xvi. Pretty in Pink... No, Blue?

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SIXTEEN PRETTY IN PINK

... NO, BLUE?

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BRIAR LOS DEJA ALREDEDOR de la misma hora que Hermione. Fred la lleva de vuelta al carruaje, a pesar de que está a solo cinco minutos a pie, pero él le agarra la mano y parece feliz consigo mismo. Las mejillas de Briar están ardiendo, y no está segura de si es por la luna que siente o lo frío del exterior. Él la besa de nuevo, antes de que se vaya, y ella envuelve sus brazos alrededor de su cuello, sonriéndole.

—Te veré pronto —dice ella, y sube las escaleras hacia el carruaje. Tiene una masiva sonrisa en su rostro mientras camina hacia su dormitorio, donde Fleur se está maquillando, aplicando cuidadosamente una sombra de ojos dorada en el centro de su párpado. Mira a Briar y arquea una ceja.

—Pareces feliz —deduce ella.

—Nos hemos besado —dice Briar, y Fleur se levanta, con la boca abierta por la sorpresa. Su boca se mueve rápidamente y se convierte en una gran sonrisa, mientras abraza a Briar.

¡Al fin! —exclama Fleur.

Briar no puede dejar de sonreír.

—Oh, Dios mío, Fleur, lo amo —pone su mano sobre su corazón. Fleur suelta una carcajada y Briar la abraza de nuevo—. ¿Sabes qué? ¡Puedes casarte con uno de sus hermanos, y así seremos hermanas por ley!

Fleur niega con la cabeza.

—No necesito casarme para ser tu hermana —besa la frente de Briar.

Briar comienza a prepararse para el baile, su vestido está cuidadosamente puesto sobre la cama mientras se prepara. Le toma una hora arreglarse el cabello con un bonito estilo que ha estado practicando en los últimos días. Termina su maquillaje, cuidadosamente se pone el vestido que ella y su padre escogieron, y mira a través de la habitación a Fleur, quien lleva un vestido plateado que hace que su cabello sea aún más etéreo.

—Te ves increíble, Briar —dice Fleur, sonriendo suavemente.

Briar le devuelve la sonrisa.

—¡Tú también!

Se va un poco más tarde que Fleur, porque tiene que ir al castillo para encontrar a Roger y asegurarse de que todo esté listo para cuando los campeones bailen antes que todos los demás. Briar sale de su habitación y ve a Fred, cuya mandíbula cae.

—Oh, Dios mío —dice Fred.

Briar sonríe.

—¿Te gusta?

—No soy estúpido, claro que me gusta —dice Fred. Sigue mirándola con sorpresa, sus ojos se mueven, como si estuviera tratando de asimilarlo todo.

El vestido es un poco extravagante, Briar lo sabe, pero le encanta. Es de color azul brillante, un cambio de lo que normalmente usa, con un corpiño ajustado y una falda con innumerables capas. Pequeños cristales adornan el vestido, haciéndolo brillar a la luz de la luna. Su cabello medio atado, medio rizado, muestra los pequeños pendientes de diamantes que su padre le regaló esta mañana, diciendo que solían ser de su madre.

—Estás preciosa —dice Fred.

Briar sonríe cálidamente.

Caminan juntos hacia el castillo, los elfos domésticos (o al menos ella cree que fueron ellos) han hecho un gran camino para que los estudiantes de Beauxbatons y Durmstrang suban a la construcción. Fred se aferra a la mano de Briar, y ella lo mira.

—Esto es tan raro, ¿no? Nosotros dos.

Fred se encoge de hombros.

—Creo que todos lo esperaban.

—Yo no —dice Briar.

—¿Cuándo te diste cuenta? —pregunta Fred.

Briar lo mira.

—¿Cuándo tú?

Antes de que Fred pueda decir algo, encuentran a George y Lee con sus respectivas citas, Angelina y Alicia. Ambos miran a Briar boquiabiertos.

—Maldita sea, Briar —dice George.

—Ay, tendríamos que habernos enamorado de ti —comenta Lee.

Briar sonríe.

—¡Gracias!

George mira a Fred antes de irse con Angelina.

—No arruines esto, la próxima generación Weasley está en juego —susurra, pero Briar lo escucha y rueda los ojos.

