섹스 02 🍷

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Sus labios presionaban con lujuria los del rubio, habían tenido un extraño cambio de emociones después de unas copas demás, terminando en el gran apartamento del pelinegro.

Jimin no tenía problema alguno, es decir, el hombre era de su tipo, grande, fornido, atractivo y olía bien.

¿Qué más se puede pedir en un hombre para un acostón?

Solo le faltaba comprobar su desempeño en la cama para estar cien por ciento satisfecho con su elección.

Claro, lo que el rubio no sabía es que aquel hombre ya lo había fichado desde el primer minuto en que lo vió.

La mano de aquel pelinegro acercó más el delgado cuerpo de Jimin, haciendo que ambas hombrías se rocen por encima de la tela.

Ni siquiera eran necesarias las palabras  ambos sabían para qué estaban ahí, las formalidades podrían esperar.

Aunque el perfecto desconocido si tenía algo importante que mencionar.

—Espera...

Se separó de los labios hinchados del rubio, mostrando su agitada respiración.

—Antes tengo que decirte que...

Aquellos finos labios fueron callados con un necesitado beso de Jimin, quien no estaba dispuesto a perder el tiempo.

Desató la corbata de aquel hombre y empezó a desabotonar su camisa.

—Lo único relevante aquí es tu nombre, cariño.

Musitó mientras lo veía con una sonrisa y desataba aquel cinturón de cuero.

—¿Mi nombre?

Dijo tembloroso después de sentir como la pálida y delgada mano del rubio tocaba su erección.

—Claro, necesito saber que nombre gritar cuando me tomes.

Le susurró al oído y este sonrió.

—Jungkook.

Dijo con su ronca voz haciendo estremecer a su amante nocturno.

—Jungkook...lindo nombre.

[...]

Las manos de Jimin estaban en su espalda atadas con aquella oscura corbata mientras las embestidas hacían que salgan fuertes gemidos.

Sentía el miembro hinchado saliendo y entrando con rapidez haciendo que llegara a su punto de satisfacción más de una sola vez.

Sentía pequeñas mordidas en la parte de sus hombros, realmente se desmayaría si seguía así.

Sintió como desataba sus manos y pensó que había terminado, su culo se había aliviado por unos segundos.

Sintió como este se deshacía del condón y habría otro, pudo ver de reojo como lo hacía, y vaya que experiencia le sobraba.

Unas firmes manos subieron su torso haciendo que su espalda choque con el pecho de Jungkook, sintiendo como su falo se volvía a hundir en él con fuerza.

Sentía como este maltrataba su punto cada que salía y entraba de su agujero, haciéndole sentir la gloria.

No había tenido un buen sexo como este en mucho tiempo.

Sintió como una de las manos de Jungkook tomó su erecto pene y empezó a masturbarlo lenta y tortuosamente.

—Mmh, no hagas eso.

Se quejó con su temblorosa voz y sintió como el pulgar se posaba en la punta de su hombría, justo cuando estaba a nada de venirse.

—No...saca tu mano...

Balbuceo y solo sintió como las embestidas aumentaban antes de que quitara su pulgar y todo su semen salpicara en las sábanas, haciendo que Jimin caiga rendido.

Jungkook sonrió antes de retirar aquel condón y deshacerse de él junto al otro.

Vio de reojo a aquel rubio que estaba profundamente dormido en aquella cama y simplemente se recostó a su lado.

Hablarían de lo importante en la mañana.

[...]

Un agradable silencio inundaba aquella fresca habitación alumbrada por la luz del sol que traspasaba las cortinas, creando un ambiente sereno y apacible en contraste con la agitación de la noche anterior.

Un Jimin y un Jungkook completamente dormidos y cansados después de aquella movida noche, sus cuerpos reposaban en la cama como testigos del frenesí de las candentes emociones que habían experimentado.

Todo parecía estar muy bien, hasta que los primeros rayos del sol acariciaron el rostro de Jimin, despertándolo bruscamente de su sueño reparador.

Los ojos del rubio se abrieron de golpe al sentir aquella luz del sol, recordando de repente sus compromisos y responsabilidades del día.

Se suponía que iba a desayunar con su padre, no debía perder el tiempo.

—Mierda, mierda, mierda, ¿qué hora es...?

Buscó sus pantalones por alguna parte de la habitación hasta que los encontró, desordenados junto a la cama en la que aún descansaba Jungkook.

Se levantó sigilosamente, tratando de no perturbar el sueño del pelinegro, y se vistió con toda la rapidez que su cuerpo medio dormido y adolorido le permitía.

Al revisar el reloj, se dio cuenta de que aún estaba a tiempo para el desayuno con su padre, aunque apenas por unos minutos.

—Menos mal, tendré que correr.

Buscó su chaqueta en alguna parte de la enorme habitación y la encontró junto a Jungkook, quien seguía profundamente dormido.

—Jungkook... qué lindo la pasamos, pero es hora de irme.

Susurró mientras agarraba su chaqueta, tratando de no hacer movimientos bruscos que pudieran despertar al hombre que yacía a su lado.

Los ojos del pelinegro se abrieron de repente, sorprendiendo a Jimin y haciéndolo pegar un pequeño brinco del susto.

—Hola...

Hizo un pequeño saludo con su mano mientras se ponía su chaqueta, tratando de disimular su incomodidad ante la situación.

—Mira, fue una linda noche pero ya me tengo que...

—No te puedes ir aún.

La voz de Jungkook sonaba seria, lo que sorprendió a Jimin, quien esperaba una despedida más relajada después de lo que habían compartido.

Vio cómo el pelinegro se ponía rápidamente ropa en la parte de abajo de su cuerpo y se dirigía a un cajón de una mesita que yacía en la habitación, despertando aún más la curiosidad de Jimin.

—Mira, tengo algo de prisa...

—Esto será rápido.

Vio cómo Jungkook se acercaba a él con unos papeles y una pluma en su otra mano, revelando de repente la verdadera razón de su urgencia y seriedad.

—Necesito que firmes este contrato de confidencialidad.

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