Capítulo 54 •💘

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Recargando su trasero en el escritorio de su pareja y jefe, Jimin le leía los informes que este le había pedido mientras intentaba no distraerse en aquella mano grande y fuerte que acariciaba distraídamente su muslo, cada vez subiendo más y más, deslizándose al interior.

—No puedo seguir con esto —se quejó finalmente, bajando los documentos para observar a su pareja.

—No te dije que te detuvieras —indicó Yoongi, concentrado en la pantalla de su computador.

—Es imposible concentrarme en lo que estoy leyendo cuando tu mano me está toqueteando descaradamente —refunfuñó—. Hey, no te dije que la sacaras de ahí —le reprochó, tomándola para dejarla sobre el interior de su muslo nuevamente.

Soltando un suspiro, Min se recargó en el respaldar de su asiento y finalmente observó a su pareja.

—¿Qué sucede? —preguntó—. ¿No has tenido algún bocadillo aún? —cuestionó.

—Gracias a la noticia de que terminaste con tu supuesta prometida, los regalos no han parado de llegar —bufó, dejando la carpeta sobre el escritorio.

—Pensé que no te molestaba que me enviaran comida —le recordó alzando una ceja, apretando su muslo.

—Y no lo hace, ¿quién se queja de la comida realmente? Sigue siendo comida sin importar de donde venga —expresó—. Pero las notas que te han enviado entre ellos, más los mensajes y llamadas —suspiro frustrado—. Ya me están comenzando a molestar y solo ha pasado dos míseros días —refunfuñó.

Observándolo, Min sonrió ladinamente antes de correr su silla más atrás y finalmente tirarlo a su regazo.

—No sonrías, no se supone que debes de estar feliz por eso —se quejó Jimin, picoteando sus costillas.

—Estoy feliz porque el karma está trabajando en tu dirección —explicó, deslizando sus manos por su cintura—. Quién se burlaba hace solo unos días de mí porque "no debería de estar celoso de unos compañeros de trabajo" —imitó.

—Yo no hablo así —gruñó—. Pero es diferente, ellos a veces solo me hablan y para ti es coqueteo.

—Lo es cuando logran que esta puñetera sonrisa hermosa salga a la luz —espetó, besando sus labios cortamente—. Eres hermoso cuando sonríes.

—Pero no tienes por qué decirlo así de enojado —rió suavemente Jimin—. Y hay una diferencia entre hablar, y todos los regalos que te han enviado —indicó y su rostro se arrugó en disgusto—. En especial este último.

—¿Último? —preguntó interesado.

—Una perra que te envió una caja con lencería sexy en el interior y una tarjetita que decía que te estaría esperando para que se lo colocaras —bufó cruzando los brazos—. Estúpida zorra necesitada, incluso dejó marcado un beso con labial rojo puta.

—¿Dónde está el traje?

—¡En la basura, obviamente! —exclamó y le observó con sus ojos entrecerrados—. ¿Por qué? —preguntó.

—Solo... —lamió sus labios—. Me preguntaba cómo se vería en este cuerpo —explicó, deslizando sus manos hacia sus glúteos—. Y en este trasero —lo apretó.

—Joder —gimió, mordiendo su relleno labio inferior—. No me digas que tú también tienes una necesidad estúpida como Taehyung —se quejó, acercando su rostro.

—¿Necesidad estúpida? —preguntó.

—No quieres saber —anunció, picoteando sus labios.

—Uhm, más ganas tengo ahora —respondió, y succionó ese labio inferior—. Dime —exigió tras soltarlo.

—Tae quiere saber cómo es tener sexo en una de esas sillas para masajes para averiguar si la polla dentro de su culo vibraría como un consolador y gracias a eso, ahora yo estoy igual de curioso —se quejó.

—¿De dónde obtuvo esa idea? —preguntó confundido.

—Nunca intentes saber cómo trabaja el cerebro de Taehyung, Yoongi-sshi —se carcajeó.

Observando esa sonrisa, Min se inclinó y lo besó, ambos se quejaron suavemente cuando la puerta fue golpeada y luego abierta.

—Ah, sabía que algo así estaba ocurriendo —expresó Jungkook sonriente, cerrando rápidamente la puerta detrás de él.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Min, observándolo mientras permitía que Jimin repartiera besos en su cuello, para nada interesado en su invitado.

—La noticia de que terminaste con tu prometida está en todo el edificio y algunos empleados piensas que te estás desquitando con tu dulce asistente personal —explicó divertido, acercándose para tomar asiento frente a ellos.

—Desquitar —resopló Yoongi y sus labios se torcieron ligeramente cuando Jimin succionó y mordió con ahínco una parte de su cuello—. Contrólate —ordenó, golpeando uno de sus glúteos.

