Capítulo 35 •💘

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En la sala de reuniones, un aburrido Park Jimin con aires vengativos rondando en su mente, se encontraba sentando en la parte trasera de la extensa habitación, oculto en las sombras y con su presencia dejando de existir para los importantes hombres que estaban hablando con su jefe sobre nuevos proyectos e informes del mes.

Supuestamente, él debería de estar ahí sentado, haciendo nada más que tomar notas como había hecho veces anteriores y fingir que no se encontraba para que los demás se olvidaran de su presencia.

Y así es como había comenzado realmente, y se mantuvo así... Por los primeros minutos al menos.

Una parte dentro de él, seguía tan molesto con su jefe por haberle excitado en el baño de una maldita fiesta para luego dejarle como si nada, que cuando un Taehyung malvado le alentó a través de mensajes que se vengara tras hablarle por estar aburrido... Se vio terriblemente tentado.

Y de la tentación, pasó a la acción.

Sentado en la parte trasera de la sala, a espalda de los invitados y frente a Min estúpido Yoongi, el hermoso pelo negro simplemente había comenzado con algo suave, mordisqueando y lamiendo sus labios mientras tomaba notas.

Cuando sus gestos capturaron la atención del demonio, el pelinegro fingió ignorarlo y estar totalmente concentrado en sus notas.

Entonces, pasó al siguiente nivel y comenzó a morder la parte trasera de su lapicera, utilizando sus dientes o simplemente presionándolos entre sus abultados labios.

Cuando había alzado la mirada, había encontrado justo lo que había esperado, una furiosa mirada excitada que intentaba mantenerse oculta tras esos ojos fríamente acaramelados.

Sonriendo inocente, Jimin le lanzó un beso silencioso y le ignoró, siguiendo con sus gestos.

Entonces, un mensaje había llegado a su teléfono, haciéndolo vibrar en su bolsillo.

Pensando que podría tratarse de trabajo, lo había sacado sin pensar solo para encontrarse con un mensaje de Min ordenándole que se detuviera y que sus intentos de excitarlo eran patéticos.

Una sonrisa se forzó en sus labios mientras su mandíbula se tensaba.

"Oh, honey, enséñale a esa sexy rata lo que es realmente tentar" susurró el pequeño diablito Taehyung en su mente.

Ignorando el mensaje, Jimin volvió a guardar su teléfono y esta vez observó directamente al estúpido imbécil arrogante frente a él.

Sonriéndole, descruzó sus piernas y las abrió lentamente, logrando que su pantalón se estirara y se apretara hasta que no le quedó de otra más que marcar la forma de su entrepierna.

Viendo como la mirada de Yoongi reparaba en ella, Jimin sonrió y deslizó su mano hacia abajo, dejando que su pulgar acariciara todo el contorno de su miembro y un poco más abajo.

Cuando su jefe se removió en su asiento, Jimin sonrió e inmediatamente cerró sus piernas y fingió que todo su interés estaba en sus notas justo a tiempo para cuando uno de los invitados se daba vuelta, siguiendo con curiosidad la mirada del jefe.

Alzando la mirada luego de unos segundos, comprobó que todos seguían en su mundo y se acomodó nuevamente.

Dejando el cuaderno en el asiento de al lado, levantó su suéter hasta su ombligo, revelando un poco de piel y luego comenzó a jugar, fingiendo que abría el botón de su pantalón y bajaba el cierre de este.

Su mirada conectó con aquellos ojos acaramelados y distinguió la burla en ellos.

El estúpido realmente no creía que sería capaz de hacerlo, como si no hubiera acompañado a Taehyung en cada una de sus locuras.

Cuando desabrochó el botón, Min alzó una ceja y siguió el lento movimiento mientras baja el cierre.

Mientras más baja revelando su ropa interior, más se tensaba la mandíbula del grinch.

—¿Señor Min? —preguntó uno de sus invitados.

—Es suficiente por hoy —anunció con un tono duro—. No necesito escuchar más —declaró, observando fijamente a Jimin, quien le sonreía todo dulce en el otro extremo de la habitación.

—Pero...

—Dije suficiente. —le observó y todos asintieron en silencio, comprendiendo—. Retírense primero, les tendré una respuesta después —indicó.

Ordenando sus cosas, los tres hombres se levantaron, saliendo uno por uno.

Cerca de la puerta, Jimin la mantenía abierta y se despedía de los hombres con una silenciosa reverencia que los pretenciosos arrogantes de mierda ignoraron.

—Cierra la puerta y ven aquí —ordenó su jefe una vez todos desaparecieron.

Cerrando la puerta, Jimin se acercó a un extremo de la mesa y dejó su cuaderno sobre esta.

—Ya es hora de almorzar, señor Min, ¿desea que llame a su restaurante favorito para que le entreguen su comida? —ofreció amablemente mientras se acomodaba nuevamente su pantalón con descaro.

—¿Qué fue todo ese teatrito que hiciste? —espetó, levantándose.

—¿Teatrito, señor Min? ¿Yo? ¿Cuándo? —exclamó con sorpresa.

—Sabes perfectamente qué fue lo que hiciste —gruñó, deteniéndose frente a él—. Eso fue muy peligroso, estaba en medio de una reunión.

—Pero si yo solo me estaba acomodando mi pantalón, señor Min —expresó con dulzura.

Yoongi arrugó su nariz y sus labios se curvaron hacia abajo en disgusto.

—No intentes actuar fingiendo ser el inocente y dulce conmigo, sabes que no te creo —indicó.

—Lo sé —sonrió más abiertamente, dejando ir un poco la dulzura para revelar más un toque de travesura—. Pero realmente, señor Min, yo solo me estaba acomodando mi ropa —aseguró—. Que sus ojos hubieran recaído en lo que estaba haciendo y su mente vagara hacia otros lugares más... —lamió sus labios—. Ya sabe, oscuros, pervertidos, como quiera llamarle, no es mi culpa —le guiñó un ojo.

—Me lanzaste un beso —le recordó, ocultando su humor.

—Oh, eso, se llama tic de labios —explicó descaradamente—. Ya sabes, ¿como cuando uno guiña un ojo y no lo puede controlar? Es algo así, pero con esto —dijo, tocando sus belfos.

—Ahora, vamos a un hotel —ordenó, internando una mano detrás de él para tocar su trasero—. Creo que alguien está enojado por lo que sucedió en la fiesta y no puedo dejar que interfieras en mi trabajo —expresó, apretando uno de sus glúteos.

—Oh, suena muy tentador —expresó, acercando su rostro al de su jefe—. Y aunque realmente me gustaría volver a esto —dijo, enmarcando con su mano el miembro de Min—, me temo que ya tengo un compromiso previo que no puedo cancelar —indicó, acariciándolo descaradamente.

—Ponte ahora contra la mesa —gruñó, respirando sobre su mejilla.

—Lo siento, señor Min, fue usted quien dijo que no debíamos de hacer nada en el trabajo —le recordó con tono dulce, y cuando se aseguró de que en su mano había una completa erección, se apartó.

—¿A dónde crees que vas? —espetó, sosteniendo su mano.

—Oooh, esto me trae dulces recuerdos, ¿a ti no? —le sonrió malvadamente.

—Estás jugando a algo peligroso, Jimin-ah —advirtió con su maldita voz baja y ronca que estremeció el interior del pelinegro.

—Que te digo, soy un chico de riesgos, por algo quise trabajar aquí —expresó y se acercó, picoteando sorpresivamente los labios de Min—. Una disculpa por dejarle plantado —explicó—. Y porque no eres el único a quien se las debo... —murmuró y se agachó, depositando otro beso en la marcada protuberancia de sus pantalones que confinaban un eje muy duro—. Adiós, adiós —se despidió y se obligó a sí mismo a levantarse.

—¿No te gustaría darle un beso más directo? —pregunto Min, observándole con una sonrisa ladina.

Pero esta en vez de parecer arrogante o molesta, se veía más bien... Divertida.

Lo que le hacía verse bien, demasiado apuesto para el gusto de Jimin.

—No te atrevas a verte tan guapo, Min Yoongi —le refunfuñó antes de finalmente alejarse y tomar su cuaderno.

Saliendo de la sala, Jimin realmente odio con todo su corazón, haber dejado a Min estúpido Yoongi con una expresión de diversión y una postura relajada que le quedaba bien al condenado en vez de todo furioso y toda necesitado como había quedado él en ese tonto baño.

—Al menos lo dejaste con una erección del infierno, Jimin, de que está necesitado lo está a pesar de que no lo demuestre su rostro —se alentó así mismo mientras volvía a su puesto.

—Así que... ¿Por qué estamos comiendo aquí? —preguntó, Jimin, tomando asiento en la mesa de madera tipo picnic.

—¿Qué? ¿No te gusta? —preguntó Taehyung sentándose—. Pensé que te gustaba comer en la azotea.

—Estamos a comienzos de febrero, Taehyung-ah, hay días en los que todavía hace un condenado frío —resopló—. Y en vez de ir y esperarme en el restaurante en que quedamos, me encuentras a mitad de comino y me haces conducir hasta el karaoke donde solemos venir a beber y cantar —le observó—. ¿Qué hiciste ahora?

—¿Por qué crees que hice algo? —cuestionó abriendo las bolsas.

—Porque es obvio que te estás escondiendo de alguien —indicó—. ¿A quién hiciste enojar esta vez? —interrogó, tomando sus palillos.

—A nadie —respondió evitando su mirada.

—¿No te metiste en alguna discusión o pelea? —alzó una ceja.

—Lo juro, promesa de chico explorador —anuncio alzando una mano contra su pecho, justo sobre su corazón.

—Sería más creíble si realmente hubieras sido uno —bufó.

—¿Qué sabes tú si me inscribí o no en uno de esos talleres de verano? —acusó.

—Literalmente vivías más en mi casa que en la tuya, hacíamos todo juntos —le recordó.

—Ah, sí, cierto —se rió—. Y descuida mi querido muffins, solo estoy jugando al gato y al ratón con alguien... Interesante —expresó.

—¿Te están molestando? —preguntó con más seriedad—. Sabes que puedes decirme todo, ¿cierto? Te cubriré incluso si mataste a alguien.

—Es bueno saberlo, pero no, aún no he hecho nada digno de ir a la cárcel otra vez —prometió comenzando a comer jajangyeom.

—Pasar la noche en la comisaría por disturbios no lo definiría exactamente como ir a la cárcel —resopló el pelinegro.

—Para tu hermano sí —le recordó, divertido.

—Bueno, eso es cierto —rió bajo.

—¿Y entonces? —preguntó Taehyung.

—¿Y entonces? —repitió Jimin, tomando con sus palillos un dumpling.

—¿Qué pasó con tu jefecito adorado? —cuestionó—. ¿Se las cobraste o no por dejarte con las ganas en esa fiesta?

—No tenía intención de hacerlo en un principio —suspiro—. Pero luego vi tus mensajes, y ese idiota arrogante me miró de una forma qué... —chasqueó su lengua—. Al final acepté su desafío y bueno... Comencé a tocarme en plena reunión —confesó.

—Oh, chico, eres malvado —sonrió—. ¿Te acostaste con alguien más frente de él?

—¿Qué? Claro que no, Tae —exclamó con sorpresa.

—Entonces... ¿Qué hiciste específicamente? —parpadeó, confundido.

—¿Qué es lo que realmente viene a tu cabeza cuando te digo que me toque en una reunión? —preguntó, observándole.

—Que tuviste sexo salvaje en esas lujosas salas de reuniones e hiciste a Min baboso Yoongi verlo —respondió.

—Realmente no sé cómo trabajan tus neuronas —se lamentó negando con su cabeza—. Cuando digo que me toqué en una reunión, es porque literalmente hice eso. Fue una de esas ocasiones en las que tuve que tomar nota al final de la sala, y como todos me daban la espalda menos mi jefe, comencé a tocarme ahí abajo hasta el punto en que detuvo la reunión abruptamente —recordó con una sonrisa.

—Y entonces tuvieron sexo en la sala, comprendo —asintió.

—Aún no he vuelto a tener sexo con él —bufó—. Solo se la puse dura como él hizo conmigo en la fiesta y luego me fui —explicó.

—Ay, qué aburrido eres Jimin-ah, ¿qué no has aprendido nada de mí? —reprochó.

—No, por eso Hyung me deja seguir juntándome contigo —respondió obvio y luego ambos rieron.

—Ustedes dos solo están bailando alrededor del otro —indicó—. Llegará el momento en que uno ceda o explote y amigo... Te darán como cajón que no cierra —se lamentó—. Desde ahora comenzaré una campaña para ahorrar dinero —prometió.

—¿Para qué vas a ahorrar dinero ahora? —alzó una ceja.

—Obviamente para comprarte tu silla de ruedas —respondió obvio—. No te creas que recuerdo perfectamente como caminabas luego de que te fuera a buscar de aquella fiesta de navidad donde Cenicienta perdió su ropa interior —rió.

—Olvida ya eso —refunfuñó.

—Tengo una pregunta más, honey.

—Te juro que si se trata de mi ropa interior...

—¿Se la pediste de vuelta?

—Tae.

—Ya, no era eso —sonrió—. Solo quería saber si estaba bien que hubieras plantado al sexy baboso ese para almorzar conmigo.

—¿Por qué eso estaría mal? —preguntó con tranquilidad.

—Porque recuerdo muy bien de las veces que llegaste, o bien quejándote, o contándome un jugoso chisme de tu jefe —expresó—. La mayoría de ellos se trataba del imbécil acostándose con tal modelo y eso.

—¿Piensas que pudo haber ido a buscar alivio con algunas de sus ex amantes? —Taehyung asintió—. Está bien, no lo hará —anunció con seguridad.

—Permíteme dudar.

—No es que hayamos definido que somos exclusivos, pero es bastante obvio en esta situación —expresó—. Sabes que yo solo estoy con uno cuando lo estoy, y él no tiene oportunidad, por algo me dijo de esta propuesta —le recordó.

—Ay cariño, con esta clase de personas nunca se sabe —negó—. Asegúrate de estar siempre con condón a la mano, no quieres agarrar alguna porquería que pasó por ahí.

—Esta mañana me mostró un examen, está limpio y en la empresa constantemente los están haciendo también, sabe que estoy limpio —explicó—. De todas formas, iré con mi médico para los anticonceptivos, algo me dice que su cerebro no es lo único bueno que tiene ese hombre y no me arriesgaré.

—Buena decisión, pero si ese tonto te comienza a jugar chueco, tu también dale con lo mismo —ordenó.

—Si se vuelve chueco, simplemente me salgo —prometió encogiéndose de hombres.

—Después de vengarte, ¿cierto?

—Por favor, como si me permitieras salirme sin haberme vengado de alguna forma —resopló con una sonrisa—. Por cierto, ¿qué le hiciste ahora a HyoSang que me evita como la misma muerte? —pregunto curioso.

—¿Por qué crees que le hice algo? —pregunto con sorpresa.

—¿Realmente piensas que no creería que le hiciste algo a ese idiota luego de contarte de su última estupidez? —alzó una ceja.

—Bien, pero nada malo realmente, solo le regalé galletas y le puse que mi tía las preparó para él —sonrió malvado.

—¡Tae! —exclamó y estalló en risas.

—¿Qué? No lo amenace ni golpee ni le dije a uno de mis tíos —le sonrió inocente.

—Mierda, con razón me evita así —rió limpiándose las lágrimas que salieron de tanto reír.

Y entonces, una extraña canción comenzó a emitir su teléfono, desconcertándolo un momento tras escuchar sobre una propuesta indecente.

—¿Es en serio? —preguntó apenas aguantando la risa mientras veía el nombre de su jefe brillar la pantalla.

—Hay que adaptarse a todas las situaciones —sonrió—. "Una aventura es más divertida si huele a peligro" —cantó y Jimin simplemente rió.



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Hola mis copitos! como están? espero que bien y que se estén cuidando 😘

Una cosita, subiré fotos a insta sobre este cap.

Canción mencionada "Propuesta indecente" de Romeo Santos.

Canción en el cap anterior "Pepas" de Farruko

Eso mis copitos, se me cuidan un montón y animo que ya casi es fin de semana! Un besote y un abrazote, se me cuidan!

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