Veinticuatro

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Dedicado a:

SofiaPazCortezLouie_pormoda24lou_mi_houseNancyMinhos1309idkdianalsUnaFangirl

Gracias por el amor, corazones. ♥︎


El rubio de ojos celestes azotó un folder sobre el escritorio, haciéndolo deslizar hasta que terminó en la orilla y Louis anticipó un cruel destino.

—Ábrelo.

Los dedos le temblaron cuando sostuvo el sobre de cartoncillo entre ellos. Lo abrió lentamente, sudando frío cuando las fotos de un hombre con el rostro golpeado fueron lo primero en salir, era el mismo que dos días antes había asistido al bar.

Con angustia, vació el folder, encontrándose con documentos firmados por las autoridades competentes de la justicia en Nueva York, hojas selladas, declaraciones y párrafos citando las leyes del estado, las cuales no entendió ni un carajo.

—¿Sabes qué es todo eso? —Su jefe interrogó.

—Eh, u-una... —tartamudeó, leyendo los títulos de los papeles que le fueron mostrados—. Es...

—Un expediente médico, una demanda en busca de indemnización por agresión física y una advertencia de posible clausura al club —exclamó, con el ceño fruncido pero secretamente asustado como un niño en una casa de terror—. Me dijiste que solo había sido un altercado menor.

—Yo... yo no creí haberle hecho tanto daño, quiero decir... —El mayor se rascó la ceja con el dedo meñique y anular, sin despegar la vista de los documentos—. Pensé que no había sido grave.

—El día que ocurrió, tu estuviste aquí, diciendo que hubo una pequeña pelea pero que no fue nada de cuidado —Continuó de pie y tomó las fotografías del individuo lastimado—, luego me buscan los oficiales y me entregan todo esto.

Louis no tenía cara para ver a su amigo, actuó como un descerebrado y ahí estaban las secuelas de sus actos ilícitos y alevosos.

—¿Te van a cerrar? —Esa era su mayor preocupación. 

—No sé, vendrán hoy por la tarde a realizar investigaciones, a revisar que tenga todo bajo la norma y que no haya cosas fuera de lo común —protestó, sintiendo una daga a punto de cortarle de lado a lado la yugular—. Ellos solo quieren dinero.

—No creí que su amenaza fuera cierta... —susurró, dejando caer su cabeza y golpeó fuertemente su frente con la madera del mueble. Se levantó de inmediato, sobándose la zona, si que le había dolido.

—¿Amenaza?

—Ese día dijo que iba a demandarme... —confesó, haciendo círculos con su palma en dónde se dio el choque contra el escritorio—, creí que solo buscaba asustarme.

—¿¡Por qué no me lo dijiste!? —Niall se exasperó, jalando su propia silla y tomó asiento—. ¿Te das cuenta de lo que hiciste?

—¡No lo pensé!

—No, joder, es que tú nunca piensas las cosas. Actúas impulsivo, eres un desastre —Le regañó, señalándole con el dedo—. ¡Por tu culpa estamos a punto de perderlo todo!

—Niall, espera...

—No, estoy harto de todo lo que haces, siempre me dejas sin bartenders, porque no creas que no estoy enterado de que los tratas mal para que se vayan —enfatizó, ayudándose de su lenguaje corporal—, nosotros somos amigos, pero no voy a permitir que sigas echando a perder lo que tanto trabajo me ha costado tener.

—Escucha, solo... escucha —La agudeza en el timbre de voz en Louis se hizo presente, estaba aterrado—, ese maldito cerdo también me golpeó, ¿no lo ves? Me rompió el labio.

—¡Tú le dejaste un ojo cerrado, le desbarataste la boca! —bramó, desesperado.

—¡Pero el igual me pegó!

—¡Se defendió! Porque hasta dónde sé, el primer golpe lo diste tú, además él estaba ebrio, tu no, tu estabas en tus cinco sentidos —Siguió recriminando y observó el techo—. No me dijiste que te había advertido de una demanda y tampoco mencionaste que lo dejaste así.

—Uhm, quizá eso se me olvidó... —dijo y refregó las manos en sus propias piernas—. No era para tanto, él inició.

—¿Qué te hizo? —refutó el ojiceleste, con su pierna brincando por inercia ante el estrés recolectado—. Y quiero la verdad, no quiero me digas que te insultó. Necesito la versión correcta, no seas idiota.

Louis pensó en arrancarse la lengua, tirarla por ahí y así no tener que contar la verdadera razón por la cual todo el conflicto dio inicio. Ahora que lo pensaba con la cabeza fría, se excedió en lo que hizo y dijo, porque finalmente, hubiera bastado con pedirle que se retirara, solicitando ayuda del guardia.

Pero como siempre, todo lo que hacía, le salía mal.

—No pretendo que me entiendas, ni mucho menos me voy a justificar por mis tonterías —masculló desganado y tenso—, escuché algo que tal vez no debía y me enojé tanto... perdí la razón. Me estoy volviendo loco.

—Sé directo, deja de darle vueltas y dime que pasó exactamente —Le exigió, colocando sus codos en los reposabrazos de su silla vieja.

Veloz, recapituló los hechos y no se tomó siquiera la molestia de pensar como decirlo, simplemente hablaría sin tapujos.

—Ese muchacho estaba hablando obscenidades de Harry, fue asqueroso y yo... yo no pude permitir eso.

—¿Sobre Harry? —Con un atisbo de desconfianza, se vio en la necesidad de entrecerrar los ojos—. ¿De cuándo acá a ti te importa algo que suceda con él?

—Niall, te dije que me estaba volviendo loco y esa es la mayor prueba —Bajó la cabeza y observó con detalle sus pies.

Los bordes de sus vans estaban manchados, tendría que tallarlos para sacar la suciedad.

—¿Estás saliendo con él? —El rubio bombardeó con prisa.

—¡No! Joder, no —Brincó en su sitio, moviendo su dedo índice para negar la premisa—. No salgo con él, no somos amigos.

—¿Entonces?

Niall esperaba una réplica veraz, pero ni el mismo Louis, sabía que era lo que estaba pasando con Harry.

Y no, no lo averiguaría. 

—Lo que sea, no tengo una explicación lógica pero lo hice, ¿ya? Golpeé a un cliente por morboso y molesto, me arrepiento solo de haberlo hecho aquí adentro y de meterte en problemas, pero si volviese a ocurrir algo así, lo haría de nuevo —comentó de filo, con su característico acento acelerado—, así que pagaré el dinero que me exijas y daré la cara por mis acciones, tú sabes que nunca me acobardaré.

Louis se sentía culpable. Quería llorar, gritar, romper algo, que le cayera un piano encima, que un rayo acabara con él, que un monstruo horrible se lo comiera, cualquier opción parecía buena en su triste caso.

Porque por sus idioteces, ahora el club estaba en riesgo, y no se perdonaría si su amigo lo perdiera todo, después de tanto sacrificio y esfuerzo.

—Mira, Tommo —El ojiceleste tamborileó los dedos en el escritorio—, hablé con Roman, le comenté lo ocurrido y me dijo que me tranquilizara, que vendría por la tarde con su mejor abogado. De alguna forma el me ayudará porque este lugar sigue a su nombre.

—¿Abogado? No, ese... ese lo consigo yo —decretó, arrastrando las palabras.

—No, escucha... la demanda se puso en contra del bar, en general, no fue directamente hacia ti —masculló, mirándolo fijamente sin emociones de por medio—, violencia y agresión en un lugar público, nos cargó el muerto a todos.

Las tripas del mayor se hicieron un revoltijo, ahora sí sentía el mundo pesarle en la espalda.

—No sé cómo pedirte una disculpa, me siento la peor persona de este planeta —Se apretó el puente de la nariz y cerró los ojos, pensando seriamente en aventarse de un acantilado.

—Lo hecho, hecho está —A pesar de lo acontecido, Niall procuraba relajar sus nervios, ocupaba moderarse—, solo quiero que le avises a Liam, a Zayn y por supuesto a Harry que hoy no vamos a laborar.

—Yo vendré aquí, daré la cara.

—No, no lo compliques más —pidió, rodando con su silla hacia atrás—, yo me encargo, lo que sea que pase hoy, se los haré saber mañana.

—No, Horan, no es posible que yo te pague de esta forma, tú me diste empleo, me diste la confianza de comenzar contigo y te defraudé —Le observó, con los ojos pintados de un leve rojo por aguantar las ganas de romper en llanto—, no te mereces esto.

Eso era lo que tenía consternado a Louis. Niall era de sus más grandes y fieles amigos, le ofreció el empleo desde que se puso en marcha el proyecto, y él sin pensarlo lo aceptó porque necesitaba el dinero urgente. Nunca se imaginaron que crecería tanto y tan rápido, Manhattan tenía muchos lugares de esa índole, pero por razones desconocidas, la preferencia de la población terminó siendo por el local con un letrero descompuesto.

Luego, cuando Liam y Zayn se integraron, las ventas explotaron, la gente hacía largas filas para entrar, para beber económicamente y tiempo después, para ver bailar a los dos chicos que se encargaban de animar la noche.

Era su familia, esos tres jóvenes con diferentes personalidades eran su familia. Y él estaba quebrándola por un error.

—Dime algo, Louis...

—Lo que quieras.

—¿Crees que mereces seguir trabajando aquí? —cuestionó, entretenido en reunir todos los papeles esparcidos para regresarlos al folder.

El castaño escuchó lo que tanto temía y asumió sus cargos, era el final de su estadía.

—No, rompí una regla que era primordial desde el inicio y yo sé que no lo merezco —Tras lo dicho, descartó la posibilidad de continuar con su trabajo y se irguió—, iré por mis cosas al locker, gracias por todo, Ni.

No diría que estaba deshecho, al menos logró levantarse sin llorar a lágrima tendida.

—Eres consciente de tus actos y eso lo valoro, lo siento mucho —murmuró Niall, haciendo lo mismo que su ex empleado y se puso de pie.

—No te preocupes tanto, pero por favor, necesito la cuenta total del abogado, no voy a dejar que lo sustentes tú —Le recordó, acomodando su camiseta al enderezarse y una de sus rodillas tronó.

—Como te dije, mañana les informaré lo que pase —recalcó.

—Si, bien, gracias.

Louis acarreó sus pasos hacia la puerta, ya no quedaba mucho que hacer, solo vaciar su taquilla e irse a su casa, dormir toda la tarde y envolverse en una de sus mantas mientras lloraba inconsolable por haber perdido el trabajo que adoraba con cada rincón de su alma. 

Necesitaba apartarse del exterior.

El joven emprendedor le vio abandonar su oficina, nunca se imaginó que llegaría el día en que tendría que despedir a alguien, pero las cosas desbordaron el margen de lo correcto y no lo dejaría pasar así como así.

Eran sanciones que ameritaban ser cumplidas.




❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ 🍻 ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖




Harry cerraba apurado las ventanas de su apartamento, la lluvia lo tomó por sorpresa y ahora debía evitar que el agua se metiera a sus aposentos. No era una tormenta todavía, pero el cielo nublado quizá advertía de una más adelante; las nubes se veían cargadas y el clima en su aplicación marcaba el símbolo de un rayo cerca de las dos de la tarde.

Corrió las cortinas y encendió las luces para aliviar la penumbra, los días lluviosos eran sus favoritos para quedarse en casa a ver películas y comprar comida a domicilio.

Quiso enviarle un mensaje a Ashton, se planteó invitarlo un rato, hasta que rememoró lo mencionado por su amigo: su turno en el restaurante era por la mañana, por ende no le iba a responder y bueno, supo que la soledad sería su mejor compañía esa tarde.

¿O no?

Tres toques a la puerta principal le hicieron bufar, porque ya no quería compartir sus horas de relajación con nadie, ya había decidido comprar algo en las concesiones de comida rápida y acostarse en su cama hasta que la hora de ir a trabajar llegara.

Pero si era algo importante o con respecto a sus pagos de los servicios en el complejo, si tenía que atender.

En cambio, se le fue el habla cuando abrió y vio a Louis figurar en su acceso, con los mechones castaños húmedos, sus manos escondidas en los bolsillos de su sudadera y un gesto descuidado que dejaba leer un visible "no se qué hago aquí".

—Hola.

