Cierro los ojos al sentir el viento, percibo una brisa refrescante y agradable. La sensación buena se me va cuando huelo el olor a muerte, así que abro los ojos. Me acerco a una cafetería, entonces abro la puerta, avanzo despacio, entonces me sobresalto cuando me choco con un cadáver en el suelo. Alzo la vista, visualizando a Orión, hincándole los dientes a otro.

Hay sangre por todas partes.

—Me seguiste —afirmo molesta y miro la horrible masacre—. ¿Qué crees que haces?

Suelta el cuerpo y se oye como cae, haciendo un ruido sordo en el suelo. El vampiro solo se relame los labios sin remordimiento, luego sonríe.

—No debiste irte, me traerás problemas.

Entrecierro los ojos.

—Tú te traes problemas solito.

—Cierto, los cazadores creen que soy un simple humano al cuidado de una loba, yo solo me traigo problemas.

—Lord Orión, mil disculpas, pero yo no le pedí ayuda —continúo en mi tono de molestia.

—Sí, yo también lo lamento —dice fríamente, aparece en frente de mí y me dobla el cuello, así que pierdo el conocimiento.