Capítulo 37

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El cuerpo de Jimin no dejaba de sentirse tembloroso entre mis brazos, sus manos se aferraban a mi espalda y su rostro estaba en el hueco de mi cuello, cual si aspirara mi aroma para tranquilizarse. Entiendo que debió estar preocupado al escuchar lo sucedido, pero esta reacción es muy intensa. Sus palabras también me han descolocado un poco. ¿Hay alguna pérdida pasada que provoque este temor desmedido? Inevitablemente, mi cerebro ha empezado a dar vueltas, levantando los pequeños granos de arena de la superficie de mi conciencia, trayendo un nombre: Min Yoongi.

Los documentos que leí y hablaban sobre el suicidio, la culpabilidad de Jimin. La charla que tuvo con Hobi-hyung en el baño cuando fui al festival cultural de la academia… Las palabras de ese día siguen en algún lugar de mi mente, aunque las aparte:

»—¿Qué planeas hacer con él? —La voz de Hoseok fue la primera que logré distinguir.

»—Nada. Sigo sin entender el punto de esta conversación. Jungkook está esperándonos, volvamos.

»—Jimin, ese chico está loco por ti.

»—Calla.

»—No me digas que no lo has notado. Y, no pienses que yo no me percaté de que tú también lo estás por él.

»—¡Calla!

»—¿Vas a negármelo? La manera en que lo miras, en que le sonríes. Le hablas y te enterneces. Me comentas sobre él y tu expresión deslumbra.

»—¡Él no me interesa!

»—Si crees que con decirlo en voz alta lograrás engañarte, adelante. ¿Has visto tu expresión?... No puedes cerrarte al amor, cuando este toca a tu puerta, si no le abren, la derrumba. No con todos los jóvenes pasará igual que con Yoongi.

Ahora puedo mirar atrás con la frente en alto y decir que nuestro lazo se ha fortalecido, que lo que tenemos es verdadero, que aquellas inseguridades sustentadas por su pasado se quedaron en aquel callejón donde nos besamos por primera vez. Sin embargo, la existencia de un nosotros no borra ese pasado. ¿Por qué lo sigue atormentando hasta este punto? ¿Es este el momento de sacar a la luz esas interrogantes, de presionarlo? No lo es.

—Jimin, estoy bien. Tranquilo. Gracias por haber venido. —Di unos golpecitos en su espalda con las manos.

Nos quedamos mirándonos fijamente tras romper el abrazo, sostuve sus mejillas con mis manos y limpié sus lágrimas. Dejé un beso en cada uno de sus párpados y después en sus labios.

—Jungkook… Lo siento, yo… —Su barbilla tembló—. No tengo un buen recuerdo de la última vez que entré a una habitación de hospital… Pensé que…

—Shhhh. Tranquilo. —Puse mi dedo índice sobre sus labios—. Estoy aquí. Estamos juntos ahora. Eso es lo importante, no pienses nada más, no digas más, este es nuestro momento.

—Gracias. Gracias por estar bien.

—No, Jimin. —Negué con la cabeza—. Gracias por haber venido, por ser el primero en llegar, por estar aquí, por tu preocupación, por llorar por mí… Gracias por tanto.

—Qué voy a hacer contigo, mi pequeño conejito. —Vi sus mejillas sonrojarse y su rostro acercarse a mí a la vez que cerraba sus ojos. Nos volvimos a unir en un beso.

—Espero no estar interrumpiendo nada. —Escuché una tercera voz en la puerta.

«¡Mierda! Esta voz la conozco demasiado bien».

—Mamá, ¿qué estás haciendo aquí ya? —pregunté, separándome rápidamente de los labios de Jimin. Ahora que lo pienso, nunca le dije a mi madre sobre nosotros.

—Mi hijo tiene un accidente, está hospitalizado y cuando entro a verlo, ¿eso es lo primero que me pregunta? Un “mamá, gracias por venir” hubiera estado bien.

—Lo lamento, es solo que no pensé que llegarías tan pronto, tu trabajo está bastante lejos.

—Eso es lo de menos, cariño. Pero, dejando eso de lado —su mirada se intercambiaba entre Jimin y yo—, me encontré con Jin. Me dijo que todo estaba bien, nunca imaginé que estuvieran tan bien. —Sus ojos se quedaron fijos en el rubio a mi lado—. ¿No me vas a presentar a tu acompañante?

Jimin estaba de pie a mi lado, con una notable rigidez en todos sus músculos y una media sonrisa inescrutable en su rostro. Esto es algo sumamente importante que ambos habíamos olvidado. Nunca habíamos hablado de revelarle nuestra relación a mi familia. Él es un hombre adulto, lo que sea que decida hacer con su vida no supone problemas. Sin embargo, aunque casi sea mayor de edad, todavía me faltan unas semanas, no es lo mismo. Me pregunto qué pensará mi madre sobre nosotros, ella sabe de mis previos fallos y mi gusto por los hombres mayores que yo, nunca me ha juzgado. ¿Creerá que esta vez de veras voy en serio?

La cobarde idea de negar lo que tenemos ni siquiera ha pasado por mi mente, no porque hayamos sido sorprendidos besándonos; aunque nos hubiese visto solo conversado, lo hubiese presentado como lo que es.

—Mamá, él es Park Jimin. —Entrelacé nuestros dedos—. Mi novio.

La mano de Jimin afianzó su agarre en la mía.

Una sonrisa de satisfacción y orgullo apareció en el rostro de mi madre, esa que me dedica cuando hago lo correcto, permitiéndome suspirar aliviado y disipar mis nervios.

—Un placer conocerlo, Jimin. Muchas gracias por cuidar de mi hijo.

—El placer es mío, señora Jeon. Y, por el contrario, soy yo quien siempre es cuidado por él. Tiene usted un hijo maravilloso y muy amable. —Ese comentario me hizo sonrojar—. Pero estoy seguro de que eso es algo que usted ya sabe, sin que yo se lo diga.

—Así es, por lo que me alegra que también se haya dado cuenta. Su expresión me deja claro que no lo está diciendo por educación, realmente así lo siente. —Su sonrisa se amplió—. En realidad, cuando me avisaron del accidente estaba asustada, pero tras confirmar su seguridad solo pude sentir orgullo al saber el motivo. Es un gran chico. —Se acercó a mí y desordenó mis cabellos.

—¡Mamá! —me avergoncé.

—¡Kook! —La voz alegre de Taehyung irrumpió en la habitación en cuanto abrió la puerta.

—¡Tae, no sabía que habías venido también!

—Quise venir para acá en cuanto llegué, pero Jin-hyung me interceptó. —Desvió su atención hacia mi novio—. ¿Y usted es?

—Park Jimin. ¿Con quién tengo el gusto?

—Kim Taehyung, mejor amigo de esta galleta encamada. —Me señaló—. ¡Vaya, así que eres el famoso Jimio! Muchas gracias por cuidar de nuestra Kooklieta. —Hizo una reverencia.

—¿Jimio? ¿Kooklieta? —cuestionó mi rubio divertido.

—No le hagas caso a Tae, tiene un par de tornillos flojos —me defendí.

—¡¿Qué cosas le dices a tu novio sobre tu mejor amigo, Kook?!

—¿Así que la única que estaba ajena a esta situación era yo? —intervino mi madre, que hasta ahora se había mantenido solo observando.

—Mamá, no es lo que piensas…

—¡Cero justificaciones, jovencito! Te he dado toda la confianza para contarme lo que sea ¿y me ocultas que conociste a este galán?

«¿A dónde se fue tu imagen reciente de madre recia y cordial?».

Justo cuando iba a reclamar la conducta vergonzosa de mis allegados, Jimin comenzó a reír en incontenibles carcajadas, contagiando al resto poco a poco, al notar el espectáculo familiar que estábamos dando. Antes había pensado en hacer algo más formal para presentarlos, en su debido momento, pero esta situación inesperada posibilitó un primer encuentro natural que ha hecho a Jimin sentirse acogido. ¿Qué mejor manera de dar por aceptada nuestra relación, que esta?

—Bueno, ahora que sabemos todo está bien y las presentaciones han concluido, creo que podemos pasar a otro asunto importante. —Mi madre volvió a tomar la palabra con expresión algo seria—. Hijo, de seguro tú y Tae tiene mucho de qué hablar, los dejaremos a solas para que se pongan al día. Jimin, ¿sería tan amable de acompañarme?

«¿No se suponía que todos estábamos felices? ¿Qué ha pasado ahora?».

¡Holiwis! ¿Cómo están las hermosas cerecitas que leen esta historia? Espero que bien.
Muchísimas gracias por las lindas palabras que me dejaron la semana pasada. Me hizo muy feliz saber que extrañan la historia y les está gustando.
L@s amo con el alma. 💜

Hoy ando publicando temprano por mi propia seguridad XDD. 🤭

Esta semana cayeron varios detallitos XD. Muy pronto se armará el desmadre, no se lo pierdan. 😉

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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