o. Nothing But Static

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PROLOGUE NOTHING BUT STATIC 

( JULY, '93 ) 


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EL TIEMPO DE LO ÚLTIMO que queda de julio ha cambiado, la cálida luz se ha sustituido por truenos y nubes de lluvia, el cielo es azul oscuro toda la tarde. Ya no hace calor pero, en cambio, los cristales de las ventanas golpean con fuerza por la lluvia, las emisoras de radio se convierten en nada más que estática. Los caminos, donde apenas pasan los automóviles sino muggles paseando a sus perros, despiden petricor, haciendo que el olor permanezca en el aire. Es el tipo de clima que te mantiene en casa sin saber qué hacer, en lugar de perder el tiempo viendo los relámpagos... Si parpadeas te habrás perdido a la chica con el pelo rubio oscuro casi a las afueras del pueblo.

Está sentada debajo de un árbol, en un banco colocado para que las personas que pasean a los perros puedan descansar un rato. Sus ojos están vidriosos, las lágrimas en su rostro se mezclan con la lluvia que la golpea mientras se aleja de su familia.

Las mismas palabras suenan en su cerebro: "irás a Beauxbatons el próximo curso te guste o no." Una parte de ella aún tiene esperanza de volver a Hogwarts, convencer a Dumbledore de que quiere quedarse en el colegio desesperadamente, incluso intentará que los gemelos dejen de hacer bromas si eso significa que puede quedarse. Pero otra parte de ella sabe que no sirve de nada intentarlo. Las palabras de su abuelo son definitivas.

Pasa las últimas semanas tratando de pensar si hizo algo fuera de lugar, pero luego piensa que, si hubiera hecho algo tan terrible como para que sus abuelos la manden a otro colegio, se acordaría ¿no? Todo lo que puede pensar es en su discusión con su hermano, sobre la carta que recibieron de su padre, un hombre que no han visto desde que murió su madre, pero sus abuelos no lo saben. Se mantuvieron tranquilos, ella y su hermano, sabiendo que estarían furiosos si se enteraban de que incluso estaban hablando de él... Y, además, el día que tuvieron esa discusión su abuelo estuvo demasiado interesado en la suya con Fenrir Greyback —a quien el Ministerio logró atrapar durante toda una hora, y dentro de esos sesenta minutos Barty Crouch Sr. logró molestarlo— como para escuchar a Briar y Livvy susurrando furiosamente entre ellos.

Briar trata de aceptar el hecho de que dejará a sus amigos. Ya se puede imaginar diciéndoles que no irá al colegio con ellos; tendrá que enfatizar lo que dijo su abuelo acerca de que Beauxbatons es mejor en Adivinación, por lo tanto, es mejor para ella y para sus visiones, porque si no sabe que estarán tan enfadados como ella. Sabe que Fred, George y Lee querrán una explicación adecuada, no la mierda que le dijeron a ella, así que tendrá que inventarse las cosas... Desearía sacar esta piedra del camino, pero conoce a su abuelo lo suficiente para saber que no permitirá que suceda nada más que su plan. Si quiere que ella y Livvy asistan a Beauxbatons en septiembre, lo harán, incluso si debe ser por encima de su cadáver o el de su elfina Winky.

La disgusta, porque sabe que incluso si lo intenta, si se pone más allá de lo que ya hace, nunca podrá encontrar nuevos amigos que realmente reemplacen a los antiguos. Se suponía que Fred, George y Lee serían el tipo de amigos con los que envejecería y que se verían después de que sus propios hijos hubieran crecido. ¿Cómo diablos los podrían sustituir? Su humor, su cercanía, su lealtad... Duda seriamente encontrar a alguien más que le escriba y le pregunte si quiere ayudarlos a pilotar un auto para rescatar al mejor amigo de su hermano menor. Porque ¿quien hace eso? Sus amigos, solo sus amigos tienen ese tipo de nervios dentro de ellos para pensar que todo es posible con la mentalidad correcta.

Ya los echa de menos.

Briar levanta la vista, el cielo se oscurece. Se limpia las lágrimas y se levanta sin querer ir a casa, pero consciente de que no es seguro que se quede en medio de la nada en la noche. Va por el camino por el que llegó, ya no va por la hierba fangosa, sino sobre el asfalto mojado.

No sabe cómo va a lidiar con el colegio sin sus amigos. Los gemelos siempre estaban planeando nuevas formas de crear travesuras, haciendo bromas inofensivas para hacer reír a los demás. Sin mencionar que, en su primer año, aprendieron cómo ayudarla con sus visiones. Entienden qué hacer... No tenía sentido hablar con ella, su cerebro estaba cinco meses en el futuro, era mejor asegurarse de que no vomitara o se desmayara y se rompiera la cabeza. Ha pasado innumerables veces, especialmente en el último par de años, con la llegada de Harry al colegio (el antiguo ahora) donde sus visiones han sido sobre Voldemort o lo que sea, y ella tiene una visión en los lavabos de chicas y Fred se sienta a su lado. (Normalmente, también hay alguien lavándose las manos, pareciendo un poco horrorizada de que haya un chico allí, pero para ser justos, Briar no ve el problema en que uno esté en el lavabo de las chicas si ella está allí.) Pero ya no lo tendrá.

No tendrá mejores amigos dispuestos a conseguir un castigo porque alguien le dijo a McGonagall que él fue al lavabo de las chicas, solo porque ella necesitaba ayuda. No tendrá mejores amigos que dormirán en las incómodas sillas de la enfermería, porque ella tuvo una visión y Madame Pomfrey quiere que se quede toda la noche. No tendrá mejores amigos con suficiente imaginación y valor para hacer que ella se emocione... No tendrá un mejor amigo que la llame ángel cada vez que les diga dónde estará Filch. (Ser llamada 'ángel' es mucho más agradable para ella que la forma en que su abuelo la describe como 'niña dorada'.)

Briar va por la carretera, pasando por un contenedor lleno de patatas fritas y latas de sidra, son restos de fiestas de adolescentes en campos lo suficientemente lejos del pueblo para no ser detenidos por montar alboroto. La lluvia comienza a aclararse ligeramente, y las nubes se dispersan. El sol ya se está poniendo, pero la luna brilla, iluminando los setos y los árboles que rodean a Briar.

Y entonces su ojo interior habla.

Hay algunas variaciones de las visiones de Briar, pero las dos principales son estas: las que están completamente inmersas en el futuro y las que sucederán en unos minutos. En este momento, es la última, su ojo interior cuenta. Siete... Seis... Cinco...

Un mal presentimiento crece en su estómago y trata de acelerar el ritmo, esforzándose al máximo por concentrarse en el hecho de que casi ha vuelto y, además, ¿qué pasará? No la atacarán, ¿verdad? No es como si su abuelo o algo así hayan enfadado a alguien importante...

—Oh, no —piensa en voz alta, con los ojos muy abiertos.

Cuatro... Tres...

Recuerda lo que su abuelo había estado diciendo hace un par de semanas, cuando ella y su hermano estaban discutiendo en voz baja.

Bueno, no creo que Greyback estuviera muy contento con lo que tenía que decir, pero francamente, parecía más que cuando mató a nuestra Laurel...

Dos...

Hay un crujido en los árboles y un gruñido después. Briar está congelada, observando el área de donde vienen los gruñidos. Sabe que va a pasar, ¿cómo va a cambiar algo? Esa es la cuestión de ser Vidente, solo porque sepa el futuro no significa que pueda cambiarlo. No puede pasar por eso. No tiene sentido intentarlo.

Uno.

Ocurre de repente: se ha caído, la carretera le raspa los brazos. La bestia aparece en la oscuridad, de pie junto a ella, la luz de la luna revela al hombre lobo encima de ella pero, antes de que pueda gritar, siente que los dientes penetran directamente en la piel de su estómago.

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LA NOCHE QUE VOLVIÓ A CASA FUE, sin duda, la peor de toda su vida... y eso que predijo el asesinato de su propia madre. Pero aquí está la cosa: o iba a dejar que la maldición la matara en su propia mezcla de disgusto y vergüenza, o iba a lidiar con eso.

Porque, ¿sabes qué? Briar había pasado toda la noche sin saber qué hacer. Había pasado una hora en la ducha, sus dedos trazando la marca de la mordedura. Sabía que no tenía sentido decírselo a sus abuelos, porque no hay cura. En San Mungo la mirarían compasivamente y la enviaría a casa, ¿y luego qué? Todo el mundo lo sabría. La nieta de Barty Crouch es una mujer lobo... Briar Crouch es una mujer lobo. Su nombre siempre estaría unido a mujer lobo.

Pasó el resto de la noche sin saber qué hacer. Todo su ser todavía estaba en shock, la mordedura palpitaba debajo de su vendaje improvisado. Una parte de ella se preguntaba si tal vez podría contárselo a Winky, su elfina doméstica, pero otra parte tenía miedo de arriesgarse. ¿Qué pasaría si su abuelo pensara que sucedía algo, y Briar no era lo suficientemente clara con sus instrucciones, y Winky se vería obligada a decirle la verdad a Barty? ¿Qué pasaría si le dijera a su hermano y fuera demasiada carga para él y se lo contaba a alguien? ¿Qué iba a hacer?

¿Qué iba a hacer?

La respuesta apareció en su mente esa mañana, cuando las lágrimas se detuvieron y el sol salió, su mente aturdida por la falta de sueño. Se quedó en la cama con la mirada fija en la ventana. O esto la mata o se jode y lidia con ello.

Y así fue como comenzó: un nuevo conjunto de palabras vivió en el cerebro de Briar ese verano. Cuando las cosas se ponen difíciles, te vuelves más fuerte. Iba a aprender a hacer la poción matalobos, iba a mantener esto en secreto, pero lo más importante, no permitiría que eso la cambie.

No, caminaría hacia Beauxbatons con la cabeza bien alta, como lo habría hecho si no hubiera tenido esta maldición. Haría nuevos amigos, y si no son igual que los antiguos, ¿a quién le importaría? No todos son iguales. El hecho de que sus amigos sean diferentes no significa que no pueda tener una amistad sincera con ellos. Tratará esto como trata con visiones.

Y así lo hace.

Pasa noches de verano haciendo la poción matalobos a la luz de las velas, de modo que cuando llega la luna llena, puede encerrarse en su habitación o permanecer escondida en los bosques cercanos, y nadie se hará daño ni se enterará. Todo es una lucha, pero es manejable: incluso hace una amiga en su primer día en Beauxbatons, una chica bonita llamada Fleur Delacour, que no hace precisamente bromas, pero es tan buena como sus antiguos amigos y la ayudaba. Briar mejoró su francés, lo cual es una ventaja. Briar puede lidiar con esto, no cambiará.

Pero, hay algo más que surge, algo que sí la cambia. La noción de Briar Crouch es el resultado de una carta de uno de sus mejores amigos de Hogwarts.

¿Sabes que tu padre es el nuevo profesor de Defensa?

Cuando las cosas se ponen difíciles, te vuelves más fuerte, y sus abuelos pensaron que iría tranquilamente a un nuevo colegio para no conocer a su padre. Que la prueben.

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