Capitulo 47

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⚠️ Éste capítulo contiene mención de violencia, así como temas sensibles relacionados a la prostitución. La historia no pretende promover ningún tipo de abuso. Si eres sensible a estos temas puedes dejar de leer cuando quieras.

Él nunca fue mío pero perderlo rompió mi corazón —Anónimo.

Con los sentimientos a flor de piel, la adrenalina y desesperación intactas cuando fue guiado por Sarang hacia la que se supone que era su casa, esperó a que ella saliera con sus cosas empacadas rápidamente en un bolso. Una vez estuvo dentro del auto, Yoongi condujo apresuradamente fuera de ese lugar del que ella necesitaba huir.

—¿Te sientes algo? —cuestionó Yoongi el ver como ella se retorcía en el asiento copiloto.

—Náuseas, esas malditas drogas no las soporto —señaló la chica con sus dos manos en su abdomen.

En cuanto llegan al apartamento, ella sigue los pasos del alfa hasta el interior del lugar, lo primero que hizo fue ir al baño y dejar ir todo lo que ha estado reteniendo en su vientre. Mientras ella se duchaba y cambiaba, Yoongi le preparó un té medicinal para ayudarla a revitalizarla.

—Tómatelo todo, te hará bien —musitó el alfa tendiéndole la taza humeante.

El alfa esperó pacientemente a que ella se tranquilizara y que en su rostro ya no hubiera alguna mueca de incomodidad. Se sentó a su lado en la cama, sin decir nada, seguía quemándole en la garganta a querer preguntarle, pero sabía que sería incómodo para ella hablar de ello en ese momento, así que esperó. De todos modos, cuando le preguntó que sucedía, ella solo evadió el tema.

—Ese era "mi alfa" —masculló Sarang con la mirada en su té.

—No entiendo, ¿por qué un alfa... —Yoongi se detuvo a media frase buscando la mejor forma de decir lo que estaba pasando.

—Prostituye a su omega —terminó de decir Sarang en un hilo de voz.

—Es decir, estás marcada por él, vives con él. Ningún alfa dejaría que nadie más toque a su omega, no entiendo —consideró Yoongi.

—Eso es lo que se supone que debe ser, pero en ese mundo es completamente diferente. Es horrible —masculló Sarang y Yoongi vio cómo su labio empezó a temblar—. El solo me tiene marcada para controlarme, saber dónde estoy, como me siento, no es nada más que eso.  

—¿Te marcó contra tu voluntad? —cuestionó Yoongi y solo obtuvo un asentimiento en repuesta.

—Mi familia me vendió cuando cumplí la mayoría de edad y estoy marcada por el desde ese entonces. Hace 6 años que vivo en ese infierno —explicó en voz baja—. El... me obliga a estar con otros alfas por dinero, y si hago algo que le incomode me deja encerrada y sin comer por días, el...

—Está bien, no tienes que contarme todo ahora, está bien —le interrumpió Yoongi quitándole la taza vacía de las manos.

—¿Él té encontró aquí o te fuiste sola? —preguntó Yoongi desde el umbral de la puerta.

—Salí a buscarte porque me sentía muy sola, quise llamarte, pero luego me arrepentí porque debías estar con tu omega y eso me hizo sentir culpable, luego el me encontró y me llevó a casa —explicó con la voz temblorosa.

—¿Te tocó?, ¿qué fue lo que hizo, Sarang?

—Algo que no podría decir en voz alta. Él siempre me obliga a hacer esas cosas y es horrible, siempre lo ha sido —sollozó la omega. Yoongi dejó la taza en el piso y se sentó junto a ella para volver a abrazarla.

—Está bien, estoy aquí —susurró acariciando el cabello de Sarang mientras esta lloraba con su barbilla en el hombro del alfa.

—Quiero romper mi lazo con él, pero es difícil cuando para él es tan fácil encontrarme —dijo entre lágrimas.

—Ya no lo hará —le aseguró Yoongi. Puede que el supiera cómo hacer que su lazo se rompiera, pero no estaba en la mejor posición para hacer aquello por ella, así que buscaría otra forma de ayudarla que no lastimará a la persona que amaba.

Yoongi se quedó a su lado hasta que su llanto se detuvo y terminó dormida con el alfa rodeándola. La vigiló por varios minutos, sin querer dejarla sola después de lo que presenció y lo que ella le ha contado, pero terminó yéndose a casa antes de que el sol saliera.

Se sintió exhausto y lo primero que vio al entrar a su recámara fue a Jimin abrazando su almohada, misma que cambió para que el omega lo tuviera a él entre sus brazos, no sin antes de meterse a la cama, se aseguró de oler nada más que a canela y limón.

Se durmió inmediatamente, pensando en lo mucho que amaba a Jimin y lo difícil que se ha vuelto hacerlo feliz últimamente, se sentía culpable y no tenía dudas de que lo era.

Ojalá no fuera tan doloroso estar lejos de su destinada cuando ella estaba en peligro constante y él era lo único cercano que tenía a la salvación, pero de igual modo sabía que estar lejos de Jimin también dolería, es por eso que fue egoísta y continuó intentando hacer que funcionara.

No sabía que más hacer además de intentar salvar a Sarang e intentar estar con Jimin. Pensó que sería más fácil de sobrellevar, pero a medida que pasaba el tiempo, menos certeza tenía de que aquello de alguna forma terminará bien.

Al despertar, Jimin ya se había marchado a la facultad, era demasiado temprano y siquiera lo esperó para acompañarlo como era costumbre. Y desde ese momento se dio cuenta de que las cosas entre ellos eran diferentes y algo distantes, aún más cuando éste se debatió si debía llamarlo o no, pero igualmente terminó haciéndolo.

—Hola —escuchó la voz de Jimin del otro lado del teléfono. Por el bullicio supo que estaba en alguna cafetería.

—Te fuiste sin despedirte, ¿por qué no me despertaste para llevarte? —cuestionó el alfa mientras abotonaba su camisa blanca.

—Porque estabas cansado y debía estar aquí más temprano —contestó Jimin.

—¿Está todo bien? —preguntó el alfa—. ¿Estamos bien?

Hubo un largo silencio por parte de Jimin, es decir, él no estaba bien y se debía a su destinada, así que ellos no estaban del todo bien, ambos lo sabían, pero preferían ignorarlo a tener que dar el paso.

—Sí, te veo en casa, debo ya irme.

—Paso por ti al trabajo.

—No es necesario, saldré más temprano —replicó el omega.

Yoongi no pudo objetar a aquella respuesta cuando escuchó el sonido de la línea, Jimin había colgado la llamada, y eso le sorprendió aún más, pero en el fondo entendía su actitud.

Lo peor es que sentía como empezaba a alejarse y no había nada que el pudiera hacer más que dejarlo, porque después de todo le prometió que no lo obligarían a quedarse a su lado si el en algún momento decidiera irse y en el fondo sabía que ese día estaba cerca.

Antes de irse a trabajar, aún Jimin en su mente, visitó a Sarang, al verla dudó que haya dormido lo suficiente, lo confirmó cuando ella lo admitió y tuvo sentimientos mezclados cuando ella apenas susurró haber pensado que él se quedaría más tiempo.

—No puedo pedirte que lo hagas, sería injusto y egoísta —susurró mientras despedía al alfa.

—Quisiera poder hacer más por ti, pero...

—No tienes que hacer más por mí, solo, no le hagas caso a los caprichos de mi lobo. Vete tranquilo, estaré aquí cuando vuelvas —le aseguró la omega.

—¿Necesitas mi... —Yoongi se detuvo a media frase sin saber si realmente era necesario que le ofreciera algo que aún seguía estando destinado a Jimin—. ¿Necesitas mi aroma?

—Siempre. —Por la inmediata respuesta, Yoongi solo tomó la camiseta que esta le tendía y la impregnó con su aroma antes de realmente irse a su trabajo.

La tarde estaba gris y fría mientras Jimin almorzaba con sus amigos, algo que no hacía desde hace tiempo. No se dio cuenta lo mucho que necesitaba escuchar la risa de Hoseok, Seokjin siguiéndole el juego y Namjoon negando con la cabeza por sus ocurrencias. El alegre y ligero ambiente entre ellos le hizo sentir mucho mejor de lo que se sentía en la mañana después de haber colgado la llamada con su alfa, si es que todavía lo era.

—¿Todo bien? —preguntó Namjoon codeando al omega a su lado. Se encontraban en el restaurante cerca del edifico en el que trabajaba el omega solo para evitar que éste llagara tarde, además, Jin empezaba a salir más de cama mientras aún seguía recuperándose.

—¿Mmm? Si, solo pienso, no es nada —afirmó Jimin, estirando el plato de comida que apenas tocó.

—¿Mucho trabajo? —cuestionó Hoseok.

—Algo así, tengo un pax de deux con mi compañero, es contemporáneo, se me da mejor que el ballet, pero a él no tanto —explicó Jimin. Aunque su repuesta no fuera una mentira completamente, si lo era una que aquello era lo que estaba en su mente preocupándole.

Todo lo que estaba en su mente era algo más, pero no arruinaría el único momento que tenía para estar tranquilo con sus amigos. Apenas durmió cuando el alfa se fue y volvió oliendo por completo a su destinada. Lo escuchó cuando se fue, cuando entró a la habitación y se duchó para quitarse de encima el aroma, pero aun así dejó en el aire aquel aroma a vainilla y lilas, suprimió sus lágrimas mientras el alfa caía rendido en un sueño, notablemente cansado.

Confiaba en él y en lo que sea que estuviera haciendo, pero no lo soportaba. Creyó que sí, que sería un poco menos difícil seguir adelante después de aquella Luna llena, pero fue todo lo contrario. Cada día fue más y más doloroso. Esa noche no lo aguantó más, dolía y estaba seguro que si tuviera la marca del alfa lo que sufriría su lobo en ese momento no sería muy diferente.

Mientras más callaba y fingía que estaba bien que el fuera con ella, más crecía la magnitud de su sufrimiento. Un dolor que estaba guardando, un dolor que era como una bomba de tiempo que en cualquier momento explotaría y es por eso que debía admitirse a sí mismo y a su apenas alfa, que todo lo que sentía era dolor, celos, ¿envidia? Un montón de sentimientos negativos que solo le estaban consumiendo por dentro, y lo sabía, pero prefería ignóralo porque su última opción sería dejarlo.

Confiaba en Yoongi, pero no estaba seguro de soportar otro día más de él yéndose a mitad de la noche porque su lobo necesitaba estar con su destinada, no con él.

Por suerte, sus amigos no hicieron más preguntas, en cambio lo animaron para que siguiera esforzándose. Durante sus ensayos con música por primera vez, le hizo sentir terriblemente sensible, tanto que derramó algunas lágrimas mientras ensayaba su solo con Young-soo, algo que fue aplaudido por su instructor.

—Esta es la química que quiero ver en el escenario, esta es la esencia de una pareja rota y distanciada —comentó el instructor aún emocionado por el baile de Jimin.

Primera vez que se sintió tan identificado con un baile, tanto que durante todo el baile solo pudo pensar en una cosa: Yoongi. Y luego estaba su destinada; fue cuando llegaba el final de la canción que tomó la decisión de lo que estuvo rondando por su cabeza durante todo el día y la noche anterior.

Jimin quería a Yoongi, lo amaba. Amaba escucharlo tocar el piano en las mañanas, cocinar con él. Amaba verlo en primera fila siempre que tenía una presentación como bailarín, pero sobre todo escuchar su risa, verlo feliz y tontear para hacerlo feliz. Le encantaba escucharlo decirle que lo amaba y que lo elegía a él aun cuando aquello no fuera completamente su decisión.

Apreciaba cada cosa que hacía por él, incluso aquellas que les costaba. Cómo marcarlo o mostrarle su lobo cuando él lo hacía sin esfuerzo alguno. El omega notó que estaba llevándole la contraria a lo que realmente sentía su lobo, y lo sabía porque su lobo también podía sentirlo.

A pesar de haberse dicho a sí mismo que estaba todo bien, que le daría tiempo a Yoongi para que tomara una decisión, en el fondo no lo estaba, sabía que lo mejor era que se quedara con su destinada. Después de todo, era un asunto de su naturaleza que no se podía romper solo porque sí; puede que él lo amara, pero por lo que estaba pasando entre ellos, supuso que no era un amor suficiente como para quebrantar el destino de la Luna. No creía ser suficiente como para ser esa excepción para el alfa.

Cada noche que lo escuchaba quejarse. Cada vez que lo veía retorcerse por el dolor en el pecho, le entristecía. Yoongi podía decir que no era nada, que estaba bien, pero el omega no le creería aquellas palabras mientras lo siguiera viendo en esas condiciones.

Le dolía porque sabía que lo único que debía hacer era ceder y dejarlo ir. Le dolía por Yoongi, porque sabía que lo único que lo ataba a aquel dolor, era él. Era evidente para Jimin que su sufrimiento se debía a él, podía asegurar que la única que podría calmar su dolor era su destinada y eso estaba destrozándolo por dentro. Era una verdad que no quería enfrentar, pero que cada día se veía en la obligación de hacer algo, por él.

Lo amaba, y el amor no es codicioso. No era justo que Yoongi solo estuviera sufriendo solo por estar con él. Como tampoco era justo para él tener que dejar ir a la persona que amaba.

Para evitarle el dolor que sentía a diario, aunque eso significara mantener el suyo intacto, Jimin decidió esa tarde, casi noche, dejarlo ir.

No podía dejar que el alfa tomara la decisión de elegir entre él y su destinada. Por más que le doliera, sabía que ambos se necesitaban. Era consciente que lo más razonable era simplemente dejarlo ir.

Tener que sufrir la distancia después de haber encontrado a su destinada y también tener que elegir entre su omega y ella, no era un peso que quería poner encima de los hombros de su alfa cuando él tenía la solución en bandeja de plata, aunque fuera desgarrador para ambos.

En cuanto llegó al apartamento, como se hizo costumbre, estaba solo. Él fue el primero en llegar, con una decisión tomada y el nudo en la garganta creciendo, se duchó, preparó la cena, incluso tuvo tiempo de meter sus pies dolidos en agua antes de que el alfa llegara, mismo que llegó con los ojos notablemente cansados.

Un beso fue lo único que intercambiaron en forma de saludo. Jimin esperó sentando en el comedor con la mirada perdida en la cena que terminó de comer en el momento exacto que el alfa se sentó frente a él, apenas mirándolo a los ojos.

Jimin se quedó frente a él mientras éste comía lo que había preparado para ambos. En medio de ello hablaron de las cosas que hicieron durante el día, como de costumbre, la diferencia estaba en que apenas y hubo contactos de miradas. Jimin se sentía culpable por lo que estaba a punto de pasar y Yoongi porque sabía que significaba el silencio en su omega.

Fue difícil empezar la conversación, pero terminó haciéndolo sin darle mucha vuelta al asunto que no debía prologarse o ambos terminarían aún más rotos. Solo una cosa era su consuelo, no estaban vinculados, así que no sería tan difícil seguir adelante, al menos eso esperaba.

Quiso hacerle entender al alfa que la mejor opción era que se separaran. Ambos sabían que no podían seguir o se lastimarían más. Tanto el como a su destinada.

La noche se volvió fría mientras ambos estaban sentados en el comedor de granito de la cocina. Por la rendija de la ventana se colaba la fría brisa que anunciaba la lluvia que estaba a punto de caer. El fuerte viento del exterior que movía las hojas de los árboles, era lo único que se escuchaba en medio del silencio que invadía la cocina.

