Día 19 [Diode]

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Tema: Shared hobbies / Pasatiempos compartidos

Pareja: Ash x Clemont (Diode)

— ¡La ciencia es maravillosa!

Las mejillas de Clemont se sonrojaban cada vez que Ash ponía interés en sus inventos.  El azabache era el primer entusiasta durante sus explicaciones y no se enojaba con él cuando estos explotaban. Se sentía reconfortado de que uno de sus compañeros de viaje realmente admirara sus invenciones a pesar de no ser las mejores. Habían días, incluso, donde el rubio se pasaba la noche creando nuevos inventos y Ash lo acompañaba, preguntándole para qué servía tal o cual cosa, retrasando el rubio su trabajo para explicarle todo lo que a Ash le aquejaba. No le molestaba perder el tiempo con él, pues no podía evitar sentirse comprendido y admirado por su amigo, quien expresaba un genuino interés por el pasatiempo de Clemont.

Asimismo, y aunque no fuese un pasatiempo como tal, al rubio le encantaba entrenar junto a Ash, logrando incluso volver a tener una batalla como líder de gimnasio contra él, sintiéndose muy feliz y emocionado con aquella batalla en Luminalia, recordada con nostalgia. 

Se podría decir que Ash impactó su vida para bien, y esperaba seguir con él, incluso si solo fuese entrenando o enseñándole su pasatiempo por mucho tiempo más.

Sin embargo, como todo inicio existe un final y la última batalla que ambos sostenían luego de la despedida de Serena culminó justo a tiempo para escuchar como llamaban a los pasajeros del vuelo hacia Kanto, y a un Ash levemente entristecido luego de comprender que su tiempo en Kalos definitivamente terminó. Estos, junto a Bonnie, se fundieron en un abrazo y se desearon los mejores deseos para las metas de cada uno, prometiéndose reencontrarse o, al menos, recordarse con jolgorio. La mente de Clemont era un caos y su corazón le exigía retener al azabache, aún así, se negó ante esa idea pues sabía los sueños del entrenador y deseaba que este los cumpliera.

— Clemont. — luego de decirle unas cuantas palabras a Bonnie, el moreno se dirigió al ojiazul — lamento no ser tan bueno con las invenciones como tú a pesar de tus consejos.

— ¡No tienes de qué disculparte! — rio él — Me basta con haber compartido el tiempo contigo durante todos esos días, realmente, me hiciste feliz.

Ash, quien no esperaba esas palabras, no pudo evitar ocultar su rostro por unos segundos debido al sonrojo que aquello le ocasionó. Cuando recobró la compostura, dirigió su puño en dirección al ojiceleste y le sonrió.

— ¡Espero algún día aprender a hacer inventos tan geniales como los tuyos!

Y Clemont asiente, alegre, dichoso, claro que será el primero en explicarle todo lo que tenga que ver para que sus invenciones funcionen desde la primera vez. Extiende su mano para despedirse de Ash, pero este solo la agarra para arrastrarlo hacia él y abrazarlo. Es cálido, piensa, y se aferra a él lo más que puede hasta que el avión vuelve a llamar a los pasajeros. Finalmente, ambos se observan y se despiden, con un pequeño dolorcito en el pecho.

— Ash, nos volveremos a ver. — afirma Clemont, con lágrimas en sus ojos.

— Es un hecho. — el azabache asiente mientras esboza otra sonrisa, terminando por romper la cercanía de sus cuerpos — No perdamos el contacto.

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