3. Nuevos amigos

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

En mi segundo día aquí puede ser más rápida que mi abuelo y tuve tiempo de darme un baño justo antes que invadiera mi habitación con una taza de café.

Hoy no me gritó nada, se veía bastante afligido e inmediatamente me preocupe.

—¿Pasa algo? —pregunto cogiendo de sus temblorosas manos la taza.

—Deberías bajar, así te contamos todo por fin.

Dio vuelta y lo seguí aún consternada, en el piso de abajo había una mujer mayor y una chica más o menos de mi edad, ella lucia pálida mientras la mujer articulaba con sus manos de forma exagerada.

—Ya cálmate mujer, te sacarás un brazo —le dice mi abuelo tendiéndole una taza—. ¿Qué se dice?

—El informe policial dice que fue un accidente.

—Entonces ¿Por qué tanto revuelo?

—No lo entiendes Albert el cuerpo estaba hecho pedazos y de color azul ¡Que yo lo he visto por Dios! —la mujer estaba muy alterada y su hija permanecía en silencio e inexpresiva.

No entendía que estaba pasando, solo que era algo muy malo y estaba tan pérdida en la conversación que no podía decir nada.

—Ahí afuera la temperatura está bajo cero, incluso mis dedos se vuelven azules si salgo sin guantes —replicó el abuelo—. Y fácilmente pudo ser atacado por algún animal luego de chocar el auto.

—No —la señora estaba renuente a las palabras de mi abuelo—. Está aquí de nuevo, estoy segura de eso y se darán cuenta de que tengo razón.

—¿De quién hablan? —mi voz hizo a la mujer pegar un brinco y soltar la taza, provocando su ruptura.

Corrí por una pala y un trapo para recoger el desastre.

—Karla estas muy nerviosa, te acompañaré a tu casa, Kate cariño te presento, ella es mi nieta Anabelle, quería presentarla en otras circunstancias pero ya que —mi abuela salió con la señora Karla que aún murmuraba cosas.

La chica, aún tensa, me tendió su mano, la acepté con una media sonrisa.

—Me iré a echar una siesta, esas malditas sirenas no me dejaron pegar un ojo.

—¿Sirenas?

—Olvidé que duermes como muerto —bufa mi abuelo—. Pueden desayunar si quieren niñas, yo me largo.

—¿Me perdí de algo? —pregunto a la chica.

Ella traga.

—Solo de una muerte en el pueblo —murmura.

Ahogo una exclamación llevando mi mano libre a mi boca.

—¿Conocido?

Asiente.

—Uno de los profesores de mi antiguo instituto, veníamos de regreso de la casa de mis abuelos esta madrugada cuando encontramos el cuerpo a un lado de la carretera —abro mucho los ojos, la chica se estremece y sinceramente yo también.

—¿Quieres sentarte? —ella asiente y nos sentamos en el sillón de la sala de estar—. Disculpa, pero soy algo curiosa...

—Descuida.

—¿Qué pasó?

—El auto estaba volcado, parecía un accidente de no ser por el cadáver —cerró los ojos—. Estaba prácticamente hecho pedazos y...

Hizo una pausa como si quisiera vomitar.

—No sigas, me quedó bastante claro, lo siento, debió ser algo difícil.

Seguía sin entender mucho sobre la situación e intuía que había algo más.

—Ni te imaginas cuanto.

—Pero ¿Por qué tu madre no cree que haya sido un accidente?

Su mirada lució desenfocada un instante y dudo antes de responder.

—Es que... no es la primera vez que sucede, desde hace un par de años muchos asesinatos han estado ocurriendo, en todo el pueblo, cada mes una o dos personas desaparecían, personas mayores, adolescentes...niños y luego eran encontradas sin vida, los cuerpos destrozados. Por todo el pueblo se alertaba sobre uno o varios asesinos seriales e incluso impusieron un toque de queda a partir de las diez de la noche. Hace casi cuatro meses que nada sucedía y ya comenzábamos a recuperar la normalidad, esta muerte significa para algunos el regreso del asesino y medio pueblo ha enloquecido a pesar de que al parecer fue un accidente.

Yo no sabía sobre esto, mis abuelos nunca lo mencionaron, tal vez por no preocuparnos o algo similar. El solo hecho de imaginar que han estado compartiendo en pueblo con un asesino me ponía la piel de gallina.

Su móvil sonó provocando que ambas saltáramos y casi rompo otra pieza de la vajilla de mi abuela.

—Debo irme, fue un gusto hablar con alguien de mi edad para variar.

—Igualmente, siento lo de tu profesor.

—Yo también...

La acompañé hasta la puerta y justo antes de salir mi mente se iluminó.

—¡Hey espera! ¿Sabes dónde puedo conseguir un cargador para mi teléfono?

—Claro, hay un mini centro comercial al otro lado de la plaza, puedo llevarte en la tarde si quieres.

Casi bailo de la emoción, mis abuelos no tenían más medios de comunicaciones a parte del teléfono fijo y ya estaba harta de solo mirar el techo todo el día, hasta mi tablet estaba muerta.

—Te lo agradecería toda la vida —le digo sonriendo, muy sincera.

—Vivo enfrente ¿te parece a las cinco? O ant...

—Cuanto antes mejor —suelto desesperada haciéndola reír.

—Te entiendo, no hay mucho que hacer en Atenas. A las cuatro entonces.

—¡Gracias! —exclamo y de la efusividad la abrazo con fuerza— Lo siento.

Niega divertida y cruza la calle. Procedo a preparar mi desayuno, cualquiera puede estaría sin hambre ante la posibilidad de un asesino corriendo por las calles del pueblo pero mi estómago no hacía caso a las alarmas de mi cerebro.

A las tres y media ya estaba lista, con el pelo por todos lados pero lista, llevaba un pantalón de corte alto negro y un suéter naranja bastante ancho que dejaba a la vista una pequeña franja de mi abdomen.

Sin aguantar ni un segundo más tomé mi bolso y corrí a la salida, cuando atravesaba el jardín vi que Kate salía de su casa y me miró sonriendo.

—Sabía que no aguantarías, estar sin celular es lo peor.

—Dos días me han llevado casi a la locura.

Kate sonrió y me sentí tonta por apenas notar que usaba ortodoncia, tenía una sonrisa muy adorable, en realidad era la chica mas adorable que había visto aquí; piel muy blanca, mejillas rosadas, ojos brillantes y de color miel y un largo cabello castaño claro.

La charla se hizo tan amena que cuando me di cuenta estábamos pasando frente a la iglesia, ya eran más de las cuatro y el centro comercial estaba abierto.

Era una construcción no tan pequeña, de dos pisos y bastante moderna, no recordaba que estuviera aquí hace tres años.

—Fue inaugurado a principios de este año —aclaró Kate como leyendo mi mente.

—Cool.

Kate comenzó a mostrarme las instalaciones y con mucha calma le dije que lo hiciera luego y me llevara por mi nuevo cargador.

*Cof cof si claro cof cof*

La transacción fue rápida y eficiente, excelente servicio, cinco estrellas. Y por supuesto que siendo yo no iba a esperar volver a casa para encender mi celular.

—¿Donde hay un enchufe por aquí? —pregunté de forma dulce.

Kate giró los ojos.

—Podemos tomar algo en el LunchBurger's, seguro te dejan cargar ahí.

Asentí efusivamente, había oído ese nombre antes pero mi falta de memoria de corto plazo me hizo olvidarme donde.

Curiosamente era otra nueva construcción a una cuadra del centro comercial, tenía un estilo antiguo tan bien recreado que al entrar parecía que hubieras atravesado por una máquina del tiempo.

Me quedé anonadada viendo todo mientras Kate hablaba con una de las meseras, la chica sonrió indicando una mesa alejada, Kate me llamó a su lado y nos sentamos. En la pared junto a mí había un enchufe y juro que el logo de mi teléfono al encenderse fue la cosa más bonita que he visto jamás.

Kate contenía la risa.

—Pareces a punto de llorar —dijo riendo.

Sequé falsas lágrimas de mi cara abrazando mi móvil contra el pecho.

Ahora ¿si ubican esos momentos en las pelis malas de romance donde el tiempo parece ir tan despacio que eres capaz de ir al baño y volver sin que nada cambie?

Fue exactamente lo que sentí en aquel momento y puede que esté siendo dramática (cuando digo "puede" quiere decir que lo estoy siendo). En medio de una risa la campanilla del restaurante sonó, haciéndome levantar la vista, ahí estaba él, sacudiendo sus rubio cabello que albergaba unas cuantas gotas de lluvia, alzó la mirada dejando ver aquello ojos transparentados, parecían irradiar luz (okey, ya exageré). Junto a él estaba su hermana, la chica que me cambio su puesto luciendo un suéter demasiado enorme como para ser de ella y llevando recogida su cabellera.

Ella fue la primera en verme y su cara se iluminó, de inmediato se acercó a nuestra mesa.

—Holi desconocida, no creí que volvería a verte —saludó a Kate con un movimiento de muñeca y se sentó junto a ella, frente a mí—. ¿Qué te trajo a Atenas? ¿Ya supiste que los chicos son más lindos aquí?

Reí y metí mi cabello tras mis orejas, esta chica con sus ojos azules y su aspecto desarreglado me intimidaba más que una supermodelo.

—Vine por mis abuelos, estaré aquí un año.

—¡Eso es fantástico! También acabamos de mudarnos, me alegra tener al menos una amiga o bueno, dos —corrigió mirando a Kate que seguía sorprendida por la invasión.

—Agniet ¿Que se...? Roja —el chico rubio estaba junto a nosotras y sus increíbles ojos se posaron en mí—. ¿Hoy no te lanzas a mis brazos?

Me tragué un insulto y solo negué con la cabeza.

—No la molestes Arion, es mi amiga —hubo un destello en sus miradas cuando las cruzaron que me confundió un poco.

—Y... ¿cómo se llama tu amiga? —inquirió, divertido ante la mirada perdida de su hermana.

—Anabelle —murmuré por lo bajo.

—Anabelle, mucho gusto. Al fin una presentación debida —su curioso acento aun desconocido provocaba cosquillas en mi interior—. He de hablar con papá, Agni ¿Vienes?

—Claro, nos vemos luego chicas, agréguenme a instagram @AgniV, bye.

Ambos entraron a la oficina del gerente y nosotras nos quedamos boquiabiertas, claro que por distintas razones.

—¿Cómo es que conoces a los hijos del hombre más rico del pueblo?

Oh, ya me acordé, Arion y Agniet eran los herederos de medio pueblo y de este lugar.

—Hubo un pequeño altercado en el avión, no creí que el mundo fuera tan pequeño.

—Es increíble, desde que llegaron al pueblo parecen tan...inalcanzables.

Supe a que se refería, ambos hermanos tenían un aura imponente, sobretodo Arion.

—Cómo sea.

Le resté importancia con un encogimiento de hombros, sin embargo, no podía evitar mirar cada tanto hacia donde habían desaparecido.

La charla se extendió y pronto pasamos de tomar malteadas a pedir la cena, este lugar tenía las mejores hamburguesas que había probado y viniendo de la ciudad de Nueva York eso es decir mucho.

Unos chicos entraron riendo al lugar y al ver a Kate se acercaron a nuestra mesa.

—¡Katherine! —exclamó un chico rubio.

—Michael —creí imaginar el rojo que torno las mejillas de Kate por un momento—. Anabelle, ellos son Michael, Elliot y Evan, antiguos compañeros de clase, excepto Evan —señaló al de cabello más oscuro—. Se graduó antes, pero es nuestro por descarte.

El chico no dijo una palabra.

Sonreí tras estrechar sus manos, los ojos de Elliot no se despegaron de mí y fue el que sostuvo mi mano por más tiempo, su cabello era castaño claro y sus ojos verdes, casi tan oscuros como los míos.

—Es un gusto Anabelle.

De los tres, Evan era el más callado, los otros dos chicos contaron tantas anécdotas de su último año que incluso sentí que había estudiado con ellos, el tiempo se pasó volando y, cuando pude darme cuenta, ya estaba bastante oscuro. Arion y Agniet salieron del apartado del restaurante junto a un hombre igual de rubio que Arion y con los ojos exactamente igual a él, eran dramáticamente parecidos.

Agniet se despidió de nosotras con el semblante serio, miré a su hermano y este tuvo un extraño cruce de miradas con Evan, algo en su cara denotaba reconocimiento.

—Me parece que alguien es hija del lechero —dijo Elliot cuando salieron. Refiriéndose al poco parentesco que tenían los hermanos.

—Es hermosa —agregó Michael, Kate hizo una mueca.

—Los veo luego chicos —Evan salió del lugar igual de serio como había llegado y con cierta preocupación en sus ojos azules.

Me había divertido tanto que olvidé el motivo por el que había salido de casa, tomé mi móvil y la señal era demasiado pobre dentro del lugar.

—Ya regreso.

Salí del restaurante y comencé a caminar al rededor en busca de algo de cobertura, ya tenía los brazos por encima de mi cabeza cuando los mensajes comenzaron a llegar y sin darme cuenta había caminado hasta la parte trasera.

La señal se debilitó una vez más, con los brazos ya cansados bufé y di vuelta. Un ruido atrás de mí me hizo poner alerta y miré a todos lados buscando su origen.

Escuché voces que iban subiendo de tono y caminé despacio en su dirección.

Oculta tras la pared sobresaliente pude ver a Evan discutiendo con Arion, el primero parecía realmente furioso mientras que el otro solo lucia aburrido.

—¡Deben ser más cuidadosos! Nos están arriesgando.

—Deja de lloriquear —espetó Arion—. Fue un ligero traspié.

—¿Ligero? Después de lo del bastardo pudimos salvar por los pelos nuestra fachada y ahora lo echarán a perder tu y la cría de tu hermana de nuevo.

—Te equivocas, Agniet lo jodió anoche, pero ni ella ni yo somos Ashton.

Me quedé de piedra, hacia tanto tiempo que nooía ese nombre, su sola pronunciación era imposible para mí. Si antes habíacreído que el mundo era pequeño, ahora me daba cuenta de que realidad era unpañuelo ¿En que estaban metidos Evan y Arion? Y lo más importante, si Ashton sehabía marchado del pueblo hace tiempo ¿Cómo es que Arion quien acababa dellegar lo conocía?

¿Quien es Asthon y que fue lo que hizo? ¿Nuestra Annie dejara de darle vueltas al algún día? Esto y más en Colder, de lunes a domingo solo por Wattpad. Okno.

Besos❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro