—¡Jennie Kim!

Siento un golpe en mi cabeza y no puedo evitar insultar, al voltearme, Jisoo está allí con un libro en sus manos y una expresión furiosa.

—¿Qué te pasa?

—¿Qué te pasa a tí, idiota?—dice y me empuja, lo que hace que la mire con desprecio—. Dejaste a Lisa llorando y rogando por perdón en el suelo como una puta idiota, dime, ¿eres estúpida?

—No te metas en eso, Soo, porque no sabes lo que hizo.

—Ella me lo dijo, sé lo que hizo y sé lo que le dijiste y ví cómo la dejaste... Le estás haciendo daño, Jennie, date cuenta.

—¿Y crees que ella a mí no me ha hecho daño? —digo—. Fingió su muerte frente a mí sólo para que le diga que la amaba-

—¡Y no lo hiciste!

—¡Claro que no! —replico—. No voy a caer en mentiras, ni engaños, ni en falsas muertes.

—¿Qué no te das cuenta? —el tono de Jisoo ya es cansado—. No es sólo eso... Lo hizo para que sintieras lo que es perder a alguien que amas sin decirle que lo amas.

Esas palabras me golpean en un punto en mí pecho que duele tanto que parece que me queman por dentro.

—Lisa no estará aquí para siempre, Jennie —mi pecho arde más—. Nadie quiere que sea así pero ya sabes que no hay nada para hacer... Tienes que decirle que la amas antes de que la
pierdas.

No puedo contestar, las palabras se atascan en mi garganta.

—¿Cuándo vas a decirle lo que sientes? —pregunta.

—No estoy lista —murmuro.

—¿Que no estás lista? —repite, y ríe—. ¿No estás lista a decir "Te amo"? Vamos, Jennie, a mí me los has dicho, puedes decírcelo a Lisa.

—Pero es diferente —hablo bajito—. A tí te dije que te amaba muy pronto, y con Lisa... Quiero hacerlo a su tiempo, quiero estar segura de que la amo en serio para decirlo, no quiero exagerar mis sentimientos antes de tiempo.

—Tiempo es lo que no tengo, Jennie...

Mi voz se corta, Lisa está parada a unos metros de nosotras, un poco atrás de mi, su sonrisa es triste y en sus ojos hay lágrimas.

—Li-

—Unnie —dice, niega—. L-Lo siento, y-yo no me acostumbro a decirlo, ya... Eras sólo "Jennie"...

—E-Eso no importa, Lisa —susurro.

—Perdón por traicionar tu confianza —dice—. Entiendo porque tengo que llamarla "unnie", unnie... —mira a sus pies—. Jennie unnie... Necesito que lo diga, necesito escucharlo de usted misma que me ama tanto como yo la amo... Yo se lo he dicho, y-y no cuesta tanto, unnie, no cuesta a menos que en verdad usted no sienta nada... El amor finjido es difícil de confesar, unnie.

Yo no tengo palabras, la miro sin poder decir nada.

—¿Me ama de verdad, Jennie unnie? —pregunta, y mi boca se abre para responder pero sólo sale un tartamudeo.

Ella solloza bajo.

—Cuando esté segura de la respuesta, dígamelo —dice—. Pero recuerde mi tiempo, unnie.