v. ... Golden Girl?

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FIVE ... GOLDEN GIRL?

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BRIAR SE DESPIERTA con su ojo interior gritando. Se frota los ojos, frunciendo el ceño. Fred todavía está profundamente dormido, puede oír y sentir su respiración, y su brazo sigue a su alrededor, como lo había estado cuando se quedó dormida la noche anterior. Su ojo interno está chillando sobre lo que va a pasar, así que se quita el brazo de encima, empujándolo con la mayor fuerza posible para despertarlo.

—Déjame —dice, y se mueve, enterrando su cabeza en la almohada. Briar mira a la parte posterior de su cabeza, pasando por encima de él para llegar a la puerta de la habitación. Accidentalmente (... accidentalmente) le da un golpe con la rodilla en la espalda y él se sienta, viéndose confundido. El primer pensamiento de Briar, a pesar de que su ojo interior grita "asesinato" es: wow, que mono se ve cuando tiene sueño—. ¿Qué estás...?

—Mi abuelo está literalmente fuera de la tienda —responde Briar, y eso es suficiente para que Fred recto—. Voy a salir y hablar con él. Si te atreves a hablar o hacer ruido, acabaré contigo.

Fred la mira, obviamente todavía cansado.

—Te mantengo a salvo y esto es lo que recibo —dice, y pone una mano en su corazón. Briar le da una mala mirada—. Lo pillo, lo pillo... era una broma.

—Eso espero —dice Briar, entornando los ojos. Se escapa de su habitación y entra en la parte principal de la tienda. Puede oír a su abuelo hablar con Bagman afuera, y Winky comienza a trepar hacia dónde se escondió anoche, pero antes de que pueda desaparecer, Barty entra.

—Winky —dice su abuelo e inmediatamente Briar entra en pánico.

—No puedes hacerlo —dice Briar—. Sé que fue en contra de tus órdenes, pero estaba aterrorizada y cualquiera hubiera corrido para mantenerse a salvo si estuviera en la misma situación.

Ella no es tu amiga —dice Barty.

Briar lo mira pasar junto a ella y frunce el ceño.

—¿Lo eres tú?

—¿Perdón? —dice Barty, deteniéndose en seco y dándose la vuelta, mirando a su nieta con sorpresa—. ¿Me estás preguntando si soy tu amigo?

—Sí —dice Briar.

—Eres mi nieta. Estás siendo ridícula...

—Winky siempre ha estado en mi vida —explica Briar, con las manos ya temblando—. Ella conocía a mi madre y siempre jugaba conmigo, siempre me hacía compañía cuando era pequeña... Sé que no crees que sea importante, pero lo es para mí. Por favor, abuelo...

—No todos estarán en tu vida para siempre —dice Barty.

Y Briar no aguanta más. Puede sentir la ira crecer dentro de ella, su sangre hirviendo mientras mira a su abuelo, a la expresión fría y despreocupada en su rostro. Y, sabiendo exactamente cómo reaccionará, Briar abre la boca y suelta:

¿Cómo papá?

Su abuelo se queda completamente quieto y en silencio mortal. La mira como si saliera vapor de sus oídos, como si quisiera gritarle hasta que estos sangraran. Pero ella no retrocede. Se mantiene erguida mientras observa la expresión en el rostro de su abuelo, viendo cómo su piel se vuelve cada vez más roja.

—No vamos a hablar de ese hombre.

¿Por qué? ¿Por ser hombre lobo? —cuestiona Briar, entornando los ojos ante su abuelo—. ¿Porque él era mucho mejor para mi madre de lo que tú fuiste alguna vez? Porque él se quedaba cerca, a diferencia de ti. Los mortífagos asaltaron el campamento anoche, abuelo, ¡y ni te preocupaste por saber si estaba bien! Si no fuera por Fred y George, que lograron que su padre se aseguraron de que...

—Basta —interrumpe su abuelo.

—¿Por qué? —dice Briar—. ¿Te ha importado asegurarte de que estuviera bien? ¿O vas a decir algo sobre que son traidores de sangre? Considerando que eres el único que no comprobó que tu nieta estaba bien cuando sabías que Liv estaría con Draco, así que estaba aquí sola y ni siquiera te molestaste en venir a mirar... y también el hecho de que le diste la espalda a mi madre al segundo de hablar... O el hecho de que dejaste que tu propio hijo fuera a Azkaban para salvar tu propia reputación, ¿no te convierte eso en un traidor de sangre?

