Capítulo 1

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La idea de la siguiente historia viene por parte de un comisionado del usuario JUJUJAJA en Wattpad. Espero que la disfruten tanto como a nosotros el presentárselas.

Se ADVIERTE que el contenido es abiertamente YAOI y conforme la historia avance se volverá más EXPLÍCITO por lo que no sugiero la lectura a quienes tengan algún conflicto con esto.

Descargo de responsabilidad. El concepto de " Loud House " y todo lo relacionado con el mismo pertenecen a su autor y casa productora: Chris Savino & NICKELODEON © 2016 .

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Tras haberse despedido de sus amigas, quienes se adelantaron a sus hogares para un proyecto escolar del que ella quedó exenta gracias a sus buenas notas, Chloe se apresuró a guardar sus libros sin nada más en mente más lo que planeaba hacer durante el fin de semana. Tal vez convencería a sus padres de que la llevasen al cine a mirar la película de moda de la que todos hablaban, esa por la que les mintió a sus amigas diciéndoles que ya la había visto para no quedar como una tonta, cuando al darse la vuelta casi se va de espaldas por la impresión que le dejó la repentina aparición de un conocido suyo, un chico de tez oscura.

—¡Oh! Hola, Clyde. ¿Cómo estás?

El muchacho con el que compartía grado, aunque estaba en otro grupo, sonriéndole se apoyó de forma torpe contra el casillero de junto.

—Bien. Gracias, Chloe. Sabes... me preguntaba si no te gustaría acompañarme con mis papás a una exposición de muebles antiguos que habrá mañana en el centro. Podríamos pasar por ti a tu casa si lo prefieres.

La idea le sonaba bastante aburrida.

—Ah... no lo creo, Clyde. Pero gracias por invitarme de todas maneras.

Cerró su casillero, tomó su mochila y estaba por marcharse cuando con obvia desesperación Clyde se apresuró a cerrarle el paso.

—¡Espera! Ah... no es necesario que vayamos a eso, podríamos... ¿Te gustaría ir a Lactolandia mañana?

—Lo siento. Pensaba ir al cine.

—¡Podemos ir al cine, entonces!

Chloe se sintió verdaderamente incómoda. El muchacho no le estaba facilitando las cosas para zafarse. De verdad que intentó ser amable, pero mejor sería clara con él de una vez por todas.

—Mira, Clyde. De verdad considero que eres un gran... amigo. Y eso es todo lo que quiero que seamos.

El muchacho recordó la sensación que Emma le había provocado cuando hace pocos días lo había rechazado, específicamente cuando Chloe apareció en su vida.

—Pero... pero... fuiste al baile conmigo esa vez.

La jovencita bajó la mirada avergonzada.

—Sentí pena por ti después de lo que te ocurrió con Emma. Me pareciste un buen chico y todo lo que quise es que no te sintieras tan mal en el baile. Sólo te invité porque no me pareció justo para ti, como no lo sería para nadie, que te quedases solo esa noche.

Lincoln, apoyado en el extremo de los casilleros ocultándose para que no lo viesen, exclamó en voz baja un "¡Auch!" al entender la manera tan elegante en que Chloe le explicaba a su mejor amigo que sólo bailó con él esa vez por lástima y no por un genuino interés en él.

—Pero, pero, pero... ¡A los dos nos gusta Dessert Storm!

A Chloe comenzó a asustarle la expresión de angustia y desesperación que el chico exhibía. Miró a su alrededor buscando un escape, pero no lo encontró.

—Lo siento, Clyde. Tengo... tengo que irme. De seguro mi papá ya debe de estar esperándome afuera para recogerme.

Y apresurada, la chica se marchó con la esperanza de alcanzar todavía a alguna de sus amigas a quienes recogerían sus padres, esperando que pudiesen llevarla a su casa, pues no se sentía muy segura de irse sola después de lo que ocurrió. Ya había visto lo persistente que Clyde podría ser, al punto de provocarle algo de miedo.

Pero al chico ni le pasó por la cabeza seguirla para continuar acosándola. Con fuerza apoyó su cabeza contra el casillero con aire derrotado, siendo cuando Lincoln comprensivo apareció poniéndole una mano sobre el hombro.

—Lo siento, amigo. No me esperaba eso de Chloe.

Clyde se enderezó y en un rápido movimiento se quitó los anteojos para tallarse los ojos.

—Me lastimé la cabeza por el golpe que me di en la frente. Hasta los ojos me dolieron.

Lincoln asintió siguiéndole el juego, fingiendo no haber visto las lágrimas que su amigo se estaba limpiando. Lo que pensó él que necesitaba era animarse un poco

—¿No quieres venir a mi casa a comer? Es viernes y es seguro que ya en estos momentos me espere en casa el nuevo video juego de Muscle Fish.

El chico no estaba de humor para videojuegos, en realidad no lo estaba para nada que no fuera recostarse en su cama y dormir hasta que su corazón dejara de dolerle, en todo caso comprendía que su amigo buscaba ser amable con él. De pronto recordó que este apenas ayer le pidió que le acompletara con un par de dólares el almuerzo al anunciarle que estaba quebrado, tras pagarle a Lisa la semana pasada un reactivo químico que le rompió sin querer enfureciéndola.

—¿Dónde conseguiste el dinero para comprar un nuevo videojuego?

—Uno de los compañeros de Lori estaba vendiendo sus cosas para pagar un gasto inesperado de la escuela y ella dijo que se lo compró por casi nada para regalármelo. Hoy no tuvo clases y dijo que llegaría temprano para pasar el fin de semana con nosotros, así que es seguro que ya haya llegado y con ella mi juego.

Los ojos de Clyde se abrieron mucho ante la noticia, a la vez que una gran sonrisa se ensanchó de lado a lado en su rostro.

—¿Mi amada Lori está en tu casa en estos momentos?

Lincoln enarcó una ceja al notarle aquella expresión de enamorado que hacía mucho no le había visto.

—Sí, supongo que ya está ahí. Vaya que superaste bastante rápido a Chloe.

—Tengo qué. Chloe ya me rechazó, por lo que no me puedo cerrar a otras posibilidades como lo puede ser finalmente estar junto a mi amada Lori.

—¡Pero si mi hermana te ha rechazado muchísimas más veces que Chloe! ¿Cuál es la diferencia?

—La educación, por supuesto —Clyde le explicó como si estuviese tratando, no con su amigo, sino con un niño pequeño dándoselas para sí de adulto experimentado—. Tu hermana ya es una universitaria hecha y derecha, por lo que su madurez ya es otra y seguramente se habrá dado cuenta en todo este tiempo que necesita una pareja tan culta y madura como ella, habiéndose quitado ya la superficialidad de fijarse en trivialidades como la edad, sabiendo apreciar lo que realmente le conviene en un verdadero hombre como lo es tu servidor.

—¿Y qué hay de Bobby? Sigue saliendo con él hasta donde sé.

El chico chistó la boca como si le acabara de señalar una insignificancia.

—¡Por favor! Estoy seguro de que cuando estaba en la preparatoria equivocadamente ella consideró que Bobby estaba bien, pero afrontemos los hechos. Mientras que ella se mata estudiando en la escuela, su "novio" —y con los dedos puntualizó las comillas—ha estado trabajando en una tienda de conveniencia a varios kilómetros de donde ella se encuentra, ¿qué clase de relación es esa? Y no me refiero solamente a la distancia, que entiendo tanto a ti como a Ronnie Anne les resulta —se apresuró a decir cuando notó a su amigo molesto al hacer la comparación con su situación—, sino a que en estos momentos ella ya debió de haber despertado y darse cuenta que lo que sintió por Bobby fue un amor pasajero y sin futuro.

Lincoln suspiró sin darle mucho crédito a las palabras de su amigo.

—Y supongo que es ahí donde entras tú.

—Y supones bien. Ahí entro yo demostrándole a Lori que a pesar de mi edad y mi escolaridad, tenemos mucho en común como lo es él superarnos en la vida académicamente para conseguir un próspero futuro.

Y al dar la vuelta a la calle, finalmente llegaron al hogar de Lincoln. Clyde había estado hablando a la vez que revisaba su porte, buscando encontrarse lo suficientemente presentable para volver a reencontrarse con Lori, ocasionando la hilaridad de su mejor amigo esperando poder hablar con su hermana antes que Clyde, para explicarle lo que a este le acababa de suceder en la escuela, e intentara levantarle los ánimos evitando sobre todo ser brusca con él rechazándolo de cuajo. El coche que el señor Grouse le había vendido a Lori estaba ahí, por lo que era un hecho que ya estaba en casa como predijo.

—Seguro mi hermana está en la habitación de Leni poniéndose al día con ella —Lincoln razonó explicándole a Clyde esto frente a la entrada de su casa—. Deja ir a buscarla para saludarla primero antes de que sea toda tuya, ¿está bien?

Sin problemas Clyde asintió comprensivo. Lo primero era la familia.

Al abrir la puerta, vieron que no había necesidad de ir a buscarla. Lori estaba en la entrada dándose un apasionado beso con su novio a quien tenía rodeado entre sus brazos, incluso abrazándole la cadera con una pierna para acercar su cuerpo lo más posible contra el suyo emitiendo ruidos de succión y gemidos de placer.

Lincoln hizo un gesto de desagrado. Aunque ya se imaginaba que la relación de esos dos era muy intensa, no significaba que quería ser testigo de qué tan intensa lo era. Se llevó una mano a la boca y carraspeó con fuerza para hacerse notar, lo que funcionó para que esos dos se desapartaran asustados.

—¡Lincoln! —Exclamó Lori tan sonrojada como su novio. Habían aprovechado de que nadie estaba en el recibidor de la casa para continuar dando rienda suelta a la pasión que seguían sintiendo el uno por el otro, y que comenzaron con ella desde que se volvieron a reunir—. ¡Me alegra verte de nuevo!

Se le acercó plantándole un muy sonoro beso en la mejilla que asqueó al peliblanco. No es que le molestara ser besado por sus hermanas, sino saber dónde estuvieron sus labios hace menos de un minuto antes de que lo hicieran.

—¡Basta, Lori! También me alegra verte de nuevo. ¡Cielos, chicos! No tenía que ver eso.

—Lo siento, pequeño Loud —Bobby se disculpó apenado sin dejar de sonreír—. Pero no me canso de demostrarle a tu hermosa hermana el amor que le siento.

Con picardía olvidándose por un momento que su hermano estaba presente junto a su mejor amigo, Lori le hizo una insinuación a su novio.

—Y de verdad que no te cansas. Creí que estarías agotado por todo lo que hicimos a medio camino antes de que me trajeras aquí.

Bobby teniendo al menos la cortesía de sonrojarse se rascó la cabeza.

—No es que me dejaras muchas opciones, en especial por lo que me propusiste que hiciéramos en ese momento.

—Pudiste decirme que no.

—¿Y cómo pude habértelo dicho si pusiste mi boca a trabajar?

Lincoln se palmeó la cara repetidas veces para quitarse las desagradables imágenes que esos dos le estaban provocando. De pronto sintió un empujón.

Clyde corrió pegándole sin querer a Lincoln con el hombro y pasó entre los dos chicos mayores, pegándole del mismo modo a Bobby quién pensó equivocadamente que también con él se trató de un accidente. Continúo yendo escaleras arriba y el grupo lo siguió con la mirada hasta que lo perdieron de vista, escuchando cuando se encerró en la habitación de su amigo.

Bobby miró a los Loud y preguntó consternado.

—¿Qué le ocurrió?

Lori algo nerviosa se apresuró a responderle.

—Quien sabe Bobbuosito. Deja preguntarle a Lincoln. ¿Puedes traerme una soda de la cocina?

Lori guío a su hermano a la sala sintiéndose muy incómoda.

—Ahora dime, ¿qué le ocurrió a tu amigo? ¿Fue por vernos a Bobby y a mí besándonos? ¿No habías dicho que ya lo había superado y que tenía novia?

Lincoln suspiró.

—Pensó que tenía. Es algo largo de explicar. Sigue con lo tuyo. Iré a hablar con él.

—¿Quieres que te acompañe a ayudarte?

—Creo que ya has hecho suficiente.