—Hola, ¿qué hay? —musitó el rizado, sin soltar el picaporte.

—Venía a decirte que hoy no vamos a trabajar, Niall me pidió que les dijera —dictaminó, ladeando una sonrisa débil.

—¿Por qué? —inquirió, frotando su nariz.

—Mhn, larga historia... y probablemente tengamos que presentarnos mañana temprano —El ojiazul objetó y se aclaró la garganta para seguir—, te enviaré mensaje de cualquier modo si sé algo más.

—Hm, de acuerdo.

—Sí.

Ambos chicos intercomunicaron sus visiones, creando algo no tan incómodo; bastaron solo unos segundos y Harry se encontró moviéndose del vano, dejando el camino libre hacia su sala recién aspirada y aromatizada con las esencias esparcidas por su humidificador.

—¿Te quieres quedar un rato?

La pregunta fue concisa, ignorando que sus entrañas se contorsionaron cuando la sonrisa del involucrado se volvió amplia. Tuvo la confianza de avanzar en dirección al sofá de tres plazas, pasando la entrada y el marco sonó al ser sellado de un portazo.

Louis se dejó caer ahí, echando su cabeza hacia atrás y su nuca descansó en el espaldar. Cerró los ojos un lapso corto, reflexionando en cómo le diría a sus amigos que lo habían corrido de una vez por todas del bar; antes de arribar con Harry, envió los textos correspondientes y comunicó que en la noche no habría labores, sin detalles específicos del porqué.

—¿Quieres algo de beber? —El menor tapó la inquietud titubeante de su voz—. Tengo jugo de uva, de mango, creo que igual soda de limón y... agua.

—¿Acaso estoy en un restaurante de alta categoría? —Se burló, no queriendo ser ofensivo—. Jugo de mango, por favor.

—Bien... iré por él.

Harry desapareció en su cocina con los nervios de punta.

¿Por qué lo dejó entrar? Hubiese sido mejor solo agradecer la buena acción de pasarle el recado y dejarlo ir a dónde el aire lo llevara. Pero su corazón sensible no lo permitió, era como abandonarlo a la intemperie, en la fría lluvia; no sabía si venía en su auto y tampoco preguntó.

Ya no podía hacer mucho, Louis estaba cómodo en su sala y era como tener a cualquier chico ahí, como si Ashton le visitara sin previa invitación, era igual, no había que hacer un tornado en dónde solo se sentía una fresca brisa. Todo en control y bajo sus normas.

Al regresar al espacio de convivencia, tomó un respiro tendido solo para tranquilizar su alboroto y le facilitó al castaño el zumo.

—Te lo pedí de mango —musitó, curvando su ceja izquierda al reparar el color violeta en el líquido. 

—Oh, perdón, te lo cambio —Harry requirió el vaso de regreso, pero su visita imprevista no se lo suministró. 

—Así déjalo, no pasa nada. 

Entonces, le observó tomarse hasta la última gota del jugo protegido por el cristal, trazando líneas imaginarias en todo su rostro al viajar de un lado a otro con sus pupilas, registrando el atractivo físico de su colega originario de Doncaster.  

Su hematoma en la mejilla se veía peor que los días anteriores, ya no estaba tan inflamado, pero si tenía un color que resaltaba y no pasaba desapercibido; por otro lado, su labio se mostraba rojizo en la franja donde se había dado la rasgadura, con la costra terminando de formarse para una buena cicatrización.  

—Una foto te duraría más —Le dijo Louis, riendo desinflado y le miró por el rabillo del ojo—, sé que soy guapo, pero no es para tanto. 

—No sé de qué hablas, cierra la boca —Solo eso le faltaba, delatarse él mismo—. No me lo tomes a mal, pero… ¿Por qué estás aquí?  

—No tenía nada mejor que hacer, debía matar el tiempo y tenía que traerte el informe de hoy —Una mentirilla piadosa le daría la sazón que necesitaba esa tarde—, así que decidí venir a buscarte, ¿no puedo? 

—Claro que puedes —Pensó en como decir las cosas para no escucharse irrespetuoso—, pero… ¿qué pasa con Z y Liam?  

—¿Qué tienen ellos? 

—¿Les avisaste? 

—Sí, por mensaje. 

Por inercia, la lengua de Harry aprisionó su propia comisura y sonrió altivo.  

—¿Y por qué no me enviaste uno a mí también, en lugar de venir? —interrogó con altanería y subió la barbilla—. Tienes mi número, ¿no? 

Louis silbó vacilante, entendiendo lo que el otro le quiso decir. Desgraciado inteligente, pero no más que él.  

—Lo tengo, sí, pero preferí venir, con suerte conseguía un polvo —Dejó que la mesa de centro fuera la base al colocar su vaso y no se inmutó—, ya sabes, del precioso londinense que me envió una foto con la lencería que yo mismo le di. 

Harry agitó la cabeza en desaprobación sin dejar que sus comisuras bajaran. 

 —Pues hoy no creo que tengas tanta suerte —Le calló, aventándose en la plaza contigua del sofá y lo hizo rebotar temporalmente. 

Se acomodó mejor y sus cuerpos acabaron rozando uno contra el otro, entroncando el verde del bosque con el azul del océano, en una cadena que arriesgadamente, se estaba haciendo inquebrantable.

El cabello de Harry se desordenó y el encargado de quitarlo de su frente fue Louis, pasándolo detrás de su oreja y lo dejó reposar ahí. 

—¿Me vas a negar que no quieres? —El mayor usó aquel tono cautivador que lo hacía perder la firmeza—. El clima está perfecto para una ronda de sexo. 

—¿Ahora sabes de meteorología? —susurró en la cercanía y con su pulgar sobó cuidadosamente el golpe que su compañero traía.  

—No, pero no hay nada mejor que follar mientras llueve —constató, pestañeando involuntariamente gracias al roce furtivo que un dedo realizaba sobre su enorme cardenal. 

—No me apetece. 

—¿¡A quién jodidos no le apetece follar!? —Se escandalizó. 

—A mí, ¿algún problema con eso? —Hizo una ligera presión en el sitio lastimado, robándole un quejido de dolor. 

—Ya, ya entendí, entonces iré a buscar por otro lado —habló con ironía—, encontraré algo mejor.  

La mano de Harry picó por abofetearlo y dejarle la mejilla sana igual que la otra, tremendo estúpido. No se dejaría agobiar, sus defensas no podían caer por nada y aunque ya no distinguía entre lo permanente y lo fugaz, todavía tenía la esperanza de salvarse de la inconstancia.  

Esto se trataba de dos jugadores en busca de la medalla al primer lugar, sin reglas, una competencia de astucia, métodos para aventajar y tretas para superar al rival. 

—Vete entonces, la puerta es enorme y si quieres salir, solo debes girar el pomo y largarte —Le dio el anuncio y chupó insistente su labio inferior mientras lo acechaba por debajo de sus pestañas—, adiós.  

Louis sabía que no podía besarlo, el mínimo roce en su boca le dolería y si se exponía, tardaría más días en recuperarse y se volvería una tortura constante.  

Los labios de Harry eran su morfina, un calmante para sus pensamientos hechos un remolino, se olvidaba de todo lo demás y su único fin era concentrarse en lo bonito que era el rizado. Por eso lo había ido a buscar, su despido pasó a segundo plano desde que le vio vestido con su short color menta y su playera blanca una talla más grande.

Su mejor distracción.

—Te traje algo —Suavizó, sonando una envoltura en la bolsa frontal de su hoodie.

—¿No que ya te ibas?

—¿Te gustan las de ositos?

—¿Qué?

Francamente, Harry dibujó la mueca más inoportuna en su expresión; entreabrió su boca, fijándose en el paquetito de colores que cabía en la palma de Louis, arrugado y cerrado, con el nombre de unas gomitas de distintos sabores que él amaba consumir.

—Sé que te gustan esas golosinas —Travieso, subió y bajó los hombros—, no sé cuales con exactitud, pero al final son la misma mierda, grenetina con azúcar.

—¿Cómo lo sabes? No recuerdo habértelo dicho —Optó por investigar.

—No me lo dijiste a mí, se lo dijiste a Liam y Zayn, en un desayuno, nada raro —Le volteó los ojos, aventándole las gomitas a las piernas.

