Día 23 [GouHika]

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Tema: Moving house / Mudanza

Pareja: Goh x Dawn (¿GouHika?)

— Gracias por venir, ¿y Ash?

Goh se limitó a sonreír avergonzado. Él y el entrenador de Paleta viajaron a Sinnoh para investigar un extraño fenómeno relacionado al Lago Veraz y, una vez resuelto, pensaron en partir hasta que se volvieron a encontrar con Dawn, quien tomaba un descanso de su viaje en su Pueblo Natal. Ella les pidió ayuda con una mudanza que iba a realizar al día siguiente, por lo que los dos aceptaron... hasta que al azabache se le dio por recorrer el pueblo en busca de un retador que se encontraba en el mismo lugar.

— Torneo Mundial Pokémon. — respondió el ojiceleste, recordando como su amigo le dijo que de todos modos vaya y que les dará el alcance lo más rápido posible.

Dawn suspiró mientras dejaba pasar al capturador dentro de su hogar.

— Me cambió por una batalla, no puedo creerlo... o sí, se las verá conmigo cuando lo vea.

— Ya somos dos.

Ella entonces lo guio hacia el segundo piso de su casa. Goh estaba nervioso, ya que nunca estuvo solo con la joven de cabello azulado. Apenas la conoce de aquella vez que se encontraron con Cresselia y Darkrai, siendo Koharu la que en realidad congenió más con la coordinadora. Aún así, prometió ayudarla con la mudanza, por lo que intentaría dedicarse a fondo a ello e intentar quizá entablar una buena amistad con la joven de Sinnoh.

— ¡Ya que no uso mucho mi cuarto decidí mudarme a la habitación contigua para que este lugar se vuelva exclusivamente un espacio de trabajo!

— ¿De trabajo?

— Sí, para diseñar mi propia marca de ropa. — Dawn se agachó para cargar una caja — Agarra una y sígueme, no creo que demoremos mucho.

El asintió y siguió las órdenes de la coordinadora. En silencio, los dos iniciaron a ir y venir entre las habitaciones, cargando cajas y dejándolas en el nuevo dormitorio. Dawn le daba leve comentarios acerca de las vestimentas que tenía en mente para su marca, así como también preguntar por Koharu. El moreno respondía con monosílabos, no sabiendo si Dawn estaría cómoda con tan corta conversación. Quizá, pensó él mientras ella le daba un vaso de limonada, no podría congeniar tan bien con la peliazul del mismo modo en que lo hacían tanto Koharu como Ash. Levemente triste, tomó la limonada, asombrado por el delicioso sabor de esta.

— ¡Está muy rica! — dijo sin querer, atrayendo la atención de ella — ¿Lo hiciste tú?

— Mi mamá, de hecho, antes de que saliera de compras — comentó — ¡pero le diré que ya tiene un fan más!

Eso hizo sonrojar al capturador.

Una hora después, Goh suspiraba orgulloso mientras se limpiaba la frente con una toallita que la chica le dio. Al caminar hacia atrás para ver con cual caja empezar a abrir para poner las cosas en su lugar, no se dio cuenta de que chocó con una que estaba encima de un escritorio, haciendo que se caiga y revelando un estuche lleno de listones que se abrió al contacto con el piso. Goh los agarró, comenzando a ordenarlos para no causar problemas, esperanzado en que la ojiazul no se haya dado cuenta de su torpeza. Al ordenarlos, piensa en lo bonitos que son, preguntándose cómo es que ella los ganó.

— ¿Quieres que te cuente la historia de esos listones? — dio un saltito al sentirse descubierto.

— ¡Lo siento! ¡Se me cayeron por casualidad!

— ¡No te preocupes! — la joven se acercó a él y agarró el estuche — Ya terminamos con la primera fase de la mudanza, ¡así que estamos con tiempo!

— ¡Cla-claro!

Ella comenzó con la historia de no solo el primer listón que ganó, sino que también de los que le siguieron a este en su primera travesía. Goh la observaba maravillado, notando como recordar todos esos momentos para ella era muy nostálgico. Se emocionó cuando le dijo cómo capturó a sus Pokémon, se preocupó cuando ella habló de sus problemas de confianza al perder varios concursos y se alegró al saber cómo es que logró superar todo eso y lograr un segundo puesto en el Gran Festival.

— ¡Increíble! — emocionado, Goh alzaba sus manos a la par que la peliazul sonreía divertida — Es genial cómo es que pequeños objetos conserven dentro de sí tantas memorias.

— ¡Y hay más! Si quieres, puedo seguir mientras ordenamos todo en su lugar.

Más tarde, mientras continuaban con la mudanza, encontraron otros tesoros como más listones, trofeos o fotos. Dawn le relataba a Goh aunque sea una anécdota por objeto, con sus ojos iluminados como luceros al rememorar las gloriosas aventuras que tenía cada vez que salía de viaje. Poco a poco, las cosas comenzaban a acomodarse en el nuevo cuarto de Dawn, terminando los dos por sentarse en la cama y seguir con las historias.

— ... Y fin. Ahora te toca a ti. — lo señaló, sacándolo de su trance.

— ¿A mí?

— Cuéntame sobre ti.

Sintiendo una confianza repentina, Goh le habló sobre todo lo que lo hacía él. Habló sobre su infancia, los Pokémon, su meta, los amigos que hizo y las interminables aventuras que día a día tenía junto a Ash y Koharu. No sabía el por qué, pero le agradaba la sensación de comodidad que Dawn le inspiraba, dándole más ganas de hablar y expresar todo lo que, normalmente, no confiaría con total facilidad.

La coordinadora, ensimismada con la vida de Goh, se siente igual que él. Sonríe relajadamente e intenta no soltar una pequeña risilla al ver los ademanes y cambios de voz con los que Goh contaba sus historias.

Le fascinaba ese chico, quería conocerlo más.

— ... Al final, ¡la comida se lo había terminado Greedent! No sé por qué no pensamos en él si ya tenía antecedentes... ¿Dawn? — Sin notarlo, poco a poco ambos se habían ido acercando, ya estando a unos pocos centímetros de distancia el uno del otro.

— ¿Sí?

— Muy... cerca...

— ¿Eh? — al percatarse, la chica, roja como un tomate, se apartó y cayó de la cama ante la mirada preocupada de Goh — ¡Auch! Parece que me quedé tan pendiente de tus relatos que no me percaté, ¡cómo lo siento!

— ¡Yo debería decir eso! Disculpa, me metí tanto en el papel y al final todo terminó... ¿extraño? No sé qué me pasó.

— Qué nos pasó. — le corrigió Dawn, parándose gracias a la ayuda del ojiceleste — Supongo que somos excelentes para relatar nuestras vidas, al menos, tú sí.

— ¡Tú también! — refutó él, para sorpresa de la joven — Si pudiera, me quedaría toda la noche escuchando tus historias.

Dawn sonrió amablemente ante esas palabras, sonrojando al moreno.

— ¡Bueno! Creo que ya está todo, ¿verdad? Será una habitación más pequeñita, pero con muchas memorias resguardadas aquí. — Goh, nervioso, se paró de la cama y volvió a acomodar unos listones posados en el escritorio.

— ¿Estás nervioso, Goh? — dio un respingo al escuchar tales palabras. Dawn rio, poniéndose a su lado — ¡No hay de qué preocuparse!, yo también lo estoy.

— ¿Cómo eso me puede hacer sentir mejor?

— No lo sé, no sé qué estoy diciendo ahora. — Se quedaron en silencio unos segundos más hasta que volvieron a mirarse y comenzaron a reír, como si fuesen dos amigos que se conociesen de años. — En fin, ignorando ese extraño momento de película romántica... gracias por ayudarme con la mudanza.

— No hay de qué. — dijo él — No nos demoramos casi nada en realidad, y me divertí bastante contigo.

— ¡Yo igual! Se puede decir que ahora somos realmente amigos — el timbre de su casa sonó, alertándola — Creo que sabemos quién está por aparecer, ¿te importa si me adelanto? Estoy muy furiosa con él.

Goh asintió, caminando a paso ligero por las escaleras, aún confuso ante el extraño momento que vivió con la peliazul y la gran comodidad que experimentó a su lado. Recordó el "amigos" que dijo la chica y se alegró, feliz de que la mudanza los haya vuelto cercanos. Al bajar, se encontró con una Dawn hecha un volcán, dándole sermones a Ash, que no dejaba de disculparse mientras le mostraba como su clasificación en el Torneo Mundial estaba cada vez más cerca de lo que deseaba.

Con el atardecer pintando los cielos, los tres se encontraban a las afueras de la casa de la coordinadora, quien se despedía de cada uno. Ash y ella dieron su típica chocada de manos (más unos chocolates que el entrenador tuvo que comprar como "disculpas" a la chica) mientras que Goh solo dijo que se divirtió mucho con ella y le alegró conocerla más.

— Si me entero de alguna otra mudanza ¡te avisaré! — la ojiazul le dio un abrazo.

— Qué graciosa. — respondió — Pero si así podré volver a verte, ¡la aceptaré!

Fue ahora ella quien se sonrojó. Los dos jóvenes se tomaron de la mano para despedirse, prometiendo encontrarse nuevamente lo más pronto posible. Ash, quien estaba un paso atrás de los dos, miró dicha escena con curiosidad al notar como los ojos de ambos brillaban, sus mejillas estaban sonrosadas, las sonrisas formadas en sus rostros no dejaban de expandirse y parecían cómplices de hechos que el azabache no comprendía. La relación de Dawn y Goh era distinta a la de ayer, aunque no era capaz de descifrar exactamente de lo que se trataba.

— ¿Me perdí de algo? — le preguntó a Goh de camino al aeropuerto, ladeando la cabeza.

— Dawn y yo nos hicimos más amigos — respondió el pelinegro con alegría, confundiendo aún más a Ash.

— ¿Solo eso?

— Sí, ¡vamos ya!

A pesar de seguir confundido, Ash decidió no pensar más en el tema y conformarse con la felicidad que vio en los rostros tanto de Goh como de Dawn. Sonrió, feliz de saber que sus amigos se llevaban tan bien entre sí.

CUAL ES EL NOMBRE DE ESTE SHIPP, AYUDA

Desde que hice un fanfic donde estos dos parecen gustarse, la pareja me encanta xD ya sé que Dawn tiene las afinidad con Koharu que con Goh, pero déjenme soñar (?)

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