Do you want to be my girlfriend?

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No pasó demasiado en el parque, obviando los besos calientes en la noria, nos sacamos un par de fotos, comimos un algodón de azúcar entre las dos y paseamos de la mano un rato viendo los juegos.

—¿A dónde quieres ir a cenar? —le pregunto, mientras salimos del parque.

—A casa.

—Oh, Lisa~~... Una vez que salimos de tu casa para ir a cenar a cualquier lado y quieres volver.

—¡Es que en casa puedo llevar lo que más quiero comer! —se queja.

—Estoy cansada de las pizzas a domicilio —ruedo los ojos.

—No hablo de pizzas —niega y ríe.

—¿Entonces qué?

—Hablaba de llevarte a tí.

Siento cosquillas en mi interior que me recorren completamente, mientras mi rostro se calienta y se pone rojo, escondo mi cara con mis manos y la escucho reír de forma cruel.

—Jennie~~ —se queja, mientras me sacude del hombro—. Vamos, podemos seguir nuestra cita en casa.

—P-Pero-

—Nada de peros.

—Mi sorpresa —me quejo por lo bajo.

—Puedes darmela en casa. Dime, ¿está entre tus piernas? Porqué de ser así puedes darmela en la cama.

—¡Lisa! —me alejo de un salto de ella y me mira algo sorprendida, sin entender, sus ojos y su boca están abiertos de más—. ¿Q-Qué te pasa? Estás peor de lo normal...

Ella niega.

—Al contrario, Jennie. Estoy mejor que nunca, hoy estoy exelente, perfectamente bien, muy viva.

—Lisa... No lo quise decir de ese modo, no es a lo que me refiero —intento borrar las palabras que interpretó de manera horrible y las relacionó automáticamente con su enfermedad y no con lo pervertida que estaba.

—No —dice—. ¿Sabes? Estoy cansada de finjir que no me afecta, Jennie... Quiero tener un poco de vida normal antes de morir, que ni siquiera sé cuando sea pero de los tres meses que me dijeron como récord ya van casi dos, y sólo veo el reloj correr y todo se me puede ir de las manos en cualquier momento... —lleva una mano a su corazón—. Quiero hacerlo contigo, Jen.

Mi corazón palpita fuerte, no me quiero imaginar el de ella, y me duele de sólo pensarlo.

—Lisa... Y si... Te aceleras mucho y ya sabes, te vas, n-no lo soportaría, Lisa.

—¿Nunca escuchaste de hacerlo lento? —ríe—. ¿Es que he visto más porno que tú y sé que es lo que estoy diciendo?

Me muerdo el labio inferior y de alguna forma me siento regañada.

—Jennie Kim. Eres la chica más perfecta y hermosa que he conocido, y sé que me cuidarás bien para hacerlo —continúa—. Como me cuidaste ese día.

La miro sin decir nada, ella se acerca y toma mi mano.

—Nini... Dijiste que me ayudarías, será lo último que te pida de la lista —sus ojos me miran tristes.

—Si lo hago, Lisa... —digo, luego de unos largos segundos en silencio—. Tú no harás nada, yo haré el trabajo para que no tengas sobreesfuerzos.

—Sabes cuidarme, Jen.

—Y tú sabes arruinar las sorpresas que te quiero dar —comento con reproche, cambiando de tema rotundamente.

—Si tan importante era la sorpresa, dile ahora —dice, luego de rodar los ojos.

Abro la boca para responder, pero en cambio la cierro, le dedicó una sonrisa y me arrodillo frente a ella.

—¿J-Jennie? —su rostro se pone rojo en segundos, creo ver lágrimas que comienzan a brillar en sus ojos—. ¿Q-Qué-?

—Lalisa Manoban —la interrumpo, hace un ruidito de emoción que me parece adorable—. ¿Quieres ser mi novia?

Ríe con felicidad, y da unos pequeños saltitos frente a mí, comienza a asentir, mientras se borra lágrimas de sus ojos, aunque unos sollozos se le escapan.

—Sí... Sí, Nini —dice, casi llorando.

—Dame tu mano —exijo, extendiendo una mano hacia ella, la toma sin dudarlo y busco en mi bolsillo bajo, su mirada es expectante y sus ojos cargados de lágrimas, tardó unos segundos en encontrar la pulsera, en cuando la tengo, sonrío y suelto su mano para engancharla en su muñeca—. Te regalo esto como símbolo de nuestro noviazgo, Lisa.

Solloza un poco y alza su brazo para ver la pequeña plaquita que está unida con unas finas cadenas, todo de color plateado.

—Dice "Jennie" —murmura, leyendo mi nombre grabado en esta.

—La mía dice "Lisa" —respondo, poniéndome de pie, mostrando mi pulsera.

Sus ojos la miran unos segundos, tomándola entre sus dedos y viendo su nombre en esta.

—Y tiene un corazón, para que lo entiendas —añado, dando vuelta la placa donde un coranzoncito está grabado de ese lado.

De inmediato gira la suya y ve lo mismo, ríe con ganas y alegría.

Me mira con ojos brillantes y una sonrisa espléndida, y me abraza por el cuello, yo rodeo su cintura y la amo entre mis brazos.

—Gracias—susurra—. Eres la mejor novia que podría haber en el mundo.

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