Ꜥꜥֶָ֢⛓️ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 1O

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JungKook entró en la sala de estar justo cuando escuchó la voz autoritaria del jefe retumbando en el altavoz del teléfono que sostenía NamJoon. La luz de la tarde se filtraba por las cortinas entreabiertas, iluminando débilmente la habitación, creando sombras alargadas que se movían con el ritmo de los árboles en el exterior.

— Espero haber sido claro en todo — La voz del jefe resonó en la habitación, llena de autoridad y determinación.

JungKook mantuvo una expresión imperturbable, aunque sus ojos mostraban una chispa de desafío.

— Sí, jefe, lo tenemos — Respondió NamJoon, sosteniendo su teléfono junto a HoSeok. Pronto, YoonGi descendió las escaleras y se unió a ellos, su cabello azul brillando ligeramente bajo la tenue luz.

— ¿Dónde está JungKook? — Preguntó el jefe. NamJoon miró al nombrado, quien frunció el ceño y miró hacia el teléfono.

— Estoy aquí, jefe — Respondió sin emoción alguna, su voz firme y segura.

— ¡Llámame papá! ¡Cuántas veces te lo he dicho! — Gritó el hombre, pero JungKook mantuvo la calma, aunque sus ojos reflejaban una determinación inquebrantable.

— Muchas veces, jefe, pero no lo haré — Replicó con frialdad, su tono de voz apenas fluctuando. El hombre suspiró y colgó la llamada, resignado ante la obstinación de JungKook.

— Kook, ¿por qué nunca lo llamas papá? — Preguntó HoSeok, su voz ligeramente más suave, buscando comprender.

— Porque él no es mi padre — Respondió mientras se sentaba, su postura erguida y su mirada desafiante. YoonGi se recostó en el largo sofá, su expresión tranquila pero alerta.

La atmósfera se volvió tensa, así que NamJoon intervino, tratando de desviar la atención hacia la misión en mano.

— Chicos, tenemos otra misión. Es un hombre de negocios que, secretamente, suministra drogas a los jóvenes y, lo que es más importante, es un peligro para el jefe — Explicó con un suspiro, sus dedos ágiles tecleando en su portátil.

— ¿En serio, jóvenes? Ese bastardo... — HoSeok mostró su descontento, sus labios fruncidos en una mueca de disgusto.

— Tiene muchos guardaespaldas a su alrededor y son muy buenos. El único lugar donde podemos atraparlo solo es en un baño público — Continuó NamJoon mientras tecleaba en su portátil, su concentración evidente en cada movimiento.

— Ahora mismo está en su casa — Comentó HoSeok perezosamente, su tono de voz indicando que ya estaba al tanto de la situación, su atención dividida entre la conversación y la pantalla de su computadora.

— Entonces, ¿cómo lo haremos? — Preguntó YoonGi con los ojos cerrados, su mente trabajando en posibles estrategias.

— Así — Respondió NamJoon, sonriendo y mostrando el club que aparecía en su pantalla — También es dueño de un club y su socio está fuera de la ciudad, pero nuestro objetivo va allí todos los sábados.

— ¡Ya estoy harto de los club! ¿Por qué siempre van a un club? Te juro que si debemos abrir una puerta donde la contraseña sea "el pene de papi", mataré al imbécil en ese mismo lugar — Gimió YoonGi, su voz mezclando frustración y sarcasmo.

— Entonces, que comience el juego — Dijo JungKook mientras se levantaba, caminando hacia la ventana.

Sonrió al ver a TaeHyung y JiMin afuera de su casa.

— ¡Minnie, no quiero! — Exclamó TaeHyung una vez más, su voz tintineando con un toque de incredulidad.

— ¡Vamos, Tae! Solo fuimos una vez y fue divertido — Suplicó JiMin, su entusiasmo apenas contenido.

— ¿¡Divertido!? Tuve que arrastrarte a casa porque estabas todo borracho — Suspiró cansado por la insistencia de su amigo, sus ojos azules entrecerrados en un gesto de reproche juguetón.

— Está bien, sabía que no me querías — JiMin hizo un puchero, su táctica infalible para hacer que TaeHyung accediera a sus peticiones, su expresión traviesa y juguetona.

— ¡Ah, bien!, pero promete no beber demasiado. ¿Qué hay de Jin Hyung? — Preguntó preocupado, su voz llena de cuidado por su amigo.

— Como la última vez, tendremos un trabajo en grupo — Respondió, frotándose las palmas de las manos con una sonrisa, su tono de voz seguro y decidido.

— JiMin, deja de verte como el Grinch tratando de arruinar la Navidad — TaeHyung lo miró de forma extraña, su mirada mezclando diversión y desconcierto ante la actitud de su amigo, su voz cargada de diversión.