—Por favor, como si tú lo hicieras conmigo —se burló su pareja, siguiendo con su trabajo—. Tú eres la razón por la que estoy usando una camiseta con cuello alto —le recordó.

—No es que me moleste particularmente verlos así, pero deben de tener cuidado con los demás —indicó Jungkook—. Tu madre anda un poco loca intentando averiguar por qué terminaste con Yu-ri —informó.

—Es verdad —apoyó Jimin, enderezándose—. No sé cuántas veces he rechazado sus llamadas también.

—Ni siquiera debería de hacer el intento de averiguarlo, ella debe de saber muy bien por qué —indicó Yoongi con disgusto.

—Sí, y así mismo ella estaba segura de que te seguiría teniendo en la palma de su mano, porque... Ya sabes —pronunció su amigo y dudó en seguir al estar Jimin ahí.

—Yoongi está buscando la forma de seguir viendo a su hermano sin estar en la mano de su madre —aseguró Jimin, logrando que el contrario le observara con sorpresa.

—¿Ya le has contado sobre JiHoon? —exclamó Jeon.

—Hace tiempo —resopló Yoongi—. Por eso me puse idiota con él —reconoció.

—¿Qué tiene que ver tu hermano con tu lado idiota? —preguntó el pelinegro, observando a su pareja.

—Es la razón por la que me di cuenta de que esto era mucho más que un juego —respondió—. No le cuento a nadie sobre JiHoon, solo Jungkook lo sabe.

—Oh —musitó Jimin, y aunque intentó ocultarlo, una gran sonrisa tiró de sus labios hasta perder sus ojos en el acto—. Bien —pronunció y le besó dulcemente—. Y para tu información, eres el único que sabe de mi hermano —anunció, levantándose.

—¿Tienes un hermano? —preguntó Jungkook con sorpresa.

—Ves —lo señaló Jimin, sonriendo.

—¿A dónde vas? —preguntó Min, sosteniendo su mano.

—A trabajar, señor Min —respondió obvio—. Tengo que ir a demostrar allá afuera que estoy bien y que aún no me has asesinado —le recordó—. Bueno, no de la manera que ellos piensan, de todos modos —sonrió leve.

—¿Realmente es el mismo asistente Park que todos conocemos? —preguntó Jungkook con sorpresa mientras observaba a ambos besarse.

—Él mismo —asintió Yoongi—. Y es mío —sonrió, observando a su pareja alejarse.

Escuchando como Jeon le preguntaba cómo podía ser posible tal cambio, Jimin rió bajito y cerró la puerta de la oficina de su jefe.

"Si solo supieras, señor Jeon" pensó Jimin con una risita mientras se dirigía a su escritorio.

Si bien, era cierto que había engañado a todos con una fachada dulce, profesional, amable y un poco coqueta cuando el caso lo ameritaba, la realidad es que también tenía un lado más osado, travieso y muy hijo de puta que ocultaba tras falsa amabilidad que solo salía a la luz cuando estaba en confianza con alguien.

Su Hyung lo sabía junto a SeokJin, Taehyung y Hoseok, y ahora también Yoongi y por consecuencia Jungkook, ya que este era el amigo de su pareja y el "algo más que un ligue" de su mejor amigo, quien seguía molestando a Jeon sobre aceptar o no que son pareja.

El pobre aún no veía que Taehyung solo se estaba burlando de él, pero le gustaba que Jungkook estuviera extra atento a su amigo con ello, por eso no le decía nada.

Observando su celular que había dejado olvidado sobre su escritorio al lado de unos chocolates nuevos, Jimin abrió la caja y arrojó a la basura la tarjeta sin siquiera leerla antes de comerse uno.

—Están buenos —murmuró mientras desbloqueaba su celular y revisaba sus mensajes.

Al encontrarse con un mensaje de SeokJin, lo revisó e inmediatamente resopló mientras rechazaba su salida, advirtiéndole que si su Hyung quería verle, tenía que llamarle y decirle, no usarlo a él como excusa.

—Tonto hermano mío, seguramente viste las noticias al igual que todos los demás —murmuró negando con su cabeza.

Observando las bolsas de comida que estaban decorando la mayor parte de su escritorio, Jimin revisó algunas, sacando lo que más le gustaba de estas junto a lo que sabía que comería su mejor amigo y los guardó dentro de uno de los cajones antes de levantarse con las demás bolsas.

Deteniéndose en el área donde trabajaba Baekhyun, sonrió al encontrar solo unos cuatro empleados, incluyendo a su amigo, aun trabajando cuando tenían un descanso para ir a almorzar.

—¿Quién quiere comida lujosa que le han enviado al señor Min y que este ha rechazado? —preguntó alzando las bolsas.

Las cabezas inmediatamente se alzaron y todos fueron a su encuentro.

—Descuiden, el señor Min me pidió que me deshiciera de ellos y que no le importaba como —aseguró con una adorable sonrisa cuando contempló los rostros preocupados.

—Yo necesito dos, una para mí y otra para mi chico —anunció Baekhyun quitándole las últimas dos bolsas.

—Todo bien —asintió e intentó volver a su trabajo.

—¿En serio no me vas a decir nada? —cuestionó su compañero de trabajo, siguiéndolo.

—¿A qué te refieres exactamente? —preguntó observándolo confundido.

—No te hagas que si sabes —resopló—. El señor Min terminó con su prometida y tú eres su asistente personal, debes de saber algo —indicó.

—Ser su asistente personal no significa que esté al tanto de todo lo que sucede en su vida personal —resopló—. ¿O realmente le ves contándome sobre sus problemas amorosos?

—Bueno, no, tienes razón —suspiro—. Hay tantas teorías corriendo al respecto que no sé cuál creer —expresó.

—¿Teorías? —preguntó con interés.

—Sí, desde que fue obligado, a que lo atraparon engañando, que descubrió a su prometida intentando drogarlo, y que solo fue un inútil intento de encubrir la vida libertina que tiene —contó.

—Bueno, ciertamente no lo he visto con nadie hace tiempo por aquí en la oficina ni me ha pedido que organizara algo afuera —comentó Jimin pensativo.

—Ves que sí sabías algo —le sonrió su amigo—. Bueno, te dejo para ir a compartir estas delicias con mi chico, ¿bajarás a almorzar o saldrás con tu amigo? —preguntó.

—Tengo que terminar mi trabajo primero, pero una de las concursantes envió un almuerzo completo así que... —se encogió de hombros.

—Chico con suerte —se rió Baekhyun, dirigiéndose al ascensor al igual que los otros que permanecían ahí.

Volviendo a su puesto, Jimin tomó su celular para llamar y pedir el almuerzo para dos del restaurante favorito de su jefe cuando el teléfono fijo le interrumpió.

Soltando un suspiro, dejó su celular y contestó la otra llamada.

—Gracias a Dios me contestó, asistente Park —expresó la recepcionista.

—¿Qué sucede? —preguntó, alerta.

—Bueno, tenemos un problema insistente aquí —respondió con un suspiro—. Una mujer llamada Goo Ha-ra se presentó y está haciendo un gran escándalo por ver al señor Min sin cita previa —explicó.

—Esa mujer... —pronunció Jimin con sus labios torciéndose en una mueca.

Era increíble como una mujer no podía aceptar un claro y directo "No".

—Bien, déjale subir —decidió con una sonrisa tirando de sus labios al pensar en un plan—. Yo lidiaré con ella, y en el peor de los casos, tendré que decirle al señor Min.

—Muchas gracias —expresó con claro alivio.

—No es problema —le aseguró y cortó la llamada.

Levantándose de su escritorio, entró en la oficina de su pareja y fue directamente hacia Jungkook, obligándolo a levantarse.

—Lo siento, tengo que conversar con mi hombre aquí —anunció antes de sacarlo de la oficina, sin darle la oportunidad de hablar.

—¿Tenemos algo de que hablar? —preguntó Min, observándole con una ceja alzada.

Rodeando el escritorio, empujó la silla de su pareja y luego se acomodó en el espacio debajo del escritorio antes de tirar devuelta hacia adelante, ocultándose a sí mismo.

—Sabes que no es necesario que te escondas —indicó Yoongi, colocando una mano en su cabello mientras observaba a Jimin desabrochar su pantalón.

Sonriéndole dulcemente, el pelinegro observó con satisfacción como el miembro expuesto ante él, lentamente comenzaba a alzarse en interés simplemente por su mirada.

—Espera, parece que viene alguien —advirtió Yoongi, alzando la cabeza.

—Perfecto —canturreó Jimin antes de comenzar a lamer su miembro.

—¿Qué quieres decir? —preguntó con un ligero gruñido al sentir esa traviesa lengua deslizarse a lo largo de su eje.

—Cariño, sabía que querías verme —exclamó una irritable voz femenina mientras interrumpía en su oficina como si nada.

—¿Qué haces tú aquí? —espetó Min con enojo.

—Quería verte —expresó Ha-ra con un puchero exagerado—. Sé que estás un poco molesto por el escándalo que hice abajo, pero tu estúpido asistente rechazaba todas mis llamadas o no me quería dar contigo —explicó, tomando asiento frente a él.

—Las rechazaba porque yo le dije que lo hiciera, creo haber dejado muy claro que ya no quería saber nada más de ti —indicó, tensando su mano en el sedoso cabello negro cuando Jimin rió suavemente alrededor de su polla.

—Oh, vamos, sé que terminaste con tu prometida esa —exclamó.

Yoongi tragó cuando su pareja dejó de jugar con su lengua, y por el contrario, comenzó a tragarlo profundamente.

—Mierda —exclamó cuando Jimin arrastró ligeramente sus dientes por su dureza para luego acariciarle con su lengua.

—Lo sé, la vi, no era para nada bonita —suspiró—. Pero descuida bebé, yo puedo-...

—Joder —se quejó y cerró sus ojos cuando una traviesa mano bajó hasta sus bolas y tiró de ellas.

—Uh... No te ves bien —indicó Ha-ra, observándole con atención.

Entonces, se percató del movimiento del brazo del contrario, subiendo y bajando, como si siguiera el ritmo de...

—Oh, querido, no es necesario que te masturbes delante de mí, puedo hacer ese trabajo —ronroneó levantándose con una sonrisa orgullosa.

Escuchando perfectamente las intenciones de esa perra, Jimin empujó ligeramente la silla hacia adelante, revelando parte de su cabeza antes de volver a retroceder hacia atrás, ocultándose bajo el escritorio.

—¿Quién es esa perra? —exclamó Ha-ra, horrorizada.

—No es tu puto asunto —gruñó Min, sintiéndose demasiado al borde con los esfuerzos de su pareja.

Maldición, Jimin realmente estaba demostrando un punto a esa mujer con su húmeda y caliente boquita.

—¡Claro que lo es! —chillo indignada—. ¡Saca a esa maldita perra o lo haré yo misma! —exclamó como si tuviera todo el derecho del mundo.

Gruñendo mitad molesto y excitado, Min poso su mirada molesta en la pobre cosa frente a él.

—Da un paso más y podría olvidar que eres mujer —gruñó cuando Ha-ra se acercó.

—No lo dices en serio —pronunció, dudando.

—No quieres averiguarlo —espetó, inclinando su cabeza ligeramente hacia atrás, sintiendo el cosquilleante placer cerca—. Ahora lárgate y no vuelvas a llamar ni a molestar, escucho tu nombre nuevamente por parte de mi asistente y te demandaré por acoso —amenazó, tirando de la cabeza de su amante hacia atrás.

Pero Jimin tercamente lo seguía manteniendo dentro de su boca, casi succionando su polla hasta el punto de la desesperación.

—¡No puedes hacer eso!

—Tengo las pruebas necesarias para hacerlo, ahora ¡largo! —gruñó solo un poco urgido.

Observándole completamente indignada y molesta, Ha-ra finalmente salió de la oficina con un fuerte portazo.

Una vez estuvieron solos, Yoongi retrocedió y gruñó mientras observaba a su pareja subir y bajar la cabeza con más comodidad.

—Me vendré —le gruñó.

Y en repuesta, su chico solo aumentó su ritmo hasta obtener su recompensa, tragando hasta la última gota de su deliciosa semilla.

Retrocediendo, Jimin suspiro a gusto y lamió el miembro suave de su pareja hasta dejarlo limpio, terminando con un dulce beso en la cabeza.

—Ahora esa perra dejará de molestar —pronunció con su voz algo ronca, y entonces le observó con una dulce sonrisa satisfecha, pasando su dedo por la comisura de sus labios para limpiar cualquier rastro de semen.

Gruñendo en respuesta, Yoongi tiró a su pareja hacia arriba, directo a su regazo y luego capturó sus labios mientras sus manos trabajaban desabrochando su pantalón.

Rodeando aquel duro y sensible pene entre su mano, apenas necesito un par de movimientos antes de que su pareja estallara con un largo gemido que fue devorado por su boca.

—Te ves muy sexy cuando estás celoso, bebé —pronunció sobre sus labios, admirando satisfecho ese rostro ruborizado y jadeante, con esos puñeteros ojos hermosos brillando satisfechos.

—No lo olvide, señor Min —le sonrió antes de relajarse contra él—. Necesitaré tener mi propia ropa aquí —pensó apoyando su cabeza sobre su hombro, con su rostro cerca de la curvatura de su cuello.

—Totalmente —apoyó Yoongi, girando su rostro para besar su frente.

—Solo dame unos minutos y pediré nuestro almuerzo —expresó con un suspiro.

—Tomate tu tiempo —tranquilizó su pareja, buscando sus labios para unos besos lentos que Jimin estaba más que complacido de tomar.

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