—Esto es solo un baile —dice Briar.

Fred le sonríe y le pone las manos en la cintura.

—Eres tan jodidamente hermosa, Bri —ella le devuelve la sonrisa—. Es una pena que no me haya convertido en campeón, porque podría haberte presumido durante el primer baile.

Briar no puede dejar de sonreír. La cuestión es que sabe que le encanta que la feliciten, y por la cantidad de veces que lo ha dejado claro a sus amigos, ellos también lo saben. En cuarto año, Cedric la llamó guapa y Briar no se calló por una semana entera, enfatizando cuánto amaba los cumplidos, lo feliz que por dentro la hacían. Así que ahora, con todo lo que Fred dice... Dios, lo ama mucho.

—¡Hola, Briar! —dice Cedric—. ¡Wow, te ves muy guapa!

Briar le sonríe. Sostiene la mano de Fred un poco más fuerte, esperando que no se ponga celoso, pero no lo está. Se ve contento cuando ella lo mira. Tal vez es porque ahora están juntos... De todas formas, es un alivio.

—Oh, ¿has conocido ya a Mia? —pregunta Cedric, y entre la multitud aparece una chica muy linda del año por debajo de Briar. Su cabello oscuro está ondulado y se sienta sobre su espalda, su vestido es de un color blanco que brilla a la luz. La piel bronceada y el cabello oscuro de Mia contrastan con la ligereza del vestido. Ella sonríe suavemente a Briar y Fred, mientras se mueve para ponerse al lado de su mejor amigo.

Mia Black, la hija de Sirius que Briar nunca llegó a conocer. Está un año por debajo y en Hufflepuff, por lo que Briar nunca tuvo la oportunidad de hablar con ella antes... Pero cree que es agradable. Se comporta como si fuera una estrella que nadie puede tocar. Tiene un aire de intrépida esperanza sobre ella en la forma en que nunca se ve realmente preocupada, pero en cambio tiene otra expresión, una mirada de todo irá bien. Briar se pregunta, entonces, qué quiso decir Cedric con apartar la mente de las cosas.

—Hola —saluda Mia, algo tímida. Mira a Briar principalmente, y Briar recuerda que Fred mencionó el año pasado, que cuando Gryffindor y Hufflepuff jugaron un partido que Hufflepuff ganó injustamente, Mia fue la primera en discutir con los gemelos para defender a su mejor amigo, Cedric—. Estás muy bella...

—¡Tú igual! —dice Briar, sonriendo amablemente.

George camina hacia ellos para buscar a Fred y a Briar. Abre la boca para hablar con su hermano, pero ve a Mia y se pone rígido.

—Black.

Mia pone los ojos en blanco y se cruza de brazos.

—Weasley.

Cedric sonríe torpemente a Briar.

—¿Nos vemos por aquí?

Briar siente.

—Sí...

Tan pronto como Cedric y Mia entran, Briar se gira hacia los gemelos.

—La única persona con la que deberías haber sido educado...

—Deberíamos haber ganado ese partido de quidditch el año pasado —dice Fred.

George hace una mueca.

—Solo porque su mejor amigo sea el capitán de Hufflepuff... —dice, sonando irritado—. No me gusta.

—No la conoces —dice Briar.

George niega con la cabeza.

—La conozco lo suficiente como para saber que no me gusta.

Briar niega con la cabeza, pensando que solo lo empeorará si supiera que tuvo una predicción habitual cuando vio a Mia hablando con George...

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NO HABÍA MUCHA GENTE BAILANDO cuando el reloj da las once, a tan solo una hora de finalizar el baile. Briar vio a Fleur y Roger escaparse hace media hora, y Fleur le dio a Briar una pequeña sonrisa antes de desaparecer en los jardines decorados con luces de colores. Briar tiene la sensación de que no verá a Fleur hasta la mañana siguiente.

Briar tiene los brazos descansando sobre los hombros de Fred y sus manos en su cintura, solo unos cuantos se balancean al ritmo de la música. Es mucho más lenta ahora, la mayoría se ha ido a los dormitorio o hizo lo mismo que Fleur. Mia y Cedric siguen presentes, sonriendo mientras hablan en una de las mesas. Briar ve a Mia reír y podría haber jurado que vio la vela a su lado brillar un poco más...

