ʚ☕ꜝֶָ֢ 𝙀𝙥𝙞𝙨𝙤𝙙𝙞𝙤 𝟭𝟱.

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«Menta y café»


El olor del omega era tan tenue como un pequeño beso de ángel en el aire, tan sólo las notas traviesas del galleta de coco se podían sentir en su nariz y hacía que un baile suave se sintiera en ella. Eran ligeramente más espesas e intensas, más de lo que normalmente serían para JungKook, estaba encantado, como no estarlo. Cuando el aroma del omega era tan fácil de perderse contra los demás. Lo que le preocupaba era que aquellas notas a miel eran amargas, ácidas para cualquiera, picando su garganta.

Algo estaba ligeramente mal, quizás era su intuición, quizás era la realidad. En el momento en que TaeHyung llamó, adelantando la hora en la que podrían verse para juntos reunir camino a uno de los tantos partidos de ese alfa, YoonGi. Él sabía que algo estaba mal.

Frente suya estaba TaeHyung, con el cabello ordenado como podía ser contra esos rizos. Sus ojos tenían un hermoso color, que JungKook cada vez estaría más y más impresionado de verlo ante él. Era una mezcla perfecta entre verde, azul y gris, un río a su merced. Era fantástico como un par de ojos serían una obra de arte misma frente a él. Más que cualquiera pieza exhibida en alguna prestigiosa galería.

TaeHyung parecía buscar las palabras, en verdad que lo hacía, pues abría y cerraba los labios como si todo y nada fuera suficiente.

ㅡPuedes hablar conmigo de lo que seaㅡhabló JungKook, con una sonrisa tranquila que era una forma de llamar la atención y desviarla de aquello que parecía consumir al omega.

El latido de su corazón era rápido, temía que se logrará oír contra el silencio de su alrededor. Si por dentro estaba en un colapso de emociones e ideas que jugaban con su mente, por fuera se veía pacífico y paciente. Quería que TaeHyung se sintiera seguro de hablar con él, y debía demostrarse relajado.

TaeHyung asintió, suave, moliendo su labio inferior contra sus dientes. Un color rojizo, como la misma granada, apetecible. De a poco, TaeHyung parecía sentirse más tranquilo, más seguro de sus palabras, y quizás sí, pero nadie tenía que decirlo en voz alta, pues JungKook intentaba soltar un poquito de más su olor, feromonas que parecían perderse pero intentar su cometido, sin que nadie se diera cuenta.

Y es que estaba a nada de ser punto de insultos y enojos cuando su alfa parecía levantarse, molesto de que aquel precioso omega se encontrará tan inseguro e intranquilo. JungKook en su desesperación, extendió su mano, una petición, silenciosa y tan íntima. Suya.

TaeHyung pareció no comprender al inicio, envuelto en su mente. Desviando la mirada, conectando con sus ojos y caer a su mano. Suspiró, quizás cuando la respuesta parecía aparecer con luces. Con cautela, alargó su mano, acercándola poco a poco a la de JungKook. Los latidos de su corazón eran un terror, JungKook sentía que en cualquier momento podía detenerse de lo rápido que iba.

El omega entrelazó sus manos sobre su regazo. Un tacto, suave, como la pluma de un ángel. Puro e intimo, inocente y mágico con un sólo roce.

JungKook no entendía como las cosas había cambiado tan rápido, y es que sentía que conocía a TaeHyung de toda la vida o esperaba que fuera para toda la vida. Cada día era una sorpresa nueva, un nuevo sentimiento desconocido del cual tomar el timón y explorar de él. Un despertar para ver el amanecer, así se sentía estar junto a él. Quizás apenas se conocía, y es que sabía que quedaba un largo camino que conocer pero aún así, se sentía tan suyo. Tan místico o hasta irreal. Su alfa parecía reclamarlo, llamando como suyo, como su compañero.

Y es que quizás era una locura, es muy joven, es muy inepto y aprendiz de la vida, pero sabía que podía si de él dependía mover lo que fuera sólo para encontrar una sonrisa de perlas, preciosa y dibujada en hoyuelos de TaeHyung.

Había oído hablar de las parejas destinadas, aquellas que parecían ser creadas la una para la otra, almas de unidas como la fiel promesa del amor, compañía y respeto. Una hermosa historia que es contada por las madres y padres a sus cachorros para dormir. Él se sentía con tantas preguntas y pocas respuestas, tanto sentir, desbordándose de sus manos. Temía perder la oportunidad de obtener una respuesta, pero también le temía a estar equivocado.

¿Era tan joven para sentirse así?

¿Y si estaba equivocado?

¿Y si no era él el compañero de TaeHyung?

ㅡMe gustasㅡsoltó, bajito pero lo suficiente claro para que JungKook logrará oírlo. TaeHyung rompió el agarre, llevando amabas manitas a su rostro. Hervía, sentía que era poco decir lo mucho que la vergüenza se sentía.

Estoy listo le decía su omega con un par de valijas en mano, listo si tenía que salir huyendo de ahí.

JungKook sintió el corazón latirle en la garganta con un inexplicable sentimiento crecer desde su estómago hasta el último rincón. Quería gritar, alto y fuerte. Su alfa estaba sorprendido, quieto como si aún intentará procesar lo que había oído.

No respondía, no había siquiera una palabra o sonido que JungKook emitiera, y en verdad, TaeHyung estaba asustado con ello. Con el rostro entre las manos, entreabrio sus dedos para poder observar en un huequito si JungKook seguía ahí o lo había dejado solo. El nudo en su garganta se hizo más denso, JungKook si seguía ahí. Sentado con los labios ligeramente abierto, la mueca de completa confusión e impresión.

¡Era un error! te lo dije le reclamó a su omega.

Shhhh, cállate era como si el pequeño lobo de su interior estuviera a punto de quedarse sin uñas para morder.

Y es que lo pensó tanto. Un saltito de fe, quería hacerlo. Quizás había sido un error crear unas expectativas tan altas al tener a su omega involucrando en sus decisiones y sentimientos, pero lo había hecho y ahora, su corazón dependía de una respuesta. Entendería, cuál sea que es, pero eso no significaba que estaba a punto de llorar de mera frustración.

Suspiró, sus pulmones se llenaron de nuevo de un delicioso olor. JungKook siempre olía exquisito, la ligera escencia de su colonia sólo hacía que fuera mucho más. Llevó con lentitud sus manos fuera del rostro, dejándose ver sus rosadas mejillas, era como ver dos preciosos tomatitos recién extraídos del huerto.

ㅡNo tienes q-que sentir lo m-mismoㅡbalbuceo, haciendo un intento de sonrisa nerviosa que no era más que una torcida y algo espeluznante. Se abofeteó por la torpeza de sus palabras. JungKook pestañeó.

Un segundo más y TaeHyung se pondría a llorar. Un segundo que ni siquiera logro transcurrir en el que se cuestionará si realmente había cometido un error al decir eso en voz alta, no cuando sintió los labios de JungKook sobre los suyos.

Él estaba ahí, besándolo.

TaeHyung dejó escapar una exclamación de sorpresa, tardando algunos segundos en responder, después de que su cerebro estuviera martilleando ideas diferentes. Pero instintivamente dejó sus hombros descansar, sus ojos cerrarse y sus manos caer sobre su regazo. Las manos de JungKook hicieron un tentativo camino hasta las mejillas de él, acunando su rostro.

Un beso dulce y cálido, pero ligeramente tembloroso. Intenso y profundo

TaeHyung sentía como si fuera un cubo de hielo, derritiéndose en las manos de él.

El abanico de emociones que ambos experimentaban era abrumante.

Fue JungKook quién se separó. Respiraban el aliento uno del otro, todo a su alrededor parecía desparecer y lo único que quedaban eran ellos.

TaeHyung respiró hondo, tembloroso. Abriendo los ojos, JungKook frente suya, con los labios ligeramente hinchados y teñidos en rojizo. Sus ojos eran vida, brillantes, con la pupila ligeramente dilatada pero aún ese increíble tono azul que lo dejaba sin aliento.

ㅡTaeHyungㅡsusurró él; y por algún motivo oír su nombre de esa voz tan tersa fue un remolino en su interiorㅡ. También me gustas.

JungKook tenía una diminuta sonrisa en sus labios. TaeHyung sentía las mejillas ardiendo y el corazón a punto de salirsele del pecho. La media sonrisa fue casi imposible de escaparse.

ㅡ¿Podemos hacerlo otra vez?

JungKook estuvo apunto de soltar una risa ensoñada por la pregunta del omega. Por un lado le parecía tan divertido e inocente, pero por otro lado sus labios cosquilleaban deseosos de volver a sentir los labios de él.

Un ligero roce de su labio inferior con los de él, y de nuevo el espacio era muy pequeño. El tiempo cobró sentido al llamarse efímero. Sus labios eran suyos un momento, y los suyos de él.

Menta y café en el aliento de JungKook, miel y azúcar en los labios de TaeHyung.

JungKook volvió alejarse, cuando el aliento se perdía para ambos y era necesario un poquito de oxígeno, sino fuera por él, TaeHyung nunca se hubiera separado, y es que ya le parecía imposible olvidarse de ese sabor a menta fresca y granos de café en sus labios.

El alfa sonreía, y era la sonrisa más brillante que alguna vez había visto TaeHyung. Radiante y encantadora. JungKook descanso un casto beso en la punta de la nariz de él, antes de extender una de sus manos y entrelazarla con TaeHyung.

ㅡTenía miedoㅡsusurró TaeHyung después de unos segundos. Seguían bastante juntos, compartiendo del mismo espacio. El alfa había encontrado algo grandioso en regalar caricias sobre la aterciopelada piel del menor. Lo miraba aún, como lo que para sus ojos era, la obra más preciosa del universo.

ㅡ¿Miedo?ㅡle preguntó, realmente sonaba preocupado.

ㅡDe que no sintieras lo mismoㅡrespondió honestamente.

ㅡ¿Qué dices?ㅡÉl sonrió dulcemente. Peinó un rizo del rostro de TaeHyung, dejándolo detrás de su orejaㅡ. Desde que te vi, sabía que algo era especial contigo. No estaba equivocado.

ㅡ¿En serio?ㅡpreguntó, curioso. Sus ojos verdes estaban expuestos, en un brillante tono.

Su mano acunó su mejilla, acariciando con su pulgar la piel.

ㅡDesde hace meses me he dado cuenta que no es más que un simple gusto por ti. Eres increíble, TaeHyung. Cualquiera que tenga la suerte de conocerte, es afortunadoㅡsonrió ampliamenteㅡ. Soy afortunado.

Y ahí estaba. JungKook no dijo nada cuando el tono azul se llevó por completo el verde del omega. El intenso y mágico tono azul, eléctrico como tormenta. El latido errático de su corazón de tan sólo presenciar tal maravilla. Esta vez, lo omitió, prefirió contemplarlo, sólo él.

TaeHyung sentía ligeramente sus ojos picar, quizás era muy emocional o aquellas sencillas palabras habían sido el fósforo. Noches en vela, creyendo que no era suficiente y no sería recíproco sus sentimientos. El miedo a no ser suficiente para JungKook. Y, sí, él sabía que no era una persona sencilla, aún tenía bastantes demonios que vencer y algunas más paredes que romper.

JungKook lo observaba como si fuera algo fácil de romper y hermoso de ver.

Mirando hacia él, fue cuando TaeHyung entendió. Había tanto que conocer y él había tenido hacerlo. Nadie aseguraba que todo fuera miel sobre hojuelas. Pero si existía algo, pues su omega parecía complacido, más de lo que hubiera estado. Completo, un sentimiento sin ningún vacío dentro suyo, así se sentía.

Esa misma tarde, TaeHyung contó todo. Nadie lo forzaba hacerlo, si por él fuera, guardaría esa información para él, todos tenemos secretos o información que no queremos contar, pero está vez él quería hacerlo. JungKook estuvo a su lado, oyendo con atención y la mayor paciencia que el omega necesitará.

Nunca es sencillo hablar de nuestros sentimientos, tenemos miedo de hacerlo, pues es más fácil que nos lastimen con ello. TaeHyung se sentía seguro con JungKook. Así que aquello que se sentía como peso sobre sus hombros, y porque tantos miedos fueron un alivio al soltarlos.

Abandono, ¿quién no le teme?; es que quizás, tuvo a su madre como la mejor que podía existir en el mundo y una estupenda hermana mayor, pero siempre, existía una abrumadora culpa.

Su padre se había ido, justo cuando tenía tan sólo cinco años. Los había dejado por una nueva vida, un nuevo él. De cachorro, se culpaba, pues creía que era la razón de su divorcio. Oír a su padre decir algunos comentarios poco agradables sobre su casta, con un ligero desprecio o disgustarse con él cuando no era la suficientemente fuerte para lanzar los balones o preferir sentarse a colorear animales en vez de arreglar el viejo auto rojo con él.

Ahora, él tiene un nuevo hijo, un hijo alfa. Un gran jugador de béisbol. Y TaeHyung, seguía siendo el mismo omega que había abandonado.

Los problemas e inseguridad vinieron con ello. Era difícil, es que en verdad lo era. Hablar con personas nuevas era un reto cada día más, sin que se trabará su lengua o las manos temblaran. Le era complicado salirse de su zona, y aunque quisiera, sentía que se ahogaba cuando lo hacía. Las personas solían ser crueles, no medían el impacto de sus palabras y se creían con el derecho de opinar de los demás como si su vida no fuera otra. Asocial, quizás lo era. Prefería cosas más tranquilas, sencillas y cómodas, y eso me daba un poco de miedo. Miedo de que las personas que se permitían conocerlo, se aburrieran de él. Pero después, eso no le preocupaba más, por ello no se encariñaba de ellos, pero el problema tomo sentido y pánico de nuevo cuando conoció a JungKook.

Y ahora, las espinitas de su piel se hacían más intensas. Las marcas eran difíciles de borrar, y aunque en verdad, disfrutaba y quería esas lindas caricias, abrazos fuertes o roces íntimos, en ocasiones, lo abrumaba. Era su mente quien jugaba con él, trayendo amargos recuerdos.

Quería no sentirlo más.

ㅡNo importa como sea. Tampoco deseo que cambies. Eres tú, y está bienㅡinquirió JungKook en voz suave, cuando TaeHyung se detuvo y parecía haber dicho todoㅡ. Todo será a tu tiempo, lo prometo, cariño.

Su voz era seguir, agradable de oír. TaeHyung sentía que en cualquier momento se podía convertir en un mar de lágrimas de sólo sentirse tan cómodo.

ㅡEntonces...ㅡlos ojos de JungKook miraban a TaeHyung con diversión.

ㅡ¿Entonces?

ㅡPuedo, ya sabesㅡaclaró su garganta, nervioso. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojadasㅡ, cortejearte, sí, eso. ¿Puedo hacerlo?

ㅡ¿Cortejearme?ㅡTaeHyung hizo un mueca. Ligeramente sorprendido y con el corazón latirle rápido.

ㅡ¿Muy anticuado?ㅡtararea JungKook, inclinando la cabeza para jugueteando con los hilos sueltos de su camiseta.

ㅡNo, no lo es. Es lindoㅡsonríe TaeHyungㅡ. Y me encantaría.

ㅡ¿De verdad?ㅡpreguntó JungKook. TaeHyung se tomó la oportunidad de observar su reacción. Los fanales del alfa tenían un brillo adorable, los pómulos rosados y el aroma de era delicioso, mucho más intenso y más cálido.

ㅡSíㅡaseguró TaeHyung, mordiendo el labio inferior. La forma en la que JungKook lo mira hace que TaeHyung piense que algo pasa por la cabeza de JungKook, algo que no puede distinguir.

ㅡPrometo hacerlo bienㅡmurmura JungKook, inclinándose y dejando un dulce beso en la comisura de los labios de TaeHyung.

TaeHyung no pude dejar de mostrarse radiante cuando JungKook se separaba, aún sonriendo.


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