El Fuerte

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

"Antes de construir cohetes para los nazis, el idealista Wernher von Braun soñaba con el viaje espacial. Conquistar las estrellas. ¿Sabes qué dijo cuando su primer V-2 golpeó Londres? El cohete funcionó a la perfección... sólo cayó en el planeta equivocado. Todos empezamos con un gran amor a la ciencia. Y luego el ego interfiere, la obsesión y... y cuando volteas, ya estás muy lejos de donde querías." ―Maya Hansen

Epílogo

La probabilidad del error siempre puede estar presente. Fue algo que todos ellos tuvieron que aprender duramente en lo que iba de esta travesía. Según la cuántica, es necesario tener un sistema correctivo de errores; el mecanismo clásicamente conocido para ello consiste en codificar la información mediante un código corrector. Tanto clásicamente como cuánticamente la clave para la corrección de errores es introducir redundancia al codificar la información. En el modelo cuántico los errores pueden ser arbitrariamente pequeños. A primera vista esto puede parecer un obstáculo insalvable. Sin embargo las propiedades de las medidas cuánticas permiten corregir errores continuos. Era lo que Andy les había explicado.

Pero, si eso aplicaba en la vida real, ¿dónde está ese sistema de corrección? El ser humano por sí solo no puede corregir lo que en su naturaleza está, y eso es la probabilidad de lo equívoco que cada uno poseemos. Esta guerra había sido un dato confirmatorio de ello, y el mismo Maximus lo había comprobado. Nadie sabe que sucedió cuando desapareció Bionic, pero fuese lo que fuese, Maximus pareció totalmente consternado, aun sin la capacidad de sentir emociones.

Y allí estaban, en una pequeña isla rocosa, con un enorme lago extenso que a kilómetros se conectaba con amplios bosques, con árboles de colores y llenos de fauna, y más allá el mar. Como Oslo lo había predicho, era el lugar perfecto para iniciar la fortaleza principal del nuevo escuadrón de héroes. Fortalecer la isla fue una ayuda de todos. El caparazón interno de la fortaleza fue construido por Ángel, revistiendo las paredes rocosas de diamante, y creando obeliscos y estalactitas protuberantes que, desde el cielo, nadie podría aterrizar sin llevarse una severa muerte empalada. Además, el diamante resultaba perfecto para aislar la electricidad, ya sea provocada por una tormenta o alguien capaz de manipular esta como lo había sido el antiguo mutante que enfrentaron en el Amazonas venezolano, Ray; al mismo tiempo, era un excelente conductor de calor que se traducía en energía, la cual le permitía alimentar todo el sistema tecnológico que Andy había creado. 

En el interior, no solo contaba con todas las habitaciones personales de los integrantes, sino que habían docenas de ellas para futuros reclutas. Contaba con un cuarto central donde estaban las máquinas y sistemas codificados, conectados con la fuente primaria que estaba en Venezuela —ya sabemos que hablamos del escondite debajo de la cascada de Carlos—, de las cuales, diariamente era Luis, el clarividente del grupo, le reportaba los datos que Andy le exigía. 

—¿Cómo van? —Fue la pregunta que Andy le dio por el intercomunicador a Luis, mientras colocaba una taza de café y una tostada en un pequeño compartimiento que tenía en el cuarto central, precisamente para su rutina mañanera. 

—Los Libertadores desmantelaron Alaska y Canadá. Los Defensores siguen en los Estados Unidos, y Los silenciosos en Argentina. Estos últimos decidieron empezar desde el sur, luego irán a La Isla de Pascua, en Chile —le respondió Luis, escuchándose como tecleaba en el computador. 

—¿Al menos has dormido algo? —Preguntó Andy, dudoso. 

—Sí, unas tres horas al menos —le respondió Luis con un pequeño bostezo. 

—¿Tienes a alguien que te supla?

—Sí, a Alice. Gracias, por cierto, por haberme prestado a la hermana de Shannon —respondió este, haciendo alusión a las inteligencias artificiales que Andy había diseñado. 

—¿Cómo van ustedes? —Preguntó devuelta. 

—Bueno, vamos bastante bien. Resulta que creemos que el grueso real de donde mueven los hilos es en Europa, sospechamos de Rusia —le respondió—, a diferencia de América, África, Oceanía y parte de Asia, es el único continente el cual no ha sido afectado por el desastre de la compañía. Según entendemos, han sido pacíficos en ese lugar. 

—Suena como un maldito cuento de hadas —agregó Luis—. Y parece el karma histórico. 

—Solo sí crees en eso —suspiró Andy—, la verdad es que tenemos la idea de creer que hay una especie de círculo que mueve realmente las masas, y entre ellos tenemos al Dr. Bruno Crawfor en la lista, el financiador de toda esta locura. En este momento mi hermana esta en una misión en Londres. Parece que uno de los que compone El Círculo está allí.

—¿Y ha ido sola? 

—¡Claro! Estamos falta de personal —contestó Andy, como si eso fuera lo más lógico de la vida.  

—Eh... Hola, disculpa que interrumpa tu chisme matutino con Luis, pero necesito que me des acceso al sótano —dijo Nahomi, recostada en el marco de entrada. 

—Ah, sí claro —dijo Andy, tecleando la computadora—. Listo, salúdalo de mi parte.  

Nahomi asintió, mordiéndose el labio inferior, dejando atrás el cuarto central donde Andy proseguía con su perorata. Pasó por los largos y amplios pasillos, mezclado entre roca y metal, vio en el comedor a Gligar y a Ransell chalar animadamente, demasiado cercanos de hecho, y cuando bajó la escalinata hacia el sótano, se encontró con la puerta abierta. Suspiró, alguien se le había adelantado. 

—¿Sí sabes que tuve que interrumpir a Andy para que me diera acceso? —Preguntó fastidiada a Asahi. 

El chico que estaba en plena etapa de adolescencia, había aprendido a abrir las cerraduras de forma mecánica, con solo mejorar su visión y entender el mecanismo que, estando tanto tiempo con Andy y Oslo, estaba aprendiendo a gran escala. Además, Nahomi creía que mejorar sus sentidos no era su única habilidad, tenía una capacidad de memoria tan grande como la de ella. 

—Lo siento, es solo que veo una perdedera de tiempo tener que pedir acceso. ¿No confían en nosotros como para dejarnos entrar? —Le cuestionó el chico, sentado viendo la cámara de contención de una lámina de cristal, diamante de hecho, donde se encontraba uno de sus amigos. 

—Cualquiera podría robarnos las huellas dactilares, un ojo o la mano y podría acceder fácilmente. Pero no todos pueden entender el sistema y el lenguaje con el que Andy diseñó todo el programa tecnológico. Según él le llamó, Alto Valyrio... 

—Sí sé, es de un clásico conocido como Game of Thrones —comentó Asahi, cansino de que tuvieran que reprenderle por saltarse las normas. 

Nahomi vio que este parecía agobiado, así que se sentó a su lado viendo hacia el cristal también. Pensando en que, definitivamente ya no era un niño, pero tampoco un adulto. 

—¿Si entiendes que llegará el tiempo en que realmente estés listo? —Le preguntó, acomodando un mechón de su cabello rubio detrás de su oreja. Iba a convertirse en un hombre guapo, sin duda. 

—Yo creo ya estoy listo —mencionó él, con el ceño fruncido—. Luché a su lado en la guerra contra la Fuente A de FACTORY, custodié solo a Andy y acabé con más de treinta agentes...

—De los cuales ninguno tenía poderes —le interrumpió Nahomi, calmada—. El mundo no es el mismo desde que sucedió eso. Ahora, hay amenazas muchos peores. 

—Pero nosotros también hemos mejorado. No somos los mismos desde esa vez —le volvió a replicar. 

—Tienes razón, pero aprender a conocer nuestro límites, nos permite ser prudente en lo que se debe hacer en el futuro para el bienestar de alguien —respondió ella, con una sonrisa—. A veces, es necesario decir, "no lo sé", "no puedo", o tal vez, "no es el momento". Y yo creo que todavía no es tu momento, pero si lo habrá. 

—Pero Axara, Ángel, Christopher e incluso Lita y Kevin han salido —volvió a refunfuñar. 

—Asahi —Esta vez Nahomi le vio con severidad—. No es justo que te compares con nadie. 

El chico puso los ojos en blanco. 

—Mejor cuéntame cómo van los sueños —le inquirió ella. 

—Han empeorado —dijo este, metiendo el rostro entre sus piernas—. A veces siento que estoy loco. Al menos ese mundo con el que sueño, parece estarlo. ¿Enanos, hadas, magos y brujas, incluso sirenas y vampiros? ¡Y Dragones! me siento como Andy viendo sus series fantásticas. 

—No lo sé... sino fuera porque sé que no estas loco no pensara que podría significar algo más —dijo ella—. Tal vez, debamos esperar que Él vuelva aparecer. 

—¿Han sabido algo de dónde está? —Preguntó el niño. 

—No, pero sabemos que siempre está —afirmó ella.

—Ninguno de ustedes sabe exactamente lo que es estar loco —Una voz carrasposa surgió del interior de aquella celda—. Creanme, por algo ustedes están allí y yo aquí.   

Asahi se levantó del suelo, y miró con una amplia sonrisa a su amigo:

—¿Cómo estás Sonic? —Le preguntó—. Quería hablarte sobre mis frustraciones adolescente, pero Nahomi apareció. 

—Sí, y ahora que ella no es una cría. Me imagino lo latosa que se ha convertido. Que difícil es crecer, ¿no? —le soltó una sonrisa. 

Y hablando de la variabilidad del error, Sonic justo había sido el ente que comprobó que no importaba lo excelente persona que se pudiera ser y lo alto de los estándares que se tuviera para conducirse en este mundo, si al final todo eso podría cambiar por un evento traumático en la vida, trayendo muchas consecuencias de las cuales, si no se toma en consideración, pudiera que nunca se hubiera forma de volver al rumbo por donde se venía. Por supuesto, jamás pensaron que su amigo entraría justo en ese bucle terrible. Y les dolía verlo en la cámara de contención, puesto que parecía completamente irreconocible; incluso cuando todo parecía estar bien. Pero era peligroso e inestable cuando le daba ciertos episodios. 

—¿Me trajiste lo mío? —Le preguntó a la chica, con una amplia sonrisa. 

Nahomi asintió y se acercó a un compartimiento cuadrado donde dejó un frasco de capsulas, cerró la compuerta y tecleó algo en un pequeño dispositivo digital a su lado. El compartimiento se movió mecánicamente, y Sonic desde su lado la brió y tomó las pastillas. 

—¿Cómo te has sentido? 

—Como siempre —respondió monótono—. Con la mismas voces en mi cabeza, no por efecto telepático. Además, Asahi ha sido una buena compañía y un buen mayordomo para traer mi comida. Estoy agradecido de que la menos tenga privacidad en el baño —ironizó, señalando un habitación rocosa detrás de él—. ¡Y no! ¡No me veas con esa cara de lamento, Nahomi! 

—Seguimos buscando a tu hermano, ¿sabes? Andy tiene una pista, pero creemos que alguien sabe más sobre el tema. Una chica llamada Eliabeth que trabajó con su padre sobre los portales dimensionales en Australia —mencionó.

Sonic bajó la mirada un momento, pareció perderse por un instante, y de la nada saltó hacia el cristal comenzando a gritar, a insultarle y a golpear las paredes. Nahomi se quedó allí inmóvil, peor inmutable a lo que este decía. Se acercó más al cristal, colocando su manos justo donde este golpeaba y comenzar a dañarse sus manos, sangrando, y envió su propia energía para curarlo. 

—El código genético se ha revelado y muchos lo han expresado, ¿pero cuántos podrán conocer el poder de lo exacto; de lo perfecto, de lo que jamás se puede equivocar? ¿cuántos conocerán el poder de la traición?. No hay nada más peligroso que no saber quien somos —murmuró este, pegando el rostro sobre el cristal. Y entonces, Nahomi volvió a ver la lucides en sus ojos. 

—Tómate la medicación —le ordenó. Este bajó el rostro, sintiendo culpa—. Y Sonic —hizo una pausa—. Una vez leí en un libro llamado Morkskog que lo peligroso de un monstruo en tu armario no es que salga, sino que aprenda a vestirse como tú. Procura no encerrar a ese monstruo sino acabarlo definitivamente, sin olvidar arrancarle la ropa que te pertenece. Él no eres tú.   

—Lo sé —dijo él, llevándose el medicamento a la boca. 

Nahomi dejó a Asahi allí. Sabía que el chico realmente le hacía bien a Sonic. Y cuando volvió nuevamente al primer piso, observó desde el pasillo que estaban reunidos en el cuarto central. Cuando se acercó, observó a Oslo, Andy, Ransell y Gligar allí. Todos miraban la enorme pantalla, donde una imagen satelital mostraba una enorme destrucción en un punto. Alguien estaba en el centro d elo que parecía ser un enorme crater.

—Esa no es...

—La Fuente E —le respondió Oslo a Nahomi con una amplia sonrisa—. Christopher la ha destruido con solo lanzarse hacia ella. Creó una onda psíquica tan fuerte que repulso todo a su alrededor. Ordénale que salga de allí inmediatamente —le indicó a Andy y este le obedeció. 

Nahomi estaba atónita de ver lo que había sucedido en África. vio el rostro de él en la pantalla, y se dio cuenta que lejos estaba el joven que había conocido en Canadá. No solo había ganado más peso, altura y musculatura, sino que tenía la mirada de alguien realmente experimentado en dolor, pero no de esos que se sienten víctimas en las situaciones, sino de los que creía que todo lo que había vivido era necesario y lo hacían quien ahora era. La pelirroja sonrió con orgullo, esperando que regresara pronto. 

Fin

Referencia científica:

Jesús G. Lopez, título del artículo: Códigoscuánticos. Dpto. Matemática Aplicada. E.U. Informática. U. Politécnica Madrid.

¿Cuéntenme que tal les ha parecido este segundo libro? Les recuerdo que es una Saga, por lo que no termina todavía... Estén pendiente porque las cosas se pondrán candentes... La aventura no termina y FACTORY ¿Estará realmente tan pasiva ante los actos de un grupo rebelde? ¿Qué creen ustedes?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro