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.ೃ 💐 bienvenidos .𓄼

El trío partió de la posada un par de días después de la completa recuperación de Jaehyun, según el conejito, debía asegurarse de estar en óptimas condiciones, y además obtener suficientes provisiones para el viaje, mismo que probablemente duraría unos tres días más.

El embarazo de Doyoung había avanzado más este tiempo, cada noche se quejaba al tigre alegando que le dolía mucho el área del pecho, lugar que el castaño había revisado, tranquilizó a su bebé diciendo que solo era otro síntoma del embarazo, sus pechos se hincharon un poco para que pudiera amamantar al bebé.

El conejito siempre puchereaba, pero terminaba calmado, aunque aún quejándose un poco.

Sungchan había sido el encargado de comprar la comida para su primo y él mismo, mientras que Jaehyun se había encargado de comprar la comida de su amada estrella, ya sabía lo que le gustaba a su pelinegro, por lo que no hubo problema alguno en ese asunto.

El viaje comenzó, la pareja de tigres se adentraron en el bosque mientras uno de ellos llevaba en su espalda a un conejito gris visiblemente embarazado. Doyoung se quedaba muy quieto durante el viaje, por lo que no hubo ningún accidente.

Cada noche los tres se detenían cerca de algún arroyo o en algún sitio con sombra, a lo largo de la noche Sungchan y Jaehyun se turnaban para vigilar, no sólo por las bestias comunes, sino que algunos híbridos preferían cazar en la oscuridad, y aunque era poco probable los mataran, si era muy probable que terminaran robando sus cosas, cosa que los dejaría sin comida ni agua hasta llegar.

Al final pasaron cuatro días de viaje, Doyoung había entrado en su sexto mes de embarazo, dejando un solo mes para recibir a sus hijos al mundo, la pareja estaba feliz, pero tenían cosas entre manos, por lo que era mejor concentrarse primeramente en ayudar a la familia Jung en el tema de los lobos.

En el cuarto día, finalmente ambos tigres avistaron con felicidad las primeras señales de que habían llegado a su tribu, las cercas de picos de madera los recibieron junto a dos fornidos híbridos de tigres custodiando la entrada con dos lanzas toscas en sus manos.

El trío se detuvo frente a la entrada, allí ambos guardias los detuvieron, sus miradas fijas en los tres, más específicamente en el pequeño conejito gris en la espalda de Jaehyun, por su vientre abultado pudieron notar su avanzando estado de embarazo, cosa que los intrigó.

— Identifíquense. —dijo uno de los guardias, el otro los miraba con el ceño fruncido—. Si no se identifican, no pueden entrar. —Sungchan estaba a punto de transformarse para identificar su estatus, pero el castaño lo hizo primero, ambos tigres vieron con sorpresa como el hijo de su jefe aparecía frente a ellos, el conejo gris en sus manos, los ojitos negros del conejito mirando a ambos con curiosidad y sospecha.

— Déjenme entrar, al verme deben recordar quien soy. —dijo Jaehyun, su voz ronca llena de actitud dominante, una que Doyoung no veía frecuentemente.

— J-Joven maestro. —saludó con torpeza uno de los guardias, ambos hicieron una reverencia y rápidamente abrieron la puerta.

Sungchan también se transformó rápidamente haciendo poner un poco más nerviosos a los guardias, Doyoung se mantuvo en su forma animal, solo tenía ganas de estar en un lugar seguro y hacer un nido para el nacimiento de sus bebés.

El conejito emitió un ruidito, mismo que Jaehyun escuchó, no pudo evitar sonreír suavemente y acariciar el suave pelaje de su Doyoung.

Los dos guardias miraron con asombro la sonrisa de su joven maestro, nunca le habían visto sonreír de esa manera, evitaron mirar directamente al hijo de su jefe y simplemente les dejaron pasar.

— Bienvenidos de vuelta. —dijeron ambos tigres guardias al mismo tiempo, Sungchan les asintió a forma de saludo e ingresó, seguido de Jaehyun que sostenía a Doyoung.

— Avisen a mi padre que hemos llegado, háganlo rápido. —dijo el castaño con tono demandante, luego siguió caminando. El trío se topó con varias personas, todos se sorprendían primeramente al ver a Jaehyun, luego le sonreían feliz de que estuviera bien y le hacían una reverencia como saludo.

El conejito miraba a todos con sospecha, en su forma animal todos sus instintos eran más agudos y estar rodeado de carnívoros lo ponía nervioso, tenía ganas de acurrucarse en el pecho de su pareja para ser protegido y no recibir daño alguno.

Luego de un rato, Sungchan se detuvo y los miró dudando antes de hablar.

— Yo debo ir a encontrarme con mi padre e informarle. —dijo con un suspiro—. Primo, si quieres ve a ver a mi tío, está junto a mi tía con el curandero del pueblo. —informó con tono preocupado, Jaehyun frunció el ceño pensando en el estado grave de su padre, asintió luego de un rato.

— Está bien. —dijo el castaño.

El conejito alternó la mirada entre Sungchan y su tigre, se acurrucó más en las manos de su amado y mordisqueó su piel suavemente en un intento de consolarlo, la acción hizo sonreír a Jaehyun, quien acarició las orejas de Doyoung.

— Estaremos bien, amor. —dijo con tono suave en una de sus orejitas largas grises—. Nuestros bebés nacerán bien, estarás seguro. Te lo prometo, estrellita mía. —murmuró en ese lindo tono amoroso que hacía latir el corazón enamorado de Doyoung.

Doyoung emitió un ruidito cómodo, se acurrucó en las fuertes manos de Jaehyun, su vientre abultado apoyado contra la mano del tigre, cerró sus ojos, sus bigotes y colita agitándose suavemente.

El tigre caminó con calma hacia la residencia del curandero, se sorprendió al llegar al lugar viendo a los múltiples tigres de la tribu al frente del lugar, algunos tenían heridas que estaban siendo atendidas por los asistentes del curandero, otros parecían preocupados por el estado de sus seres queridos, la mayoría tenían heridas leves, pero algunos pocos poseían heridas graves que los mantenían acostados en el suelo sobre hojas grandes de plátano.

— Bienvenido de vuelta, joven maestro. —Jaehyun sale de su ensoñación al escuchar la voz agitada de Nakamoto Yuta, uno de los asistentes del curandero—. Su padre está en el interior, en la primera habitación, su madre y el curandero están con él. —dijo el joven tigre de corto y desenfadado cabello negro.

— Está bien, gracias, Yuta. —dijo el castaño con voz tensa, temía ver el estado físico de su padre y el emocional de su madre, pero tenía que afrontarlo. Jaehyun suspiró e ingresó al lugar, apenas entrar encuentra una mesa con múltiples implementos médicos.

El tigre respiró profundamente, sus ojos bermellón buscaron la habitación donde estaba su padre, captó rápidamente el olor y tocó dos veces la puerta.

— Entre. —escuchó la voz de su madre, el tono de la mujer que normalmente era fuerte ahora tenía cierto matiz frágil y débil.

Jaehyun soltó el aire en sus pulmones, miró a su conejito que se encontraba medio dormido en sus manos y finalmente abrió luego de dudar un par de segundos.

Al ingresar se encontró primeramente con el curandero, un hombre fuerte, pero con una apariencia erudita, cabello plateado gracias a su edad y un rostro suave lleno de amabilidad, lo segundo fue ver a su padre postrado en cama, su abdomen vendado, la venda mancha de sangre, su piel con sudor recorriendo cada tramo y su pecho subiendo y bajando con cada respiración acelerada, su rostro se encontraba anormalmente pálido.

Por último, los agudos ojos del castaño se encontraron con los ojos llorosos marrones de su amada madre, la mujer de cabello castaño se encontraba sollozando, se veía más delgada que la última vez que Jaehyun la vio, rompió en llanto al ver a su único hijo.

La mujer se levantó del lado de su marido y abrazó con fuerza a su hijo, los brazos fuertes de la mujer rodearon el cuerpo del tigre castaño, ella sollozó en el hombro de Jaehyun, murmurando lo mucho que le alegraba verlo, lo horrible que se sentía al ver a su padre de esa forma y lo mucho que lo amaba.

El castaño no pudo evitar corresponder el abrazo de su madre, rápidamente colocó al conejito dormido en su pecho y sus brazos abrazaron el cuerpo ahora frágil de su madre, las lágrimas acumuladas en los ojos bermellón de Jaehyun.

— Mamá... —murmuró casi sollozando—. Te extrañé. —dijo abrazando con cariño a su madre, le dijo que no era culpa de ella, que también la había extrañado mucho y que la amaba muchísimo también.

— Bienvenido a casa, mi niño. —Ella dijo con tono suave, sus ojos marrones destilando amor, sus manos acariciando las mejillas de Jaehyun con cariño.

El castaño sonrió con cariño y besó la mejilla de su madre, causándole una risa a la mujer, seguido a esa risa, Jaehyun besó la coronilla de la mujer castaña, sus ojos llorosos.

Finalmente había llegado a casa.

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