Yoongi miró a través de la ventana que estaba media abierta, mientras asentía con la cabeza. Por más que quiso negarse, sabía que Jimin tenía la razón. Solo estaba haciendo aquello más doloroso, para los tres. Quizá si mantenía su distancia, Jimin estaría mejor, lo superaría. Por eso no dijo nada más. Solo hubo más silencio.

Jimin intentó retener las lágrimas, pero no pudo. Era inevitable sentir que estaba dejando ir a la única persona que ha amado, el único que le ha demostrado que realmente lo ama. Estaban verdaderamente terminando su relación de la forma más sana posible. Ninguno quería, pero evidentemente él no era el destino de Yoongi y por más que le doliera, debía aceptarlo.

—No quiero dejarte —susurró Yoongi con la voz ronca.

—Tampoco quiero te vayas —murmuró Jimin limpiando sus lágrimas rápidamente, no quería que él lo viera llorar, aun cuando sentía que se derrumbaría en cualquier momento, quiso permanecer fuerte.

—¿Pero? —cuestionó Yoongi girando su cabeza, hasta que su mirada se detuvo en el rostro de Jimin. A pesar de que estaba un poco oscuro, podía presenciar perfectamente sus ojos llorosos y como apretaba sus labios tratando de evitar el llanto.

—Solo nos estamos lastimando más al hacer esto. Tú la necesitas y ella a ti, no hay nada más que yo pueda hacer, no puedo ir contra la naturaleza —replicó el omega en un tono de voz apenas audible.

—¿Por qué te rindes tan fácilmente? No quiero tirar la toalla contigo, Jimin, solo porque mi... —Yoongi hizo una pausa cerrando sus ojos mientras ladeaba la cabeza—. Solo porque ella es mi destinada.

—No me rindo, estoy siendo realista —determinó Jimin en un hilo de voz—. Te he visto sufrir, y no me digas que no. Tus ataques empeoraron la semana pasada, tanto que temí que un día no pudieras soportarlo.

—¿Crees que no sé qué fuiste a verla anoche, porque sentiste que casi morías por el dolor que te causaba estar lejos de ella cuando notablemente te necesitaba? Si sientes lo que tu destinada, entonces lo de ella debe ser peor, lo es, ¿no? —continuó Jimin y solo vio al alfa asentir con la cabeza gacha.

—Es mucho peor. Yo solo siento la mitad de lo que ella siente y es... asfixiante —confesó Yoongi. A lo que Jimin no dijo nada más.

El alfa levantó la mirada hasta encontrarse con la de Jimin, momento exacto en el que vio sus mejillas empapadas de lágrimas que el omega ya no intentaba reprimir. Esta vez dejó salir lo que ha estado contendiendo por años.

Y se sintió bien con ello, se dijo a sí mismo que estaba bien sentirse frágil, que estaba bien no ser fuerte o el ancla todo el tiempo, a veces también estaba bien sentirse roto por dentro y no ocultar sus verdaderos sentimientos. Simplemente estaba bien. Porque ya no podía ser más fuerte, ya no podía seguir en un lugar en el que inevitablemente se sentía como el mal tercio; lo intentó, trató de quedarse, pero eso solo lo estaba arrastrando a una vida de sufrimiento que él no quería tener.

No cuando su madre tuvo que prácticamente salir corriendo del alfa que se hacía llamar su padre, cuando a duras penas salió con vida de las garras de ese asesino. Se sentía tan agotado, tan cansado de todo lo que estaba a su alrededor, y mientras se debatió cuál sería la mejor decisión para él, recordó las propias palabras del alfa: "poner en primer plano nuestro bienestar no es ser egoísta, es anteponer nuestra felicidad".

Y si algo le agradecía al alfa, en el tiempo en el que estuvieron juntos, es que aprendió a cuidar más sus sentimientos que el de los demás, aunque sonara egoísta. Es lo que hacía al tomar aquella decisión, cuidar de sí mismo, algo que verdaderamente haría por primera vez.

Yoongi le enseñó a cuidar de él, de su estabilidad emocional, esa que estaba al borde del precipicio. Le mostró cómo preocuparse más por sus propios sentimientos y por eso lo amaba. Por eso le dolía tanto dejarlo ir.

El alfa se levantó y caminó lentamente hasta el pelinegro que llevaba su cabello cubriendo su frente. Jimin lo miró confuso al ver que éste se arrodilló frente a él, en completo silencio Yoongi lo rodeó con sus brazos, pegando su cabeza al pecho del omega, escuchando cada latido de su corazón con los ojos cerrados, como si quiera memorizar el ritmo en el que su corazón latía en ese momento. Como se sentía tenerlo así de cerca, como sus aromas mezclados los rodeaban.

Jimin dejó caer su mano sobre el cabello negro de Yoongi, quien sintió el caliente de la primera lágrima recorrer su mejilla izquierda. No podía mantener lo que tenían por mucho tiempo si se quedaba, y eso le dolía. Porque lo amaba con cada partícula de su ser y un poco más. Pero luego estaba lo que sentía su lobo por su destinada, pero estaba seguro que el único amor que sentía era por su omega.

Se aferró más al cuerpo de Jimin, escondió su cabeza en el cuello del omega, buscó su aroma con desesperación y todo lo que percibo en él fue: tristeza y dolor, algo que le destrozó el alma.

—Lo mejor es que te vayas antes de que salga el sol, sería menos doloroso para ambos —susurró Jimin.

—No quiero dejarte —masculló el alfa con la voz quebrantada.

—No quiero que te vayas —respondió el omega con sus manos sobre los hombros del pelinegro.

Se quedaron de esa manera por largos minutos. Queriendo detener el tiempo y quedarse de esa forma por más tiempo. En el momento que se apartaron, ambos hicieron su camino hasta la recámara, en completo silencio.

La ventana media abierta, fue cerrada. Las luces fueron apagas y los sentimientos fueron desatados dentro la recámara que compartían. El sonido de la lluvia repiqueteaba en la ventana mientras alfa y omega se miraban a los ojos.

De pie junto a la cama y bajo la tenue luz amarilla de las lámparas en sus mesitas de noche. Yoongi levantó su mano hasta tocar la mejilla de Jimin con delicadeza, ambos tenían sus pómulos húmedos por las recientes lágrimas, aunque no había palabras de por medio, se estaban despidiendo.

Los ojos amarillos de Jimin brillaron como dos luceros mientras Yoongi acariciaba sus mejillas. Lo vio sonreír con melancolía al presenciar como su lobo se manifestaba sin esfuerzo alguno. Yoongi cerró sus ojos sin dejar ir el rostro del omega, en su interior rogó porque su lobo se manifestara también, no quería hacer sentir mal a Jimin y que pensara que su lobo no quería ver el suyo.

Jimin no pudo evitar las lágrimas al ver al lobo de Yoongi a través de sus ojos grisáceos brillar. Tenía a su alfa frente a él, mostrándose por completo, al desnudo, solo para él. Algo que pasaba muy poco, pero que aquella noche decidió demostrarle que, aunque tuviera a su destinada no quería decir que no lo amaba, porque lo hacía.

—Te amo —susurró Yoongi sin dejar de mirarlo directo a los ojos. La manera en la que aquellas palabras fueron pronunciadas, sabía que no solo se lo decía a su parte humana, sino también a su lobo interior.

Yoongi quería dejarle claro a Jimin, al omega de Jimin, que lo amaba. Quería dejarle claro que no lo estaba dejando por alguien más. Le mostró sus ojos lobunos y no los ocultó por un largo tiempo.

—Te amo —masculló Jimin sin poder dejar de apreciar el color de ojos del alfa frente a él.

—Destinados por la Luna y elegidos por el destino, son dos cosas diferentes, impulsado por la misma naturaleza, pero irremediablemente diferente —comentó Yoongi.

Era la primera vez que lo escuchaba hablar de esa manera, como si fuera su lobo hablando por él. Como si el alfa estuviese en completo control de la parte humana. Lo más extraño es que sintió aquellas palabras conocidas, como si no fuera la primera vez que las escuchara viniendo de él, de su lobo.

—Por esta noche, soy tuyo —le aseguró Jimin—. Mantendremos todo detrás de la puerta, se mío, por esta noche.

Necesitaba sentir que su última noche juntos fuera realmente su alfa. No llevaba su marca, no estaban vinculados, pero era su alfa y así quería sentirlo, le urgía sentir esa conexión entre ellos, esa que sabía que seguía ahí.

Sus labios se unieron en un beso lento, con las mejillas empapadas en lágrimas que seguían saliendo de sus ojos cerrados mientras disfrutaban del beso apasionado que compartían.

—Soy tuyo por esta noche —susurró Yoongi besando sus labios—. Y para siempre, Jimin.

En medio de besos y te amo, terminaron desnudándose uno al otro, despacio acariciándose la piel al descubierto, limpiándose las lágrimas que seguían deslizándose por sus mejillas. Con los sentimientos a flor de piel, Yoongi besó cada parte del cuerpo de Jimin y permitió que el omega hiciera lo mismo con él.

Entre jadeos se encontraron en un pasional y sentimental encuentro en medio de una habitación apenas iluminada por las luces en la cama del alfa. Inició sus movimientos estando en medio de las piernas del omega que se encontraba recostado boca arriba en la cama, lo miró a los ojos y limpió sus lágrimas con su pulgar mientras movía sus caderas.

Apartó el cabello que cubría parte de su rostro y junto sus frentes, lo que le permitió escuchar los jadeos de su omega en cada estocada. El alfa acarició sus piernas y lo guió para que lo arropara por completo con las mismas, con lo que obtuvo un mayor alcance a ese punto que hizo que los gemidos de su omega aumentaran.

Sus alientos chocaban, podían sentir sus respiraciones en el rostro de cada uno, sus labios rozaban mientras de ellos solo eran pronunciados los gemidos de amor, esos sonidos que probablemente escucharían del otro por última vez.

Jimin cerró sus ojos mientras sentía la masculinidad del alfa llenar su interior, rodeó los hombros del alfa con sus brazos mientras éste escondía su cabeza entre su cuello, lo que hizo que la respiración en su cuello le erizara la piel e inconsciente liberara feromonas de excitación a través de sus glándulas. Sabía que no obtendría una marca, pero en ese momento era feliz con lo que el alfa le brindaba.

Las estocadas se hicieron más rápidas a medida que ambos sintieron que su clímax se aproximaba. Yoongi levantó su rostro para mirar a Jimin y darse cuenta de que el omega tenía sus cejas fruncidas mientras gemía de placer.

—¿Lo sientes? —cuestionó Yoongi. Jimin no supo a qué se refería realmente, hasta que vio como sus ojos se tornaron grises nuevamente y allí mientras sus cuerpos eran uno, lo sintió.

Una corriente que invadió su cuerpo de pies a cabeza, una energía que ya no era tan desconocida para ellos. Fue en ese momento, que se sintieron unidos, que sus lobos se sintieron conectados.

—Lo puedo sentir.

—Muéstrame —jadeó Yoongi con sus antebrazos a cada lado de la cabeza del omega que miraba directo a los ojos—. Quiero verte, omega.

Yoongi presenció cómo los ojos de Jimin se volvieron amarillos y solo sonrío sin detener sus movimientos.

Se acercó para besar a su omega. Estaba seguro que había besado sus labios un millón de veces antes de ese momento, lo sentía, pero precisamente en ese momento, era diferente. Aquella conexión que sentía no quería que desapareciera, la última vez que sintieron aquello apenas y pudieron darse cuenta, pero en ese momento sus lobos se manifestaban mientras sus almas extrañamente parecían estar unidas como lo estaban físicamente.

Y de un momento a otro aquella chispa simplemente desapareció, y solo quedó el placer del clímax en el que ambos estallaron mientras sus ojos lobunos aún brillaban. Era la primera vez que tenían un orgasmo juntos y fue maravilloso.

—Te amo, mi omega —susurró Yoongi besando sus mejillas llenas de lágrimas.

—Te amo, mi alfa —contestó Jimin imitando la acción del pelinegro.

***

Luego de aquel encuentro, de aquellos sentimientos encontrados en lo que parecía todo menos una despedida, aunque todo estuviera destinado para serlo. Ambos se bañaron juntos por última vez, se quedaron sumergidos en el agua de la bañera, abrazados y en silencio, buscando volver a sentir aquella conexión que iluminó su interior, pero todo lo que había era aflicción.

Por esa noche fue suyo, Yoongi lo vio intentar no quedarse dormido, pero terminó haciéndolo, abrazándolo como si su vida dependiera de ello. Aferrándose a su cuerpo aun cuando dormía.

El alfa dejó la cama en medio de la madrugada, preparó su maleta sin hacer mucho ruido, y en medio de todo eso, se detuvo varias veces a mirarlo, al verdadero amor de su vida, a quien consideraba su verdadero destino, el destino que el elegía por encima de todo.

Y fue mientras lo veía, que recordó la mágica conexión que tuvieron hace pocas horas. Era por esa conexión, por el amor que sentía por el omega que debía arreglar el lío en el que se encontraba su lobo, ese que amaba a Jimin pero que también respondía al llamado de su destinada con facilidad. Debía arreglar sus sentimientos para poder darle todo el amor que él se merecía, no arrastrarlo con él a su huracán de emociones.

No le pediría que lo esperara, jamás le pediría que se estancara en algo que siquiera era seguro, pero estaba seguro que volvería por él y si él estaba allí disponible para ser cortejado, lo haría una y mil veces hasta ganárselo como lo hizo la primera vez y todas las ocasiones que fueran necesarias.

Una vez listo para dejar la casa, se hincó delante de la cama, extendió su brazo para poder acariciar el cabello de Jimin y lo observó dormir por varios minutos, quería mantener aquella imagen en su cabeza tanto tiempo como pudiera.

El alfa cubrió un poco más el cuerpo desnudo del omega, dejó un beso en su frente antes de ponerse de pie y levantar su maleta. Se detuvo en medio del umbral de la puerta de la recámara y lo vio por última vez.

Yoongi cerró la puerta despacio e hizo su camino hasta la entrada. Jimin abrió sus ojos y sin pensarlo se puso de pie envolviendo la sábana alrededor de su cuerpo, se detuvo en la puerta de la habitación, con la mano en el picaporte y su frente pegada a la puerta.

El alfa detuvo sus pasos en la entrada, esperando que Jimin dejara de fingir que seguía dormido y le pidiera que se quedara.

Uno, dos, tres minutos esperó a que el omega saliera de su alcoba y detuviera sus pasos.

Uno, dos, tres minutos pasaron mientras Jimin esperaba que el alfa se diera la vuelta y le dijera que se quedaría.

Nada sucedió. Yoongi terminó cerrando la puerta, el pitido de la misma le alertó al omega que éste ya se había marchado. Jimin terminó dejando salir el llanto que estuvo reteniendo durante toda la noche. Sintió la melancolía de su lobo carcomerlo por dentro.

Dejó ir el picaporte de la puerta, dejando caer sus brazos, sintiéndolos pesados. Se tumbó en la orilla de la cama y acercó a su rostro a lo único que seguía teniendo el aroma de Yoongi, su almohada.

Lloró en desconsuelo mientras se aferraba a aquella almohada. Sus lágrimas brotaban de sus ojos como la lluvia torrencial que a hora caía del cielo.

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