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.ೃ 💐 Los lobos .𓄼

A la mañana siguiente, Jaehyun se despertó renovado, vio por la pequeña ventana de la habitación y notó que ya había amanecido, supuso que debían ser más o menos las siete de la mañana, bostezó y se levantó con cuidado de la cama, el conejito seguía durmiendo y no quería molestarlo por lo que simplemente lo colocó en la cama.

Se colocó su ropa y salió de la habitación, tocó la puerta de su primo y pronto este le abrió, Sungchan parecía cansado, pero ya estaba listo para partir en cualquier momento, el castaño le saludó.

— Partiremos en un rato, luego de desayunar algo. —El chico asintió y volvió a su habitación, tal vez mientras su primo se preparaba podría dormir otro poco.

Jaehyun suspiró a sabiendas y decidió ir por su bebé, lo encontró durmiendo la cama, su colita temblaba de vez en cuando y sus patitas se movían también, sintió mucha ternura y como si una gran cantidad de azúcar derritiera su corazón completamente enamorado.

— Bebé, despierta. —susurró con mimo en su voz ronca.

El conejito se movió, pero no despertó, luego de un par de intentos más, finalmente los ojos oscuros y brillantes del animal se abrieron con somnolencia, sus orejas se agitaron mientras buscaba instintivamente el aroma de su pareja, Jaehyun.

Los híbridos en forma animal poseían raciocinio, pero igualmente su parte animal era mucho más fuerte, seguirían sus instintos para preservar su vida y seguirían lo que los hacía sentir seguros, los conejos eran débiles y temerosos por naturaleza por lo que en su forma animal solían buscar la comodidad del aroma de su pareja, sea del animal que sea, los hacía sentir muy seguros y protegidos.

Los tigres eran más territoriales, mucho de hecho, su instinto les dictaba proteger a su pareja y cachorros como prioridad, incluso a costa de sus propias vidas, eran un poco bruscos, pero muy leales, solían enamorarse una sola vez en la vida, a pesar de que se creía que los tigres eran polígamos, en realidad era todo lo contrario, solo amaban una vez.

Todo animal poseía un gran instinto autopreservativo, por lo que en caso de una herida interna o externa muy grave, su cuerpo se adaptaba y entraba en un estado de "hibernación" haciendo que tengan más sueño y sus cuerpos en forma animal vuelvan a ser pequeños, sus formas humanas seguían iguales, pero en esta forma el dolor era mucho más intenso. Por esta razón, Jaehyun, ante tal herida que casi lo mata, no pudo evitar entrar en este estado, y así Doyoung lo encontró.

El castaño suspiró sin querer recordar nuevamente aquel hecho, no quería pensar en el estado de su familia, que seguramente se encontraba desastrosa, prefería no reflexionar sobre la herida de su padre, el estado emocional de su madre y mucho menos el peligroso estado en el que se encontraba su pequeño estando embarazado mientras iba hacia el centro del conflicto.

Levantó al pequeño animal en sus manos y lo llevó al baño, ya allí lo colocó en una taza de madera con agua tibia y comenzó a darle un baño, utilizó jabón con aroma a flores y pronto estuvo listo, al terminar lo colocó en la cama y buscó un cambio de ropa para el conejito, planeaba que comiera su desayuno en forma humana.

Doyoung supo lo que estaba pensando, pero no tenía muchas ganas, se sentía bien ser cuidado por Jaehyun en su forma humana, se sentía querido y protegido.

Pensando en esto, el conejito se alejó de las manos que intentaban tomarlo y miró al tigre rogando que entendiera su mensaje. Jaehyun lo entendió, pero igual quería que cambiara, le dio una sonrisa reconfortante e intentó tomarlo, pero siguió sin funcionar.

— Amor, después del desayuno podrás volver a cambiar. —dijo mientras acariciaba el lomo del pelinegro, Doyoung dudó, pero finalmente cambió y pronto su cuerpo desnudo estuvo a la vista del castaño.

— E-Es más cómodo estar en forma animal, me gusta que me mimes, Jae. —dijo con un puchero en sus preciosos labios, Jaehyun no pudo evitar besar ese lindo puchero, luego dejó besos en su mejilla y toda la extensión de su cuello, llenándolo con algunas marcas moradas, marcando su territorio.

Doyoung emitió una risita y se levantó de la cama, no pudo evitar acariciar su vientre hinchado mientras sonreía, estaba ansioso de sostener a su bebé en brazos y llenarlo con todo su amor, esperaba ser mejor padre del que tuvo él.

El conejo tomó la ropa que le entregaba su pareja y se la puso, era un hanbok blanco con detalles rosado salmón, era una ropa un poco más ancha y cómoda a causa de su evidente embarazo, aun así su panza podía notarse a simple viste.

Ya tenía poco más de cinco meses, en dos meses más daría a luz, habían preparado todo para el nacimiento, pero con su viaje esto se había pospuesto, esperaba que el nacimiento pudiera darse de manera amena igualmente.

— Vamos a desayunar. —dijo con una sonrisa luego de peinar su cabello pelinegro, Jaehyun no pudo evitar quedarse embobado por la angelical apariencia de su bebé.

Se veía hermoso con su esponjoso cabello pelinegro, sus orejas cayendo del mismo y sus ojos de ciervo brillando como luceros, su colita esponjosa temblando de vez en cuando y la panza que se veía con ese hanbok blanco con detalles floreados de color rosado salmón lo hacían ver tierno, en sus pies portaba unos zapatos bajos de tela color marrón claro, el rosario en su muñeca se movía con él mientras el collar en su cuello tintineaba de vez en cuando, aunque se lo había quitado en su forma animal al transformarse decidió usarlo, sus labios rosados mantenían cierto brillo mientras sus mejillas gorditas se sonrojaban un poco con la intensa mirada del tigre castaño.

Se veía hermoso, perfecto, etéreo.

Jaehyun no pudo evitar acercarse y tomar los labios de Doyoung, se fundieron en un beso lento y lleno de cariño, poco a poco este se fue profundizando volviéndose más húmedo y caliente. Las manos del tigre recorrieron la cintura del pelinegro, luego bajaron a sus nalgas llenas y las amasó a su antojo.

Poco a poco Doyoung se estaba calentando, al sentir la lengua de su pareja en su cuello supo que era hora de parar, sino sería difícil detenerse luego y debían irse.

— J-Jaehyun, detente. —susurró bajito mientras apretaba con fuerza los hombros del más alto en un intento vano de mantener su deseo a raya—. Jaehyun. —insistió.

Al escuchar su voz quebrada el castaño se detuvo y lo miró, al ver las lágrimas colgando de los ojos del pelinegro cayó en cuenta de que se había pasado un poco, carraspeó y le dio una suave sonrisa.

— Vamos a comer. —dijo, Doyoung suspiró con una leve decepción en su corazón y siguió a su Jaehyun hacia el comedor de la posada.


En cuanto bajaron recibieron la mirada de algunos comensales, estos parecían ser híbridos de lobo, Jaehyun frunció el ceño mientras protegía al conejito detrás de su cuerpo, no era probable que fueran la tribu lobo, pero era mejor alejarse de ellos, no quería causar un conflicto en este lugar.

— ¡Primo, aquí! —La llamada de Sungchan lo relajó ligeramente, ambos se sentaron, al parecer el tigre menor ya había ordenado algo para cada uno, pidió un sándwich de pollo para Jaehyun, mientras que pidió ensalada de frutas para Doyoung, el conejito le sonrió agradecido mientras comenzaba a comer inflando sus mejillas.

El castaño sonrió mientras comenzaba a comer él también sin bajar la guardia un ápice, estaban rodeados de lobos y aunque estos conversaban y reían normalmente, igual los vigilaba, por si acaso.

Doyoung, ajeno a todo esto, conversaba con Sungchan como si nada, mientras comía su ensalada, estaba feliz, ya que tenía mucha hambre, su embarazo había aumentado su apetito. El otro castaño también comía sin sospechar nada, ni siquiera había notado que aproximadamente seis híbridos de lobos se encontraban a su alrededor.

Cuando el conejito finalmente terminó de comer notó como su boca se encontraba manchada de un poco del zumo de las frutas, antes de que pudiera hacer algo al respecto sintió algo húmedo recorrer la comisura de sus labios, se sonrojó al ver los ojos bermellón de Jaehyun mirándolo con coquetería.

— Jae, detente. —murmuró con voz diminuta, avergonzado aún más al ver a Sungchan desviar la mirada y todos a su alrededor mirarlos con evidente sorpresa en su expresión.

— Mmm. Estabas manchado con zumo de frutas, bebé. —respondió sin vergüenza del tigre castaño, le sonrió ampliamente, haciendo latir el pobre corazón del castaño.

— Primo, tenemos que irnos, tío nos está esperando. —No pudo evitar mencionar Sungchan al ver lo ensimismado que estaba su mayor con coquetear con su pareja.

Entonces el castaño se puso serio, se levantó de la mesa y pagó rápidamente la comida, Doyoung no pudo evitar caer en cuenta también, no estaban en un simple viaje, iban a ayudar a la familia de Jaehyun, olvidó su vergüenza y subió con rapidez para tomar sus cosas, Sungchan ya había tomado lo suyo por lo que solo tuvo que tomar algunas cosas de Jaehyun y suyas.

Al ir bajando las escaleras chocó de frente con un fornido hombre, este lo tomó por la cintura antes de que cayera al suelo, se sorprendió al ver las orejas y cola perteneciente a la raza de los lobos grises.

— Disculpe. —intentó alejarse, pero esta persona no la soltaba, se asustó al verlo sacar un cuchillo y apuntarlo a su garganta, tragó grueso y tembló al ver la sangrienta mirada en esos ojos dorados, iba a gritar, pero el hombre de rasgos duros le tapó la boca.

— Cállate, si escucho un solo ruido te rajaré la garganta, ¿entendiste, niño bonito? —Doyoung asintió mientras su cuerpo temblaba de terror, su mano viajó hacia su vientre inconscientemente en un intento de protegerlo mientras el hombre lo instaba a volver a la habitación.

— ¿P-Por qué haces esto? —preguntó mientras el lobo rozaba su garganta con el cuchillo, parecía clavaron en su yugular en cualquier momento y eso lo aterraba, quería llamar a Jaehyun, pero sabía que si gritaba en definitiva moriría, por lo que solo podía rezar a que su amor llegara a salvarlo de la situación.

— Ese maldito de Jung Jaehyun parece tenerte mucho aprecio, tengo curiosidad por ver hasta donde puede llegar por su amado. —dijo en su oído, luego su húmeda lengua lamió su mejilla, él se estremeció en su sitio. Ambos se encontraban en la habitación, el lobo abría la ventana mientras lo amenazaba con el cuchillo, él solo pudo intentar proteger su estómago, esto lo notó el lobo y sonrió con cinismo.

Empujó su cuerpo con fuerza, cayó al suelo y emitió un quejido, sintió miedo, pero suspiró aliviado al no sentir ninguna molestia en su vientre, sus rodillas se habían llevado todo el golpe.

— Estás preñado, eso es muy raro, aunque debí saberlo al ver en el comedor tu barriga hinchada. —dijo el hombre con voz jocosa.

Doyoung intentó alejarse de él, pero lo arrastraron por el tobillo, emitió un gritito que pronto fue callado por el cuchillo apuntando nuevamente su garganta, esta vez logró cortar levemente causando que una gota de sangre recorriera su cuello y manchara su antes pulcra ropa.

— Déjame ir. —rogó, el hombre no hizo caso a sus súplicas y sonrió con lujuria mientras desvestía al conejito, su cuchillo rompió el hanbok que tanto había disfrutado Jaehyun observar, muy pronto el cuerpo del pelinegro quedó al descubierto, su captor dejó el cuchillo de lado, pero sostuvo sus muñecas por encima de su cabeza, Doyoung intentó luchar, pero el lobo era mucho más fuerte que él.

El lobo se deleitó al ver la piel pálida del joven, sus pezones rosados y su vientre hinchado, a simple vista podía verse que era un embarazo ya bastante avanzado, notó las lágrimas que recorrían las mejillas del conejito, pero las ignoró mientras recorría con sus manos la piel del que minutos antes sonreía a su mayor enemigo, Jung Jaehyun.

— ¿Qué pensará Jung al ver a su amante destruido bajo mi cuerpo? ¿Te odiará o seguirá profesándote su amor? Quisiera averiguarlo. —dijo en su oído, Doyoung tembló el sentir el asqueroso aliento contra su oreja.

Lágrimas recorrían su rostro mientras luchaba bajo el cuerpo del hombre, pero poco podía hacer, era muy débil y los temblores en su cuerpo no ayudaban, intentó gritar, pero una de las manos del lobo cubrió su boca callando sus gritos.

El hombre recorrió con su mano libre el pecho del pelinegro, acarició su vientre embarazado y sonrió con cinismo pensando en que cuando acabara podría matar al bebé allí dentro y destruir por siempre a Jung Jaehyun, subió hacia el pecho del conejo y lo notó un poco hinchado, supuso que ya estaba en período de lactancia, tal vez el embarazo estaba a pocos meses de culminar.

Doyoung pataleó al ver al hombre intentar quitar de su cuerpo lo que quedaba del hanbok, antes de poder hacerlo mordió con fuerza la mano en su boca, el lobo soltó un sonoro quejido, lo había mordido con fuerza, cayó en el suelo maldiciendo y cubriendo la herida de su mano, lo había mordido fuerte, el conejito podía saborear el metálico y asqueroso sabor de la sangre.

Con lágrimas en sus ojos corrió fuera de la habitación y escaleras abajo, antes de poder alegrarse al visualizar a Jaehyun sintió una mano jalar su tobillo, esta vez no se contuvo al ver a su amado esperando junto a Sungchan en la entrada de la posada.

— ¡Jaehyun! —gritó con todas sus fuerzas, el lobo que tomaba su tobillo sintió miedo al ver la mirada bermellón de ambos tigres posarse en él y el conejo con la ropa desgarrada y lágrimas en sus ojos.

El tigre posó su mirada en su conejito en cuanto escuchó su voz, llevaba poco tiempo esperándolo en la entrada junto a su primo, ambos conversaban amenamente, al pasar un par de minutos había decidido ir a buscarlo, pero al verlo allí tumbado en las escaleras, con un lobo jalando de su delicado tobillo, su ropa desgarrada y las lágrimas inundando su rostro angelical.

Jaehyun solo vio rojo.

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