A mediodia, NamJoon se acercó a SeokJin con una sonrisa, su expresión relajada pero atenta.

— Hola, príncipe — Saludó con una sonrisa cálida, su tono de voz suave y amigable.

SeokJin le devolvió la sonrisa y le dio un suave golpe en la cabeza, su gesto cariñoso pero juguetón.

— Todavía no te di permiso para llamarme así — Respondió con una risita.

NamJoon hizo un puchero mientras se frotaba la cabeza, su expresión teatral pero divertida.

— Bien, Jin, ¿estás listo para la cita? — Preguntó con una sonrisa angelical, su mirada llena de complicidad y emoción.

— Estaremos en un almuerzo, no en una cita — Respondió SeokJin, lanzando otro golpe en tono juguetón.

— Yahh, está bien, almuerzo. Me golpeas mucho, pero no importa — NamJoon sonrió con una mirada de adoración hacia SeokJin, quien se ruborizó ante el gesto, aunque trató de disimularlo, sintiendo cómo el calor ascendía por su cuello.

— Sí, lo que sea, vamos — Sonrió mientras caminaba hacia el coche, dejando caer accidentalmente sus gafas de sol, que se estrellaron contra el pavimento con un sonido sordo.

— Ah, lo tengo — Dijo NamJoon recogiendo las gafas, pero...

Crack.

— ¡Lo siento, Jin! ¡Por favor, no me mates! ¡Te compraré unas nuevas! — Exclamó, ahora en el suelo con SeokJin encima de él, intentando bromear mientras fingía estrangularlo, aunque la diversión brillaba en sus ojos azules.

— ¡Idiota! ¡Sabes que fue TaeHyung quien me regaló esas! — Gritó, aunque su tono llevaba más diversión que enojo, mientras luchaba por mantener una expresión seria.

— Lo siento, Jin. Me disculparé con él también — NamJoon cerró los ojos, intentando contener la risa ante la situación.

— Está bien, ahora levántate antes de que reaccione de verdad — Dijo juguetonamente, pasando una mano por su cabello rubio, que brillaba bajo el sol.

— Espera un segundo, ¿estás tratando de decir que lo que hiciste ahora fue tu reacción normal? — Preguntó NamJoon con grandes ojos, aún con SeokJin en su regazo, admirando la belleza de su rostro en primer plano.

— Por supuesto — Respondió con descaro, disfrutando del momento y de la cercanía con NamJoon, quien suspiró y sonrió. Le gustaba ese Kim SeokJin travieso, pero más aún su corazón puro.

— Por cierto, me gusta esta posición. ¿Eres tan salvaje en la cama también? — Preguntó, provocando un sonrojo en el mayor, quien se levantó rápidamente.

— ¡Deja de decir tonterías! — Le golpeó levemente el brazo, y la saga continuó entre risas y juegos.

JiMin presionó el timbre de la puerta y esperó junto a TaeHyung, cuyo cabello caía suavemente sobre su rostro, resaltando sus ojos azules brillantes.

— ¿¡Por qué tengo que estar aquí también!? — Se quejó TaeHyung, cruzándose de brazos, aunque una sonrisa traviesa jugaba en sus labios rosados.

JiMin lo instó a dejar de lamentarse y pensar en una manera de impresionar a JungKook.

— Deja de lloriquear y piensa en cómo podrías impresionarlo. Podrías encontrar algo en su habitación — Sugirió JiMin con una sonrisa traviesa, mientras sus ojos avellana brillaban con complicidad.

— ¡No necesito impresionarlo! — Protestó, sintiendo cómo el rubor subía a sus mejillas, añadiendo un toque de color a su tez.

— Sea lo que sea, mi querido amigo, me encargaré de mantener ocupado a mi papi Yoon para que puedas husmear por la habitación de JungKook... Ya sabes, soy un buen mejor amigo — JiMin suspiró dramáticamente, mientras TaeHyung se disponía a responder, la puerta se abrió.

— Buenos días — Dijo YoonGi perezosamente, rascándose la cabeza, su cabello azul despeinado y sus ojos entrecerrados por el sueño.

— ¡Es por la tarde, Hyung! — Se rió Park, admirando la forma en que la luz del sol iluminaba el rostro pálido de YoonGi.

— Da igual si es mañana o mediodía, estaba durmiendo — Respondió, dejándolos entrar con un gesto cansado pero amigable.

— Hola, Hyung — Saludó TaeHyung tímidamente, recibiendo una sonrisa de YoonGi.

— Entonces, ¿qué tenemos planeado, Hyung? — Preguntó JiMin, con una chispa traviesa en sus ojos.

