🎪Circo 37🎪

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Diciembre de 1922.

Había conseguido ese trabajo de milagro. Todas las opciones se reducían al mismo destino miserable de morir en la calle y él siente que en su espíritu está la fortaleza suficiente para luchar.

Jung NamSeol ha tenido que soportar los rechazos desde que tiene memoria. Gracias a una marca de nacimiento que abarca casi la totalidad de su rostro, el alfa es visto como un adefesio que no merece el mínimo trato humano.

Quizá por eso el único trabajo medianamente decente que pudo conseguir fue como personal de mantenimiento en el circo más aclamado de la ciudad. NamSeol quería creer que en ese lugar sería visto de manera diferente, ó, en el mejor de los casos que sería ignorado para así vivir una vida tranquila e invisible.

Que equivocado estaba... desde el primer día que puso un pie en aquel lugar las burlas nacieron con un toque cruel que incluso era desconocido para él. Le sorprendía porque los dueños de aquellos comentarios crueles eran personas como él, aquellos que tenían una característica física diferente y que por eso servían de atracción en las múltiples funciones que cada noche se llevaban a cabo.

Con el pasar de los días las cosas iban empeorando y NamSeol dudaba mucho de poder soportarlo tanto. Si tuviera un lugar a donde ir ya se hubiera largado aunque no tuviera un pedazo de pan para comer al día siguiente; sin embargo, sabe que su situación es delicada y que no tiene otra opción que soportarlo lo mejor que pueda para poder ahorrar un poco de dinero y así tener un pequeño equilibrio en el caos completo que se ha vuelto su vida.

Lo bueno de todo aquello es que raras veces salía. Los daños que debía reparar eran pocos y por lo general lo hacía en la madrugada; el contacto directo con los demás trabajadores era casi nulo porque así lo había decidido, y ponía de todo su esfuerzo para que así continuara.

Sin embargo, aquella madrugada en particular sería diferente.

Le habían comunicado que uno de los sujetadores de luces estaba averiado en la carpa principal. NamSeol esperó como siempre a que el momento de soledad llegara, y sólo cuando el reloj marcó las dos de la madrugada fue que emprendió camino hacia el punto dicho.

Llevaba consigo su bolsa de herramientas y de vez en cuando soltaba bostezos, atravesó el lugar en un cómodo silencio que funcionaba para él y finalmente hizo su ingreso en el lugar más amplio y lujoso del circo.

—Así que aquí se hacen las funciones estelares —silbó por lo bajo, dando una vuelta en su eje para observar mejor el lugar.

—Depende, unas las hacemos en exterior pero es para fechas especiales —una voz a su lado respondió.

NamSeol tiró la bolsa de herramientas al suelo y soltó un grito agudo que fue rápidamente amortiguado por un par de manos pequeñas que se encargaron de cubrirle la boca.

—¡Shh! Se supone que estoy dormido —susurró el pelirosa con ojos de pánico.

El alfa se apartó del agarre y se mantuvo en silencio. Sus ojos veían de manera disimulada al chico que permanecía a su lado con una sonrisa llena de amabilidad. Ver aquello le hizo fruncir el entrecejo, ¿Dónde estaba la mueca de asco que usualmente saldría cada vez que le miran directamente? Pensó que quizá el contrario no le había visto bien y por eso levantó el rostro para que las luces del lugar le presentaran al chico cómo era él. Esperó pacientemente y nada llegó, hasta que minutos después una pequeña mueca adornó las facciones del omega.

<<Aquí viene>> pensó, la amargura y resignación corriendo por cada rincón de su cuerpo.

—No te había visto antes, ¿Eres nuevo?

NamSeol parpadeó confuso, ¿Solo eso? ¿Y las burlas? Carraspeó un poco y decidió responder.

—Vine hace una semana, soy del equipo de mantenimiento —respondió, mientras tomaba la bolsa con sus herramientas para dar inicio con su trabajo.

Lo que nunca imaginó fue que el chico quien ya estaba seguro era un omega le seguiría para seguir hablando.

—¿Cómo te llamas? —preguntó, a la vez que se sentaba en el escenario.

El alfa lo pensó un poco antes de responder. —Jung NamSeol.

—Es un placer conocerte, Jung NamSeol —la sonrisa en el pelirosa era en demasía hermosa y encantadora—. Yo soy Park Jimin.

Una pequeña sonrisa se formó en el rostro del alfa, nunca imaginó que palabras simples y desligadas de toda malicia y burla llegarían a hacerle sentir tan bien.

—Eres la estrella del circo —comentó con el asombro que le dio ese descubrimiento.

—Bueno... no soy la única estrella del circo, aquí todos tenemos una parte importante y un corazón para dar a nuestro público —comentó con seguridad.

—Lo sé —pudo sonreír más y se sorprendió por ello—. A lo que me refiero es que tú eres Ange Rouge, el sueño de todos los niños.

Una sonrisa ilusionada se dejó ver a través de las facciones delicadas y perfectas. NamSeol era un alfa que debido a los golpes que la misma vida le dio ha sabido conocer la belleza que sus manos nunca podrían tocar y sus ojos nunca podrían admirar; pero, está ahí, viendo a aquella representación pura de hermosura en aquel joven que parece ignorar el defecto que su rostro posee.

—Así me conocen todos —responde el omega y nuevamente le regala una sonrisa—. Pero sería mejor si tú me conocieras por Park Jimin.

—¿Por qué está aquí? —decide preguntar porque sus pensamientos y emociones están revueltos en la nueva ilusión de verse aceptado por alguien de hermosa apariencia, y que esa misma persona lo vea con calidez humana y nada más.

Jimin se ruborizó. —Quería conocer al solitario alfa que la está pasando mal y quizá ofrecer mi sincera amistad para que los días aquí sean menos duros.

—Así que lo sabe —asume el mayor bajando la mirada a sus pies.

—Los rumores vuelan con el viento —asegura el omega con una mueca avergonzada.

NamSeol ríe para disimular la tensión en sus hombros, más todo intento es inútil porque Jimin lo ha notado a la perfección.

—Debí imaginarlo...

—Todos se equivocan —de pronto las palabras del omega han adquirido seriedad. El alfa deja su trabajo y le mira con confusión—. Una marca, cicatriz o lunar no define a una persona, tampoco es una limitación para seguir adelante y triunfar —ladeó la cabeza—. Lo que sí limita es permitir que esos comentarios dañen tu espíritu —los ojos verdes adquirieron un matiz cálido—. Por favor, no creas todo lo que dicen aquí.

Esas palabras fueron el consuelo que NamSeol rogó durante toda su vida. El brillo en sus ojos fue el mejor regalo que el omega pudo tener, y la sonrisa sincera un bonito secreto que se encargaron de guardar para que nada ni nadie quisiera estropearla.

—Eres muy amable —logró decir, sus emociones eran tantas que sentía la lengua entumecida.

—Soy sincero —dijo Jimin—. Así que nunca bajes la cabeza, y sabes que aquí siempre tendrás un amigo para confiar.

Esa madrugada el alfa la recordó como uno de los momentos más importantes de su vida, pues en ese momento fue que pudo sentir la sinceridad de una amistad y la aceptación verdadera que se convirtió en un impulso fuerte que lo animó a continuar.

Enero de 1923.

NamSeol observaba con una sonrisa pequeña la tierna interacción entre Jimin y Yoongi. Hace pocos días se había enterado de la bonita relación que tenían ambos y él se sentía feliz por ellos porque eran sus únicos y grandes amigos en todo el circo, y nadie más merecía esa felicidad.

—¡Yoon Yoon! Primero mi regalo —Jimin puchereó, logrando ganar la atención de los alfas.

La pareja estaba haciendo un intercambio de regalos y habían invitado a su amigo para que estuviera presente, además que ellos también habían preparado un obsequio para Jung que querían darle como muestra de su cariño.

—Vamos, Yoongi —animó NamSeol—. Abre el regalo o Jimin llora.

—¡Sí! Ábrelo o lloro —amenazó el omega.

El rubio soltó una pequeña risa y se dispuso a abrir el regalo que llevaba de adorno un precioso moño dorado. El papel salió volando y el alfa abrió la pequeña caja casi con ansiedad, dejando escapar una sonrisa boba cuando pudo ver lo que había en el interior.

—Es hermoso —dijo con sinceridad, al tiempo que sacaba el bonito collar con la gema de color verde esmeralda.

Jimin se ruborizó. —Siempre has dicho que te gusta el color de mis ojos, ahora con ese collar podrás llevarlo cerca de tu corazón.

—Me encanta —Yoongi se inclinó y dejó un pequeño beso en los labios de su novio—. Muchas gracias, omega.

NamSeol carraspeó al sentir el ardor en su rostro sonrojado. —Ahora es el turno de Jimin.

El pelirosa sonrió emocionado, abrió con premura la caja con el moño rojo y casi gritó de felicidad al ver la hermosa caja musical que su alfa le había obsequiado.

—Es preciosa —afirmó con ojitos brillantes, mientras se deleitaba con la melodía familiar que salía del objeto.

Fue entonces cuando NamSeol tuvo una idea, capaz de llenarle de emoción porque si sus amigos aceptaban él podría hacer de aquellos regalos algo más íntimo y especial.

—Si me permiten... —hizo una pequeña pausa y desvió la mirada—. P-podría modificar sus obsequios para que se conecten —al ver los rostros confusos explicó—. Quiero decir, el collar podría ser una llave que abra la caja musical, así guardarían lo que ustedes deseen y nadie más podría saberlo.

—¿Harías eso por nosotros? —preguntó Yoongi con una pequeña sonrisa.

—Eso y más —asintió NamSeol, sonriendo porque su propuesta sería aceptada—. Son mis mejores amigos, después de todo.

Y así continuaría hasta el final.





















A ver... ¿Cuántos se me tensaron al ver que era un capítulo del pasado? 😂

Loviuuu 🥺

















YOONGLH🎪

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro