O6

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—Sa-Sana—Una mano bajaba por la cremallera de sus jeans negros, rozando con sus nudillos la erección.

Los besos seguían en aumento y sus labios húmedos eran prueba de eso.

—¿Quieres hacer esto? Yo estoy lista, pero ¿tú lo estás?

Su mente se quedó en blanco, ¿estaba lista? Ahora que lo pensaba, ella se sentía lista, tal vez no para el sexo real pero si para que manos ajenas a las suyas la tocaran.

—Sana unnie—Su mano tomó la de la alta, que se había alejado lo suficiente de su entrepierna par respetar la decisión de Mina—Estoy lista, puedes ver y tocar.

Hizo que la mano de Sana presionara sus dureza, ambas soltaron un jadeo.

—Sí te arrepientes o no te gusta algo que haga, házmelo saber y me detendré.

Mina pasó saliva en seco al sentir como Sana desabotonaba el botón y bajaba con lentitud la cremallera de sus jeans.

Sus manos tocando aquí y allá, haciéndole sentir tan jodidamente bien, esto no se comparaba para nada a sus propias manos.

Ella misma le dijo cómo hacerlo, el ritmo y donde tocarla para que no surgieran problemas. 

Jamás en su vida se había sentido tan dura y tan amada.

A los minutos después el acto terminó y Sana soltó su miembro para levantarse al baño por papel para Mina.

 Mina volvió a ponerse tímida una vez que Sana llegó con el papel y la devoraba con la mirada.

—¿Que te pareció?

—Es... grande—Susurró cerca de su oído y para rematar dejó un beso en su sensible cuello.

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