— Minnie, no sabes cuánto me gustaría... — YoonGi se acercó seductoramente al castaño, quien se mordió el labio inferior, su corazón latiendo con fuerza — Una siesta contigo.

— Está bien, Tae, estaremos arriba — Dijo mientras Min lo arrastraba escaleras arriba, su mano grande y cálida envolviendo la de JiMin.

— Hay videojuegos por ahí para pasar el rato — Añadió YoonGi, señalando un cajón junto al televisor, mientras TaeHyung asentía con entusiasmo, sus ojos azules brillando con emoción.

Una vez arriba, ambos se acomodaron en la cama, frente a frente.

— JiMin, ¿cómo te lastimaste? — Preguntó frunciendo el ceño con preocupación, acariciando la mejilla del menor, quien evitaba su mirada, su rostro ruborizado ante el contacto cercano.

— No es nada, Hyung, solo me golpeé con la puerta... Qué estúpido soy — Se rió, aunque su sonrisa no llegaba a los ojos, sus labios curvándose con una mezcla de dolor y diversión.

YoonGi lo observó con atención, captando la sombra de falsedad en su sonrisa.

— Minnie, no necesitas fingir felicidad a mi alrededor. Solo sé tú mismo cuando estemos juntos. No te juzgaré — Susurró con suavidad, acariciando con ternura el rostro de JiMin antes de depositar un beso en sus labios.

JiMin correspondió al gesto, sintiendo la calidez y la sinceridad detrás del beso, aunque el sabor a cigarrillo aún flotaba en el aire, y percibiendo el amor genuino en cada caricia. Después del beso, YoonGi le dio otro beso, esta vez en la frente, como un dulce gesto de protección.

— Ahora, dime qué pasó realmente — Solicitó, con los ojos llenos de preocupación y comprensión — ¿Quién fue? — Preguntó.

— Park ChanYeol, me molesta porque es más alto que yo — Puchereó, buscando refugio en los brazos reconfortantes de YoonGi.

— Está bien, bebé, no te preocupes por él — Consoló, envolviendo a JiMin con fuerza en un abrazo protector, como si quisiera alejar todas sus preocupaciones.

Mientras tanto, en un café cercano, HoSeok se encontraba con Lee SunMi. Era un pequeño establecimiento acogedor, con el aroma del café recién molido impregnando el aire y una suave melodía de jazz de fondo que añadía un toque romántico al ambiente.

— ¿Qué tal estás? — Preguntó HoSeok con una sonrisa cálida, sus ojos brillando con afecto genuino mientras sus dedos jugueteaban nerviosamente con el borde de su taza.

— Bien, ¿qué haces por aquí? — Respondió ella con alegría, su voz musical y llena de entusiasmo. Su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros, y llevaba un sencillo vestido azul que realzaba la luz en sus ojos.

— Solo quería verte — Confesó, con una mirada que revelaba la profundidad de sus sentimientos. Desde que la salvó de un accidente hace dos meses, no había dejado de pensar en ella. Aquella tarde lluviosa, la había visto resbalar en la calle mojada y, sin pensarlo dos veces, había corrido para evitar que cayera al suelo.

SunMi sonrió, recordando el momento. Se tocó la muñeca, aún recordando cómo HoSeok había sujetado su mano firmemente para evitar que cayera. Sus corazones habían latido al unísono en ese instante, y desde entonces, una conexión especial se había formado entre ellos.

— ¿Almorzamos juntos? — Propuso HoSeok, con una esperanza apenas perceptible en su tono.

SunMi miró el reloj de la pared del café y luego a HoSeok, sus ojos brillando con emoción contenida.

— Claro, mi turno está a punto de terminar, solo diez minutos más — Aceptó ella, con una sonrisa radiante que iluminaba su rostro y hacía latir más rápido el corazón de HoSeok.

Mientras esperaba, observó a SunMi interactuar con sus compañeros de trabajo y los clientes. La admiraba por su amabilidad y la facilidad con la que hacía sonreír a las personas a su alrededor.

SunMi se volvió hacia él con una chispa traviesa en sus ojos.

En otro lugar, NamJoon y SeokJin disfrutaban de una comida juntos en un elegante restaurante. La luz suave y las velas en las mesas creaban un ambiente íntimo y acogedor.

— Este restaurante está bien, pero el mío es mejor — Comentó SeokJin mientras saboreaba su segunda langosta, con una sonrisa de satisfacción.

— Claro, Jin — Dijo NamJoon, con una sonrisa juguetona bailando en sus labios.

— Llámame príncipe. Me encanta cuando me alimentas sin mencionar dietas. Es tu recompensa por ser tan genial — Respondió, con una mirada de gratitud hacia NamJoon.

— No necesitas hacer dieta, bebé. Te quiero fuerte y saludable, príncipe — Contestó NamJoon, guiñándole un ojo.

SeokJin, sorprendido, se atragantó ligeramente con su agua, su corazón palpitando con emociones intensas. NamJoon se levantó rápidamente para ayudarlo, acariciándole la espalda.

— ¡Oh, lo siento! No quería... — Se disculpó NamJoon.

— Yahh, estoy bien — Dijo SeokJin, recuperando la compostura y sonriendo — ¿Intentas matarme o qué?

En ese momento, escucharon la voz de HoSeok acercándose con una chica a su lado.

— ¡HoSeok! — Exclamó NamJoon, sorprendido por la aparición de su amigo.

— ¡Hyung! ¿Qué están haciendo aquí? — Preguntó HoSeok, su expresión radiante.

— ¿Qué crees que hacemos en un restaurante? — Respondió SeokJin, con una sonrisa divertida.

— ¿Es una cita, Hope? — Inquirió NamJoon, arqueando una ceja con curiosidad.

— No, solo vinimos a almorzar. Déjenme presentarles, ella es SunMi — Dijo HoSeok, sus orejas sonrojándose mientras presentaba a su acompañante.

— Encantada de conocerlos, Joonnie, Jinnie. ¿Puedo llamarlos así? ¡Son muy guapos! ¿Todos tus amigos son tan guapos, Hobi? — Exclamó SunMi, su voz llena de admiración y entusiasmo.

HoSeok se quedó petrificado, su corazón latiendo con fuerza. Agradeció cuando NamJoon tomó la iniciativa, estrechando la mano de SunMi con una sonrisa amable, seguido por SeokJin.

— Claro que puedes llamarme Jinnie. Es un placer conocerte, SunMi — Dijo SeokJin, su sonrisa sincera iluminando su rostro. NamJoon asintió con cortesía.

Después de unas palabras más, HoSeok y SunMi se retiraron a su mesa.

— Parece que HoSeok ya no está soltero — Comentó SeokJin, volviéndose hacia NamJoon, sus ojos brillando con complicidad.

TaeHyung se encontraba frente a la puerta de la habitación de JungKook, indeciso sobre si entrar o no. La luz del pasillo se reflejaba en su cabello rubio, creando destellos dorados en su confundida expresión.

— No es apropiado entrar en la habitación de otra persona — Se dijo a sí mismo mientras se revolvía el cabello entre los dedos, sus ojos azules centelleando con determinación — Pero, ¿qué pasa si encuentro pruebas de que él es Bunny?... Ahg, voy a entrar — Inspiró profundamente y abrió la puerta, sumergiéndose en la oscuridad que yacía más allá.

Tragó saliva y avanzó, encendiendo la luz después de buscar unos minutos. La habitación era típica, con una cama cubierta por una manta negra que contrastaba con los colores blanco, negro y rojo que dominaban la decoración. Algunos libros descansaban sobre la mesa junto a una computadora portáti. El aroma del perfume de JungKook flotaba en el aire, intrigando aún más al joven.

Se acercó a una puerta que llamó su atención, sus ojos azules brillaban con curiosidad mientras observaba el pestillo. Notó que estaba cerrada con llave y requería una contraseña, añadiendo un misterio adicional a la situación.

— ¿Qué estarás escondiendo, JungKook? — Se preguntó mientras se frotaba la barbilla, tratando de imaginar cuál sería la contraseña.

Después de varios intentos fallidos, se quedó con una última oportunidad.

— Si fuera Bunny, ¿qué haría? — Se detuvo frente a la puerta, contemplando su siguiente movimiento. Lentamente, ingresó la contraseña, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras cada tecla presionada resonaba en la habitación. Ingresó lentamente la fecha de su cumpleaños.

"Acceso" anunció el sistema, haciendo que su respiración se agitara aún más. Abrió la puerta, y la luz se encendió automáticamente, revelando la sorpresa que aguardaba en el interior.

La habitación estaba repleta de armas y equipos desconocidos para él, cada uno contando una historia silenciosa de aventuras y peligros. Al girar hacia la derecha, confirmó sus sospechas: JungKook era Bunny. El descubrimiento hizo que su mente se acelerara, cada pensamiento girando en un torbellino de incredulidad y temor.

Sin perder tiempo, salió corriendo de la habitación y regresó a su hogar, cerrando la puerta de su habitación y acurrucándose en un rincón, abrazando sus piernas contra su pecho mientras intentaba procesar la avalancha de emociones que lo invadían.

— ¿Q-qué debo hacer ahora? — Murmuró, sumido en la incertidumbre, sus ojos azules reflejando el caos interno que amenazaba con consumirlo.


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