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El ruido y las personas de un lado a otro era lo que se podía apreciar de aquel aeropuerto, en el que se encontraba una mujer entusiasmada por la llegada de su pequeño.

El sonido constante de las conversaciones en diferentes idiomas y el zumbido de los motores de los aviones creaban un ambiente bullicioso y vibrante. La madre de Jimin esperaba con impaciencia, su corazón latía con fuerza mientras observaba las puertas de llegada.

—¡Jimin!

El grito de la madre se escuchó por encima del bullicio, llamando la atención del rubio, quien acababa de llegar a Corea. Jimin se apresuró hacia ella, una sonrisa iluminando su rostro cansado por el viaje.

—Hola, mamá.

Le dio un abrazo reconfortante mientras observaba a su alrededor, buscando a su padre entre la multitud.

—¿Y mi padre?

La mujer sonrió, aunque su gesto se ensombreció ligeramente.

—Sabes que es un hombre ocupado, pero se encargó de todo para tu llegada, mi niño.

Jimin asintió con comprensión, aunque una pizca de decepción se apoderó de él. Había esperado que su padre estuviera allí para recibirlo después de casi cuatro años de ausencia.

—No le dije a nadie sobre tu llegada a Corea, así que puedes darle la sorpresa a tus amigos.

Jimin asintió, agradecido por el gesto de su madre, mientras tomaba un sorbo de agua embotellada para calmar su garganta seca.

—Y también a tu novia.

El rubio casi se atraganta con el agua, y había caído en cuenta de que se había olvidado de un pequeño detalle.

—Oh, sobre eso, terminé con ella cuando me fui.

La madre se detuvo en seco y volteó a verlo con el ceño fruncido.

—¿Qué? ¿Por qué? Ella era una buena mujer.

Dijo mientras cruzaba sus brazos, buscando respuestas.

—Mamá, no la iba a dejar esperando.

Dijo con una sonrisa forzada.

—Ella me caía bien.

Musitó, con una nota de incomodidad en su voz, mientras caminaban hacia el auto en el que se irían.

—Por eso nunca fue a cenar, yo pensé que no le caía bien.

Jimin rió, recordando los encuentros que había tenido con ella antes de irse al extranjero.

—Oh, claro, fue por eso.

Murmuró, tratando de evitar una conversación más profunda sobre su vida amorosa.

Por fin llegaron a la salida del aeropuerto, donde hombres de negro resguardaban la salida y cinco carros completamente negros estaban estacionados.

—A esto se refería con que mi padre se encargó de todo.

Susurró Jimin, asombrado por la ostentosa bienvenida.

—Vamos, Jiminie, sube.

Volteó y vio a su madre dentro del auto, esperando por él.

—Si...

Subió y cerraron la puerta.

Ya recordó por qué no estaba entusiasmado por regresar, su padre era algo "estricto" con las salidas de los integrantes de la familia.

Pero claro, Jimin sabía cómo evitar esto cuando quería un poco de privacidad o simplemente no quería un montón de guardaespaldas tras él.

—Tu padre te preparó un apartamento con vista al río Han, dijo que lo usarás cuando te casaras.

Jimin frunció el ceño, ¿casarse?

—Ma, acabo de llegar.

Se quejó, sintiendo el peso de las expectativas de su padre sobre él.

—Lo sé, lo sé, pero ahora que eres todo un licenciado en negocios internacionales, deberías casarte.

Dijo su madre con una sonrisa esperanzada.

—Sabes que el trabajo no es problema, mucho menos el dinero, deberías tener una familia.

—Esas son palabras de mi padre.

Musitó Jimin mientras su mirada vagaba por la ventana, realmente odiaba cuando su padre se ponía intenso con algún tema.

—¿Y tú qué piensas?

El chico dirigió su mirada hacia la mujer, quien lo miraba con una sincera sonrisa.

—Ve a tu ritmo, pero tu padre tiene razón, deberías casarte.

Jimin sonrió, sintiéndose abrumado por las expectativas de su familia, pero también reconociendo que algún día tendría que hacerlo.

[...]

—Miren quién llegó, Park Jimin.

Taehyung se levantó de aquella mesa del restaurante con una gran sonrisa llamando la atención de Jimin, quién se dirigió hacia aquel grupo.

Había llamado a Taehyung y dejó que organizara una pequeña reunión con sus amigos para celebrar su llegada.

—Jimin, cuanto tiempo.

Hoseok sonrió mientras le daba unas palmadas en el hombro.

—La verdad pensé que te ibas a quedar con algún rubio ojos claros y no ibas a volver.

Namjoon le extendió la mano para saludarlo con una gran sonrisa.

—¿Y los demás?

Preguntó Jimin mientras se sentaba junto a los otros.

—Bueno, es un viernes en la noche, debes imaginarte dónde están.

Taehyung dijo mientras bebía un poco del jugo que había ordenado.

—Lo que me sorprende es que este par está aquí.

Namjoon señaló a Hoseok y Taehyung, soltando una carcajada junto a Jimin.

—Pues no nos quedemos atrás, comamos algo y vayamos a divertirnos.

Dijo Jimin con una sonrisa, había pasado mucho tiempo desde una salida con sus amigos, no iba a desaprovechar la oportunidad.

—Y para que vean que los quiero, yo invito.

—¿En el bar también o solo aquí?

Hoseok preguntó con una leve sonrisa.

—Solo aquí, no te emociones.





-







Holaa, aquí de vuelta con una nueva historia, con el famoso contrato de confidencialidad.

Debo admitir que mi primera idea fue algo diferente a lo que terminé haciendo, pero me siento satisfecha jsjs.

Voy a intentar de que las actualizaciones sean lo más seguidas posibles y que puedan leer esta historia con toda la comodidad.

Y por ciertooo, publico esta historia por mi 3er aniversario haciendo historias ✨️, así que muchas gracias por el apoyo.

Espero esta sea de su agrado y puedan dejar su opinión y su voto para saber que les gustó 💜





[♤♡]



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