sin darse cuenta Jimin había dejado ir el brazo del alfa al ver todo el caos a su alrededor y siguió caminando sin haber notado que Yoongi se quedó detrás.

El alfa quería dar un paso y saber que pasaba con esa mujer, estuvo a punto de hacerlo hasta que escuchó la voz de Jimin llamarlo. Fue en ese momento que fue más consciente de lo que pasaba en ese lugar y tuvo miedo de las cosas que estaba sintiendo, no estaba listo.

"No estoy listo", se repitió mentalmente una y otra vez, mientras caminaba en dirección a Jimin. Mantuvo su mirada en el omega sin dejar de repetirse aquellas palabras sin parar. Se obligó a sí mismo a no desviar su atención, tenía miedo de lo que podía pasar si lo hacía.

Se concentró en la mano que Jimin le extendía, la tomó y la sujetó con fuerza, como si su vida dependiera de ello; puede que no la vida, pero si el destino.

En medio de la muchedumbre que empezaba a crecer, se despidieron de la pareja de alfas e inmediatamente subieron al auto. Yoongi respiró profundo y peinó su cabello hacia atrás, rápidamente miró sus ojos en el espejo retrovisor para ver que su lobo no estuviera manifestándose como siempre hacia en los momentos menos oportunos.

No podía asegurar que se trataba de aquello que habló con su doctora en más una ocasión, pero no se quedaría a averiguarlo. Lo que sentía no podía ser buena señal, así que buscó alejarse de ese sitio lo antes posible. Se aferró al aroma tropical del omega, y aunque sentía dolor en su interior, todo lo que hizo fue mantener su concentración en el aroma de Jimin.

Tampoco quería que el omega se diera cuenta de su estado, por lo que intentó con toda su fuerza de voluntad de soportar el dolor en su pecho, mismo que no lo abandonó durante todo el camino a la casa de Jimin.

—Te veo mañana —susurró el rubio recogiendo sus cosas para bajarse del auto estacionado frente a su casa—. Descansa, te ves algo agotado.

—Pasaré por ti en la facultad, ¿está bien? —cuestionó Yoongi apretando el guía.

—Si —masculló Jimin—. ¿Está todo bien? —preguntó el omega con un pie afuera, pero las feromonas de incomodidad de Yoongi llamaron su atención.

—Sí, es mi lobo, no te preocupes, tomaré algo al llegar a casa. —Jimin asintió algo dudoso, y dejó un corto beso sobre sus labios.

El pelinegro dejó salir un suspiro cuando el omega estuvo fuera del auto, el dolor estaba incrementando y no quería irse a casa sin hacer algo, en el fondo sabía que esas pastillas no harían efecto.

—Jimin —lo llamó el alfa antes de que éste siguiera caminando en dirección a su hogar.

El omega se dio la vuelta y cuando lo hizo vio a Yoongi acercarse a él, cuando lo tuvo en frente, éste tomó su mano derecha y la llevó hasta su mejilla, misma que Jimin acarició con cariño. No sabía a qué se debía su repentino comportamiento, pero estaba allí para darle lo quisiera pedirle.

—¿Puedo abrazarte por un minuto?

A Jimin le impresionó un poco que el alfa fuese hasta el para pedirle un abrazo, cuando recién acababa de darle un beso. Su petición causó curiosidad en él, pero aun así abrió sus brazos en repuesta.

Rodeó el cuerpo del pelinegro abrazándolo por encima de sus hombros, mientras que éste acercaba su rostro al cuello del omega. Jimin pudo sentir la respiración de Yoongi y el fuerte latir de su corazón.

Yoongi solo quería hacer que el dolor se detuviera, no quería llegar a casa en un estado agravado. No sabía si aquello funcionaria, así que solo lo intentó. Si Jimin una vez logró tranquilizarlo tan solo con ver sus ojos lobunos, podía hacerlo con sus feromonas, al menos es de lo que quería convencerse.

Inhaló el aroma de Jimin desde su cuello, lo abrazó con fuerza y mientras intentaba tranquilizarse cerró sus ojos. Concentrándose únicamente en el aroma del omega, en el contacto piel con piel, en su voz diciéndole en un susurro "alfa", en todo lo que le brindaba paz.

Y funcionó; escucharlo, sentir las vibraciones de su pecho cuando le preguntaba "¿mi alfa no quiere irse hoy?", le tranquilizó. Escuchar el ritmo de su corazón, sentir su aroma cerca, y sentirlo a él en aquel abrazo, hizo que su dolor se fuera.

—Omega —susurró Yoongi aliviado. Jimin se sorprendió un poco por la manera en la que lo llamo, como si no solo se dirigiera a él, sino a su ser completo, su parte humana y lobuna.  Le gustó la manera tan dulce y tierna en la que lo llamo "omega".

El rubio respondió con un "mmm" esperando la respuesta del alfa mientras seguía aferrándose a él, abrazando su espalda y escondiendo su cabeza en su cuello.

—Te quiero.

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