꒰ final ꒱

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El resto de los días habían seguido de una manera natural, cada mañana un par de arreglo floral llegaba a sus manos y escuchaba el parloteo molesto de su compañero de trabajo respecto que tenían más flores que cafés; inclusive le propuso regalar una flor por cada cliente que llegara a la cafetería, pero solo recibió un gruñido por parte del castaño ante su disconformidad.

¿Regalar las flores que su alfa le escogía solo para él? Ni loco haría algo como ello, aún conservaba todas las flores consigo. Aunque las primeras se comenzaban a marchitar, planeaba guardarlas en un albúm como un recuerdo valioso de su cortejo.

El mes llegaba a su fin, y con ello el cortejo. El omega expulsaba demasiadas feromonas que delataban su emoción mezclada con el nerviosismo, ¿Por qué se sentía de esa manera? Estaba seguro de su respuesta y anhelaba aquel día donde terminaran el cortejo y dieran el siguiente paso a una relación, entonces ¿Por qué se encontraba tan nervioso?

—¡Cuidado!—Taehyung gritó detrás suyo, alcanzando un vaso de café que estaba por caerse del mostrador.

—Oh, lo siento mucho.—Se disculpó con una sonrisa apenada, buscando un trapo para poder limpiar lo poco que el café había logrado derramarse.

—Estás demasiado distraído, a este paso nos quedaremos sin vasos.—Murmuró con una pequeña risa, apartando todo posible peligro para Jungkook.—¿Qué es lo que te sucede hoy?

—Hoy es el último día del cortejo.—Susurró con pena, colocando sus manos sobre su rostro.

—¿Y por eso te encuentras así?—Mostró una expresión divertida. 

—¡Por supuesto que sí! ¿Cómo se supone que deba estar?

—Contento, emocionado porque ya acabó esta etapa.—Mencionó, colocando un dedo sobre su barbilla.—¿Cuál es la duda que tienes?

—Ninguna, estoy completamente seguro en aceptarlo.

—Entonces con menos razón deberías de estar nervioso, si sabes la respuesta que le darás, si estás seguro de lo que está pasando entre ustedes y que es algo que estuvieron esperando no veo porqué estar sobrepensando todo ello.

Jungkook dejó escapar un suspiro antes de cerrar sus ojos, recargando su cadera sobre el mostrador detrás suyo. Ni siquiera había dormido lo suficiente, apenas había podido pegar un ojo en toda la noche pensando en cómo saldría la finalización del cortejo, ¿Por qué debía de sobre analizarlo? No estaba siendo la experiencia que había imaginado cuando sus padres le contaban su historia. 

—Ni siquiera sé como explicar lo que siento, pero mi lobo no ayuda al estar demasiado ansioso, solo quiero salir aquí y refugiarme en mi departamento.—Casi chilló en ese momento, de no ser porque la campanade la cafetería sonó, observando como un nuevo cliente entraba.

—Tranquilo, Kook. Comprendo que para ti y tu lobo son emociones nuevas y solo están tratando de buscar sentirse refugiados, pero no se trata de ningún desconocido sino del alfa que te estuvo cortejando durante todo un mes y que inclusive puedo decir que se aman tanto que me hacen vómitar, pero son muy tiernos y es el momento que ustedes esperaron, deberías de alegrarte.—Con una leve palmada sobre sus hombros, le sonrió.—Ahora sigamos trabajando, despéjate por el resto de la tarde porque en la noche solo te enfocarás en ti, en tu alfa y posiblemente no te vea hasta el lunes.

—¡Taehyung, cállate!—Lo empujó fuera del mostrador, haciéndolo reír antes de dirigirse hasta la caja para tomar la órden del nuevo cliente. 

Por las siguientes horas, simplemente se dedicaría a su cafetería, el resto de la noche estaría calmando sus nervios.

(...)

Jimin no estaba tan diferente como Jungkook, lo único que les diferenciaba era que el alfa le iba mejor no expresar sus nervios y era por eso que ahora trataba de mantener su mirada fija en la carretera, sintiendo al omega a lado suyo hacer tambalear su pierna ante la evidente incertidumbre que lo envolvía.

Su lobo le exigía poder calmar a su omega, pero sabía que necesitaba concentrarse en el camino. Alzó su mano sobre el tablero del automóvil para capturar la mano del castaño entre la suya, colocándola sobre su muslo bridándole un ligero apretón mientras seguía con la mirada en la calzada, impregnando todo el interior del auto con su aroma para tranquilizarlo.

—¿Sucede algo?—Se atrevió a cuestionar tan pronto como el primer semáforo en rojo se presentó, girando su rostro para verlo.

—Solo estoy un poco nervioso.—Confesó con una pequeña sonrisa, admiradola unión de sus manos sobre el muslo ajeno.

—Omega, si no quieres hacer esto entonces podemos volver a tu departamento, solo quiero que estés bien con esto.—Besó el dorso de su mano, tratando de transmitirle algún tipo de confort. 

—No, realmente esperé por esto y quiero concluir con el cortejo, simplemente son los nervios por lo que pueda avecinarse, es todo.—Trató de convencerlo, ofreciéndole una de esas sonrisas tan grandes que le provocaba un tirón en el pecho, ¿Cómo podría tener un omega tan bonito a su lado?

—Cualquier cosa que te haga sentir incómodo o no quieras hacerlo, házmelo saber, solo quiero que estés cómodo y a gusto.

El automóvil comenzó a avanzar nuevamente, sucedió de esa manera hasta que llegaron a la residencia del alfa. Jimin se apresuró para estacionarse y abrirle la puerta a Jungkook, caminando con sus brazos entrelazados hasta la puerta; una vez dentro, se despojaron de sus abrigos y el mayor los condujo hasta el comedor, donde la cena estaba recién servida.

—Espero te guste lo que preparé para hoy.—Lo guió hasta la mesa, donde apartó una silla para que Jungkook se sentara antes de tomar lugar a frente suyo.

—¿Tú hiciste todo esto?

El alfa negó con un leve rubor.—Tuve ayuda de la cocinera, pero me aseguré de pedirle tus platillos favoritos, el resto corre por mi cuenta.

Jungkook soltó una carcajada, complacido por su honestidad. Observó toda la mesa con los diversos platillos que decoraban la superficie, deleitándose con el olor mientras su estómago gruñía por probar cada uno; Jimin le indicó de los cubiertos y que podría empezar por donde quisiera, su dilema era que no sabía por donde.

—Dsifrutemos de la cena, aún tenemos un fin de semana por delante para nosotros.—Murmuró con una sonrisa antes de servir el vino en sus copas.

Con un asentimiento, Jungkook se dispuso a relajarse y deleitarse con la comida, sumergiéndose en una conversación de sus días con el alfa mientras seguían comiendo, el tiempo pasando demasiado rápido para su gusto. La comida se fue acabando junto con el postre, sus copas se encontraban vacías y sus carcajadas risueñas resonaban por toda la casa, compartiendo anécdotas totalmente sintiéndose a gusto en compañía del otro.

Hasta que Jimin decidió actuar, era el momento para confesarlo todo. Con una voz firme y con un gesto serio, apartó su silla lo suficiente como para inclinar su cuerpo en dirección al omega, capturando su mirada.

—Desde el primer momento en que te vi, mi lobo te reconoció como mi destinado. Al principio, y sabes la historia, lo complicado que era comunicarme con él, pero cuando te vimos por primera vez fue el momento en que pude conectar con mi lobo después de tanto tiempo, y teníamos un solo pensamiento que compartíamos y ese eras tú. Cada día que iba  la cafetería se sentía como un regalo, saber que te encontraría ahí y, aunque aún no me atrevía a poder decirte algo más que una simple órden, con solo verte me conformaba, hasta que mi lobo insistió en que podría hacerlo mejor, pero cada que me paraba frente tuyo y me sonreías, tú me desarmabas por completo, todas las palabras se me borraban y solo actuaba en automático.—Recitó con una sonrisa, agarrando las manos de Jungkook entre las suyas.—Cada sonrisa tuya ha iluminado mis días, cada risa se siente como si pudiera dominar el mundo entero solo por verte feliz, y con el tiempo comprendí que el amor que te tengo va más allá de las palabras que puedo recitarte, pero estoy dispuesto demostrate cuánto amor tengo para darte, a ser tu protector, tu apoyo y tu compañero de esta vida si me lo permites, y si esta vida no nos alcanza el tiempo, prometo seguir buscándote en las demás.

Jungkook parpadeó con la intención de apartar las lágrimas que se acumulaban en sus ojos conforme escuchaba con atención cada palabra. Aclaró su garganta antes de sonreír, sintiendo la necesidad de gritar en ese momento cuando su lobo se presentó con emoción ante la confesión, escuchar al alfa decirle todo ello era su mayor debilidad, verlo tan sereno y sincero le hacía querer agarrarlo entre sus manos y refugiarse contra su cuerpo. ¿Cómo había logrado encontrar un alfa tan puro y honesto como él? Sin siquiera buscarlo lo encontró, sintiéndose agradecido por ello.

—Jimin, así como conozco tu historia, tú también conoces mi historia, así que solo puedo decirte que mi corazón ha estado ligado al tuyo desde el primer momento en que nos vimos y sin siquiera darme cuenta. No solo estoy admirado por tu persona, sino que me tienes cautivado por tu fuerza y dedicación, y no puedo imaginar una vida sin ti porque me acostumbré tanto a tu presencia que solo anhelaba verte todos los días en la cafetería, así como ahora solo anhelo poder estar junto a ti. Acepto tu amor con todo mi ser, al igual que prometo estara tu lado en cada oportunidad que la diosa luna pueda ponernos en la vida; te amo, alfa, y estoy muy agradecido de poder haberte encontrado en esta vida, porque haces que mis días sean mejores.

Sin poder aguantar más la distancia, los dos se acercaron lentamente y sus labios se encontraron, profanando un beso que arrasó con todos sus sentidos. Sus almas se fundieron, sus lobos aullaron contentos y sellaron su vínculo de una manera significativa; sentía que todo a su alrededor había desaparecido, solo la música de fondo que los acompañaba hacía que sus corazones sintonizaran la melodía, complacidos por ese momento importante en sus vidas. 

Cuando la canción culminó, Jimin posó sus manos sobre el rostro de Jungkook, abriendo sus ojos solo para poder observar el sonrojado rostro del omega y como aún mantenía sus labios entreabiertos, recuperando la respiración por el beso que sucedió hace unos instantes. Barrió con sus labios su frente, siguiendo un sendero hasta sus mejillas, delimitando cada peca de su rostro con suma delicadeza, adorando tenerlo tan cerca suyo. 

Y con una promesa en mente, el cortejo había llegado a un dulce final para los dos. El destino los había unido en esta vida y sentían la certeza de que la devoción que sentían por el otro estaría perdurando hasta sus últimos días, inclusive anhelando una próxima vida. Pero por ahora, aún tendrían mucho tiempo para consumar su amor, solo era el inicio de toda una vida juntos que les esperaba por delante.

Fin

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