Ꜥꜥֶָ֢⛓️ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo O4

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La oscuridad envolvía a TaeHyung mientras regresaba de la biblioteca, apresurando el paso por el solitario camino apenas poblado por unas pocas almas. El aire estaba cargado de una atmósfera inquietante, y cada sombra parecía cobrar vida propia en la oscuridad de la noche.

"¿Por qué me concentré tanto en ese maldito libro? Ahora todo está oscuro y aterrador. Espera... ¿Son eso pasos que escucho detrás de mí?", pensó, deteniéndose brevemente antes de continuar. Sus nervios estaban a flor de piel, y el sonido de sus propios latidos retumbaba en sus oídos.

Pero pronto, en un callejón, lo detuvieron en seco.

— Oye chico, ¿Estás solo? — Preguntó el hombre borracho, su aliento apestaba a alcohol mientras sujetaba con fuerza el brazo de TaeHyung. La luz de la luna apenas alcanzaba a iluminar su rostro desaliñado y su mirada desquiciada.

TaeHyung, paralizado por el miedo, apenas pudo articular palabra.

— D-déjeme — Balbuceó, temblando de pies a cabeza.

— No antes de que me divierta un poco contigo — Dijo el hombre con una sonrisa siniestra, mientras lo tomaba del cuello y se inclinaba hacia él, su aliento fétido envolviendo el rostro de TaeHyung en un halo repugnante.

TaeHyung cerró los ojos, presa del terror, hasta que dejó de sentir peso alguno sobre él y los abrió rápidamente.

El hombre yacía en el suelo, inmóvil, mientras otro individuo lo golpeaba sin piedad. La figura del agresor estaba envuelta en sombras, apenas visible bajo la luz parpadeante de un farol cercano. Cada golpe resonaba en el callejón, llenándolo de un eco siniestro.

Aturdido, se preguntaba qué hacer. Entonces, una voz familiar lo dejó helado.

— ¿Cómo te atreves a tocar lo mío? — Susurró aquella voz. Era profunda y amenazadora, enviando escalofríos por la espalda de TaeHyung. Reconoció esa voz, aunque nunca pensó que tendría que enfrentarse a ella en circunstancias como estas.

El hombre sacó un cuchillo, y TaeHyung retrocedió contra la pared, petrificado. "No puede ser él", pensó mientras el hombre apuñalaba al otro sin piedad. Cubrió su boca intentando retener su grito, horrorizado.

El hombre yacía muerto en el suelo, y cuando se volvió, lo vio a él, vio al hombre con su máscara de conejo aterradora.

— Eres... Tú — Logró articular, su voz apenas un susurro tembloroso en la noche.

Aquel hombre se levantó lentamente, su figura imponente bajo la luz lunar, su cuerpo cubierto de sangre que empezaba a gotear por sus manos.

— Sorpresa, bebé — Dijo, con una sonrisa sádica bajo la máscara que ocultaba su rostro.

— No, no, no — Murmuró TaeHyung, su voz temblorosa y apenas audible en la quietud de la noche.

Empezó a correr desesperadamente hacia su casa. Sus pasos resonaban en el silencio de la noche, su corazón latía con fuerza desbocada en su pecho. No se detuvo hasta que llegó, temblando y jadeando, tocando el timbre frenéticamente. Echó un vistazo hacia atrás y no lo vio por ningún lado.

— Mierda — Soltó, buscando sus llaves, sus manos temblaban con tal intensidad que le costaba mantenerlas firmes.

"Cálmate, cálmate", se dijo a sí mismo cuando las llaves cayeron al suelo. Se agachó para tomarlas y torpemente intentaba abrir la puerta.

— Necesitas ayuda, bebé.

La voz lo paralizó, un escalofrío recorrió su espalda mientras se esforzaba por mantener la compostura. Trató de contener sus lágrimas y tragó saliva. Sintió una mano del hombre posarse alrededor de su cintura y la otra mano, aún ensangrentada, buscando la suya temblorosa que sostenía la llave.

— ¿Me extrañaste, bebé?

TaeHyung cerró los ojos cuando la máscara rozó su cuello, sintiendo el aliento del hombre.

— Te extrañé tanto — Murmuró, ejerciendo presión en su agarre — Tu aroma, tu cabello suave, tu cuello sin marcar — Dio un mordisco en el lugar mencionado.

Un jadeo lastimero escapó de los labios de TaeHyung, el dolor que sentía era abrumador.

— Gime para mí, bebé — Le susurró, aquel apodo lo hacía estremecer — Habla — Exigió, su voz llena de un tono amenazador.

El miedo no le permitía hablar, ninguna palabra podía salir de su boca.

— Habla, mierda — La desesperación inundó al hombre tras él, sus ojos destellaban con ira contenida.

— P-por favor, no hagas esto — Murmuró entre lágrimas, sintiendo que su mundo se desmoronaba a su alrededor.

— No llores — Le ordenó con voz llena de cólera, sus palabras resonando en el aire helado de la noche.

TaeHyung se sentía atrapado en su agarre, temblando ante la amenaza implícita.

— Escapas de mí, cariño, serás castigado — Sus palabras hicieron que TaeHyung se estremeciera nuevamente, el miedo paralizándolo hasta el núcleo de su ser — Hasta pronto, bebé — Su aliento cálido rozó su cuello, ya marcado por la sangre que brotaba. Luego de hacer eso, se retiró rápidamente de allí, dejando a TaeHyung solo con su miedo y su desesperación en la noche oscura y silenciosa.

La voz de NamJoon llamó a TaeHyung desde lejos, sacándolo del trance de terror en el que se encontraba. El sonido de sus pasos se mezclaba con el viento nocturno, creando una atmósfera inquietante que envolvía a TaeHyung en una sensación de desasosiego.

— ¿¡TaeHyung!? — Habló NamJoon, visiblemente preocupado, desde el otro lado de la carretera, su voz resonando en la oscuridad como un eco lejano — ¿Estás bien?

TaeHyung se giró hacia la fuente del sonido, sus ojos aún nublados por la confusión y el miedo. La luz de la luna apenas iluminaba su rostro pálido y sudoroso, destacando los mechones de su cabello que caían desordenados sobre su frente.

— S-sí, tengo que irme — Logró articular, su voz apenas un susurro tembloroso, mientras se apresuraba a abrir y cerrar la puerta tras de sí, dejando a NamJoon solo en la penumbra de la noche.

Necesitaba aire desesperadamente. Cada respiración era un esfuerzo sobrenatural mientras corría hacia su habitación y luego al baño. Abrió la ducha y se dejó envolver por el agua tibia, sintiendo cómo la presión del líquido calmaba su agitado corazón. Sus sollozos resonaban en la habitación mientras se apoyaba contra la pared, sintiendo el dolor palpitante en su cuello, donde una marca roja se destacaba como un recordatorio tangible de su terror.

— P-pensé que podría escapar, que dejaría de buscarme... Ahora, ha vuelto — Murmuró entre lágrimas, sus ojos abiertos de par en par llenos de terror, reflejando la angustia que lo consumía por dentro.

Envuelto en una toalla, se quedó parado frente al espejo, observando la herida en su cuello con detenimiento. La piel enrojecida y ligeramente hinchada parecía latir con su propio pulso, una prueba tangible de la realidad de su pesadilla. "Sigue siendo una fiera", pensó, recordando con amargura el encuentro anterior con su acosador y el violento enfrentamiento que siguió.

Después de curar su herida con manos temblorosas, se puso su sudadera con capucha, sintiendo cómo la tela gruesa le ofrecía una sensación de seguridad. Comenzó a pensar en lo que sucedería a continuación, su mente llenándose de temores y dudas mientras luchaba por encontrar una solución a su angustiante situación.

Temía que si le contaba a SeokJin, podrían lastimarlo, recordando con horror el accidente que ocurrió la última vez que su hermano intentó interponerse en el camino de ese hombre. Después de lo que pasó con Bunny, sí, así se hacía llamar aquel hombre que lo acosaba, dejaron su ciudad natal y llegaron a establecerse en Seúl. Si permanecía en silencio, el pasado se repetiría. Después de pensarlo mucho, por un tiempo, decidió quedarse callado, y esa noche se fue a la cama sin cenar, con los ojos hinchados y rojos por el llanto que había tratado de ocultar, sumergido en un mar de preocupaciones y miedos.

En la oscura noche, la ventana de TaeHyung estaba abierta, una invitación silenciosa para alguien determinado a entrar. La brisa nocturna susurraba entre las cortinas, llevando consigo el aroma a humedad y misterio que envolvía la casa en una atmósfera casi mágica.

El hombre con la máscara de conejo contempló a TaeHyung dormir pacíficamente, abrazando su peluche de león con ternura infantil. Bunny, como lo llamaba, sonrió ante la vista, su obsesión por TaeHyung latiendo en cada fibra de su ser.

Después de dos años separados, no había un solo día en que no lo buscara. Bunny era un psicópata, incapaz de expresar sus emociones de manera convencional. La fuerza era su única forma de comunicación, una forma retorcida de amor que lo llevaba a extremos impensables.

Al día siguiente, el estrés de TaeHyung era palpable, y JiMin lo notó. Pero TaeHyung se aferró a su silencio, atribuyendo su ansiedad a los exámenes. Mientras tanto, en la sala de estar, JiMin intentaba sacarle la verdad, mientras SeokJin irrumpía furioso, sus ojos centelleando con determinación.

— Hoy no — Suspiró TaeHyung, su voz cargada de cansancio y desesperación, antes de seguir a su hermano fuera de la casa, donde una confrontación parecía inevitable.

— ¿Cómo te atreves a decirme eso? — Exclamó SeokJin con dramatismo, mientras señalaba a NamJoon, quien también había salido de su hogar, su expresión seria reflejando la gravedad del momento.

JiMin arqueó las cejas, contemplando la escena como si fuera un guion recurrente en el camino. TaeHyung, con su cabello ligeramente despeinado, encogió los hombros con despreocupación, mientras sus ojos brillaban con curiosidad, fijos en los dos hombres frente a ellos.

— ¿Por qué parece sacado de un kdrama donde siempre pelean en la carretera? — Inquirió JiMin, su tono teñido de curiosidad, mientras sus ojos avellana destellaban con intriga.

— Es solo mi opinión. ¿Por qué estás tan molesto? — NamJoon frunció el ceño, confundido, mostrando sus tatuajes en el cuello que se insinuaban bajo su camisa, mientras SeokJin lo observaba con sorpresa y exasperación entremezcladas, sus ojos centelleando con intensidad.

— Van a despertar a Yoon con sus gritos, y luego él se desquitará conmigo — Anticipó JiMin preocupado, consciente de la dualidad del carácter de YoonGi, calido y frío. Con pasos decididos, se adelantó.

— JiMin, mejor no... Está bien, no dije nada — Suspiró TaeHyung cuando sus palabras cayeron en oídos sordos, su mirada perdida en la distancia, reflejando una mezcla de resignación y complicidad.

— Hyungs, van a despertar a mi Yoon, quiero decir, a YoonGi Hyung. Olvidenlo, por favor, continúen — Retrocedió JiMin, dejando que el silencio llenara el espacio entre ellos, sus manos temblando ligeramente a su lado.

— Te lo dije — TaeHyung esbozó una sonrisa cómplice, su voz suave y melodiosa mientras JiMin rodaba los ojos en respuesta, suspirando con resignación.

— ¡Vamos, admite que te gusta! — Instigó SeokJin, rompiendo el silencio con un tono juguetón, su cabello rubio ligeramente alborotado por la brisa.

— ¡Ni hablar! — NamJoon se mantuvo firme en su posición, negando la afirmación con determinación, sus ojos avellana centelleando con determinación.

— ¿Quién demonios se atreve a despertarme con sus gritos?... ¡NamJoon! — La ventana de la habitación de arriba se abrió bruscamente, revelando a un YoonGi ahora enfadado y somnoliento, sus ojos entrecerrados con irritación.

— Hyung lo empezó — NamJoon se apresuró a señalar con un gesto defensivo, su voz un poco ronca por la sorpresa.

— ¿Acaso me importa quién lo inició? Necesito dormir, no escuchar sus gritos irritantes — Vociferó YoonGi, su voz cargada de irritación, su cabello azul despeinado y su rostro adormilado denotando su molestia.

— ¡Hyung, no te enojes, por favor! — Intervino JiMin con un tono suave, tratando de calmar los ánimos, su voz temblorosa mientras luchaba por mantener la compostura.

— ¡Oye, abuelo, cómo te atreves a llamar mi grito irritante! — Contraatacó SeokJin, su mirada desafiante clavada en YoonGi, sus labios curvados en una sonrisa burlona.

YoonGi descendió rápidamente del segundo piso, su determinación evidente mientras se dirigía hacia JiMin, su cabello azul oscuro cayendo sobre su rostro en mechones rebeldes.

— ¿Por qué mi hermano y mi mejor amigo son tan extraños? — TaeHyung suspiró, como si tratara de entender la dinámica peculiar de su entorno, su voz suave y melódica reflejando una mezcla de desconcierto y cariño — Hyung, detente ahora — Intervino, tratando de contener a su hermano, cuya ira estaba dirigida hacia NamJoon.

— No — SeokJin protestó con vehemencia, ignorando las súplicas de TaeHyung, su postura firme y decidida.

— ¡Ayuda! — NamJoon luchaba por liberarse de la fuerza de SeokJin, su cabello grisáceo despeinado por la refriega, mientras TaeHyung intentaba separarlos, su expresión de preocupación evidente en su rostro juvenil.

En medio del caos, NamJoon retrocedió accidentalmente, empujando a TaeHyung, quien cayó al suelo con un gemido de dolor, su cabello rubio revuelto y sus ojos azules llenos de sorpresa y dolor.

— ¡Tae, lo siento! — Soltó a NamJoon de inmediato, preocupado por el bienestar de TaeHyung, su voz llena de angustia mientras lo miraba con preocupación, sus manos temblando ligeramente.

— ¡Alto! — Una voz resonó, cortando a través del caos y deteniendo a todos en su lugar, su autoridad innegable en cada palabra pronunciada.

— Mierda — Murmuraron NamJoon y YoonGi simultáneamente, reconociendo la autoridad en la voz que los había interrumpido, sus miradas convergiendo en dirección a la fuente del sonido, llenas de sorpresa y reconocimiento.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro