10 años después.

—Estuvimos encantados con el Demo que enviaste, YoonGi. Eres un verdadero genio.

YoonGi sonrió apenado, y negó con la cabeza mientras bebía del café que tenia a un lado de su equipo siempre. 

—Solo estoy feliz de que haya alcanzado sus expectativas. 

—Las superaste, de verdad. Lo enviaremos a producción y te avisaremos en cuanto tengamos un equipo asignado para trabajar en él. Todos estarán felices de poder trabajar con el legendario Suga. 

—Se lo agradezco mucho. 

El hombre en la pantalla de su computadora sonrió, y asintió. 

—Bien, espera nuestro llamado, YoonGi. Ten un buen día.

—Usted también, Sr. Bang.— la llamada se cortó y YoonGi soltó la respiración que habia estado reteniendo. Miró su taza y el poco café que quedaba dentro, y se lo tomó entero de un trago.

Cerró los ojos un momento y evocó el color naranja que le habia dado aquél hombre. Sonrió de nuevo, dejando la taza a un lado, y girándose junto con su silla hacia la puerta.

—¿Que haces aquí, enano?— El de cabello negro preguntó en cuánto notó que no estaba solo. Su cabello marrón oscuro estaba despeinado y se levantaba hacia todas direcciones.—¿Por qué te despertaste tan temprano?

YoonGi se levantó de su silla, y caminó hacia el otro con los brazos extendidos. Tocó el Azul morado del menor, alzándolo en brazos. 

—Papi.— llamó con su voz infantil, poniendo sus dedos en el rostro de YoonGi.—Papi.

—¿Dónde está HoSeok?

El niño negó con la cabeza, y apoyó su frente contra el pecho de YoonGi. Olía a shampoo para niños y menta.

YoonGi caminó por la habitación, arrullando al más pequeño con un susurro, hasta que vio el azul en el umbral de su puerta.

—Ya veo quién es su favorito.— HoSeok estaba recostado contra la puerta con los brazos cruzados. —Antes de que preguntes, hyung, estaba en el estudio de baile. Taehyung y Jungkook tienen que dar clases por lo de la escuela de verano y ya sabes cómo son. 

YoonGi se acercó hasta su ahora esposo, besándolo en los labios antes de pasarle al niño.

—Muy eficientes. Claro.— YoonGi chasqueó la lengua.—JiMin ¿Que dices sobre molestar a Jungkook y a Taehyung? 

—¡Sí!

HoSeok negó con la cabeza, haciendo una mueca.

—YoonGi.— advirtió.—No impulses las ganas de esos dos de tirarlo por la ventana. JiMin puede ser muy creativo cuando se trata de hacerle la vida imposible a alguien.

YoonGi puso los ojos en blanco, y se detuvo a mirar a su familia. Era tan afortunado de tenerlos. De verdad habia valido la pena sufrir tanto, primero en su antigua ciudad, y luego en Seúl antes de conseguir alcanzar
sus sueños. 

Había valido cada maldito segundo. 

Sin embargo, aun faltaba algo; y HoSeok lo sabía. Lo sabía por la forma en la que su azul morado se convertía más intenso, y notaba la mirada perdida de YoonGi.

—Hyung, llámalo. ¿No crees que ya es suficiente tiempo? 

—Papi, papi.

—No lo sé, HoSeok. 

—Yo sé que puedes. Házlo. JiMin, ya deja de estirarme el cabello.— JiMin hizo un puchero y soltó el cabello de su padre. HoSeok suspiró, y sonrió hacia YoonGi.—Te daremos espacio. Es hora de que JiMin desayune, de todos modos.

Con eso, salió del cuarto, y YoonGi se quedó parado mirando el teléfono encima de la mesa. 

Había pasado demasiado tiempo... Pero queria librarse del peso.

Tomó el teléfono y marcó el número que habia estado ignorando desde su adolescencia.

El timbre sonó dos veces, y en la tercera vez, alguien contestó.

—¿Hola?

Lágrimas llenaron los ojos de YoonGi al escuchar su voz. Lo había extrañado.

—NamJoon, soy YoonGi.— hubo un silencio del otro lado, y YoonGi supo que NamJoon estaba conteniendo las lágrimas también.—Lo hice.— tragó saliva.—Encontré mi azul también, y ahora tenemos el color más perfecto que pudimos haber hecho jamás.

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¡Gracias a todos por leer! Espero les haya gustado de todo corazón.

Nos leemos en la siguiente historia~