Harry las tomó, mirando el empaque y la marca del presente. De millones de dulces de ese tipo, de cantidades inconmensurables de sabores, de tanta variedad en el mundo, Louis le había llevado atinadamente sus favoritas.

—Gracias —siseó, parecía un fantasma por la palidez que le causó la pequeña atención.

Claro que Louis notó su aturdimiento, y vamos, no dejaría pasar la oportunidad de mortificarlo con su simpleza.

—¿Me vas a pagar con sexo? —Bailó las cejas juguetón y se repasó la barbilla con el dedo índice.

—Carajo, ¿solo piensas en eso? —bufó fastidiado, acusándolo con su visión despectiva.

El ojiazul se echó a reír, porque sabía que a Harry no le quedaba el papel de inocente, no cuando lo había tenido saltando sobre su polla y gimiendo a gritos su nombre. No era cándido, él ya se había encargado de remover cualquier rastro de pureza que le estorbara para disfrutar de una buena sesión de besos mezclados con caricias.

—Estando contigo, sí —Persuasivo, de un movimiento rápido le sujetó los tirabuzones de la nuca, jalando de esa zona y sus narices rozaron al atraerlo—, no me resisto a lo que eres.

El implicado jadeó desbocado y tuvo que sellar sus orbes, calmando la adrenalina que lo hostigó deliberadamente.

—¿Y que soy? —bisbiseó, con un escalofrío recorriendo su espina dorsal—. ¿Tú juguete sexual para satisfacerte?

El semblante del mayor se contrajo, disminuyendo el brío en su agarre.

—¿Tú no lo disfrutas? —Le retó, sonando más asombrado de lo que planeó.

—Si, pero solo te interesa eso, ¿no? —Harry puntualizó y sus ojos suplicaron una resolución precisa.

—Sí, creí que ya lo teníamos claro —Louis hizo caso omiso a lo que esa mirada diáfana difundió.

—Está claro, no te preocupes por ello —mencionó, dispersando los vocablos que su cerebro le reclamaba decir.

"Si solo es sexo, no me regales tu sudadera ni me traigas gomitas, por favor."

Harry forzó otra frágil sonrisa, entregándole un lametón fino en la punta de su nariz, en convenio a lo asegurado. 

—¿Entonces? —Louis le devolvió el gesto, desenredando los dedos de su melena y tomaron su distancia pertinente.

—Pediré de McDonald's para mi almuerzo, ¿Quieres algo?

—Solo un McMuffin de salchicha y huevo, y dos hash browns —dijo, y después se apoderó del control de la televisión, encendiéndola sin permiso.

No lo necesitaba.

—Bien, pero tu pagarás todo —confirmó el dueño del apartamento y buscó en su móvil la aplicación de comida que le entregaba hasta la puerta del conjunto habitacional.

—¿Tengo otra opción?

—No.

Así, la tarde prosperó entre risas tontas, un par de polvos que finalmente consumaron mientras las enormes gotas de una tormenta, caían sobre los vidrios de las ventanas. La noche llegó más temprano de lo normal, o al menos así lo sintieron ellos; a pesar de no tener mucho tema de conversación, el tiempo se les fue volando, su lenguaje estaba basado en besos impetuosos y mimos atroces.

Louis salió de ahí, luego de que la lluvia cesara, a eso de las once de la noche. Fue hasta entonces, que revisó los mensajes de su móvil y la miseria lo ahogó otra vez al ver el nombre de Niall brillar en la pantalla:

Para: Tommo Tomlinson

"Louis, necesito que
vengan mañana a las 9:00 a.m."

"Coméntale a los chicos,
tengo que hablar con uds."





Nota: No conozco de procesos legales, adapté lo que encontré a lo que necesito en la historia, si algo está errado, disculpen. Soy casi arquitecta, no abogada, jsjs.

Holaaaaaaa. ♡ Oigan, en serio quiero agradecer el apoyo que la fic está recibiendo, estoy shockeada. Muchas gracias, bebés, les amo un montón.

Nos vemos pronto, tarde pero seguro, aquí nos leemos. Igual pido paciencia para las dedicaciones, voy en orden. ♥︎ cuídense mucho y bonito fin de semana.
María.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro