No es que os hayamos abandonado a vuestra suerte, es que escribir una buena historia corta no es nada fácil, y los consejos hay que darlos bien y madurarlos mucho. Además, siempre viene bien seguir alguna analogía para que se entienda mejor, como nos hace nuestra querida LauraDadaCuentista que nos hace de botánica consejera. Ella sabe mucho de bonsáis, así que hacedle casito.

Escribir historias cortas es como podar un bonsai

Un buen truco para escribir un microrrelato o una historia corta es seguir «el esquema del podador de bonsáis»:

Primero: piensa en la forma que le quieres dar a tu arbolito.

Desarrolla la trama en tu cabeza, teniendo siempre claro el inicio y el final, además del tono, la intención y el género que quieres que tenga tu relato.

Segundo: riega tu bonsai y déjalo crecer.

No te cortes. Durante el proceso de creación escribe sin pensar demasiado en la extensión. Deja fluir las ideas y cierra la historia.

Tercero: poda sin miedo las ramas sobrantes hasta darle la forma perfecta.

Es hora de ser muy crítico con tu borrador y eliminar los párrafos redundantes o innecesarios. Si hay una forma más sencilla de expresar algo, úsala. Ve al grano. Busca el impacto. Cuida cada palabra como si fuera la última que pudieras usar en la vida. Cuando acabes con tu poda, habrás dejado tu relato en su esencia, libre de paja y preparado para deslumbrar a los lectores. 

¿Qué os ha parecido? Esta vez no nos podéis decir que hemos sido demasiado breves. Contadnos en comentarios cómo ejercéis la jardinería en la escritura. 

¡Nos leemos!