—He trabajado toda mi vida para apoyarte —dice Barty, levantando la voz. Briar no cree que alguna vez lo haya escuchado gritar. No le gusta—. No tendrías nada de esto si no fuera por mí. Sí, repudié a Barty, pero si no lo hubiera hecho habría estado desempleado. Te he proporcionado todo lo que querías y estás comportándote como una mocosa; tu padre apenas puede darse el lujo de cuidarse solo, y mucho menos a ti y a Livius... Si no fuera por mi arduo trabajo, estarías en peor situación que los Weasley.

Ten cuidado, uno está escuchando, piensa Briar.

—¿Así que nos cambiaste a Beauxbatons para evitar encontrarnos con nuestro padre por ser pobre? —cuestiona Briar, levantando las cejas. Su abuelo se ve furioso, porque sabe que tenía otros motivos, y él sabe que ella es consciente—. Porque creo que lo que realmente querías era que nunca lo viéramos, para nunca descubrir que solo querías otro grupo de críos porque arruinaste a los primeros, ¿no? Dos eran mortífagos y la otra se escapó con un hombre lobo. Pero viste su oportunidad de conseguir dos nuevos para comenzar de cero, y el momento que existió la posibilidad de que se encontraran con su padre y descubrieran la verdad, los obligaste a abandonar el país...

—Te estás poniendo histérica...

—¿No crees que ella tiene derecho a estar molesta? —dice Fred. Briar se congela. Puede ver el color de la cara de su abuelo cuando aparece Fred, moviéndose para pararse frente a Briar. Se siente mortificada—. Briar nunca conoció a su padre; era evidente que se iba a enfadar cuando descubriera por qué no se conocieron y tuvo que trasladarse...

¿Qué estás haciendo con mi nieta? —dice Barty, mirando como si quisiera matar a Fred. Él no mira a Briar—. Si te atreves a tocar a mi...

¿Um? —dice Briar.

—¿Qué vas a hacer al respecto? —quiere saber Fred, de pie al lado de Briar hasta el punto de que ni siquiera puede ver a su abuelo. Ella no sabe si se está calmando o si su ira se está convirtiendo en puro pánico porque, ¿qué diablos hace Fred diciendo esto, por qué se está involucrando?—. Siquiera estás mucho a su lado...

—Vete —dice su abuelo.

Fred no se mueve, por lo que Briar lo agarra del brazo, usando toda su fuerza para alejarlo de su abuelo y hacia la entrada de la tienda. Deja de resistirse bastante rápido y baja la voz, preguntando:

—¿Quieres enfadar a tu abuelo?

—Por supuesto —responde Briar.

Fred se detiene cuando llegan a la entrada de la tienda. Su mano sostiene la parte posterior de la cabeza de Briar, sus dedos se enredan entre los rizos rubios. Y entonces, justo cuando se da cuenta de lo que está haciendo y su corazón comienza a acelerarse, él le sonríe suavemente y la acerca, sus manos presiona nuevamente su pecho. Junta sus labios contra los de ella, incómodos al principio, pero sus dedos agarran la tela de su camiseta y su boca se abre. Ella puede sentir su aliento en su boca, sus dientes contra su lengua, y luego...

¡Briar Saoirse Crouch!

Briar y Fred se separan. Ella le da una pequeña sonrisa mientras él sale de la tienda sin decir una palabra más. Puede sentir sus mejillas ardiendo y una pequeña sonrisa permanece en su rostro mientras su abuelo le da una mirada desagradable.

—No volverás a ver a ese chico —le dice, y Briar lo ignora, principalmente porque ha estado escondiéndose de él para ver a su padre todo el verano, puede hacer lo mismo con Fred y George. Y, además, no cree que pueda discutir. Siente como si su cerebro hubiera dejado de funcionar debido a lo que pasó con Fred. En cuanto se pierde de vista, se detiene y se toca los labios con los dedos, su pequeña sonrisa se convierte en una sonrisa de colegiala. No lo puede creer...

Especialmente desde que es una mujer lobo. Ya se siente enferma consigo misma. Puede imaginar la sorpresa y el disgusto en su rostro si descubre la verdad y se de cuenta de que había besado algo como ella. Briar se sienta en su cama, enterrando su cabeza en sus manos. ¿Por qué tenía que tener esta maldita maldición?

Cuando ella marcha con su abuelo, caminan en silencio. Briar tiene mucho menos resorte en sus pasos de lo que originalmente tendría después de ese beso con Fred. Esperan por sus nombres a un lado de la cola de magos en las afueras de los terrenos del campamento. Briar observa mientras su abuelo se dirige hacia el funcionario del Ministerio, viendo a las personas que se van, pudiendo saltar a la cola de su propia clasificación.

Briar se apoya contra el tronco de un árbol y se mete las manos en los bolsillos de la chaqueta vaquera. Lleva sus gafas de sol, sobre todo para que la gente no pueda verla mirar fijamente, pero luego oye una voz familiar.

—Me encanta verte otra vez —dice Fred. Briar pone los ojos en blanco y se quita las gafas de sol para mirarlo, las gafas de montura roja descansan sobre su cabeza.

—Nunca hablamos de lo que pasó —dice Briar, dándole una mirada oscura. Está en algún lugar entre un ceño fruncido y una mirada fulminante. Es el mismo tipo de aspecto que Fleur da a menudo.

—Ah, ¿qué dormisteis juntos? —dice George, sonriendo con picardía.

—Uh... —empieza Fred.

—Dormimos abrazados y ya —dice Briar, un poco demasiada, y ella se vuelve hacia Fred—. ¿Cierto, Fred? —el uso de su nombre propio, no Freddie, es suficiente para que él se dé cuenta de la gravedad de la situación (al menos desde su perspectiva). Él asiente con la cabeza.

—Que aburrido —dice George con el ceño fruncido.

—Eres tonto, Weasley —dice Briar, poniéndose las gafas de sol de nuevo. Mira a su abuelo, quien está hablando con Bagman, y suspira aliviada. Le quedan un par de minutos con los gemelos antes de que se dé cuenta de con quién está hablando. Ella recuerda ese beso y siente que el brazo de Fred roza su chaqueta y se mueve una pulgada hacia un lado. Él no haría eso si supiera...

—¿Cuándo volveremos a verte? —pregunta Fred, y Briar resopla.

—Buena broma, Fred —dice George, pareciendo confundido.

—Mi abuelo no quiere que te vuelva a ver —dice Briar.

Tanto Fred como George la miran en shock. Ella mira a su abuelo para comprobar que todavía tiene una conversación profunda, a pesar de que su ojo interior sabe que se distraerá por un par de minutos más, y se vuelve hacia los gemelos, se quita las gafas de sol y hace un gesto con ellos en una mano.

—No lo dirá, especialmente ahora, ya que Percy es su asistente, pero cree que vuestra familia...

—¿Está llena de traidores de sangre? —dice George.

—No exactamente —dice Briar, haciendo una mueca—. Piensa que sois de una clase diferente...

—¿Pobres? —dice Fred.

—Algo así —dice Briar haciendo una mueca—. Lo que no es malo, es solo que él cree que lo es. Y también cree que sois malas influencias —los dos parecen ofendidos. George pone una mano en su corazón, mientras Fred mira por encima del hombro de Briar, enviando una mirada desagradable hacia su abuelo. Ella frunce el ceño—. Y, um, está convencido de que me voy a convertir en mi madre porque... —mira a Fred, luego a George, y suspira—. De acuerdo, mi abuelo descubrió que Fred dormía en mi cama, así que estaba presumiendo cosas, y luego, um, Fred y yo nos besamos...

Los ojos de George se abren.

¿Cómo dices?

—Me has escuchado. Mi abuelo ahora cree que me van a matar a los diecinueve o algo por el estilo porque ella murió joven y estaba casada con un hombre lobo, que aparentemente está en el mismo nivel de mala influencia que vosotros.

Besaste a mi hermano —dice George—. ¿Acaso no viste su cara tan fea?

—¡Tenemos la misma cara! —dice Fred

Y Briar, sin pensarlo, pone los ojos en blanco y dice:

—Que va.

—Exacto —dice Fred.

George le da a Briar una mirada de complicidad que ignora.

—Hay una razón por la que puedo diferenciaros, idiotas, yo soy la que tiene que ver vuestras caras todas las horas del día —dice Briar, sacudiendo la cabeza. Se da cuenta de lo que dice todos los días y hace una mueca—. Bueno, solía...

Ve que su abuelo mira y le da una mirada desagradable. Deja escapar un suspiro, volviéndose hacia los gemelos con una sonrisa forzada en su rostro.

—Os veré algún día.

Ambos dicen versiones de "sí, supongo..."

Se aleja de ellos, preparándose para los comentarios de su abuelo. Siempre les han caído mal, desde que Briar se los presentó al final de su primer año, atrajo a los gemelos hacia su abuelo y le dijo: "¡abuelo, mira! ¡Estos son mis mejores amigos!" Y su abuelo ni siquiera se molesta en actuar interesado. Siempre ha pensado mal en ellos. Al igual que de su padre.

Todos los que no encajan en su molde no encajan en su vida. Su padre, el yerno de su abuelo, es muy inteligente, pero es un hombre lobo, por lo que su abuelo no está interesado. Y los gemelos... se necesita algo de talento para pensar en bromas como las suyas, pero no les cae debido a su situación financiera, porque a los dos no les importa mucho el colegio, porque se meten en problemas... A su abuelo no le importa. Sus amigos más cercanos no significan nada para él. Pero a él le gusta Draco, le gusta Fleur, porque en sus ojos, encajan en el tipo de amigos que quiere que tengan sus hijos.

Y Briar dice hijos, no nietos, porque mira: Briar y Livvy son la segunda oportunidad de su abuelo. Tanto él como su abuela la jodieron con sus propios hijos, así que sacaron a sus nietos de las manos de su yerno días después de la muerte de su esposa, su hija, porque su principal preocupación era ese hombre lobo no puede crearlos, ¡pero nosotros podemos empezar de cero!

Es enfermizo.

—Briar —dice su abuelo mientras se acerca a él. La sujeta por la muñeca para llamar su atención, y sin pensarlo, ella le quita la mano—, ¿qué fue lo que dije?

—Lo mismo que dijiste sobre mi padre —dice Briar, dándole una mirada oscura. Una mirada de enfado se lava en la cara de su abuelo, y es como si la palabra hombre lobo se reflejara en sus ojos solo por la mención de su padre. Briar quiere reírse, es horrible. Es el odio de su abuelo lo que le hizo esto.

Son tachados de la lista y Briar mira a los gemelos por última vez, y ya empieza a extrañarlos. Y luego se vuelve hacia su abuelo, la molestia crece dentro de ella. Siempre se ha impedido pensar eso de él. Fui maldecida por culpa del abuelo. Siempre se ha sentido mal por pensarlo. ¿Pero ahora? ¿A quién le importa? A él no le importan sus amigos, y si sí, es porque cree que son el tipo de personas adecuadas para sus hijos, que son las chicas y los chicos de oro de sus familias, al igual que ella es la chica de oro de la suya.

Chica de oro.

En sus malditos sueños, más bien.

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BRIAR ESPERA, ANTICIPANDO lo peor, cuando se sienta en su habitación. Ha dejado la carta que le envió Madame Maxime, la que debería haber sido para sus abuelos, en la cocina. Tan pronto como Briar y su abuelo llegaron a casa, se fue de nuevo, despidiendo rápidamente a Winky antes de que Briar y Livvy pudieran encontrar una manera de detenerlo. Pero está bien, porque Briar ha hablado con los gemelos diciéndoles lo que está pasando, esperando que puedan conseguir que sus padres o alguien hablen con Dumbledore para llevarse a la elfina.

A Winky no le gustaría hacerle frente a los alumnos de Beauxbatons. Todos los elfos domésticos hablan francés, estaría muy sola, le había dicho a Fred.

Él había respondido: me pondré a ello, ¿vale?

Eres un ángel, respondió ella, con cinco corazones en el pergamino.

Y ahora, Briar solo está esperando que su abuelo regrese a casa para ver la carta de Madame Maxime y perderla por completo, porque sorpresa, sorpresa, Briar no es perfecta, y ella tiene las tarjetas de los castigos y la mordida del hombre lobo para probarlo. No puede esperar a ver su rostro, rojo brillante, vapor prácticamente estallando en sus oídos.

Pero conociendo la suerte de Briar, su abuelo no regresará. Envía una carta y llega a la mesa de la cocina, diciéndole a Briar y Livvy que volverá muy tarde, porque tiene que resolver las consecuencias de los Mundiales. Livvy deja de leer, un poco enfadado por no poder pasar un día más en la Mansión Mientras, mientras que Briar descubre lo último que escribió.

Aseguraos de manteneros alejados de mi habitación y de la de vuestra abuela, y de la habitación libre que hay al lado.

¿Por qué siente la necesidad de enfatizar eso? Briar ni siquiera ha pensado en lo que dijo sobre esas habitaciones, no desde que dijo que se mantuviera alejada. Briar nunca va a ese lado de la casa, igual que Livvy, así que, ¿por qué siente la necesidad de señalar que no pueden ir a ningún lado cerca de allí?

—¿No te parece raro? —dice Briar a Livvy mientras se sientan en la mesa de la cocina, habiendo roto la regla de su abuelo de mantenerse alejados de los muggles y encargar una pizza.

A veces, la única forma de lidiar con el mundo es con cosas crujientes, ajo y salsa de hierbas, ¿sabes? Y recordemos que siempre han confiado en Winky para hacer la cena, y las habilidades culinarias conjuntas de Briar y Livvy se limitan a los espaguetis. Ni siquiera con salsa. La hacen demasiado líquida y una vez intentaron calentar una que ya estaba hecho, solo es ponerla en una olla y calentarla por un par de minutos y la quemaron. Pusieron el fuego demasiado alto, por lo que se salpicó por todas partes y se quemaron con la salsa de toma hirviendo, por lo que tienen que depender de encargos para el resto del verano... Y luego esperar que sus maridos sepan cocinar.

—Nos lleva diciendo todo el verano que no entremos —continúa Briar, frunciendo el ceño mientras mira a su hermano—. ¿Por qué?

—Lo que te queda de Gryffindor es quién piensa eso —dice Livvy, metiéndose gajos de patata en la boca. Briar frunce el ceño—. Es verdad, ¿o me equivoco? Te está diciendo que no hagas algo, y lo primero que piensas es que quieres hacerlo. Es como decirte que no pulses el botón rojo —Briar le da a su hermano pequeño una mirada sucia, principalmente porque sabe que él tiene razón y que no le gusta—. Merlín, Briar, ves a los Weasley por un día y te vuelves a convertir en una Gryffindor.

—Eso no es algo malo —dice Briar.

—Es un poco contraproducente —dice Livvy.

—¿Contraproducente para qué? —pregunta Briar. Livvy rueda los ojos, y ella sabe que es porque prefiere Beauxbatons a Hogwarts, y lo ha hecho saber. Igual que, para Livvy, lo único que falta a Beauxbatons es un imbécil con cabello rubio. Pero de todos modos—. ¡Te estás perdiendo el punto! ¿No crees que es extraño que nuestra abuela, la mujer que nos crió...?

—Creo que Winky nos crió más que ella —dice Livvy, levantando las cejas ante Briar—. Seamos realistas.

—Bueno, lo sé, pero escúchame —dice Briar, dándole otra mirada a su hermano—. ¿No es raro? Nuestra abuela está en cama, en esta casa, ¿y ni siquiera podemos verla? La mujer que realmente no nos crió está enferma y no podemos verla. Cuando el abuelo lo dijo, él lo sugirió como si ella estuviera tan mal que podría morir pronto... ¿Pero aún no podemos decirle adiós? Hemos pasado todo el verano a pocos metros de ella cuando ha estado tan enferma y no hemos podido verla. ¿No es extraño?

Livvy mira a Briar por un momento, perdido en sus pensamientos.

—Está bien, es raro —dice Livvy—. ¿Pero sabes qué? Ya has cabreado al abuelo hoy y vas a enviarlo a pie de guerra cuando lea esa carta. ¿Qué tal si no haces lo que él no quiere que hagamos? —Briar frunce el ceño a Livvy otra vez—. Lo intentaste frente a todos esos funcionarios la noche anterior, le hiciste creer que te estás tirando a Fred Weasley, lo que es jodidamente repugnante y espero que Malecrit te diga que solo dijiste eso para molestarlo, así que entrar en esa habitación libre sería el último clavo en el ataúd, ¿no crees?

—Supongo —responde Briar.

—Entonces, ¿no lo harás?

Briar mira a su hermano.

—No lo haré —le dice, y él parece complacido consigo mismo. Ella continúa comiendo la pizza, masticando lentamente a medida que se pierde en sus pensamientos. Livvy se va a su habitación después de un rato, y Briar se queda allí, metiendo una masa de pizza en la salsa mientras no frunce el ceño ante nada. Todavía la confunde. Nada de esto tiene sentido. Es enloquecedor. Se espera que Briar viva a metros de su abuela moribunda y que ni siquiera pueda hablar con ella o abrazarla por última vez.

Son casi las nueve cuando se levanta de la mesa y planea comer la última porción para el desayuno. O almuerzo, según cuándo se despierte. Pasa por el pasillo que conduce a la habitación libre y casi mueve los pies para caminar hacia ella, pero su ojo interior la detiene. Siente un tipo específico de temor, el que sintió en los minutos previos al ataque del verano pasado, por lo que se mueve y sube las escaleras hacia su habitación en el ático.

Briar se acuesta en su cama, tratando de olvidarse del miedo que sentía, solo por las posibilidades de caminar por ese pasillo. En cambio, su mente vuelve a lo mismo que ha estado haciendo desde que regresó de los Mundiales: Fred. Parte de ella se pregunta cómo ha pasado, cómo no se han visto durante un año y, de repente, Briar cree que es atractivo. Piensa en volver a la mañana cuando se despertó y él estaba abrazándola. Lo echa de menos... lo extraña abrazándola.

Mira a su mesita de noche, donde dejó el regalo de cumpleaños que él le consiguió. Briar lo abre y toma la pluma adjunta, escribiendo: probablemente estés ocupado pero estoy aburrida, así que... hola.

Frunce el ceño. Recuerda esta mañana, como si su cerebro no pudiera comprender completamente cómo besó a Fred. No sabe qué hacer consigo misma. Porque está bien, puede admitir que no estaría pensando en ese beso de esa forma, ni en cómo la abrazó, ni en cómo durmieron la noche anterior, si ella no sintiera algo por él. Pero aquí está la cosa: no puede admitir eso. Está mal llevarlo así. Es un monstruo, es repugnante. Se besaron una vez, y eso es todo. No debería haber ocurrido, pero Briar no quiere pensar así, porque si se enfoca en el pasado, no puede enfocarse en el futuro. Y con eso quiere decir: no permitiré que este crush se convierta en algo. Fleur lo sabrá, y eso será todo.

Aunque la molesta. Si no tuviera esta maldición, le habría escrito a George hoy en algún momento, pidiéndole que se lo mencione a Fred y le diga la respuesta. Hubiera intentado todo lo posible para ver si podía ir a alguna parte, ¿y si podría? Briar hubiera estado sobre la luna. Estaría muy molesta si fuera su novia. Siente como si fuera el tipo de novia que es cariñosa, siempre había estado sosteniendo su mano o abrazándolo, o besándole la mejilla... Ugh. Briar se siente como una mierda. Quiere besarlo de nuevo. Solo que esta vez, significaría algo...

Se levanta para cruzar su habitación, para coger su Walkman hábilmente escondido en un cajón donde su abuelo no puede encontrarlo y darse cuenta de que tiene algo muggle. Tal vez, si escucha Nirvana el tiempo suficiente, se olvide de esto. Tal vez, si escucha a David Bowie, comenzará a pensar en besarlo en lugar de otro... Briar le gusta tanto David Bowie, es irreal...

Se da cuenta de que dejó su Walkman en la planta baja cuando lo estaba usando antes, por lo que hace su descenso hasta allí. Sus pies golpean la alfombra del primer piso, la de la habitación de sus abuelos, y mira hacia el pasillo, a la puerta de la habitación libre en la que no se le permite entrar.

Sus cejas se fruncen. ¿Por qué no puede?

Briar se queda allí, con ganas de dar un paso adelante, pero también con dudas. Piensa que su hermanito le dice que es una idea estúpida, piensa en la sensación de malestar en el estómago, pero luego piensa en su abuelo, el capullo que no le deja ver a los gemelos, el que la separó de su padre y piensa a la mierda.

Con una expresión de determinación, hace su camino hasta ese dormitorio.

Inmediatamente se siente mal, pero ¿qué es lo peor que va a pasar? Su abuelo le regañará. Vaya cosa. Pasó casi todas las horas del almuerzo diciéndole a Madame Maxime que puede manejar otra hora de necesitas dejar de portarte mal, Briar, bla, bla, bla. Sabe que Livvy la llamará idiota, pero ¿acaso es eso nuevo? Así es como funciona su amistad. Briar hace algo como esto y Livvy la llama idiota. Ahora está acostumbrado a ella, especialmente después de un año entero caminando al desayuno, almuerzo o cena y descubrir que su hermana convirtió un piso entero en un pantano, lava o un lago congelado, o en una dimensión extraña sin gravedad (Madame Maxime quedó impresionada con eso). Él está acostumbrado, ella también. Y, además, esto va a acabar con Briar hasta que lo haga. ¿Qué tiene que perder? Lo peor le ha pasado. Todo depende de esto.

Briar mira a través del ojo de la cerradura pero, curiosamente, la habitación parece estar vacía. Intenta la puerta y está abierta. Lo encuentra raro. Ella habría pensado que la habitación hubiera sido cerrada. Su abuelo lo haría, lo sabe. Siempre cierra su despacho así que seguramente haría lo mismo con la habitación en la que ha prohibido a todos entrar.

Su estómago se llena de miedo cuando entra. Puede escuchar su ojo interno advirtiéndole, diciéndole que tenga cuidado, pero intenta ignorarlo, pensando lo peor ya ha pasado. Mira a su alrededor y todo es un desastre. Huele como si algo se estuviera pudriendo aquí, y por supuesto, la pareja de platos de la cómoda tienen comida pudriéndose. Mira a todo lo demás, y piensa no hay forma de que la abuela viva en esta pocilga.

Y entonces ve la ropa.

En la esquina hay un montón de ropa sucia, y al instante Briar cree que se ven como un uniforme de prisión. Las rayas blancas y negras, las mismas que todas las fotos de Azkaban. Un recorte de periódico está en la mesita de noche, como si alguien quisiera conservarlo. Briar lo mira y es el artículo sobre su tío Barty, cómo murió antes del verano. Mira de nuevo al atuendo y luego el recorte de periódico, colocado como si alguien estuviera orgulloso, como si alguien quisiera presumirlo...

Como si su tío escapara y estuviera extasiado al respecto.

Briar siente que el mundo entero se detiene, su corazón late más rápido. Su tío ha estado en esta casa todo este tiempo. Barty Crouch Jr. está vivo. Barty Crouch Jr., el hombre que torturó y mató a tantas personas en nombre de Voldemort, escapó de Azkaban. Y Briar, durante el último mes, ha estado bajo el mismo techo que él.

Siente que sus sentidos se precipitan hacia ella y se mueve para salir de la habitación, para salir de esta casa, pero ve un trozo de pergamino sobre el edredón.

          Padre,

          Supongo que tu Maldición Imperius dejó de funcionar, ¿no es así? Y ni siquiera puedes detenerme, porque no puedes decirle al Ministerio que estoy fuera de Azkaban ya que te incriminarías. Te lo mereces. Espero que tus dos nuevos hijos se den cuenta de la verdad sobre ti antes de que sea demasiado tarde.

          Tu hijo pequeño

Y entonces ve la frase en la parte de abajo.

          Briar y Livvy, si veis esto salid de esta casa cuanto antes. Merlín sabe que podría haceros ese hombre.

          — Vuestro tío Barty

No sabe cómo reaccionar. El mundo se detiene por completo; Briar mira fijamente la advertencia de su tío. ¿Ese monstruo de hombre los advierte? Ese hombre, que ha torturado y matado a personas, ve a su padre, el abuelo de Briar y Livvy, como algo para advertirles. El pánico y el miedo de Briar vuelven la cabeza hacia su abuelo, porque esto no tiene sentido. Su abuelo usó una maldición imperdonable, atrapando a su hijo menor en esta habitación. Siente como si todo lo que pensaba acerca de su abuelo esté mal. Claro que, desde hace meses, sabe que no ha sido sincero por la forma en que cubrió la situación con su padre, pero este es un nivel completamente nuevo. Su abuelo sacó a tío Barty de Azkaban y lo encerró de nuevo cuando pensó que sería libre.

Briar vuelve a sus sentidos mientras escucha que su ojo interno comienza a contar. Agarra la carta, le tiemblan las manos y sale corriendo de la habitación. No cierra la puerta, solo corre. Va a la habitación de Livvy, irrumpiendo y poniendo el pergamino en su cara. Su corazón late con fuerza, está en pánico, su ojo interior cuenta los segundos hasta que su abuelo regrese.

—Tenemos que irnos —dice Briar.

¿Qué? —dice Livvy.

—Dejó salir al tío Barty, usó una maldición imperdonable para dejarlo atrapado aquí, ¿y si nos hace eso a nosotros? —dice Briar—. No podemos quedarnos aquí, Livvy, estamos en peligro —Briar de repente tiene una imagen de su abuelo descubriendo qué es ella, y su corazón se detiene de miedo. ¿Qué haría si lo descubriera, considerando la forma en que odia a su padre porque él también lo es? Sería una humillación si alguien descubriera que Barty Crouch, el hombre que implementó la mayoría de las leyes sobre hombres lobo, tiene una nieta así. Mira a su hermano pequeño con lágrimas en los ojos al pensar en lo que su abuelo le haría si supiera la verdad—. No creo que estemos a salvo, Liv. ¡Mira lo que dice el tío Barty! ¡Él sabe cómo es el abuelo, nos está advirtiendo! Si... Si no es seguro para él, tampoco lo es para nosotros.

Briar piensa no es seguro para alguien como yo.

Su hermano se queda en silencio por un momento.

—¿Dónde podemos ir? —él dice.

Sin pensarlo, Briar suelta:

—Con papá.

¿Qué?

—Consigue todo lo que necesite y te lo contaré cuando lleguemos allí —dice Briar. Su ojo interno sigue contando—. Tenemos treinta minutos. Si no es seguro para el tío Barty, no lo es para nosotros. Tenemos que irnos.

Livvy mira a su hermana mayor, a la mirada de pánico en su rostro, y mira de nuevo la carta antes de asentir. El mismo miedo parece estar acomodándose cuando él se pone de pie, la mayoría de sus cosas para el colegio todavía están en su baúl. Briar lo deja cuando él está metiendo el contenido de su armario en su baúl, y le dice que cierre la puerta y que luego irá por él. Él dice sobre su hombro que lo hará.

Los siguientes minutos pasan: un segundo, Briar está devolviéndolo todo a su baúl, agradecida de que esté encantado para ser más grande por dentro, lo que le permite arrojar toda la ropa posible. Y al siguiente, lleva a su hermano al piso de abajo, a la sala de estar, pensando: no puedo dejarlo vivir aquí, no sabemos cómo es realmente el abuelo, nunca lo hemos sabido... Nos alejó de papá porque jodió a sus propios hijos, quería un exitoso linaje.. Nos hizo temer a los hombres lobo... Nos obligó a cambiarnos de colegio, a abandonar el país, cuando existía la posibilidad de que nos reuniéramos con papá y descubriéramos la verdad. Y luego, todo este tiempo, ha estado alojando a un mortífago en esta casa... Ha estado usando una Maldición Imparable en uno...

Da un suspiro de alivio cuando Livvy desaparece a través de la Red Flu, la mayor parte de su preocupación se va con él. Está a salvo, está bien. Sabe que está asustada por lo que va a pasar si su abuelo se entera de su secreto, pero también sabe que puede manejarlo. Puede con una pelea. Cuando las cosas se ponen difíciles, te vuelves más fuerte, y lo peor ya le ha pasado, puede seguir luchando si tiene que hacerlo. ¿Pero Livvy? No permitirá que su hermanito se quede aquí, no si su tío lo ha estado, no si su tío, un mortífago, se encontraba en tan terribles condiciones que les advirtió. No dejará que se quede. Cuidará de él hasta el final.

Entra a la chimenea, a punto de agarrar los polvos flu...

Pero entonces oye un crack familiar.

Briar se congela. Pero su abuelo ya está de pie en el pasillo, y la puerta de la sala de estar está abierta. Mira a Briar, frunciendo el ceño.

—¿Qué estás haciendo? —él pregunta.

Y aquí Briar siente que el mundo se vuelve más lento, pero de una manera completamente diferente: esta vez, ve las posibilidades de los próximos minutos, lo que podría suceder según lo que diga. Si dice oh, me voy a casa de Fleur, y se va sin decir algo más, su abuelo se enfadará cuando descubra la verdad. Le dirá al Ministerio que sus nietos fueron secuestrados por su padre, un horrible hombre lobo del que los salvó hace años. Si ella dice no seguiré viviendo aquí, me voy, lo mismo sucederá, solo puede ver el uso de Imperius.

Pero la otra opción es esta: sé la verdad, y si nos traes a mí o a Livvy de regreso, o si vuelves a hablar con nosotros, le diré al Ministerio lo que has hecho. Y el resultado de esto es el siguiente: su abuelo actúa como si él no supiera lo que quiere decir, y ella le muestra la carta y ella repite: se lo contaré al Ministerio si vuelves a dirigirnos la palabra, y se ve sorprendido, pero a Briar no le importa.

—Si te vas, estarás arruinando tu vida —dice Barty.

Briar piensa en el verano pasado, en lo orgulloso que sonaba cuando hablaba de su conversación con Greyback. Cómo su abuelo se jactó de todas las cosas desagradables que le dijo... Cómo esa misma noche, Briar fue atacada por eso.

—Ya lo has hecho —dice, y con eso, deja caer los polvos flu a sus pies, cerrando los ojos con fuerza, viendo las entrañas de la casa por última vez.

Bueno, no es su casa, ¿verdad? La suya es una bonita de campo, justo en las afueras de un pueblo. Al parecer, su abuelo Lyall encantó las flores para que nunca se marchitaran... La casa de su familia no es una casa fría con habitaciones cerradas porque la primera tanda de niños Crouch está muerta. Su hogar no es la residencia Crouch, y nunca lo será, nunca más.

Cuando Briar aparece en su nuevo hogar, un pensamiento cruza su mente.

Creo que un cambio de apellido no vendría mal...

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