7. Mía

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Antes, unos tres años atrás, podías permanecer en las calles de Atenas hasta la hora que te placiera. Cuando las muertes comenzaron, y con razones, las personas sucumbieron a un pánico colectivo que obligó a las autoridades a imponer un toque de queda. Ahora, el levantamiento del toque no hacía mucha diferencia, pues la mayoría de los locales no permanecían abiertos más allá de las doce a.m.

La camarera nos dijo que cerrarían en quince minutos, Anabelle seguía congelada en su asiento mirando hacia afuera sin expresión alguna.

—¿Estás bien como para volver a casa? —inquirí, lo menos que quería era devolverla en estado de shock a su hogar.

Aún no sabía lo que había visto en el bosque, había infinitas posibilidades y que estuviera tan callada y pensativa me sacaba de quicio.

Me mantuve inexpresivo en búsqueda de alguna pista, la había traído al Luchburguer's al verla tan alterada y pedí un café para ella, tal vez así me contaría qué fue lo que vio, este seguía intacto frente a ella. No había dicho nada desde que llegamos y sinceramente yo no tenía nada para aportar.

—Yo...

—Y estamos por cerrar chicos —dijo la camarera limpiando una de las mesas más allá de nosotros, interrumpiendo a Anabelle en medio de su primera frase.

Pagué por su café sin tocar y salimos del lugar, tuve que guiarla a través del pasillo, parecía tan ida que dudaba si veía con claridad; se detuvo de golpe al llegar frente a la moto y llevó la mano a su frente. Se veía como si recién ahora volviera a la realidad

—Mierda —masculló estremeciéndose.

Noté como su piel se ponía de punta, no sé cómo no tenía un abrigo con este clima, me quité el mío y se lo tendí, después de todo no podía sentir ni frío ni calor, ella miró por un momento mi torso antes de sacudir ligeramente su cabeza, contuve una sonrisa.

Lo agradeció en un murmullo, y subí a la moto con ella tras de mí, esperaba que no se le hiciera costumbre que la llevara a casa. Durante el no muy largo trayecto de vuelta, sentí como se aferraba a mí con mucha fuerza, me hubiese dolido si no tuviera una fuerte constitución física, ya, claro, como si eso fuera cierto. Evadí adrede el hotel tomando la ruta alterna y en un parpadeo estábamos en su casa. Cuando bajó, el calor agradable que había sentido proveniente de su cuerpo se esfumó y me costó un poco no extrañarlo.

Sus mejillas estaban muy rojas debido al viento y podía sentir su acelerado pulso, tragué un poco, aún se me hacía difícil esto de convivir tan cerca con personas, sobretodo que tuviera un olor tan peculiar como ella.

—Voy a tener que hacerme con otro casco —dije para alejar el tenso silencio.

Se rió con suavidad, sus ojos estaban apagados, no tenían ese característico brillo que había visto en ocasiones anteriores. No es como si le hubiera prestado atención para saberlo.

—No quiero que se haga costumbre el que tengas que rescatarme.

Créeme yo tampoco, solo ignoremos el hecho de que me siento en deuda contigo por algo que hizo mi inepto mejor amigo antes de dejar de ser mi mejor amigo.

—Tranquila, recordaré dejarte tirada la próxima vez que te encuentre llorando en medio del bosque.

Lució perdida y nerviosa un momento, sacó su desordenado cabello rojo de su cara antes de mirarme.

—Perdóname, me he encontrado con alguien y...

Ahora podía conectar los puntos, ya sabía de qué iba todo.

—No tienes que contarme —a menos que hayas sido testigo de una congregación de vampiros en el bosque, de ser así cuéntame por favor.

—Gracias Evan, apenas me conoces y sin embargo...aquí estas.

Volvamos a la parte en que estoy intentando tener una redención sin importar que tú no recuerdes lo que sucedió.

—Solo, no te metas en problemas —asintió y dio vuelta, iba a marcharme pero no podía perder esta oportunidad—. Y...Anabelle —se dio vuelta para mirarme—. Los Vriklas son sinónimo de problemas.

Al principio pareció extrañada, pero finalmente asintió e ingresó a su casa aún con mi abrigo puesto.

Fue el momento de marcharme; conduje unas cuantas cuadras antes de que una camioneta me hiciera frenar en seco al cerrar el camino.

Arion bajó con los ojos encendidos y se acercó a mí dando grandes zancadas.

Casi puse los ojos en blanco al verlo tan furioso.

—Faltaste al juicio.

—No era algo que me interesase —dije escogiéndome de hombros.

—¿Es así? ¿O solo estabas ocupado robándote a mi cita?

—¿Quieres decir a la chica que saque del bosque llorando? ¿Qué quieres de ella? —lo encaré.

Arrugó el ceño, volví a encender la moto.

—No sé de que hablas pero aléjate de ella.

—¿Porque te interesa? ¿Es por la marca de Ashton en ella? ¿Es tu manera de vengarte de él?

Pude notar como su máscara caía dejando expuestas sus verdaderas intenciones.

—Agniet casi se ciega —dijo apartando la vista—. El único rastro que quiero ver en la chica es el que yo le pondré cuando la haga mía y si eso llegara a significar algo para el pequeño bastardo, sería un insignificante efecto secundario del que voy a disfrutar.

Genial, yo buscaba redención, y el imbécil de mi "líder" buscaba venganza.

—¿Y Agniet ha aprendido la lección? porque no lo creo —me miró enojado, sin dar crédito a mis palabras—. Se han encontrado antes de la reunión, en el bosque, los he oído y creo que Anabelle también.

—Esa chica siempre está cayendo en donde no debe.

—Ha visto a Ashton y eso la ha alterado, tú no conoces el nivel de daño que él le ha hecho.

Hizo una mueca, Ashton era una piedra en muchos zapatos.

—Les he exiliado.

—Al menos no los has incinerado vivos, es lo menos que esperaba de ti.

Sonrió de lado.

—He matado a su madre —admitió, orgulloso—. Aléjate de la chica.

—Ashton casi la mata hace tres años Arion, ya tuvo bastante de nosotros.

Me dio una última sonrisa elocuente antes de dar vuelta.

—Nunca se tiene demasiado de mí.

Apreté el manubrio hasta que el líder del clan estuvo fuera de mi camino para luego salir disparado a casa.

Despertar era lo menos que quería hacer aquel día, aún cuando mi ingesta de alcohol fue nula, un fuerte dolor parecido a la resaca se instaló en mi cabeza al amanecer, mis abuelos fueron considerados al no despertarme temprano esta vez, pero mi sistema me había traicionado y ahí estaba yo; a las ocho treinta de la mañana mirando por la ventana con un café en la mano esperando a que mis abuelos volvieran del súper.

Odiaba su manía de hacer compras tan temprano

Calle abajo, algo llamó mi atención, o más bien alguien. Un familiar cabello platinado iba balanceándose al ritmo del trote de su dueño.

Arion llevaba una fina camiseta que dejaba a la vista sus músculos y un short de baloncesto hacía resaltar sus trabajadas piernas.

Al pasar frente a mi casa miró directo a mi habitación, descubriéndome mientras escaneaba su cuerpo, suerte que mi sonrojo no era detectable a tal distancia, se detuvo ahí, nos miramos un par de segundos antes de que me hiciera una seña para que bajase. No llevaba gafas, comprensible pues esa mañana estaba particularmente nublado.

Dudé un poco, pero quizá medio se lo debía por haberme marchado ayer de la hoguera.

Tomé el abrigo de Evan del perchero pues era el que estaba a la mano y salí en pijama a encontrarme con el rubio.

—Me gusta verte en pijama —dijo a modo de saludo.

Yo solo me preguntaba cómo no se moría de frío con tan poca ropa, aunque no era como si me estuviera quejando de la vista...

Focus, Ana.

—Hola, Arion.

—No tienes porque ser tan ruda conmigo, aquí el ofendido debería ser yo, me dejaste tirado ayer.

Touché.

—Mira —no debería iniciar una disculpa con la palabra mira—. Solo quería tomar aire y me perdí.

—¿En los brazos de Evan?

Golpe bajo.

—¿Él te lo dijo? —pregunté.

—Te vi irte con él, al menos pudiste decirme que te llevara a casa.

No lucía enojado, pero con Arion ya me había acostumbrado a que su rostro mostrara algo totalmente distinto a lo que en realidad pensaba.

—No me sentía bien —no le vi sentido a intentar explicarle—, me encontré con Evan y le pedí el favor, lamento no habértelo dicho ¿vale? no es como si mi presencia hubiese hecho alguna diferencia para ti.

Abrió mucho los ojos y se echo atrás, realmente parecía sorprendido por mi osadía, yo más bien lo estaba por haber dicho una frase tan larga frente a él sin trabarme.

—Está bien, pero aún me debes una cita.

—No quiero...

—Tu chaqueta se ve linda de cubre asientos —dijo pensativo haciendo que me tragara mi insipiente rechazo—. Deberías tomarla antes de que decida quedarme con ella.

—Arion...

—Dame la oportunidad, mañana es el cumpleaños de Agniet —explicó—. Habrá una reunión...familiar —la forma en que lo dijo me pareció que disfrutaba de una especie de chiste privado.

—No creo que deba...

—Por favor —juro que sus ojos se pusieron como los del gato de Shrek mientras hacía sobresalir su labio inferior.

Me mordí en labio dubitativa, puedo decir que no se le pasó por alto el movimiento, pues lo siguió con la mirada haciéndome desconectar por completo.

Mientras evaluaba pros y contras en mi cabeza, la camioneta de mi abuelo se detuvo en el bordillo y este bajó con cara de cañón a entrecerrar los ojos en dirección a Arion.

—Vale, con una condición.

Bufó, miré la casa de enfrente en un intento desesperado por librarme de esta, algo me decía que debía acatar e consejo de Evan con respeto a la familia de Arion.

—¿Y esa es?

—Solo iré si dejas a Kate ir conmigo —dije lo primero que se me ocurrió, justo cuando la susodicha se asomaba a sacar la basura.

Arion giró a ver a mi vecina y puso los ojos en blanco.

—Muy bien, las recogeré a ambas a las 8 mañana, asegúrense de usar un vestido, mi hermana insiste en que todas las chicas usen uno.

Se alejó calle abajo trotando y dejándome sin poder replicar.

Mi error fue pensar que desistiría ¿Por qué su insistencia? ¿Y por qué no podía alejarme de una vez?

La respuesta era sencilla, Arion tenía esa clase de aura atrayente que solo había percibido una vez antes. Una vez hace tres años con el nefasto ser que se encargó de darme el peor día de mi vida y que era posible que aún vagara por ahí.

Espera.

Si Agniet estaba con Ashton y mañana era su cumpleaños...

Holy shit.

¿Por qué mi vida tenía que complicarse tanto?

Sabía yo que olvidar mi cargador era un mal augurio, pero no, mi mamá era terca a la...

—¡Kate, será mejor que consigas un vestido para mañana!

La castaña se sobresaltó al punto de dejar caer las bolsas y se giró a verme completamente confundida.

Si amiga, mi cerebro estaba igual que tú.


Me salió un poco corto, estamos de acuerdo en que Evan se esta robando el protagonismo en la historia...tendré que hacer algo al respecto muajajajaja. cof cof cof.

Colder ha tenido bastante actividad en apenas dos semanas y se los agradezco un montón. Espero seguir viendo sus votos y sus comentarios aunque sean para presionarme para que actualice.

Los quiero personitas.

Besos. *-*

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