Capítulo 47 •💘

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


—Lo siento —pronunció Jimin cuando chocó contra el pecho de su jefe tras retroceder para esquivar el grupo de personas que subió en el ascensor.

Pero en vez de recibir una respuesta cualquiera o hasta un simple toque travieso que nadie vería ante la posición, solo recibió una fría mirada y unas manos en sus hombros lo apartaron inmediatamente, colocándolo a un costado y eliminando cualquier acercamiento entre ellos.

Auch, esa fría distancia golpeó a Jimin tanto como las anteriores veces que recibió el mismo trato.

Apretando sus labios fuertemente para no preguntarle a su estúpido jefe qué estaba sucediendo, Jimin mantuvo la vista al frente mientras esperaba a que llegaran a su piso.

Pero la verdad, es que ya se encontraba demasiado cansado y enojado con toda la mierda.

Si era sincero, había percibido un ligero cambio en Yoongi aquel último día en el hotel en París.

Antes de quedarse dormido luego de una divertida noche relajante, había esperado despertar con su cuerpo enredado al de Min como lo había estado haciendo desde el primer día, para juguetear un poco y divertirse antes de irse, pero en cambio, había despertado solo y cuando se encontraron, este solo anunció que era hora de partir.

Nada de bromas sobre su apariencia al despertar, sus marcas que no había ocultado fueron completamente ignoradas, no hubo mención alguna de lo que hablaron durante la noche, de lo que hicieron en esa cama, y por su puesto que no dijo nada de lo que podrían hacer en el avión para entretenerse en esas largas horas de viaje, ni nada.

Solo una fría palabra cortante que anunciaba que ya se iban.

Y aunque esa actitud de mierda golpeó a Jimin, considerando que lo que hicieron esa noche había sido completamente diferente, más... Íntimo a un nivel personal, el pelinegro lo dejó pasar.

Después de todo, del loco sexo desenfrenado lleno de pasión que tenían prácticamente en cualquier superficie a tener relaciones en una cama, casi... Como si estuviera haciendo el amor, había sido una gran diferencia entre ambos, mostrando una intimidad que hasta el momento, no habían demostrado.

Hasta él mismo se había visto afectado con ello, era por eso que lo dejó pasar y le dio espacio a Yoongi.

Pero lamentablemente, esa actitud de bastardo frío y arrogante se mantuvo aún después del largo viaje entre ellos, dejando una clara distancia entre jefe y empleado que Jimin no se atrevió a volver a cruzar luego de recibir un claro rechazo al día siguiente tras intentar tomar su mano.

Aunque no quisiera admitirlo, eso le había dolido un poco a Jimin, y en su mente, la imagen de su mueca llena de desagrado tras tocarlo no había querido desaparecer.

Dolido y enojado, el hermoso pelinegro había agarrado algo de distancia también luego de ello, mientras pensaba realmente qué podría haber ocurrido para que sucediera ese cambio.

Pero sin importar en lo que pensara, no había respuesta alguna.

La primera vez que Min había actuado así de idiota, fue debido a los celos, pero él no había hecho nada esa vez para causarlos, es más, Yoongi comenzó a actuar así de estúpido de la nada a la mañana siguiente.

Si, ellos tal vez se habían sentido más cerca de lo usual esa noche, pero... Eso no podía ser la respuesta, ¿cierto?

Y lo peor de todo, es que ni siquiera podía preguntarle al respecto, ya que al volver al trabajo, en vez de mejorar lentamente con el pasar de los días como Jimin había esperado, todo seguía jodidamente igual si no es que peor.

Dos veces había salido de su papel de asistente personal para hablarle cómodamente como amigos y amantes como habían estado haciendo, y en ambas ocasiones, recibió un trato igual de frío o peor al anterior.

Y ya estaba jodidamente casando de eso, se encontraba irritado del dolor que le producía aquello.

Había esperado y aguantado tanto, que el suceso en el ascensor fue lo último que finalmente terminó por rebalsar el vaso.

No es como si se hubiera acercado al idiota con toda la intención de hacerlo, había sido algo inevitable cuando los otros empleados subieron para utilizarlo, y aun así ¿el baboso estúpido le observó como si fuera su culpa o lo hubiera hecho a propósito?

¿Es que acaso creía que estaba desesperado por tocarlo o conseguir algo de su atención?

¿Y qué había con esa maldita mueca llena de desagrado en su rostro?

¿Realmente se trataba de la misma boca que le hizo ver el cielo y lleno de marcas todo su cuerpo?

¿Por qué estaba actuando así? ¿Cuánto más iba a estarlo? ¿Y por qué mierda tenía qué soportarlo?

"Ya no más" decidió Jimin con irritación segura.

Si no había soportado la mierda de los demás, mucho menos soportaría la de Min estúpido Yoongi, por muy buen amante que fuera este, no valía la pena.

Cuando las puertas se abrieron en su piso, Jimin fue el primero en salir, dejando atrás a Min mientras se dirigía a su escritorio.

Tomando asiento, ni siquiera alzó la mirada cuando su jefe pasó frente a él y se dispuso a ocupar la siguiente hora trabajando para pasar rápidamente el tiempo.

Observando su calendario, contempló con satisfacción como diosito le había mirado a los ojos nuevamente al mostrarle que era mañana era sábado.

Muy bien podría comenzar a beber desde ese mismo día, considerando la semana de mierda que había pasado tras volver de un viaje que había sido... Solo un maldito sueño.

—Ah... Realmente necesito una cerveza fría o una botella de soju —murmuró.

Cuando su mirada viajó hacia la puerta de su jefe, sus labios inmediatamente se fruncieron hacia abajo en una desagradable mueca total.

Tomando su teléfono, entró en el chat de su mejor amigo y una pequeña sonrisa surgió al ver que ya había cambiado nuevamente su nombre.

Mi razón de vivir, TaeTae💕

Necesito que salgamos hoy mismo

17:50

Código rojo o un 3312? 👀

17:51

Yo no diría exactamente un 3312, pero tal vez si un Código rojo 🤔

17:51

Necesito beber para no matar de forma definitiva a mi jefe

17:51

Ay, pero ¿qué pasó con el jefazo, mi corazón de caramelo?

17:52

Pensé que todo iba estupendo entre ustedes desde que te llevó ese viaje a París por supuestos negocios que no fue más que para darte como cajón que no cierra

17:52

Yo también lo pensé, pero desde que volvimos que ha actuado más imbécil de lo normal 😑

17:52

Me mira como si fuera una desagradable basura, Taehyung-ah, lo toqué por accidente e hizo una mueca de asco peor que si hubiera tocado popo 😤

17:53

¡Ya no puedo soportarlo!

17:53

¿¡Qué!? ¿¡Pero qué se cree ese saco de excremento de rata para tratar así a mi pedacito de cielo!? 🤬

17:53

Descuida honey, te iré a buscar con mi bate favorito

17:54

No quiero que causes problemas, Tae, solo sácame de este infierno

17:54

Aún tengo cosas que decirte para desahogarme🍻

17:54

Voy corriendo mi corazón de melón, sacaré tu auto para llegar más rápido 💕

17:55

Solo respirar profundo y recuerda, si es muy molesto, puedo ayudarte a esconder el cuerpo

17:55

17:56

Sintiendo como parte de la tensión dejaba su cuerpo ante la promesa de beber más las palabras de su amigo, Jimin ocupó los siguientes cuatro minutos ordenando su escritorio, preparándose para salir del trabajo cuando el teléfono fijo sonó con la luz parpadeando de la línea directa con el demonio.

Observándolo, el rostro del pelinegro se arrugó inmediatamente de puro desagrado y simplemente lo ignoró, esperando a que ese único minuto pasara.

Cuando dejó de sonar y el reloj marcó las seis, Jimin se levantó como un resorte de su asiento, agarrando su bolso listo para irse cuando las puertas del infierno se abrieron, y Satanás emergió de su cueva.

—A mi oficina, ahora —ordenó con tono severo y frío antes de volver a desaparecer en el interior.

Y por más tentado que estuvo Jimin de simplemente ignorarlo y seguir su camino con los demás empleados fuera del trabajo, no podía actuar tan abiertamente cuando más de uno había presenciado la orden de Min.

Presionando sus labios con fuerza, Jimin se aferró a la tira de su bolso qué cruzaba su pecho y siguió los pasos de Min estúpido Yoongi con su mentón alzado.

Entrando, se mantuvo cerca de la puerta, sin siquiera tomarse la molestia de cerrarla.

Después de todo, solo estaría desperdiciando unos segundos, minutos a lo mucho, antes de irse.

Cuando Min le observó con aquellos acaramelados ojos duros, Jimin los enfrentó con el mismo sentimiento frío.

—¿Necesita algo, señor Min? —preguntó, y solo porque sabía que lo molestaba, utilizó su tono extra dulce y su adorable sonrisa.

—Sí —anuncio, observándole algo irritado—. Tienes que quedarte para ayudarme con algo —ordenó.

—Lo siento, no puedo —rechazó Jimin automáticamente, sin dejar lugar a dudas.

—¿Qué dijiste? —parpadeó.

—No puedo quedarme, señor Min —repitió, manteniendo su sonrisa.

—Creo que has malentendido algo aquí, asistente Park, no te estoy pidiendo que te quedes, te lo estoy ordenando —corrigió, cruzando sus brazos.

Observando el desértico pasillo a su espalda, Jimin cerró la puerta antes de internarse más en la oficina.

—En realidad, creo que eres tú el que ha malentendido algo aquí —anunció, deteniéndose frente a él—. Mi horario de trabajo es hasta las seis de la tarde, más allá de eso, se consideran horas extras en las cuales yo tengo que decidir si tengo o no el tiempo disponible para hacerlo, independientemente de mi cargo —expresó—. Y ¿qué crees, señor Min? —alzó su mano entre ellos, señalando su reloj en su muñeca—. Son las seis de la tarde con cinco minutos y no, no tengo tiempo para quedarme en la oficina.

—Sé que no tienes nada mejor que hacer un viernes por la noche que ir a beber hasta no poder tu trasero con tu amigo ese —espetó cuando Jimin se dio vuelta para alejarse.

—Lo que haga o no con mi tiempo libre no es asunto tuyo, Min —respondió dirigiéndose a la puerta.

—Quédate —ordenó y Jimin abrió la puerta—. Por favor... —añadió, con aquel tono descontento que siempre utilizaba al pronunciar esas palabras.

Cerrando sus ojos, el pelinegro apretó con fuerza la manilla en su mano.

—Te... Necesito —añadió Min, y su tono dejó ese gélido tinte.

Mordiendo su labio inferior, Jimin le observó con sus ojos verde jade sobre su hombro.

—Tengo este proyecto que-...

Sin poder evitarlo, Jimin soltó una escandalosa risa fría que calló a su estúpido jefe.

—¿Cómo puedes ser tan hijo de puta? —exclamó, enfrentándolo.

—¿Yo? —preguntó, alzando una ceja.

—Sí, tú —gruñó, cruzando sus brazos y recargando todo su peso en una pierna—. Me has tratado como la reverenda mierda desde el mismo día que salimos de ese estúpido hotel en París, actuando como el usual bastardo frío y desinteresado de siempre, solo que más molesto que antes —bufó—. Evitas mirarme, tocarme y cualquier clase de contacto que no sea más que profesional haciéndome sentir que hice algo mal, como si fuera un asqueroso bicho.

—Yo nunca-...

—No, ni siquiera te atrevas a contradecir esto porque he estado soportando este trato por cuatro días seguido, pensando que en algún momento volvería aquel hombre divertido, atento y relajado que llegué a conocer en la estúpida habitación de ese tonto hotel, pero ¿qué crees? Has sido un culo imbécil todos estos malditos días —exclamó, observandole enojado—. Malditamente te di tiempo, espacio, nada cambió ¿y el único día en que te atreves a volver a hablarme como a un amante es para pedirme trabajo? ¿Es en serio? —gruñó.

Una emoción pasó por aquellos ojos acaramelados.

¿Culpa? ¿Arrepentimiento? ¿Enojo?

A Jimin ya no le importaba una mierda.

—Sinceramente, no sé qué es lo que está pasando en este momento por tu cabeza, Min, pero será mejor que lo pongas todo en orden, porque yo ya no estoy dispuesto a soportar al imbécil frío y arrogante, para luego estar con el idiota atento, celoso y relajado —expresó—. O me tratas como tu empleado o lo haces como un amante, pero será mejor que decidas pronto porque ya me canse y no estoy dispuesto a seguir con esta mierda.

—¿Quieres terminar con el contrato? —preguntó.

Y hubo algo en ese rostro que no revelaba nada que solo molestó más a Jimin.

—Sí, quiero terminarlo —asintió decidido—. Te daré tiempo para pensarlo, pero si no recibo noticia alguna tuya, asumiré que también quieres lo mismo y simplemente volveremos a la relación profesional donde un "tú" Y "yo" No existe juntos —declaró.

Observándolo por última vez, Jimin se dio vuelta sin permitir que el estúpido ese dijera algo más y cerró la puerta con tranquilidad, sin querer demostrarle lo enojado que estaba en realidad.

—Aish, ese idiota me hace perder los estribos —gruñó bajo y agitó su cabeza antes de avanzar.

—Jimin —gritó esa voz y el pelinegro se aferró con fuerza a la correa de su bolso mientras aceleraba el paso—. Tenemos que hablar de esto —ordenó Yoongi, siguiéndolo.

—¿Hablar? —se burló—. Eres el único aquí que me está llamando por mi nombre mientras me estás ordenando como mi jefe —espetó—. Ya te dije que no hablaremos ni una mierda hasta que pienses y ordenes toda la porquería en ti —expresó, entrando en el ascensor—. Me cansé del bastardo dulce y luego del distante, ya no quiero más de esa mierda, toma una decisión y después me hablas.

—Te dije desde un principio que había que separar lo personal de lo profesional —gruñó, colocando una mano en las puertas para impedir que se cerraran.

—Noticias de último momento, Min, pero eso dejó de funcionar hace mucho tiempo, debiste de haberte dado cuenta de ello cuando me llevaste contigo a ese viaje de negocios —respondió y colocó una mano en su pecho, empujándolo—. No sé qué mierda te ocurrió aquel último día en el hotel, pero sé que no fui yo quien cambió arruinando todo esto, así que piensa bien las cosas antes de siquiera volver a llamarme —indicó y le observó mientras las puertas se cerraban ante ellos.

Una vez estuvo a solas, Jimin observó su mano temblorosa y maldijo por lo bajo.

Odiando aquellos... Extraños sentimientos intensos que Min estaba despertando en él y que por más que se esforzara en ignorarlos, cada vez se le estaba haciendo más difícil.

—Estúpido viaje a París, arruinaste todo —refunfuñó haciendo su mano un puño—. Tú no eres el único que se asustó, estúpido —chasqueó su lengua.

Cuando las puertas del ascensor se volvieron a abrir, Jimin observó momentáneamente el elevador en conjunto, esperando...

"¿Esperando qué?" pensó y agitó su cabeza.

Lo último que haría Min Yoongi, es ir a buscarle luego de haberle puesto en su lugar.

"Capaz y hasta se busque a otro amante" pensó con esos extraños sentimientos pesando en él al tan solo imaginarse.

—Soju, necesito una botella de soju —murmuró finalmente avanzando y saliendo del edificio, subiéndose directamente en su auto.

—Te ves apaleado, mi dulce masticado —pronunció Taehyung, observándole con preocupación.

—Solo vámonos de aquí, Tae —pidió, colocándose el cinturón de seguridad—. Cuatro días encerrado con ese demonio fue suficiente para mí, necesito recobrar mis energías —explicó.

—Entonces, comencemos con un karaoke para que te desquites y ya después vemos donde nos llevan nuestros culos —expresó Tae, echando a andar el auto.

Encendiendo la radio, Jimin ni siquiera se molestó en observar por el espejo retrovisor, sabiendo perfectamente que cuando lo hiciera, en realidad no habría nada ahí.

Tal vez, realmente nunca hubo nada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro