Era un poco triste acercarse a tu mesa cuando ya te habías ido para limpiar el café que no tomaste. Yo te preparé, todos y cada uno de ellos, y me sentía de cierta forma culpable, creyendo que el hecho de que no te gustara era culpa mía.
Tal vez yo no hacía un café rico, y tendrías razón, no hacía mucho que trabajaba en una cafetería, todavía me quedaba mucho por aprender.
Aunque a veces me hubiese gustado que actuaras que sí te gustaba, que me miraras y sonrieras, tal vez hasta agradecerme por el café.
Pero nunca me mirabas, ni una sola milésima de segundo cuando te llevaba el café.
Entendí que estabas en tu propio mundo, y que no podría entrometerme en éste.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro