20. Dudas al aire

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Cuando salí de regreso con mis hermanas a la habitación, las vi a todas ya en sus camisones de dormir, salvo a Lola quien estaba tomándose un baño. Luan cargando al señor Cocos estaba de pie frente a la puerta pensativa. Intentó abrirla, pero como ya me imaginaba, no pudo hacerlo. El abuelo realmente la había cerrado al salir.

—Vaya —exclamó—. Me siento extraña de estar encerrada dentro de lo que se supone es el lugar donde viviré, como si estuviera arrumbada —alzó su muñeco para hacerlo hablar—. "Con el tiempo te acostumbras, chica. Te lo digo por experiencia". —Gracias señor Cocos, pero sólo será por hoy. Para mañana o quizás en la noche, tendré una habitación propia realmente grandiosa. "¡Excelente!". Y a ti te conseguiré un elegante baúl. "¡Bah!".

El modo en que el señor Cocos rodó los ojos con fastidio, hizo reír a Lily y a Leni quien la estaba secando tras haberla bañado. Ambas dormirían con Luan, mientras que Lana y Lisa lo harían en otra apartándole su espacio a Lola. Lynn ya estaba roncando en un extremo de una de las camas, mientras que Lucy desde el lado contrario, había recorrido la cobija en el amplio espacio de en medio entre ambas señalándomelo.

Sin demora subí a la cama y me cobijé quedando en medio de ambas, siendo mi recibimiento por cortesía de Lynn un horno danés. Arrugando el gesto me volví hacia Lucy.

—¿No quieres que cambiemos de lugar?

—No, estoy bien aquí.

—Lynn va a intoxicarme.

—Entonces te montaré un lindo funeral en el bosque.

Estaba por cerrar los ojos e intentar dormir, cuando de pronto Lisa me asustó al sobresaltarse. Incluso Lynn a mi lado se despertó.

—¡Esto no puede ser posible!

Me giré un poco para verla en la cama de al lado. Con brusquedad ella estaba agitando su tablet inquietando a Lana. Leni se volvió hacia ella.

—¿Tampoco pudiste conectarte a internet?

Parecía que no había sido el único con ese problema. Podía ir descartando que mi teléfono se hubiese estropeado.

—Debimos pedirle la contraseña del internet al abuelo —mencionó Lola con hastío al salir del baño envuelta en una bata.

—¡No necesito ninguna contraseña! Además, soy capaz de desencriptar cualquier señal, mi tablet está modificada por lo que se supone tenía acceso a Internet de forma permanente, pero ahora... ¡sencillamente no puedo entrar!

—Tal vez estemos fuera del área de internet o algo así. —Musitó Lynn cansada.

Leni se frotó el mentón.

—Pero yo sí pude enviarle un mensaje a Lori y otro a Luna avisándoles que ya habíamos llegado. Por cierto, nos mandan saludos.

La observamos incrédulos. Lisa de un salto había salido de su cama compartida para saltar a la de Leni tomándola por los hombros.

—¿Es en serio? ¿Tú sí tienes señal?

—No, ya no —le mostró su celular para que lo comprobara ella misma—. El mensaje se los envié y me lo respondieron poco antes que bajáramos de la limosina para ver al abuelo.

Perpleja, Lisa comenzó a musitar algo, quizá el mismo pensamiento que todos nosotros compartíamos: ¿Cómo puede una casa por grande que sea aislar la señal de internet? Además de la cobertura telefónica, ya que estamos en eso.

—*Suspiro* Bien, supongo que esa es una más de las tantas preguntas que le haremos a papá o al abuelo en cuanto nos saquen de aquí.

El comentario de Lucy nos hizo sentir incómodos. No habíamos olvidado la acusación que el abuelo le había hecho a papá, o el modo en que me trató cuando intenté dormir en la misma cama que mis hermanas.

—Mejor se las hacemos a papá cuando esté solo —opinó Lana—. No creo que ese viejo sucio quiera dirigirnos la palabra por gusto.

Leni la reprendió por obligación, pero sospeché que también ella como nosotros compartíamos la misma opinión de Lola sobre el abuelo.

Sin tapujo, Lola se quitó la toalla tras secarse y enseguida se puso un camisón antes de hacerse un espacio junto a Lisa y Lana. Parecía que finalmente podríamos dormir.

Luan miró una vez más la puerta cerrada con incomodidad, para después dejar al señor Cocos sobre una cómoda junto a la puerta e ir a recostarse con Leni, quedando Lily en medio de ambas.

—¿Cómo creen que sea la abuela? —Lana preguntó de pronto—. ¿Creen que sea como la abuela Myrtle?

Eso nos hizo preguntarnos cómo se encontraría ella en Royal Woods. Seguramente extrañando a Pop-pop.

—Seguro es una mujer muy paciente —opinó Lucy—, especialmente con el esposo que tiene.

—¡Sí! —Exclamó Leni con júbilo—. Quizás sea como la abuela Lori.

—¿Y cómo era ella? —Le preguntó Lola con sus compañeras a un lado también interesadas.

—Era una señora muy linda y amable, en especial con Lori, no la abuela Lori, sino nuestra hermana Lori. ¿Verdad que sí, Luan?

—Eso creo, Leni —ella le contestó—. La verdad es que no la recuerdo. Yo sólo tenía dos años cuando falleció.

Lucy suspiró.

—Con suerte será como la bisabuela Harriet.

Nos quedamos reflexionando un poco al respecto antes de dejar el tema por ahora y descansar, esperando que por la tarde estemos más tranquilos y relajados. Quizá antes del anochecer todo quedaría resuelto, entonces papá vendría para llevarnos con nuestra abuela para presentarnos ante ella formalmente. Al igual que mis hermanas, estaba ansioso por conocerla, imaginándomela como una dulce anciana tan diferente a su estricto y gruñón esposo.

Un pensamiento me inquietó. Luan, a pesar de ya existir y tener la edad de Lily cuando nuestra abuela materna murió, no la recordaba. ¿Eso significaba que Lily nunca recordaría a Pop-Pop? Peor. ¿Nunca recordaría a mamá?

Lynn abrió los ojos al darse la vuelta de mi lado y algo debió de notar en mi expresión, para que compasiva buscara dormir abrazándome.

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