10: Sin salida.

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Logan levantó las cejas al escucharla confesar aquello y Román sólo se permitió parpadear. Quizás fuera la única muestra de sorpresa que le dejarían ver.

O bueno, si es que estaban sorprendidos, supo ella, quizás sólo no se esperaban esa confesión.

—¿Por qué? —cuestionó el presentador, después de analizarla en busca de mentiras.

—No necesito darles explicaciones —murmuró entre dientes, odiando la idea de decir cosas que ella consideraba personales.

No tenía la necesidad de analizar nada, no podían hacerle nada aparte de matarla, no quería, pero morir la sacaría de muchos problemas. Y antes de que la echaran del lugar, ella se suicidaría.

Afuera no tenía forma de salir de aquel problema, porque su vida sería una jodida basura. Quizás lograra salvarse de la cárcel si su madre aseguraba ser la asesina. Pero... ¿y si al final había sobreestimado el amor que sentía por ella y terminó confesando quién era la verdadera asesina?

O quizás después de que ella volviera habían suficientes pruebas que la revelaran cómo la asesina de su padre.

Asesina. La palabra sonaba demasiado... fuerte. Era como un golpe en la cabeza.

De todas formas, no la podían echar. No cuando ella sabía demasiado sobre el circo, tampoco podían llamar a las autoridades cuando ellos tenían una lista aún más larga que ella sobre los delitos que habían cometido.

Así que...

—Si no nos lo dices, entonces te entregaremos a la policía —amenazó Román.

Si ella no hubiera tenido tiempo para pensar, entonces quizás se hubiera asustado. Pero lo tuvo, así que muy a su pesar no pudo contener la risa que salió de su garganta, se había adelantado a ellos.

Ambos hombres fruncieron el ceño, molestos por su atrevimiento.

Leah supo que en serio debería estar rogando por su vida. Estaba frente a dos asesinos, burlándose en sus caras, pero si era sincera... ya no le importaba. No porque quisiera morir, pero en ese punto de su vida, nada tendría un buen final para ella a excepción de la muerte.

—¿De qué carajo te ríes? —fue Logan el que preguntó, molesto.

—¿De qué? —sonrió—. Me río porque son unos idiotas. ¿Exactamente qué le dirán a la policía? ¿Que encontraron a una chica cubierta de sangre en medio del puto bosque y que, en vez de llamar a la policía, caminaron hacia ella para ser unos buenos ciudadanos?

Sonrió, viendo cómo ellos se quedaban callados.

—¿O en lugar de eso se inventarán una historia estúpida y para nada creíble sobre el campamento que estaban teniendo cómo hermanos? Díganme su plan, porque no creo que digan que una chica cubierta de sangre apareció frente de su circo lleno de psicópatas y decidieron entregarla, ¿o sí?

—Podemos simplemente dejarte en la puerta de la comisaría —dijo Román, como único recurso.

—¿En serio? No los dejarán huir, ustedes serían posibles testigos sobre lo que ocurrió en el bosque, y por ende los interrogarían hasta que estén convencidos de su historia. Aparte de que, ¿en serio creen que si me entregan cerraré la boca sobre su estúpido circo?

No dijeron nada, sabían que no podían, y Leah sabía que no necesitaba decir nada más aparte de eso para convencerlos.

—Así que sólo tienen dos opciones: o me matan, o dejan que me quede aquí haciendo lo que se les pegue la gana.

Román y Logan se vieron entre sí. Atrapados y furiosos por estarlo. El presentador movió la cabeza hacia la puerta, en una indicación silenciosa para que salga con él. Pero Leah lo entendió, sonriendo.

Logan salió por la puerta, con Román a sus espaldas. El castaño la miró de reojo antes de encerrarla nuevamente en la casa rodante.

Leah echó la cabeza hacia atrás, feliz porque había ganado.

—Carajo —susurró, sintiendo otra vez el cadáver sangriento que había descubierto tiempo atrás.

Su cabello debía estar bañado en sangre. Qué porquería.

—¿Exactamente qué mierda vamos a hacer? —Logan le preguntó a Román.

Si era sincero, la rata tenía razón, quizás sólo la hubieran amenazado para sacarle la verdad a la fuerza, para asustarla más que nada. Pero no se había esperado que les hiciera ver lo muy arrinconados que estaban.

Podrían matarla, sería sencillo, pero el cadáver, ¿dónde lo dejarían? Cada persona que entraba al circo sabía que las probabilidades de morir eran enormes, así que para entrar, debían tener a alguien que asegurara discreción, y que desapareciera el cuerpo.

Ella no tenía nada de eso, e incluso, si se usara para la feria que empezaría pronto, nada les aseguraría que no tuviera enfermedades contagiosas o algo, eso también era muy importante.

No podían matarla, tampoco podían sacarla y arriesgarse a quedar exhibidos, y si la dejaban dentro del circo... ¿en serio había matado a su padre? ¿Por qué?

Muy a su pesar, Logan estaba muy curioso. No parecía un cordero asustado, más bien parecía un zorro astuto.

Pero, pese a la intriga que sentía hacia ella, también estaba furioso, ¿cómo habían podido ser tan descuidados? Una simple niña de dieciocho años había aparecido de la nada demostrando ser igual de escurridiza que un gato.

Debían de vigilarla todo el tiempo.

—¿Crees que hable en serio sobre lo dee quedarse en el circo? —Román estaba con los brazos cruzados, viendo a la nada.

No había nadie por los alrededores, la casa rodante que era usada cómo almacén estaba dentro de la carpa, mientras que las otras casas en las que se quedaban los artistas estaban en un pequeño campamento a unos cuantos metros.

Y ahora que el último show de la noche había terminado, todos estaban preparándose para dormir, sino es que ya estaban durmiendo.

—¿Planeas dejar que se quede? —no sabía cómo sentirse al respecto.

Era peligroso, y el hecho de que los dos estuvieran igual de confundidos lo hacía aún más inquietante. Sin embargo, aún con todo lo que Logan sabía, le parecía imposible que esa chica se quedara ahí.

¡Era una niña! Y no era su edad lo que le molestaba, sino que no tenía experiencia, ¿por qué carajos una niña mataría a su padre? Era imposible que sólo hubiera sido porque sí, algo había sucedido, y para él era imposible creerle.

Había tardado demasiado en responder, ¿y si se estaba inventando toda esa mentira?

O quizás sí había matado a su padre, ¿de qué otra forma podría haber llegado cubierta de sangre como Román había dicho?

No lo sabía. Estaba tan perdido como nunca lo había estado antes.

—No lo sé, Logan —le respondió, quitándose el sombrero y pasando su mano por su cabello—. Escucha, ella tiene razón, no podemos entregarla, y tú mejor que nadie sabes que tampoco podemos matarla.

—¿Pero que se quede aquí? Si ayudara con la limpieza y el orden tampoco sería buena idea, ¿qué tal si huye? Nadie va a poder vigilarla todo el tiempo —supo al instante.

—Pero si es parte del show... —una idea pareció cruzar por su mente, y Logan negó desde antes que la dijera, sabiendo que era una completa estupidez— si es parte del show entonces no podrá huir, estará igual de metida en esto que todos nosotros, y si nos entrega, ella igual se estaría tirando al fuego.

—¿Eres un estúpido o qué carajos? —gruñó Logan.

La idea era horrible. Esa niña, ¿matando sólo porque sí? Si había matado a su padre, algo debió de haber hecho el hombre, así que lo habría hecho en defensa propia y quizás por eso no se mostraba para nada arrepentida, así que nada aseguraba que disfrutara de aquello.

Si estaba frente a un público que esperaba sangre con ansias, ¿cómo reaccionaría? Aunque ya había visto sus shows... más de una vez. Y no mostró incomodidad o algo similar.

—Es la única opción que tenemos, Logan —aseguró Román, y el pelinegro sabía que tenía razón.

Logan suspiró, resignado. Miró su ropa, manchada de sangre, ¿así lo había visto Leah? Quizás por la oscuridad no lo notó.

Apretó los dientes, decidido a irse a su casa rodante a darse una ducha, odiaba la sensación de sangre seca en el cuerpo, y ya estaba empezando a sentirse así, pero Román lo detuvo de un brazo.

—No te atrevas a decirle a nadie sobre esto, no hasta que lo haga yo —le advirtió.

Logan se soltó del agarre, molesto, y resopló.

—No soy un idiota.

Y sin más espera se fue.

No sabía de qué tanto hablaban ahí afuera, y sinceramente no le importaba, lo único que necesitaba saber era qué harían con ella, y no pediría explicaciones ni suplicaría por otra salida.

Y algo le decía, desde lo más profundo de su ser, que ese sería el último día que pasaría con vida.

Si ella estuviera en el lugar de ellos, decidiría matarse, así que estaba cien por ciento segura de que ellos también lo veían así.

Así que suspiró y ya no le importó bañarse el cabello con sangre cuando se golpeó una y otra vez la cabeza con el cadáver a sus espaldas, impaciente.

Hasta que la puerta se abrió nuevamente, con una línea de luz que antes no estaba iluminando el interior, y Román entró, sin rastros de Logan.

El hombre se puso su sombrero bajo la atenta mirada de Leah y suspiró.

La desición tomada parecía no agradarle en lo más minimo.

—Mi nombre es Román, aunque creo que ya lo sabes —empezó—. Y tengo un trato para ti.

¡Hola! Perdón por no haber actualizado la semana pasada, pero he estado hasta el topa con cosas que hacer estos últimos días y apenas he podido corregir los capítulos que ya tengo escritos de Circus, pero prometo subier otro capítulo pronto para compensarlo.

Por cierto, ¡Circus ganó el primer lugar de su primer concurso! Estoy realmente feliz porque esta historia esté quedando lo suficientemente bien como para ganar ese puesto y me siento muy orgullosa jdgsjbd, ¡muchas gracias por el amor que le dan al libro! <3

Muchas gracias a EditorialHeavenly y a los jueces por su trabajo <3

Y por cierto, Editorial_Sombras está 1) reclutando personal en críticas, publicidad, entrevistas y, principalmente, gráficos. 2) con una tanda de gráficos abierta e increíbles editoras esperando pedidos. Y 3) en busca de seguidores que estén dispuestos a hacer pedidos en próximas secciones y participar el futuros concursos <3

Y ahora sí, espero de todo corazón que se encuentren súper bien, en serio lxs amo <33333

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