Ella mira a Fred y le sonríe suavemente. Todo esto es sorprendente para ella, pero luego hay una parte que no lo está. No sabe cómo describir sus sentimientos, aparte del hecho de que esto se siente real. Pero Briar no está segura. Parte que su preocupación es que se está entusiasmando demasiado. Pronto estará escribiendo su nombre en la ducha, agregando Weasley después de Briar.

—Sabes, Freddie, no puedo agradecerte lo suficiente —murmura Briar para que nadie pueda escucharla—. Pensé que me ibas a odiar cuando descubrieras la verdad... Pero me has apoyado tanto por todo esto y ni siquiera sé cómo empezar para decirte lo agradecida que estoy...

Fred sonríe suavemente.

—Tengo mis razones.

Briar levanta una ceja hacia él.

—¿Y eso qué significa?

—Significa que me preocupo mucho por ti —explica Fred mientras la mira. No aparta la vista de ella y Briar hace lo mismo. No puede evitar pensar lo bonitos que son sus ojos. Puede ser parcial, porque ella también tiene los ojos marrones, pero cree que es el color de ojos más bonito—. Me gustas, sí, pero más allá de eso, eres una de mis mejores amigas, obviamente quiero que seas feliz.

—Entonces, ¿cuándo empecé a gustarte? —quiere saber Briar.

Fred levanta una ceja. Briar se encoge de hombros.

—Me interesa saberlo. También es un gran cumplido, así que...

—¿Ah, sí? —dice Fred.

Briar tiene visiones de él gritando sobre lo bonita que es y rápidamente deja escapar un "espera."

—En ese caso —dice Fred, y él la acerca un poco más, moviéndolos a ambos en la pista de baile. Ella suelta una carcajada, mientras él la besa rápidamente para inclinarse y susurrar cerca de su oído—. Eres la chica más hermosa que he conocido y digo hermosa en lugar de guaà porque sé que has formado una jerarquía al respecto —Briar recuerda la tarde en que Cedric la llamó guapa, y ella agregó que si él hubiera dicho hermosa, se habría casado con él en el acto—. También eres mucho más inteligente de lo que crees, y deberías darte crédito, porque eres mucho más que las visiones...

Briar puede sentir sus mejillas arder.

Freddie, para —dice, aunque está radiante—, o querré casarme contigo en un par de minutos si sigues hablando.

—A lo mejor ese era mi plan —Fred le sonríe. Briar niega con la cabeza, sin dejar de sonreír. Merlín, ella lo ama.

Briar se ríe.

—¿Ah, sí?

—Absolutamente —dice Fred—. Tendrás que acostumbrarte a esto, Bri, ya se cumplen dos años —y se golpea el cerebro.

—¿Dos años? —dice Briar, con los ojos muy abiertos.

Fred asiente.

—Eso creo. No recuerdo cuándo, pero ha pasado un tiempo... Y empeoró durante el verano.

—Ahí fue cuando empezaste a gustarme —dice Briar, y ella guiña un ojo.

Él comienza a reírse de ella.

—Eres idiota a veces.

Ella hace una mueca, un ceño excesivamente exagerado.

—Echo de menos los cumplidos.

—Como he dicho, te acostumbrarás —dice Fred. Mira a su alrededor, pensando, y la mira—. A ver... Eres la persona más valiente que conozco, por cómo manejas tanto las lunas llenas como las visiones... —y él sonríe, lo que nunca es bueno, en opinión de Briar—. También me gusta cuando hablas francés.

—¿En serio?

—Qué puedo decir, es hot —responde Fred.

Briar lo mira raro.

—Es un idioma, Freddie.

—Sí, del amor. ¿Qué esperabas?

Ella le sonríe, una mirada traviesa cubriendo su rostro.

—Entonces, ¿si tuviera que empezar a hablarlo ahora...?

—No tienes que...

En francés, Briar dice:

Eres un bicho raro.

—¿Qué?

Ella agrega, todavía hablando en francés:

Estoy bromeando, pero no tienes idea de lo que estoy diciendo y, en todo caso, es súper lindo que sea lo que te atraiga, por es extraño.

—Briar —dice Fred.

Ella le sonríe y besa su mejilla.

—Si no querías que te molestara con esto, no haberlo mencionado —dice Briar, encogiéndose de hombros—. Quiero decir, ¿qué esperabas? —él sacude la cabeza sin impresionarse—. No se lo diré a nadie... Y cada vez que hable francés, te miraré y tú de darás cuenta pero los demás no. Será súper divertido... Para mí, principalmente, pero ¿sabes qué? Aprendí un idioma completamente nuevo.

—Y volvemos al hecho de que eres más inteligente de lo que crees...

—Basta —dice Briar, rodando los ojos—, realmente no soy tan inteligente.

—Yo creo que sí —dice Fred.

Briar lo mira.

—Está bien, pero tú tampoco te das crédito. No es broma, Freddie, literalmente inventaste algo para hablar conmigo... Y todos tus productos de broma son de mejor calidad que los de Zonko. Y George y tú los creásteis en vuestra habitación de la Madriguera. Eso es asombroso.

Pasa un rato y se hace tan tarde que casi nadie se queda allí. Briar ve a Cedric y Mia alejarse, las tacones de Mia cuelgan de sus dedos. Madame Maxime sigue presente, ahora hablando con Dumbledore.

—Es una pena —dice Fred—, no quiero que esto se acabe...

—Maxime está ocupada —dice Briar—, apuesto a que podría colarte sigilosamente en el carruaje.

La cara de Fred se ilumina. Por supuesto que sí, piensa ella.

Él suelta su cintura y, en cambio, extiende su mano para que ella la tome.

—Bien, guía el camino —le dice. Ella le sonríe, y toma su mano, llevándolo por los pasillos y por los terrenos hasta el carruaje de Beauxbatons, los detalles dorados brillan suavemente a la luz de la luna.

Él nunca ha estado en el carruaje, piensa Briar mientras entra en su pequeña sala común. Los paneles cubren la pared, mostrando una historia continua de famosos magos franceses de hace siglos durante sus aventuras. La chimenea está encendida, y junto a ella hay una escultura de hielo que nunca se derrite. Fred parece desconcertado.

—Ahora entiendo cuando dices que es diferente a Hogwarts —comenta Fred, con los ojos muy abiertos ante la grandeza.

Briar sonríe y lo acompaña por el pasillo hasta su dormitorio. Cierra la puerta detrás de él. El carruaje está vacío. A Gabrielle, que es demasiado joven para ir al baile, se le permitió visitar a sus padres durante la noche, lo que significa que todos los demás de Beauxbatons están en algún lugar afuera, ya sea entre las rosas o en el pasillo.

—Eres un ángel —dice Fred, y él pone su mano sobre su mejilla, a punto de besarla nuevamente. Ella lo mira extrañamente.

—Acabo de meterte en mi dormitorio —dice Briar—. ¿Cómo demonios...?

—Siempre serás un ángel para mí.

Él comienza a besarla, sus manos sosteniendo su rostro.

Briar frunce el ceño y se aleja.

—No quiero hacer algo así, todavía no —le dice, y sonríe débilmente—. Me siento rara haciendo eso en un dormitorio compartido. Es donde asisto a clases, es donde duerme mi mejor amiga, es muy extraño.

—Está bien —dice Fred, y él la mira—. Así que en verano...

Briar se ríe y ella lo abraza.

—Oh, por supuesto...

Él termina pasando la noche allí, Briar cierra la puerta del dormitorio, comprobando que está bien cerrada en caso de que su hermano intente entrar a una hora impía de la mañana. Se cambia a su pijama en el baño, pantalones cortos de color rosa bebé y una camiseta blanca sin mangas, y camina de regreso a su dormitorio, donde Fred está en sus boxers, quitándose la camisa.

Briar se congela. La cuestión es que no es súper musculoso ni nada, solo lo suficiente para que Briar se quede boquiabierto.

Fred le sonríe.

—Oh, ya entiendo...

—Cállate —dice Briar, y ella envuelve sus brazos alrededor de su pecho, abrazándolo. Él la abraza y ella piensa para sí misma, me encanta cada segundo de esto.

Se mete en la cama, apoyando la cabeza sobre la almohada. Fred yace a su lado, un poco apretado porque la cama es individual, y ella recuerda cuando durmieron en la misma cama después del ataque en los Mundiales. Esta vez, sin embargo, Fred descansa su brazo sobre su pecho.

—Es bueno saber que no tengo piojos esta vez —dice Briar.

Su brazo se mueve hacia ella.

—Idiota.

Briar sonríe.

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BRIAR NO SE DESPIERTA ESTA VEZ gracias a su ojo interior. Solo lo hace y se frota los ojos. Fred sigue dormido, ella puede oír y sentir su aliento, y su brazo todavía la rodea, como lo había estado cuando se quedaron dormidos anoche. Se mueve para tratar de sentarse. Aparta su brazo, lo que provoca que él se mueva y que su brazo termine sobre sus muslos. Briar lo mira.

Después mira hacia la carta que está en la mesita de noche. Para Briar Crouch... ¿o es Lupin ahora? Frunce el ceño y, con cuidado, para por encima de Fred para salir de la cama. Briar toma el sobre, su estómago se llena de temor y se detiene de nuevo. Sergeant levanta la cabeza para mirarla. Briar frunce el ceño a su perro, como esperando que él pueda tomar esta decisión por ella.

Sabe que lo que sea que esté en esta carta no será bueno. No sabe qué nivel de mal será, pero su estómago se llena de temor cada vez que la ve, su ojo interior la advierte de lo que está a punto de leer, y luego la culpa por querer dejarla para más tarde. Briar frunce el ceño.

No va a desaparecer, piensa para sí misma. Tengo que acabar con esto de una vez.

Briar suspira y abre el sobre.

Briar, dice en una letra que le resulta preocupantemente familiar. Salta los párrafos, al nombre de la persona que lo escribió.

Y su corazón se detiene.

Al final de la carta pone: tu tío Barty.

Con el corazón acelerado por el miedo, levanta la vista para leer el contenido de la carta. Por favor que sea algo bueno, por favor que sea algo bueno...

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Espero que leas esta carta con la mejor de las saludes. He oído hablar de ese Baile de Navidad y estoy seguro de que vas a pasar el mejor momento con ese chico Weasley.

Le preocupa que él sepa esto.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Ahora, no quiero hablar mucho. Me alegra que tú y su hermano os hayáis librado de los grilletes de vuestro abuelo, mi padre. Es realmente un sentimiento liberador no tener que preocuparse por ese hombre idiota... Quería hacerte saber que ya no tienes que preocuparte por él, porque lo maté.

¿Qué?

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Solo digo esto para tu conocimiento personal, en caso de que te hayas preocupado. Estoy seguro de que sí. Pero no hay nada de qué preocuparse. Se fue, como debería haberlo hecho hace años. Estoy seguro de que mi hermana, tu madre, seguiría viva si no fuera por su idiotez... Pero de todos modos. Esta información es sólo para ti, Briar. Me temo decir que si alguien la encontrara, tus amigos podrían pagar el precio.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Quiero cuidarte, Briar, en serio, pero estaré increíblemente molesto si le cuentas a alguien lo que te acabo de decir.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Los mejores deseos,

⠀⠀⠀⠀⠀⠀Tu tío Barty

Briar podría enfermar.

Tus amigos pagarán el precio. Él también sabe quiénes son. Sabe quién la llevó al maldito baile...

—Hola, Bri —saluda Fred, sonando somnoliento—. ¿Estás bien?

—Dame un abrazo, por favor —dice Briar, y ella prácticamente se arrastra sobre su regazo. Él se aferra a ella, confundido, y ella se siente horrible. Sabe que debería decirle lo que pasa, pero ahora no puede, ¿verdad? Durante los últimos meses, todo llegó a la conclusión de que Briar guardara los secretos a sus amigos, pero ¿qué hará cuando cuando el solo hecho de contarlo los pone en peligro?

Dios, Briar se siente completamente desorientada.


introducing

naomi scott... mia black


Fred tiene los ojos marrones, en vez de azules como en el libro, porque la autora se guió del actor :-) yyyyyyy, Mia Black tiene su propia historia, pero la publicaré próximamente, ¡estad atentos! xx

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