A Lori no le gustó la manera en que le respondió antes de marcharse arriba, aunque la verdad es que tampoco tenía humor para lidiar con el enamoramiento que recién descubría ese chiquillo continuaba sintiendo por ella. Bobby regresó con las sodas y de esa manera apartó a Clyde de sus preocupaciones.

Lincoln por su parte se dirigió a su habitación y tocó la puerta sintiéndose tonto por hacerlo, siendo que el espacio le pertenecía. Entró no porque su amigo le contestara para permitírselo, sino porque lo escuchó sollozar.

En efecto al entrar se encontró a su amigo tirado sobre su cama boca abajo cubriendo su rostro contra la almohada. La imagen al peliblanco le pareció tan triste como patética. Cerró la puerta detrás de él y movió a Clyde por el hombro.

—Vamos, deja de llorar por favor.

—¡Déjame en paz! Quiero estar solo. Vete de aquí.

—Sabes que no voy a hacer eso.

Molesto, Clyde se incorporó con una expresión de disgusto que apenas se entre veía tras sus húmedos ojos irritados y la nariz que intentó limpiarse sorbiéndosela.

—¿Por qué? ¿Porque quieres ayudarme a dejar de sentir este dolor que tengo en el pecho, que se siente como una puñalada cuyo cuchillo además de perforar mi corazón, se remueve cómo si quisiera continuar el trabajo revolviéndome todas las tripas procurando que me mantenga vivo para no dejar de sentir el sufrimiento y dolor que, a cada minuto en lugar de aminorarse, crece más y más? ¡Porque si es así de una vez te digo que pierdes tu tiempo! ¡No hay nada que puedas hacer o decirme para que me sienta mejor!

Lincoln tragó saliva ante aquel desplante.

—En realidad iba a decirte que no iba a irme porque para empezar está es mi habitación.

Clyde miró a su alrededor tomando consciencia de lo que había hecho sin pensar tras el encuentro con su amada en brazos de aquél ladrón de corazones. Ahora no sólo se sentía con el corazón roto, sino también como un estúpido.

—Lo siento, Lincoln. Creo... creo que me dejé llevar —tomó uno de los pañuelos que su amigo tenía dentro de una caja sobre el escritorio y se limpió la nariz de forma muy ruidosa, enseguida hizo lo mismo con sus ojos tras alzarse por un momento los lentes, entonces cabizbajo y mirando al suelo se levantó y se dirigió hacia la puerta—. Mejor me voy a mi casa.

—Espera, Clyde. No voy a dejar que te vayas así. Quédate aquí hasta que se te pase un poco. ¿No querrás preocupar a tus papás si te ven de esta manera, cierto?

—Gracias, Lincoln. Pero no creo que pueda soportar ver de nuevo a Lori, mucho menos con ese allá abajo.

—Pues quédate en mi habitación más tiempo e iré por algún bocadillo para ti. ¿Te ofrezco algo en especial?

Y Clyde llevándose las manos a la cara, tuvo otro acceso de llanto.

—¡Quiero a Lori! ¿Es que es mucho pedir una oportunidad para mí? ¡Que está tan mal conmigo como para que ella o ninguna chica quiera verme como a un hombre! —y de pronto se arrojó contra su amigo tomándolo por el frente de la camisa jaloneándosela—. ¡Por favor dímelo!

Lincoln retrocedió haciendo que lo soltara. Clyde le había arrugado la prenda y se la había humedecido con lo que esperaba únicamente se trataran de lágrimas. Le pasó un pañuelo para que se volviera a limpiar la cara y sobre todo la nariz.

—¡Ya cálmate, Clyde! No lo sé. ¿Está bien?

—¡Pero debes de saber algo! ¡Por algo Ronnie Anne aceptó ser tu novia! Por algo es por lo que Cookie se te declaró, independientemente que tuvieras que rechazarla. ¡Hasta Taylor a punta de navaja te obligó a besarla después de que nos quitara el dinero ese día!

—Créeme que eso último en especial me dio más miedo que satisfacción.

—¡Bueno, pero entonces qué es! ¡Dímelo!

Vaya que lo sabía, sencillamente había preferido dejar a su amigo en la feliz ignorancia para no lastimarlo.

—Tu problema es que te esfuerzas demasiado, ¿está bien?

—¿Qué significa eso? Por supuesto que me esfuerzo demasiado. Con esfuerzo es como uno obtiene lo que quiere.

—Eso no funciona ni aplica con las chicas, Clyde. Vi la manera en que ibas asustando más y más a Chloe por no aceptar un no por respuesta en cada intento que hacías. Debiste de dejarla en paz y quizás tal vez intentarlo otro día, o lo más sano, olvidarla e intentar con alguien más sin tomarte de forma evidente tan a pecho su rechazo. Ese es otro problema, tu reacción exagerada ante lo que no te gusta. Aunque no dijeras mucho, con la escena que allá abajo hiciste, asustaste a Lori.

El muchacho tragó saliva resintiendo finalmente todo lo que hizo, en especial lo segundo.

—Que mal debí de verme ante mi amada Lori. ¿Pero tú también estabas ahí cuando viste lo que pasó? ¿De qué otra manera podría haberme comportado sino fuera esa?

—Con mayor sutileza y discreción para empezar.

—¿A qué te refieres?

Lincoln lo pensó un poco, entonces recargó su costado contra la puerta de su habitación, suavizó su expresión sonriendo con aire desinteresado y a la vez curioso.

—Hola, Lori. ¿Qué hay?

Clyde lo miró extrañado, por lo que Lincoln lo animó.

—Vamos, sígueme el juego —carraspeó y volvió a repetir—. Hola, Lori. ¿Qué hay?

—Ah... ¿Todo bien?

Lincoln asintió.

—¿Y qué tal la universidad?

Clyde inseguro le respondió.

—Bien... supongo. Estudiando mucho, haciendo hoyos en el golf y... —se frotó la cara consternado—. Lo siento, Lincoln. Entiendo lo que pretendes, pero me cuesta hacer el papel de Lori.

Su amigo asintió.

—Lo entiendo. Descuida. Entonces hagamos lo opuesto e imagina tú que Lori soy yo, ¿Qué te parece? Háblame como si yo fuera mi hermana y te iré guiando a lo que sería más correcto que deberías de decirle y cómo debes comportarte.

Clyde apenas y se detuvo a pensarlo.

—Bien. Me parece mejor. Además, es tu hermana y la conoces más de cerca y supongo que sabes mejor cómo se comportaría.

—Correcto. Vamos a eso.

Lincoln carraspeó y exclamó mirando la palma de su mano con desinterés, pretendiendo que tenía un celular.

—Hola, Clyde. —Exclamó suavizando la voz, pero manteniendo un tono enérgico y un tanto hostil.

El chico se quedó con expresión seria sin poder articular ninguna palabra, lo que hizo pensar a Lincoln que estaba haciendo un buen trabajo por haber conseguido paralizar a su mejor amigo, tal y como le sucedía con la auténtica Lori, pero pasados unos segundos comenzó a desesperarse.

—Clyde, tienes que decir algo —le advirtió saliendo del personaje—. ¿Cómo pretendes aprender si no intentas...?

—Esto no está resultando —lo interrumpió de pronto—. Lo siento, amigo. Te lo agradezco y todo, pero de verdad no puedo tomarte en serio por mucho que lo intentes.

Lincoln suspiró. Realmente quería ayudar a su amigo, pero este no parecía relajarse lo suficiente como para que... ¡Tuvo una idea!

—Espera. Creo que tengo aquí algo que puede ayudar.

El chico se dirigió a su clóset en el que entró perdiéndose un momento. Clyde afuera jugó con sus dedos mirando la habitación sin entender qué era lo que su amigo estaba haciendo, escuchando cómo parecía estar revolviendo su ropa.

Entonces de pronto Lincoln salió del clóset y Clyde quedó boquiabierto por lo que este llevaba encima.

Lincoln estaba usando unos pantaloncillos café cortos a su medida, así como una blusa azul, unas sandalias azules, pero nada de eso era tan llamativo como la peluca rubia cuyo peinado era idéntico al de Lori.

—¿Qué te parece ahora? ¿Podrás ahora si pretender que soy Lori?

La expresión de Clyde oscilaba de estar asustado a estar emocionado. Tomó aire y entonces se dirigió a Lincoln con tono seductor entrecerrando los ojos y con una amplia sonrisa.

—Hola preciosa. ¿Cómo has estado?

Lincoln le dedicó una expresión seca y un tanto enfadada, entonces imitando a la perfección el tono desdeñoso de Lori le respondió.

—Deja de comportarte como un raro.

Clyde dolido exclamó.

—¡Oye!

—Pues es lo que Lori diría, Clyde —le respondió una vez más saliendo de su papel—. Estás mal. ¿Esto que acabas de hacer es precisamente lo que siempre le querías decir a Lori antes de entrar en shock y asustarla? Me alegra ver que lo has superado y ya puedes dirigirle la palabra, pero si le hablas como lo acabas de hacer, estoy seguro de que te mandará a volar igualmente.

La observación le ofendió, pero entendía que Lincoln sólo trataba de ayudarlo.

—¿Entonces qué me sugieres?

—Bueno, para empezar, háblale de una manera más relajada. Ya sabes, como le hablabas a Chloe. ¡Mejor aún! Como sueles hablarme a mí, a los chicos, o a Stella incluso.

—Eso es distinto. Mis amigos son mis amigos, eso de cualquier manera no funcionó con Chloe, algo de lo que ya tarde me di cuenta, y Lori es...

—Tu amiga primero y eso es lo que tienes que entender antes que otra cosa. Y sí, tal vez no funcionó con Chloe y quizás no resulte con Lori, pero no sabrás si primero no lo intentas, ¿no te parece?

Clyde inspiró aire una vez más. Miró a su amigo admitiendo que el atuendo le quedaba bien y sabía capturar ese algo que le cautivaba de su hermana y que tanto le gustaba.

—Hola, Lori. ¿Qué tal la universidad?

Lincoln sin mirarlo pretendió de nuevo que su mano era más interesante por los mensajes imaginarios que estaba leyendo en ella.

—Bien, gracias. ¿Qué tal la escuela?

—Perfecto, salvo... algo malo que me ocurrió.

—¿Malo del tipo que olvidaste tu inhalador, o que viste una araña?

Vaya que Lincoln era bueno incluso para calcar el carácter frío de Lori.

—Malo del tipo que la chica que creí que le gustaba y salió conmigo después de que otra me rechazara, me confesara que lo hizo solamente porque sintió lástima de mí.

Entonces Lincoln... o Lori... apartó la vista de su mano para mirar a Clyde, imaginando que le llamaría la atención el haber abierto con un tema tan delicado que seguramente no le interesaría a la Lori original.

—¡Santo cielo, Clyde! ¡Eso estuvo muy mal! —Todo se lo dijo manteniendo a Lori presente—. Mira, puede que seas... ¿sabes qué? Ella se lo pierde. Tienes muchas buenas cualidades que esa chica no se dio la oportunidad de ver en ti.

—¿De verdad eso piensas? ¿No lo estás diciendo sólo para hacerme sentir mejor?

Los ojos de Clyde brillaron con angustia y anhelo, Lori le sonrió, lo que le dio cierta calidez y consuelo junto con lo que le diría a continuación.

—¡Por supuesto que sí! ¿No es a ti a quien primero busqué tras el incidente con el fantasma en mi escuela? Digo, Lincoln estaba contigo en ese momento, pero yo no lo sabía sino hasta que él me lo dijo. ¿Lo recuerdas?

Clyde pareció erguirse con orgullo.

—¡Es cierto! ¡Me buscabas a mí! Lo recuerdo, Lori.

—¿Lo ves? Lamento si no te has sentido valorado, pero la verdad considero que eres alguien genial, no por nada entiendo por qué mi hermano te valora tanto. Yo también lo hago.

—Pero... ¿por qué si te parezco alguien genial nunca me diste una oportunidad, Lori?

De verdad quería saberlo. Lori con expresión avergonzada le contestó.

—Porque ya tengo un novio, Clyde. Eso ya lo sabes. Además, está el hecho de que eres mucho más joven que yo, por lo que de haber querido corresponderte, me hubiera metido en problemas. ¿Tú no querrías meterme en problemas, cierto?

Algo dentro de Clyde se rompía, extrañamente esto no le resultaba tan doloroso como lo ocurrido en la mañana con Chloe, por el contrario, sentía cierta paz al escuchar lo que ya sabía, lo que Lincoln ya le había explicado al igual que sus padres, pero que viniendo de los labios de Lori tenía más peso y podía entenderlo mejor.

—Por supuesto que no. Lo siento. Pero es que... de verdad me gustas mucho. Dime por favor, Lori. Si tuviera tu edad y no tuvieras novio... o si yo tuviera tu edad... bueno...

Lori jugó con algunos rizos de su cabello, ocasionando que por poco la peluca se le cayera, pero tras acomodarse la peluca le respondió.

—Es posible. Pero sólo si me hubieras invitado a salir de la forma correcta —juguetonamente se le acercó contoneando las caderas—. Dime, ¿cómo me hubieses invitado a salir?

—Pues... te he hubiera... buscado al final de clases y...

—En el receso. —La voz natural de Lincoln tras toser desconcentró a Clyde.

—¿Qué?

—Después de clases hubiera parecido que la estabas acosando, por lo que lo correcto era pedírselo en el receso mientras estuviera en compañía de sus amigas para hacerla sentir segura.

Clyde pensó que así debió de haber abordado a Chloe. Estaba por comentárselo a Lincoln, pero este ya había desaparecido. Lori había regresado y miraba a Clyde con ternura y coquetería jugando con su cabello. ¡Que hermosa se veía tan rejuvenecida!

—Hubiera ido en el receso a buscarte y sin importarme que tus amigas estuvieran presentes te habría invitado a salir prometiéndote una gran tarde.

Lori emitió una risita traviesa, pero no parecía haber burla en esta.

—Grandes pretensiones mi querido Clyde. ¿Exactamente qué me hubieras dicho?

Con una nueva inyección de determinación y seguridad, Clyde se aproximó a ella y exclamó tomándola de las manos, pero teniendo muy presentes los consejos de su amigo de hace unos momentos, exclamó.

—Lori, esta tarde quiero dedicársela a una maravillosa persona que ha cautivado mi corazón y por ello espero a aceptes mi invitación, si me permites colmarte con las atenciones y caprichos que bien merecidos tienes, me comprometo a ser tu confidente y tratar de ser el hombre que mereces.

—Oh, Clyde... —y el chico con sus anteojos pudo ver el brillo de emoción y lágrimas en los conmovidos ojos de su amada ante sus hermosas palabras—. Eso fue tan bonito que estoy segura que de haber sucedido, me hubiera sido imposible decirte que no.

Clyde se acercó más a ella pensando que una oportunidad como esta, en la que finalmente conseguía establecer una conexión con Lori nunca se le había dado como ahora.

—Y yo agradezco que me digas eso. Puedes estar segura que la verdadera felicidad existe, lo hubiese comprobado si dicho escenario se hubiese dado, como ahora sospecho positivamente por haber conseguido bordear la misma felicidad tras escucharte, y ver en tus hermosos ojos mi reflejo y mi corazón palpitar junto al tuyo.

No pudiendo resistirse más, Lori emocionada se lanzó a los brazos de Clyde en un estrecho abrazo que aceleró el ritmo cardíaco del chico, el cual tuvo que hacer un gran esfuerzo para controlar sus emociones y así evitar desangrarse a chorros por la nariz a causa de la ansiedad, el estrés y la excitación que su amada le producía hasta hace unos meses de manera habitual.

—Tú sí que sabes hacer sentir especial a una chica, Clyde.

Tras aspirar su cabello llenándose los pulmones de fragancias imaginarias, extasiado le respondió.

—Así como tú a un chico amada mía. Especial y muy dichoso.

Lori se apartó de él para volver a mirarlo, pero sin soltar lo de las manos con una sonrisa ensoñadora. Clyde de pronto sintió que se encontraba ahora en aquel momento que tan sólo en sus fantasías se había visualizado, por lo que sin advertencia o dar la más obvia o sutil seña de lo que pretendía, le robó un beso a su amada justo en los labios.

—¡Clyde!

Lincoln lo soltó de las manos y se tapó la boca con una, alarmado por lo que había hecho. Aterrizando en la realidad, su mejor amigo gimió al darse cuenta de lo que ocurrió.

—¡Qué rayos fue eso!

—¡Lo siento, Lincoln! Es que estabas haciendo un gran trabajo haciéndote pasar por Lori que me dejé llevar. De verdad perdóname.

—No sé qué me dolió más, si la estupidez que cometiste en sí, o que ni siquiera eso sabes hacer bien.

—¿Hacer qué?

—Lo de robar un beso —todavía se lo decía con una boca en la mano—. Me lastimaste un diente porque te acercaste tanto y de manera tan brusca que me pegaste en uno.

Ahora que lo mencionaba, Clyde también sentía una ligera molestia en sus dientes frontales.

—Lo siento, supongo que me ganó la emoción y por eso lo hice así, tan de repente. Tu debes de saber de eso, que recuerdo aquella ocasión cuando se lo diste a Ronnie Anne una vez en el restaurante. ¿Lo recuerdas?

—Sí, pero te puedo asegurar que con todo y que los dientes frontales de Ronnie Anne son tan grandes como los míos, no hice que los chocáramos.

—Bueno, es distinto. Fallé porque me puse nervioso.

—Ese día la besé delante de ti, nuestros amigos y un montón de desconocidos, eso no es excusa. Tienes que moderar la distancia.

—¿Y eso cómo se hace?

—Desacelerando cuando el rostro de a quien quieras darle el beso termine por ocupar todo tu rango de visión. Mira, es algo así.

Lincoln de forma repentina se acercó mucho a Clyde con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, deteniéndose abruptamente cuando sus rostros estaban por tocarse, por inercia Clyde lo imitó correctamente consiguiendo alcanzar a besarlo.

Lincoln de nuevo retrocedió alarmado.

—¡Pero qué hiciste!

—¿Ahora qué hice mal? —Estaba convencido que ahora no había cometido ningún error en esta ocasión— Sólo te besé con los labios. Esta vez no hubo dientes de por medio.

—¡Ni siquiera tenías que besarme! Solo era practicar la distancia sin llegar a eso.

Clyde se avergonzó al comprender a qué se refería, pero no sé sintió con humor para esos detalles cuando tenía cuestiones más importantes acerca de la lección.

—Bueno, lo siento por eso. Pero dime, ¿esta vez me salió mejor el beso?

Su amigo negó con un gesto.

—Tus labios se sentían muy tensos y rígidos, fue como si me besara una pared.

—¡Qué! —aquello lo conmocionó—. ¡Esto es el colmo! Ahora resulta que ni besar sé.

—Vamos, Clyde. No te desanimes. Incluso eso es algo que puedes aprender. No es muy difícil.

—¿Qué me sugieres?

—Que relajes los labios, como si fueras a probar un helado, también que los muevas un poco, de forma sutil. Labio inferior adelante al mismo tiempo que el superior hacia atrás, después el inferior hacia atrás y el superior adelante, ¿entiendes?

Clyde se rascó la cabeza y luego proyectó los labios.

—¿Así?

E intentó realizar el movimiento que su amigo le indicó, pero de un modo muy rígido y mecánico qué frustró a Lincoln.

—No, más bien es así.

Hizo al aire el sutil movimiento de labios cuando se besa con amor y cariño a alguien, pero Clyde no encontró la diferencia entre lo que hacía y lo que él hizo.

—Es lo mismo que te mostré.

—Por supuesto que no. Lo que tú haces no parece que se sienta como lo que yo haría.

—Sigo sin entender.

—Mira... —se detuvo al no saber cómo expresarse, teniendo de pronto una idea con un serio conflicto interno—. Vamos a hacer una cosa y... que quede claro que esto es solamente para ayudarte a que lo entiendas, ¿Está bien?

Teniendo ya una idea de lo que Lincoln se proponía, Clyde dudo un instante antes de asentir con la cabeza mostrándose de acuerdo.

—Bien. Aquí vamos.

Ante lo que interpretó como una señal, Clyde cerró los ojos y proyectó de forma descarada los labios hacia el frente, lo que puso nervioso a Lincoln, por lo que tras inhalar y soltar el aire, se acercó a su amigo.

—Pero quita esa expresión de la boca. Cómo te indiqué, solo relaja los labios y luego haz esto cuando se te presente la oportunidad de estar con una chica.

Cerrando los ojos también e imaginándose que se encontraba con Ronnie Anne, Lincoln besó tiernamente a Clyde del modo en que le indicó lo hiciera, moviendo quedamente los labios, pero debido al grosor que estos tenían muy diferentes a los de su novia, la hermana de Bobby, tuvo que pensar que se trataba de Charlie, lo que resultó mejor para su imaginación realizar el reemplazo.

Clyde se sintió nervioso por el beso de su amigo, pues si bien era cierto que él propició el primero, este se sentía muy diferente por ser Lincoln el que se lo daba, además de... apreciar la diferencia que le explicó. El vaivén de los movimientos era muy agradable, como si dos suaves esponjas le estuviesen masajeando los labios. Lincoln se separó de él, lo que lo frustró un poco por la placentera sensación interrumpida. Tras limpiarse la boca con el dorso de la mano, Lincoln le preguntó.

—¿Viste la diferencia?

—Creo que sí. Ya entiendo a qué te referías. Es hacerlo de a poco en poco, como si fuera más un temblor involuntario que algo precipitado.

—Ah... eso creo. No estoy seguro si de verdad lo tienes.

—Bueno, a lo que entendí, es algo así.

Se acercó a Lincoln y lo besó. El peliblanco se apresuró a cerrar los ojos, molesto con Clyde por haberse atrevido a tomar aquella confianza tan así de repente, así como consigo mismo por no haberlo visto venir para prepararse. "¡Es Charlie, es Charlie, es Charlie!" se mentalizaba "Esos labios gruesos y carnosos que... besan bastante bien, por supuesto que sólo pueden pertenecerle a Charlie". El beso era dulce, agradable, los movimientos de succión que le estaban aplicando eran bastante placenteros. El chico nunca se imaginó que Charlie besara tan bien. Entonces sintió que la chica de la que estuvo una buena temporada enamorado se separó de él.

—¿Qué tal lo hice? —Clyde que acababa de aparecer de la nada le preguntó ansioso con una sonrisa en el rostro.

Lincoln le sonrió y le mostró ambos pulgares.

—¡Eso fue sensacional! Aprendes rápido.

—Bueno, has visto mis calificaciones, eso ya lo sabías. Sólo tengo una duda. ¿Qué hay con la lengua?

Su amigo no pareció comprenderlo.

—¿La lengua? ¿De qué hablas?

—En los besos. ¿Cómo funcionan cuando usas la lengua? Imagino que también debe de haber una técnica, ¿no?

Lincoln trató de pensar qué solía hacer cuando al visitar a Ronnie Anne sus besos se intensificaban al llegar a ese punto.

—Bueno, es algo que se va dando.

—¿Y si quisiera hacerlo cómo sabré que seré correspondido? No quisiera sólo meterle la lengua a una chica en su boca para que después asustada me abofeteé y me deje.

—¡Lo haces sonar de tan mal gusto! No me extrañaría que algo así te ocurriera.

Clyde gruñó.

—Sí, justo a eso me refería.

—Bueno, tú tienes la culpa. No es de sólo metérsela y esperar a que no vaya a decirte nada. También en eso hay que ser sutil e intentar el movimiento de forma muy lenta y sencilla. Si a la chica le gusta, te permitirá el acceso, pero incluso entonces debes de seguir haciéndolo despacio para que se acostumbre al hecho, pero si te rechaza, entonces te separas de ella sin insistir y le ofreces una disculpa sincera mostrándote apenado para que tampoco piense tan mal de ti.

—De lo último no creo que tenga problemas. Soy bueno para ofrecer disculpas, pero de lo otro... ¿no podrías...? Tú sabes... ¿enseñarme eso también con la práctica?

Lincoln lo miró de mala manera, mientras que Clyde se perdía con el atuendo de su amigo con el que lucía como una Lori de doce años.

—¿Te lavaste los dientes?

—Claro, siempre llevo mi cepillo y pasta dental personal a la escuela para hacerlo después del almuerzo.

"Por supuesto que lo haces", pensó Lincoln con cierto fastidio. Él no se había lavado los dientes desde el almuerzo, pero entre clases se había tomado un par de caramelos de menta. Resignado pensando que este era un día muy extraño, asintió.

—Está bien. Sólo cierra los ojos.

—¿Es necesario? Es que con el traje de Lori...

—¡Clyde! No hagas que esto se vea todavía más raro de lo que ya parece. Además, no es sólo eso —aunque en su mayoría lo era—. Debes de saber que es de mala educación dar un beso con los ojos abiertos. Yo lo sé, las chicas lo saben y tú tienes que hacerlo.

Clyde asintió. No quería ser descortés, así que cerró los ojos proyectando mucho los labios al frente, lo que irritó a Lincoln.

—¿Qué dijimos de la sutileza?

Al recordarlo, su amigo quitó el gesto. Entonces Lincoln lo tomó por los hombros, tragó saliva y lo besó una vez más en la boca. Primero sólo haciendo contacto, luego moviendo los labios, entonces discretamente punteó los dientes de su amigo con su lengua abriendo sus labios con los suyos tal cuál a veces se lo hacía a Ronnie Anne.

"Espero que Ronnie Anne nunca se entere que estoy besando a Cly... Charlie. ¡Me mataría! Aunque... Charlie besa tan rico como ella." O eso era lo que pensaba, cuando de forma agresiva Charlie introdujo su propia lengua en la boca de Lincoln hasta casi tocarle la campanilla, provocando que este se alejara de ella e hiciera una arcada debido a la sensación de asfixia que le produjo.

—¡Maldición, Char...! ¡Clyde! ¡Cof! ¡Qué rayos fue eso!

—¡Perdón! —Clyde se sintió avergonzado por su actuar—. Es que no sé cómo respondería una chica si quisiera aceptarme y no supe cómo imitar a una.

—No tienes que imitar a ninguna chica. ¡De los dos se supone que yo soy la chica, Clyde!

—¿No se supone que estabas haciendo el papel del chico?

—¡Sólo para que aprendieras cómo hacerlo! Todo lo que tenías que hacer era dejarte llevar —se tentó la cabeza tras haberse recuperado—. Dime, ¿pusiste atención a los detalles que hice? El ligero punteo entre los dientes, cómo te abrí los labios para ingresar y esas cosas.

—Por supuesto.

—Perfecto, entonces ahora sí tú eres el chico y demuéstrame que ya lo tienes. No olvides que de los dos, durante todo el momento tú eres el hombre y estás al mando.

Sin preguntarle si estaba listo, Lincoln cerró los ojos y se acercó un poco a él con la boca sutilmente entreabierta. Entendiendo la indicación, Clyde se acercó a él y lo besó.

Primero el contacto. Lincoln le dio el gusto bueno. El movimiento de labios. Bien. Sintió de pronto la lengua de Clyde puntearle los dientes en el momento que consiguió abrirle los labios sin que apenas se diera cuenta de que lo había hecho. Perfecto. La lengua ingresando en su boca. Iba bien, pero podía ser mejor. Para guiarlo él mismo movió la suya. Nada mal. Clyde consiguió marcar un buen ritmo, de modo que sus lenguas sincronizaban bien sus movimientos. La lengua de Clyde se sentía como si se tratara de...

¡Lincoln se separó bruscamente de Clyde con los ojos muy abiertos, y este lo miró asustado!

—¡Qué pasó! ¿Hice algo mal?

—Es que... es que... ¡Esto no está bien!

Clyde iba a preguntarle algo, pero Lincoln lo silenció mostrándole la palma de la mano. Tras mentalizarse con algo, Lincoln se relajó y le dijo a su amigo.

—Ahora sí, continuemos.

Lincoln abrazó a Clyde retomando el beso. Clyde suspirando de alivio, colocó sus manos sobre la espalda de Lincoln para continuar donde lo habían dejado.

Contacto, movimiento de labios, punteo de lengua y el ingreso de esta. Todo eso Lincoln reconoció que lo estaba haciendo bien. Tenía potencial.

La lengua de Charlie se sentía como si se tratara de una esponja más grande y áspera en comparación a la de Ronnie Anne. Dios sabía muy bien que no era racista, ni de cerca ni de lejos, aunque no por ello dejaba de producirle simpatía el hecho de que cada vez que besaba a Ronnie Anne siempre sentía un gusto de tamales o tacos, siendo que con Charlie genuinamente le sabía el gusto de su lengua a chocolate. Esperaba que esto se debiera a que se comió alguno y no por algo tan despectivo a que fuese negra. De pronto y mientras permitía que aquella lengua paladeara la suya, se preguntó si al besar a Stella, le sabría a arroz o estofado.

Clyde apartó a Lincoln para tomar aire. Por un instante estaba por sacar su inhalador, cuando tras dar un par de bocanadas recobró la normalidad.

—Entonces, ¿cómo te parece que lo hice ahora?

Lincoln por un momento no entendió de qué estaba hablándole, cuando entonces recordó el por qué habían hecho lo de hace un momento.

—Sin duda lo hiciste mucho mejor, amigo. Parece que ya lo conseguiste.

Clyde estaba exultante de alegría.

—¿Entonces crees que ya puedo ir a declarármele a tu hermana?

Lincoln gruñó sintiendo que una vez más su paciencia con su amigo se vería puesta a prueba.

—Clyde, todo lo que hicimos fue un ensayo de cómo quizás serían las cosas si Lori no tuviera a Bobby, pero lo tiene, además claro de enseñarte a besar. Piensa que lo que aprendiste podrás aplicarlo para alguna otra chica más adelante.

Su amigo se frustró.

—Lo dices como si fuera tan fácil. Yo nunca he tenido novia, aunque por un momento pensé que la tenía, pero resultó que no.

—Ya deja de victimizarte. No es tan complicado como lo haces sonar.

—Lo dice el que tiene novia —suspiró buscando resignarse—. Bueno, al menos ya no me quedé con la duda y sé lo que se siente un beso por primera vez.

Lincoln tosió incómodo.

—Ah... Clyde, lo que hicimos no cuenta como un beso.

—¿No? ¿Por qué?

—Pues... los dos somos hombres.

—¿Y eso qué? —Pareció dolido por la excusa—. Mis padres lo son.

—Bueno, sí. Pero la diferencia entre ellos y nosotros es que a nosotros nos gustan las chicas, por tanto nada de lo que ocurrió cuenta como tu primer beso, ni para mí como otro más.

Clyde se lo pensó un poco encontrándole la lógica a ello.

—Bueno. De todos modos, gracias por la lección. ¿Y a ti quién te enseñó a besar así? ¿Ronnie Anne o Charlie?

—Fue Luna.

Los ojos de su amigo se abrieron bastante.

—¿Qué cosa?

—Fue Luna —Lincoln se sentó en su cama dejando el espacio suficiente para que Clyde también se sentara a su lado—. Tenía diez años cuando pasó.

—¿Pero cómo ocurrió?

—Bueno, había visto una película donde una pareja se besaba apasionadamente y como era algo precoz quería saber cómo se hacía eso. Pensé que Lori me mataría por preguntarle o en el mejor de los casos me ignoraría, por otro lado no confiaba en que Leni supiera o pudiera enseñarme correctamente, así que fui con Luna y ella no tuvo ningún problema en hacerlo.

Clyde estaba maravillado. Leni era sin duda una chica excepcional. Todavía recordaba cuando lo intentó ayudar a superar su enamoramiento por Lori hace un par de años. Pero supuso que en efecto no tendría la experiencia en el tema que de seguro a Luna le sobraba.

—¿Y te enseñó como... lo hiciste conmigo? —Había una fascinación en sus ojos que perturbó a Lincoln.

—Pues sí, exactamente con los mismos principios, pero dado que era más precoz, hubo una gran diferencia en cómo avanzó la enseñanza.

El chico tragó saliva.

—¿No me digas que hicieron algo más que besarse?

Lincoln lo miró repugnado.

—¿Qué cosa? ¡No! ¡Qué asco, Clyde! La diferencia fue que no tuve qué besarla, aprendí con la pura teoría y menos de un año después fue todo lo que necesité cuando besé a Ronnie Anne.

Clyde quería pensar que se sentía aliviado de que no fue lo que pensaba, sólo para reconocer que en realidad estaba decepcionado.

—Ya veo. Lo siento. Pues fue una gran maestra.

—Claro que sí.

Hasta ese momento fue que puso atención a la mano de Clyde que estaba encima de su rodilla haciéndole una ligera caricia con los dedos.

—Ah... Clyde. ¿Qué haces con esa mano?

—¿He? ¡Ah! Lo siento.

Enseguida la apartó preguntándose cómo es que se había puesto a hacerle eso. Ahora que lo pensaban mejor, ¿no se habían sentado mucho más juntos de lo que usualmente lo hacían? Técnicamente sus caderas estaban tocándose lado a lado. El mismo Clyde se apartó y Lincoln arqueó una ceja ante esto.

—De verdad lo siento, pero... técnicamente la culpa es tuya. Sigues vestido como Lori y... me cuesta no prestar atención a eso aunque ya no suenes como ella.

—Está bien. Voy a cambiarme.

Lincoln se levantó y volvió a meterse en el clóset. Minutos después salió con su ropa de costumbre y Clyde suspiró sintiéndose decepcionado una vez más.

—Fue bueno mientras duró.

—¿Qué?

—¡No, nada! Pensaba en voz alta.

—Entonces, ¿qué hay de esos videojuegos? ¿Todavía quieres jugar conmigo?

—Por supuesto.

El resto de la tarde transcurrió de forma cotidiana. Ambos chicos se entretuvieron frente a la pantalla sujetando sus mandos. Cuando el señor Loud llegó, este invitó a Clyde a acompañarlos, pero el chico declinó la invitación asegurando que le prometió a sus padres cenar con ellos algo exótico que compraron, cuando la verdad es que no quería estar mucho tiempo con Bobby presente haciéndole cariñitos a su amada Lori, algo que sólo Lincoln pudo intuir.

Una vez habiéndose despedido de todos, incluso de Lori con cierta emoción, Clyde se dirigió a la entrada y Lincoln lo encaminó.

—Muchas gracias por todo, Lincoln. En serio me hacía falta despejarme para olvidarme de lo que ocurrió con Chloe.

—No hay problema, hermano. Sabes que puedes contar conmigo para cualquier cosa que necesites.

—Si quieres ven mañana a mi casa. Mis papás estarán ocupados por lo que podríamos jugar uno de tus videojuegos en la sala.

Los padres de Clyde habían adquirido una pantalla 8k de 65 pulgadas. Lincoln no tuvo qué pensárselo mucho para aceptar ir al imaginarse cómo se vería su videojuego de Deathfest 7 en semejante definición.

—¡Por supuesto! Le pediré permiso a mis padres para ir. No creo que haya inconvenientes.

—Perfecto, nos vemos entonces hasta mañana.

—Hasta mañana, Clyde. Buenas noches.

Clyde se acercó a su amigo en un gesto inconsciente y Lincoln por inercia le dio un breve beso en los labios antes de entrar a su casa sin pensar en otra cosa que en lo bien que lo pasarían mañana con el videojuego.

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Ya tarde y mientras dormía cada uno en su respectiva habitación en sus hogares, se tentaron a tomar sus walkie talkies para hablar resintiendo un poco lo que habían hecho por la tarde.

Lincoln pensativo ladeó su cabeza e intentó conciliar el sueño restándole importancia al asunto.

—Todo lo que hice fue ayudar a mi amigo cuando lo necesitó. Hice lo correcto y no importa cómo lo hice. No hice nada gay. Nada de eso cuenta como algo gay. Es gay el que crea que eso fue gay.

Una hora después de reflexiones similares pudo finalmente dormir.

Clyde en su cama suspiró con una sonrisa.

—Técnicamente besé a Lori. ¡Fue genial! ¡Besar se siente tan bien!

A los pocos minutos durmió pensando si Lincoln no tendría problema en volver a ensayar lo de los besos.

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