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«Té de canela»


Un cosquilleo se centro sobre la punta de sus dedos, como un recorrido de hormigas recorrer cada sendero de su cuerpo. Respiró profundo, sintiendo los pulmones más que llenos. Limpio la palma de sus manos contra parte delantera de sus vaqueros.

Presionó el pequeño timbre que se encontraba a un lado de la puerta, dando un respingo por el sonido de la tonada y sintiendo un hueco en su estómago. Fueron sólo poco unos cuantos segundos que tuvo que esperar cuando la puerta se abrió y su respiración se detuvo con ella.

Llevaba más de media hora sin hacer absolutamente nada. Se encontraba recostado boca arriba en su colchón con el sonido de fondo de una de las canciones que se reproducía en Youtube. Tarareaba las pocas estrofas que se sabía y delineaba las manchas de húmedad del techo.

Era sábado, finalmente. Fue algo costoso para él asistir unos cuantos días a la escuela después de su celo. Su cuerpo aún no sé recuperaba, cansado hasta la médula y el ligero olor florecer como festín, con los sentimientos más expuestos.

YoonGi había insistido la mayor parte del día anterior que lo acompañará a una fiesta que organizaba un compañero del equipo de fútbol. TaeHyung declinó, no tenía ánimos de ahogarse en olores y nunca sería un fiel de las fiestas. Prefería quedarse en casa y recuperar la energía que se había consumido, quizás adelantar un par de trabajos pendientes para las próximas semanas. Aún con un YoonGi que había estado detrás de él como cachorro, haciendo un terrible berrinche por no querer ir solo a aquella fiesta y casi arrodillándose para que así lo acompañará, TaeHyung se negó una y otra vez, decidido.

Aunque no lo dijera en voz alta, más allá del agotamiento, sabía que aquellas fiestas asistían la mayor parte de los alumnos de la escuela y podría asegurar que el equipo de básquetbol lo haría, y eso viene adjuntado con JaeBeom. No quería verlo ni en pintura.

NaYeon se compadeció de YoonGi, ofreciéndose de mala gana como compañía, el alfa en su arranque de emoción la abrazo, alzando el pequeño cuerpo de la omega que aunque quisiera parecer fría ante él, la traicionera sonrisa se dejaba curvear en sus labios. TaeHyung estaba feliz, podría dejar de tener a YoonGi molestando sobre eso.

ㅡ¿TaeHyung? ¿Cariño?

Dos suaves golpes contra la puerta de su habitación.

ㅡPasa, mamáㅡalzó la voz ante la música. Sentándose sobre su cama en forma de flor de loto y alcanzar el computador para pausar la reproducción. La música cesó y su madre entro, con el rostro cansado y los hombros caídos, después de una guardia en el hospital y dos partos de urgencia. Ella le sonrió, suave y encantador.

ㅡTienes visitas, cariñoㅡsu madre dejo descansar su cadera contra el marco de la puerta.

TaeHyung frunció el entrecejo, pestañeando confundido.

ㅡ¿Visitas? ¿YoonGi? ¿Por qué no sube simplemente?ㅡpreguntó poniéndose de pie, hizo fricción contra la alfombra de su habitación y sus calcetas blancas con dibujos de estrellas de colores. Eran sus favoritas y bastante calientitas para el clima frío de la casa.

Su madre negó, riendo ligeramente con una sonrisa lobuna.

ㅡNo es YoonGi, deberías bajar. Te esperan en el salón.

La confusión fue como una luz roja a su curiosidad. Salió de la habitación no sin antes plasmar un beso en la mejilla de su madre y disfrutar el perfume natural se ella.

Bajando las escaleras de dos en dos, jalando las mangas de su suéter azul suave y así cubriendo sus palmas. Se acercó ligeramente al salón, un pequeño salón realmente pero bastante acogedor para su hogar. El aroma lo golpeó con fuerza, haciéndolo tambalearse ligeramente y llenar su boca de saliva, así como su corazón contraerse hasta lastimar.

Se quedó quieto, respirando el olor y sintiendo la saliva burbujear su garganta. Los pasos detrás de él lo alertaron, girando con las mejillas blancas y los labios entreabiertos. Su madre lo observaba con una sonrisa cómplice y coqueta. Se sintió arder cuando la vio.

ㅡ¿Te quedarás ahí de pie?ㅡle preguntó bajo, con la ceja alzada y la curva de sus labios en alto.

TaeHyung trago, negando, sintió la cabeza girar por el fuerte movimiento. Ella rió por los bajos, acariciando su brazo antes de caminar hacia la pequeña cocina, despareciendo de la visión de él.

¿Estaba soñando?

Se dió un pellizco sobre el dorso de su mano, ahogando un jadeo cuando se dió cuenta que no era una truco de su cabeza. Respiró hondo, ahogándose del delicioso olor y un corazón que brincaba contra su pecho. Se adentro con las manos a cada lado de su cuerpo con un amargo temblor.

Entro al pequeño salón y el tiempo se detuvo en un clic. JungKook alzó la mirada, sentado sobre el sillón más amplio de la habitación. Sus ojos tenían un lindo brillo suave que lo hacia sentir un bienestar de inmediato. Las mejillas ligeramente sonrojadas y una sonrisa tímida en sus bonitos labios. Tenía una pequeña caja sobre su regazo y una mochila a un lado de sus piernas sobre el piso.

TaeHyung estaba a dos segundos de desmayarse de la impresión.

ㅡ¿JungKook?ㅡdijo con la voz pastosa y confundida. Sintió un cosquilleo en sus labios al emitir el nombre del alfa. Él asintió, nervioso, tan adorable con las mejillas rosadas y la punta de la nariz respingada de color cereza por el clima del exterior. Sé puso de pie, caminando apenas unos pasos con la caja contra su pecho.

ㅡHolaㅡle sonrió. Bastó solo para oír su voz y sentir el aleteo casi de inmediato en su estómago, como miles de mariposas se hacían volar por sí mismasㅡ. Oh, estos es para tiㅡalzó la caja, ofreciendo a su dirección.

TaeHyung la tomó, visualizando su ligero temblor que está vez (para su mala suerte) JungKook también observó pero decidido ignorar, volviendo su mirada en él con una genuina sonrisa. Se sintió como un golpe en el estómago. Un baño de vergüenza. Uno tras otro, después de recordar como estaba vestido; un vaquero bastante desgastado y rasgado de las rodillas con un suéter tejido con un patito en el pecho que su abuela le había hecho para su cumpleaños pasado y el par de calcetas de estrellitas. Se sintió enrojecer, y estaba seguro que JungKook también lo había visto ya pues lo pillo en ello, pero él tenía una tierna media sonrisa, con destellos dulces.

ㅡN-No te esperabaㅡmusitó, con las mejillas más calientes hasta el cuello y su voz temblorosa como sus propias manos. JungKook en cambio se veía tan bien y casual. Un vaquero ajustado negro y una cazadora del mismo color, y un par de converse blancas.

ㅡOh sí, sólo quería traerte esoㅡexhaló, rascando su nucaㅡ. Son pastelillos de calabaza, son deliciosos. Puedes abrirlos, son para ti, TaeHyung.

La sonrisa tímida y su nombre salir de voz de JungKook era un regalo que no todos los días podía vivir. Su omega estaba acurrucado, hundido en felicidad.

Como había dicho el alfa un par de pastelillos en una tonalidad anaranjada y café, apetitosos y una crema blanca sobre ellos en decoración, dentro de la cajita de cartón. El olor del fruto y azúcar hizo rugir su estómago.

El corazón de TaeHyung se sentía entusiasmado, más que contento con la presencia del alfa y no tenía manera de explicarse que hacía él ahí.

ㅡGracias, JungKookㅡagachó la cabeza, ocultando el rosado de sus mejillas, cerrando la pequeña cajita y sintiendo el delicioso olor cosquillear su garganta y estómago.

ㅡLo sientoㅡhabló JungKook, con las palabras como maremoto en su mente. TaeHyung estaba confundido, frunció el entrecejo mirándolo, con una profunda intriga. Él pareció darse cuenta pues exhaló, su fragancia era intensa y con las notas de nerviosismo propioㅡ. Por la última vez, ya sabes, no quería incomodarte. Mi intención nunca fue hacer nada, te lo juro.

Sus ojos tenían un brillo, uno sincero con repleta verdad. TaeHyung no tenía duda en absoluto sobre las intenciones de JungKook, que aunque sus recuerdos sean nublosos recordaba que el alfa había sido educado, amable con él, sin prejuicio o aprovecharse de su estado. Lo contrario a eso, su omega se había sentido deseoso y seguro a un lado de él, como si ese fuera el lugar exacto donde debería estar y cuando lo alejaron del alfa, fue un profundo y vacío dolor en su corazón.

ㅡNo, no, y-yo lo sientoㅡbalbuceó, dejando la caja en la mesita de café, y llevando sus temblorosas manos hacia atrás, entrelazándolas. Respiró profundo, sintiendo una extraña picazón en el borde de sus ojos. Una ola de vergüenza revolvió su estómago recordando su patética actitudㅡ. Yo, yo debería discúlparme.

TaeHyung sintió que las palabras dolían en su garganta y tuvo que atrapar su labio inferior entre sus dientes, ahogando esas ganas de soltarse a llorar por el bochorno. Agachó la cabeza, sentía casi imposible mantener un contacto visual con el alfa sin sentirse hervir en vergüenza.

ㅡHey, no, TaeHyungㅡoyó la voz de JungKook, calmada y aterciopelada. Los silenciosos pasos contra la alfombra apenas fueron captados por él, pero el delicioso olor como una fuente de electricidad era difícil de no percibir.

El omega alzó la mirada, conectando de nuevo con los preciosos fanales del alfa, que parecían estar tan blandos para él.

JungKook suspiró, con una suave y dulce sonrisa en sus labios cereza.

ㅡNo tienes que avergonzarte de nada o pedir una disculpa, no tienes porque hacerlo. Es natural, simplemente es algo que pasó y está bien. Vine para disculparme yo, lo que menos esperaría es que te sintieras incómodo conmigoㅡsonaba dolido, eso alertó a TaeHyung, con ganas de decirle que nunca se había sentido así. El azul se volvía ligeramente triste, un poco apagadoㅡ. Nunca te haría daño, en verdad. No quiero que lo creas, no me gustaría que tuvieras esa impresión de mí.

TaeHyung dió un paso adelante, aún con las palabras envolviendo sus corazón. No podía explicarlo, pero nunca se había sentido incómodo con JungKook, sí y es que quizás eran las pocas veces de verse y el poco tiempo de conocerlo, las apenas palabras y datos que se conocían, los gestos y actitudes que ya reconocían uno del otro. Pero todo era más allá, algo que no podía explicarse al sentir que él estaba cerca, su omega se sentía pleno, feliz de estar a tan poca distancia. Un manto de seguridad lo envolvía.

ㅡNo me siento así contigo, JungKookㅡdijo, apenas un sopló que si él no hubiera estado atento, lo hubiera perdido. Era como un secreto, uno sólo para él.

La distancia se había hecho tan peligrosa, pero ninguno parecía protestar al contrario de ello. Todo era una burbuja que los tenía dentro. Se sentía tan normal, tan cómodo como un aviso de que así debía estar bien. Una lucecita roja en el corazón de TaeHyung respecto algún tipo de señal o respuesta que tanto había buscado.

El rostro de JungKook era una maravilla, cada detalle era cincelado con el mejor pincel de un gran artista. Desde las espesas y curveadas pestañas, hasta los pequeños besos del sol sobre su nariz y mejillas. Su nariz era respingada y con la forma de un lindo botón, así como sus ojos un océano a su disposición, sin manera de no mencionar sus labios, delgados y con una apariencias tan suave, así con su color rojizo natural como la misma granada.

El perfume almizcle del alfa era un deleite para su nariz, con un largo recorrido eléctrico en cada nervio de su anatomía. Su aliento era caliente con una mezcla a menta y chocolate. No podía evitarlo, estaba tan cerca, tanto que su omega estaba embalsamado con él, casi babeando hasta llenar una piscina completa.

Lo único que estaba seguro era que no era el único envuelto en una nube, JungKook tampoco parecía dispuesto a crear una mayor distancia entre ambos. Lo había atrapado también detallando, mirándolo con un brillo peculiar sobre ese océano, también cuando esos ojos que aparecían en sus mejores sueños caían sobre sus labios, así consigo, trayendo un calor por todo su cuerpo, hasta sentir más mejillas casi explotando de lo cálido que era el mismo aire.

Era como un clic, silencioso pero cautivador. Los hundía sin permiso y se adueñaba del tiempo, detentiendolo con un chasquido. Sólo el sonido de dos corazones latir, con sentimientos que revoloteaba sin siquiera preocuparse por más. Un sueño casi realidad.

ㅡ¿Cariño, les apetece algo de té-...?

TaeHyung se sobresalto apenas la voz de su madre se oyó cerca. Creando una distancia algo considerable con el alfa, con las mejillas explorando en rosado y pestañeós lentos para escapar de la ilusión. JungKook se aclaró la garganta, peinando su flequillo con un suave color en sus propias mejillas.

Su madre estaba de pie, en el umbral del salón con una sonrisa amable con ojos cansados. Parecía no haber visto nada, o quizás sí.

ㅡEhm, sí, síㅡTaeHyung asintió torpemente, haciendo un desorden de sus propios rizos. Tenía un nudo en el estómago, como si todo se hubiera congelado al punto de lastimarlo. El aire era tan embriagante para él, su omega estaba lloriqueando por hundir su naricita contra la fuente de olor.

ㅡ¡Perfecto!ㅡexclamó entusiasmadas su madre, con una perfecta sonrisa de dientes blancos y mejillas llenasㅡ. ¡Vengan a la cocina!

Ella indicó, relajando una genuina sonrisa al alfa que aún parecía levemente desconectado, pero aún así devolvió con sencillez. TaeHyung suspiró cuando ella desapareció, volviéndose a JungKook, con una sonrisa torcida y un revoloteo en su estómago.

JungKook soltó unas adorables risas, suaves y bajas, era imposible que TaeHyung no sé contagiará de ellas, imitándolas. El omega lo guío hasta la pequeña cocina, aún con las vivas sonrisas.

Así paso una tarde, una de las mejores tarde de sábado que TaeHyung había pasado desde hacía mucho tiempo. Probablemente la última había sido hace más de seis meses en unas vacaciones de su hermana mayor de la universidad, pasando una tarde completa de película románticas y comiendo diversos tipos de helados.

Su madre por naturaleza tenía un gran tacto con las personas. Sus días completos eran conviviendo con omegas alteradas, asustadas y nerviosas respecto a sus embarazos y alfas sobreprotectores que apenas gruñían si ponían un dedo sobre sus omegas. Así que el tacto era nato, casi una gran conexión con el alfa. Aunque tampoco podía quitar créditos a JungKook, el alfa tenía un gran sentido del humor y una facilidad para interactuar. Las charlas y anécdotas eran casi como agua fluir, sencillas y agradables.

La facilidad de la charla fue tanta que TaeHyung en varias ocasiones tuvo que ocultar el rostro entre sus manos, contra la vergüenza que picaba contra sus costillas cada que su madre creía oportuno contar una de sus tantas historias de él de pequeño. Haciendo a JungKook reír con ternura y alguno que otro «awww» que hacía que el calor de sus mejillas fuera tan visible contra su piel lechosa.

Nunca había creído que ambos pudieran llevarse tan bien y haber pasado una estupenda tarde de fin de semana. JungKook era simpático por naturaleza y parecía tan cómodo, como si fuera algo de todos los días. TaeHyung intentó preguntar respecto al trabajo, sabía que JungKook debería estar en la cafetería, pero él decía que no importaba, que todo estaba resuelto.

Así que dejaron pasar el tiempo, de esa manera tan simple y llena de risas, buenas memorias y datos por más para conocerse. Unos cuantos pastelillos y unas cuantas tazas de té de canela. Cuando menos se dieron cuenta, el sol ya no era más que un fantasma, las calles estaban ligeramente desoladas por la avenida y las farolas encendidas como compañía contra la luz de la luna, con el ligero viento que hacía revolotear los árboles y algunas hojas secas. Todo lo bueno tenía un fin.

JungKook estaba de pie frente a él en el porche, con la mochila sobre su espalda y una agradable sonrisa en su rostro.

ㅡCreo que le agradaste bastante a mi madreㅡdijo TaeHyung, cerrando la puerta de la entrada tras su espalda, manteniendo sus manos sobre la palanca de ella. Estaba consciente de la sonrisa en sus labios, era una situación simplemente divertida.

ㅡEs muy agradable. Tengo el presentimiento que se llevaría de maravilla con mi madre, quizás después ㅡalzó sus hombros, como si fuera un comentario usual y cotidiano. Aunque para TaeHyung fue más, que sintió más mejillas calentarse y soltar unas risas nerviosas.

ㅡSí, despuésㅡrepitió, mordiendo el interior de su mejilla.

ㅡBueno, creo que es bastante tarde, debería irmeㅡJungKook frotó las palmas de sus manos contra la parte inferior de su vaquero. Aún bajo la pobre luz del poste de luz y la iluminación limpia entre las nubes de la luna, el alfa simplemente era de lo más hermoso que TaeHyung había visto en su corta vida.

El revoloteó de su estómago era un mar de ellas, jugueteando en su interior. El mismo destello que él daba era una belleza completa. La garganta la sentía en un ligero cosquilleo hasta sus labios y una lluvia de expectativas como tormenta.

ㅡSíㅡfue apenas lo único que TaeHyung podía mencionar y es que las palabras parecían ser complicadas en su garganta. El aroma de JungKook siempre era persistente, lo hacía sentir mareado apenas lo sentía cerca.

Un recordatorio se encendió en su cerebro.

ㅡDame un segundoㅡpidió TaeHyung, con una sonrisa tímida. JungKook frunció el ceño, pero terminó riendo y sonriéndole al omega que suspiro aliviadoㅡ. No te muevas, regreso enseguida.

TaeHyung entró como rayo de nuevo a casa, subiendo los escalones de dos en dos, sintiendo el corazón latirle por la velocidad y esfuerzo. Casi en segundos llegó a su habitación, corriendo al cesto de ropa limpia sobre una silla. Fue fácil encontrarla, la camiseta que era de JungKook. Doblada y recientemente limpia; la tomó. Quizás era una idea impulsiva y podía arrepentirse pero tenía que hacerlo, su omega fue quien actuaba.

Tomó la camiseta con cuidado, sin arrugarla después de que su madre la hubiese acomodado. Frotó ligeramente un trozo de la tela sobre la piel expuesta de su cuello, impregnándola de su propia fragancia, con una sonrisa complacida y algo cómplice. Cuando la olfateó ligeramente, el olor a detergente, las ligeras notas de la misma fragancia de JungKook como recuerdo y esas chispitas de su olor, se fusionaban. Sonrío ligeramente mientras bajaba de nuevos las escaleras, antes de llegar sintiéndose ligeramente culpable, con una punzada en el pecho por tal acción que sin sentido había cometido, pero era muy tarde, aunque lo pensó, debía devolvérsela o no tendría una excusa sobre el porque su repentino acto.

JungKook estaba justo donde mismo, balanceándose sobre sus talones, con las manos dentro de sus bolsillos. Le sonrió apenas lo vio de vuelta.

ㅡNo me moví, en absolutoㅡdetuvo su balanceo de golpe, con una sonrisa aún más malvada y un pestañeo divertido. TaeHyung no pudo evitar destruir ese repentino golpe de culpabilidad y reír por él.

ㅡEsto te perteneceㅡofreció la prenda. JungKook la tomó confundido, después de unos segundos comprendiendo de que hablaba. La sostuvo sonriendo, antes de halar su mochila para dejarla dentro.

ㅡGenial. Espero huela a tiㅡJungKook habló, deteniéndose apenas el cierre de la mochila cerró, con los ojos abiertos y los labios en una línea recta. TaeHyung no tuvo una respuesta ante esa revelación, no más allá a de su omega más que feliz diciéndole te lo dije. Las mejillas de JungKook se dibujaron en un color bermellón, tan lindas que hizo su corazón latir tantoㅡ. Creo que dije eso en voz altaㅡrió nervioso, tosiendo ligeramente al final.

TaeHyung sólo imitó las risas, ligeramente. Agachando la cabeza, ocultando sus propias mejillas. Quizás era una tonta idea crear expectativas que pudieran romperse y herirlo. Muchas veces eso pasaba, no sería novedad esperar más de alguien y al final no ser así lo que la otra persona espera. Pero esto parecía tan descontrolado, fuera de sus manos. Eras pequeñas cosas que ocurrían y hacían que fuera casi imposible no sentir el pecho hincharse de cariño y que su omega estuviera más que complacido con el alfa, como si fuera más de lo que cualquiera entendiera.

ㅡTienes una linda risa, TaeHyungㅡsusurró JungKook, suave como el más caro terciopelo. Como descargas eléctricas en su cuerpo.

TaeHyung alzó la mirada, con el labio entre sus dientes y un suspiro ensoñador sin su permiso.

ㅡTus ojos... de nuevoㅡmusitó atónito JungKook, con su ceja alzada.

El omega no pudo evitarlo, al agachar la cabeza. Había intentado investigar respecto a eso que tanto decía JungKook sobre sus ojos en esa tonalidad azulada. No había ninguna investigación que lo complaciera. Se había puesto frente al espejo durante largos minutos esperando que ese fenómeno ocurriera, pero no ocurría nada. Parecía que sólo el alfa los había visto en él y no tenía idea de que significará.

ㅡLo siento, no tengo idea de porque ocurreㅡgruñó, con cierta molestia pues no sabía si eso incomodaría al alfa. Intento cerrar los ojos, moviendo ligeramente su cabeza a los lados para pasar el efecto. Él rió entre dientes, o eso podía oír.

El tiempo se detuvo, como si simplemente hubiera dicho alto, cuando sintió un dulce tacto en su barbilla. Con tanto cuidado como si fuera a romperse, JungKook elevó así la mirada del omega, haciendo que levantara su cabeza.

ㅡNo tienes de que avergonzarteㅡmanifestó, con un tono bajo y tan fino.

TaeHyung abrió los ojos al par apenas sus ojos conectaron con los del alfa. Su rostro era una completa confusión y sorpresa, con los labios entre abiertos y ese color azul eléctrico en sus retinas. JungKook no comprendió, ladeando su cabeza y alejando la mano del rostro de él, creyendo que había sido demasiado.

ㅡ¿Todo en orden, TaeHyung?

ㅡTu-Tus ojosㅡbalbuceó, asombrado.

ㅡ¿Qué?

TaeHyung abrió y cerró la boca, algunas veces. Incapaz de encontrar las palabras. JungKook intentó parpadear repetidamente, pero no hubo ningún cambio.

ㅡS-Son, son rojos. Muy rojosㅡacentuó lo último. Su rostro era un mohín de sorpresa completa.

JungKook ladeó la cabeza, aún más confundido. Sabía manejar eso, solía usarlo sólo cuando necesitaba usar su voz para calmar los atrancados de sus hermanas o del mismo JiMin. Pocas veces había pasado cuando las emociones de rabia y enfado eran demasiado que hacía hervir su sangre pero él siempre estaba consciente de eso. No ocurría sin sentirlo, siempre esa ola de domino se sentía en su cuerpo, pero esta vez no había nada más que una armonía plena.

Ese azul de los ojos del omega seguía ahí y destellaba aún más. Más eléctrico que se sentía hasta el último rincón de su cuerpo. JungKook ladeó la cabeza al lado contrario, asombrado por el repentino destello. TaeHyung se sentía igual pues nunca había visto ese rojo galvánico en los ojos de ningún alfa, tampoco sentía miedo o intranquilidad. Sólo sentía una calma perpetua.

Quizás fueron segundos, quizás fueron minutos. Ni idea del tiempo ocurrido. Sólo se habían quedado ahí, asombrados por tal extraño fenómeno. TaeHyung sentía la respiración atorada en su garganta, pero no era de preocupación pues parecía no necesitar del mismo oxígeno.

JungKook fue el primero de salir de la campanilla. Parpadeando en ensoñaciones, con los besos de sus pestañas sobre sus pómulos. El color rojo desapareciendo de sus retinas y devolviendo ese azul precioso. TaeHyung podía saber que había pasado también lo mismo pues un pinchazo extraño se extendió por su columna, saliendo de ese trance y estremeciéndose por el repentino cambio.

ㅡNunca había visto algo asíㅡmurmuró perplejo TaeHyung, cuando ese fenómeno no era más que un fantasma.

ㅡLo lamento. No quería causarte miedo. Suelo controlarlo bastante, no sé qué me pasóㅡrefunfuño JungKook, con ese malestar para sí mismo. TaeHyung negó inmediato.

ㅡNo. No. No me diste miedo, sóloㅡsuspiróㅡ, fue increíble, nunca había visto ese tono en los ojos de algún alfa.

JungKook intentó ocultar su sonrisa, aunque fue imposible. TaeHyung suspiró, nunca podría cansarse de esas pequeñas sonrisas.

Cayeron en un cómodo silencio.

ㅡBueno, creo que debería irmeㅡrió JungKook de nuevo, nervioso, con ese olor mezclado. El temblor era suave sobre sus manos, pero ahí continuaba.

TaeHyung asintió, con las mejillas rosadas y el labio entre sus dientes. Sentía que si seguía sonriendo de esa manera, comenzaría a lastimarlo en poco.

JungKook también asintió, tragando duro. Su manzana de Adán bajando con aspereza y el olor volviéndose aún más intenso por una ola de nerviosismos aún más grande. Dio un paso adelante, cortando más la distancia y TaeHyung sintió su corazón detenerse para comenzar a latir en su garganta y las gotas de sudor recorrer su espina dorsal. Se sentía embriagado por el aroma. Embriagado por la cercanía. Embriagado por JungKook.

El alfa exhaló, liberando por completo sus pulmones. Un brillo en sus ojos azules y su cuerpo aún tenso, como si en cualquier momento saliera huyendo. TaeHyung atrapó su labio inferior, con la cabeza en las nubes y la corriente entre sus venas.

ㅡ¿Puedo-...?ㅡla pregunta se quedó corta. La cercanía era tanta que podía detallar más el rostro de JungKook, así fue como captó cuando sus ojos cayeron sobre sus labios, relamiendo su propio labio inferior y así atrayendo también su mirada sobre los suyos. Elevó de nuevo la mirada, con un océano que quería consumirlo y él se dejaría sin reprocharㅡ. ¿Puedo besarte, TaeHyung?

Su corazón se contrajo antes de dar un gran salto y sus labios se entreabrieron por la sorpresa. Nunca había dado un beso en su vida y la ola de nervios era como un balde de agua helada. El cosquilleo sobre sus labios, con la idea de probar los del alfa, era un deseo que martillaba su pecho.

Asintió, suave que apenas podía haber sido un movimiento flojo.

El alfa suspiró aliviado, dejando su cuerpo tranquilo, después de tanta tensión.

Apenas un parpadeo, o eso podría decir TaeHyung. Cuando la distancia no fue más que un vago recuerdo entre ambos. Cuando los labios de JungKook estaba sobre los suyos, suaves y atentos.

Era una explosión de fuegos artificiales en su interior. Una sensación que recorría cada rincón de su cuerpo y despertaba cada sensación imaginable. Se sentía como si pudiera tocar con la punta de sus dedos el mismo paraíso.

Era un beso, tan melodioso.

Nunca, ni en sus mejores sueños había imaginado que su primer beso sería de esa manera. Tan dulce, tan simple y que encendiera cada luz de su cuerpo. Envolviendolo en una completa seguridad.

Intento llevar sus manos hacia el cuello del alfa pero fue imposible, el temblor era casi un recordatorio de lo patético que solía ser, aún en sus mejores momentos.

JungKook se separó, con una sonrisa tierna y dejando un permanente cosquilleo en sus labios. Se sintió fallecer en ese preciso momento. No había sido algo más allá de algo primerizo e inocente, pero se sentía con llamas encenderse en su estómago.

TaeHyung suspiró, soltando una baja risita. Tan emocionalmente entusiasmado por ese casto beso. Sus ojos cayeron en la realidad cuando agachó la cabeza por la timidez, cayendo sobre sus manos que temblaban sin control. Su garganta se cerró apenas se dió cuenta que JungKook había visto el temblor de ellas, con intensión y rapidez intento ocultarlas, llevándolas hacia atrás, pero fue interrumpido, cuando las manos de JungKook atraparon las suyas, envolviendolo en un delicado tacto.

JungKook acaricio lentamente y con dulzura el dorso de sus manos, enviando una corriente desde esa parte de su piel, era como si sus manos entrarán en una esponjosa nube. TaeHyung lo miró anonadado, con la saliva bajar su garganta como miel caliente. Nunca había dejado que nadie hiciera eso, ni siquiera su madre cuando esos ataques ansiosos aparecían, lo hacía sentirse peor, como un idiota por no saber controlarse, pero ahora, simplemente se sentía correcto.

ㅡ¿Todo en orden?ㅡle preguntó JungKook, su rostro bañando en preocupación pero nunca se sintió como lastima. Era ese océano que se movía entre sus olas, ese bálsamo que curaba cualquier cosa. TaeHyung cerró los ojos, inhalando hasta que sus pulmones se llenaron de la fragancia del alfa, que calmo su errático corazón.

ㅡTodo en ordenㅡsusurró, cauteloso.

Cuando abrió sus ojos, JungKook tenía la curvatura de sus labios. Las ligeras marcas bajo sus ojos, apenas visibles pero ansiosas por salir. El brillo que su propio rostro era más que precioso y TaeHyung se sintió tan bien, seguro y cómodo.

El sonido desconocido se instaló entre ambos, haciendo que JungKook tuviera que detener las caricias y extraer el celular de su bolsillo, frunciendo los labios mientras leía la pantalla, emitiendo un bajo gruñido.

ㅡDebo irme, lo siento tantoㅡun apenas puchero en sus labios, ablando aún más el corazón de TaeHyung.  Tan adorable.

TaeHyung rió, suavecito. Asintiendo.

ㅡHazlo, es tarde.

ㅡ¿Nos veremos luego?

El omega ensanchó su sonrisa, dejando dibujar esos hoyuelos sobre sus mejillas rosadas.

ㅡClaroㅡmurmuró. JungKook agrando su sonrisa, brillante y complacida.

ㅡBien, bien, debo irmeㅡdejó cariñosas caricias sobre el dorso de él, antes de separar y sentir un vacío en su estómago.

JungKook parecía ansioso, sonriendo y balanceándose de un lado a otro, como un cachorro. Se despidió diversas veces, y TaeHyung sólo podía reír por los jugueteos del alfa. Su aroma era tan exquisito y feliz que el omega de su interior estaba extasiado.

Cuando JungKook giró, dispuesto a caminar fuera de la casa de TaeHyung, después de una grande y genuina sonrisa, la repentina sensación se volvió a instalar.

ㅡ¡JungKook!ㅡalzó la voz TaeHyung.

ㅡ¿Si?ㅡJungKook parecía preocupado, observándolo de arriba a bajo como si algo hubiera pasado. Su nariz fruncida y ligeramente rojiza por el repentino fresco aire.

TaeHyung rió bajito, bajando el escalón del porche que había descendido JungKook. Planto un suave y casto beso en la mejilla derecha de JungKook, alzando su cuerpo. El ligero gruñido en el pecho del alfa cuando sus labios rozaron su piel.

Se separó, con una sonrisa jocosa y las mejillas más que rosadas (sí, más).

Mordiendo su labio, movió ligeramente su mano en el aire en la dirección de él, antes de girarse y casi correr al interior de su casa. Con el corazón latiendo en su mano y pisar de elefantes en su estómago. Envuelto en una ilusión.

Respiró hasta llenar sus pulmones, recargando su peso sobre la puerta cerrada a sus espaldas. Con la sonrisa impresa en sus labios como tinta imposible de borrar. Como un cachorro, entusiasmado como Navidad, tiró ligeramente de la persiana de la ventana de un lado de la puerta, observando como el alfa seguía de pie con una sonrisa tierna y tan dulce, negó con la cabeza y lo que parecía reírse bajo pues su cuerpo se contraía.

JungKook giró, caminando fuera del jardín de la casa. Comenzando a desenvolverse contra las calles y la luz de la noche.

Cuando lo perdió de la vista, volvió a recargar su espalda sobre la puerta de madera, suspirando ensoñación completa.

Su omega estaba nadando entre nubes, complacido y más que feliz, nadando a su hogar que parecía estar alejándose con el alfa de ojos preciosos, pero nunca se rendiría para ir tras él.


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