35. Заяц погнался за охотником.

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GYULA

Acabe llegando más rápido al segundo pueblo de lo que pensé, la adrenalina hizo de las suyas, la idea de perder a Tabitah me agobiaba, ni siquiera podía imaginar un futuro sin ella, ahora que la conocía no podía imaginar un <<después>> en el que Tabitah no fuera protagonista, estando ella a mi lado cientos de futuros probables se abrían ante mis ojos. Era curioso como una sola persona podía cambiar tan drásticamente mis planes y devolverme las ganas de vivir. En ese punto de mi vida mis manos están tan manchadas de sangre que ni todo el jabón del mundo o todo los rezos en busca de perdón podrían quitar la sangre en mis manos, estoy consciente de que soy un asesino, una de las peores pestes de la sociedad pero si dijera que estoy arrepentido, seria una jodida mentira, siempre me console en el hecho de que mis víctimas eran peores que yo: caníbales, violadores, pederastas y secuestradores; ya he acabado con un total de dos ciudades y se suponía que Villanelle sería la tercera, pero bueno, una chica de ojos incoloros se interpuso en mis planes.

Y no podía estar mas agradecido por eso.

Cargue con el peso de haber sido parte de eso, creí que asesinando a las personas con las mismas creencias que yo tuve de niño todo seria perdonado, porque incluso los que no sabemos somos responsables de tales actos, la ignorancia no es una excusa. Solía pensar que yo era inocente de todo mal, que por no saber lo que realmente sucedía estaba absuelto del pecado, eso fue...hasta que William, el enfermo que durante años llame padre, trajo a Wanda de regreso, supuestamente le habían hecho unas pruebas, para tratar de verificar su pureza y fidelidad a la secta, eso dijo William, eso era en realidad una vana excusa para ocultar que por años abuso de su propia hija, no solo eso, si no que empezó a embarazarla y vender a sus hijos, hijos del incesto y el abuso. William "amaba" tanto a Wanda como para no dejar que otros hombres la tocaran, le hizo creer durante años que ese, ese era su deber divino para con su padre, mi madre era una inútil, lo único que hacía era encerrarse en el cuarto de Wanda y llorar por el destino de su única hija.

Jamás enfrentó a William.

Nunca quiso pelear por Wanda.

Un día, Wanda se dio cuenta que eso, eso era enfermo, veía a las otras chicas de su edad teniendo una relación completamente distinta con su padre, creo que principalmente se dio cuenta cuando fuimos de vacaciones a la playa y William fue arrestado por abusar de tres niñas menores de catorce años, maldicion, no estuvimos allí ni un mes pero William no pudo mantener su aberrante pene bajo control. Y Wanda se negó a seguir con su "deber divino", como resultado William se la llevó a Grimore, allí pudo simplemente sujetarla las veinticuatro horas del día a una cama con las piernas separadas y hacer todo lo que su inmunda cabeza quisiera, en su desesperación Wanda aceptó seguir con su "deber divino", todo con tal de salir de Grimore e ir a casa, allí William siguió forzandola y nada cambio. ¡EL MALDITO BASTARDO INCLUSO LA DEJÓ INVÁLIDA! Tanto fue el abuso y el dolor que Wanda ya no podía ni caminar. Ahora que lo pienso...es posible que mis supuestos "hermanos menores" sean en realidad hijos de Wanda con el malnacido de William, por un tiempo pensé que yo también era fruto de la aberración, pues Wanda se desarrolló a una edad temprana, pero una prueba de ADN confirmó que era hijo del bastardo de William y la perra inútil de su esposa.

Cuando me enteré de todo fue porque lo descubrí en pleno abuso, los llantos y súplicas de Wanda llegaron a mis oídos, apenas me vio el maldito solo sonrió y me dijo que esperara afuera. Me dio una larga conferencia sobre el porque un hombre, un verdadero hombre siempre debía cumplir sus deseos, sin importar el costo, verdadero hombre de mierda. Y ese día empece a planear el asesinato de mi familia, empecé con algo simple: pequeñas dosis de veneno en la comida, luego, sin que alguien me viera lance cuchillos al rostro de mi madre cada vez que ella pasaba debajo de las escaleras; la casa Vodja siempre ha tenido esa característica, escaleras en forma de caracol, con algunas zonas cubiertas por muros de mármol, no fue difícil lanzar un cuchillo y luego ocultarme tras el ; la malnacida esa perdió un ojo gracias a mi y cientos de cicatrices en su maldita cara, asqueroso cuerpo y cojeaba gracias a un cuchillo que se clavó en su tobillo. William tenia sus sospechas, pero no podía probar que un "inocente" niño pudiera hacer tal cosa, aun así eso no evito que me lastimara: le encantaba mucho golpearme con todo lo que tuviera en mano, una vez me arrojó una estatua de hierro solida a la cabeza, solo por caminar frente a él; nunca entendí el porqué lo hizo, decía que yo era un alfa y los alfas eran poderosos, hacen lo que quieren cuando y como lo querían, sus deseos jamás debían ser controlados pero si cumplidos, decía que tenia sangre de dioses y reyes, pero en especial que algún día iba a entender el porqué de sus acciones. 

Curiosamente no dijo lo mismo la noche del incendio.

Me gritaba que le abriera la puerta, que era mi padre y le debía la vida, y total sumisión hacia el, no voy a mentir, fue sumamente gratificante verlo arder en fuego y desee que las llamas del infierno lo consumiera, sus gritos eran la mejor parte de todas, tantas veces que hizo gritar y llorar a Wanda, ahora eran recompensadas. Merecía morir, mil y un billón de veces más, el y sus colegas, incluyendo al depravado de Eddie Al Bhatt y el bastardo de su hijo, Edgar, que aunque era menor que yo ya demostraba una depravación digna de su padre. 

Los mercenarios estaban más que dispuestos a ayudar. Ya habíamos trabajado juntos, en especial al respecto de las diversas ciudades libres. Nuestra rutina era la misma y había sido infalible durante mucho tiempo: esperaríamos a que fuera el jueves santo, donde todos estarían en la Kanisa de su respectiva colonia, luego usando candados los encerramos en su interior y prendemos fuego a la Kanisa, con ellos dentro de la estructura, siempre nos quedamos un par de minutos, a veces algunos saltan por las ventanas e intentan escapar, es allí cuando tomamos nuestras armas y les disparamos sin piedad. Los niños están a salvo, ya que los menores de edad no tienen permitido ir a las Kanisas, ya que aún son jóvenes por ende no entienden la importancia de dichos lugares. Salve a varias personas, me refugie en el hecho de que estaba haciendo un bien mayor, pero cargué en mí la culpa de algunas vidas inocentes que se perdieron en el proceso, porque sí, lo sé, yo no soy nadie para impartir justicia de esa manera, ni siquiera Allegra o la legión tienen ese derecho.
Tome la justicia en mis manos, usando mis propios traumas y experiencias para acabar con ellos, porque sentía que la muerte de Wanda era mi culpa. Si, yo la deje quemarse en fuego, pero fue por su propia decisión, esa noche corrí a su habitación, pensé que estaría asustada, confundida, quería salvarla, quería salvarla, pero al llegar a su habitación me di cuenta de que era demasiado tarde, al menos para ella: sus ojos estaban hundidos, pero brillaban de una forma hermosa, acariciaba su vientre abultado y miraba tranquilamente las llamas ardiendo a su lado, que empezaban a quemarse; había robado el arma de mi padre, de William por si acaso, ella me sonrió, por primera vez en años ella sonrió, Wanda quería acabar con todo, sabía que no podia vivir asi, no queria vivir, porque...¿Cómo podría vivir sabiendo lo que ella sabía? Ella no me lo dijo, pero sus ojos, su hermosa mirada me dijo todo lo que necesitaba; le apunte a la frente, ella cerró los ojos, aun sonriendo...estaba tan en paz, ella lo esperaba, ella lo quería, lo necesitaba, era su única salida, años de tormentas debían terminar.

Ella...

Ella simplemente no quería vivir más. 

Y deje que pasara. Cumpli su deseo. Acabe con su martirio, incluso con un hoyo en la frente ella siguió sonriendo. 

Estaba en paz.

Su bastardo no me importaba, lo deje morir como la aberración de la cual era resultado. Y cargue con la culpa de haber asesinado a mi hermana, a mi inocente hermana. Acabe con pedófilos, caníbales, violadores, asesinos, secuestradores e incluso necrofilicos. Me convertí en una luz para quienes la oscuridad los consumía. Los libere de los monstruos que los mantenían cautivos. Sin importar cuanto lo merecían, sin importar cuanto merecían padecer las muertes mas horribles del mundo el peso emocional que abarca acabar con una vida siempre es grande, en especial porque yo también fui parte de eso alguna vez, ser un niño no era una excusa, porque escuche por años los gritos y el sufrimiento de Wanda y solo guarde silencio, porque eso me enseñaron. Cargue con el peso emocional de matar a tanto pecadores como inocentes, a la vez que lidiaba con mis deseos de morir. Pero ahora...jamás había deseado vivir tanto como desde que conocí a Tabitah.

Los mercenarios y yo llegamos a Villanelle. Por primera vez en años rece, rezaba para que ninguna hubiera hablado y dicho la entrada en el muro, si hablaban no podría salvarlos. Al parecer nadie había dicho nada, porque, al igual que siempre, esa zona pantanosa del bosque estaba abandonada. En si no estábamos muy preocupados por las personas de Villanelle. Allegra hizo un ataque directo a la Ciudad Libre de New Hope, literalmente erradicó la ciudad gracias a su ejército, los uniformados debían estar yendo hacia New Hope, específicamente al Grimore de New Hope para salvar la mercancía, pobres personas. Pobres hombres, pobres mujeres y pobres niños. Sin contar todos los jóvenes inocentes que murieron por la aberración de sus padres. Además que sus ciudadanos estarían reunidos en las Kanisas, siempre que había algún ataque a sus ciudades o instalaciones se deben ocultar en búnkeres bajo las Kanisas, que son sus iglesias. Pero sabía que ciertamente no se iba a ocultar, ocultarse en el búnker sería condenarse, porque ciertamente creían que sus dioses los salvaran, una de vez, cuando era niño, hubo un bombardeo en esta ciudad, estaba asustado, pero William me sujetó del hombro y dijo que me quedara quieto, una familia cometió el error de ir al búnker, al dia siguiente fueron ejecutados públicamente y sus hijos dados a otra familia más digna. Al llegar a la Kanisa nuestra predicción resultó ser cierta, en vez de estar ocultos bajo algún bunker ellos estaban haciendo su servicio como si nada, pero me sorprendió el hecho de ver a Liana en el púlpito hablando frente a todos. Que extraño, las mujeres no tienen permitido hablar, solo cantar para los dioses.

— Vamos a ver a quien le rezan ahora — dijo uno de los mercenarios cargando su arma.

En total éramos siete, armados hasta los dientes y con un gran entrenamiento militar. Cuando escape de Villanelle no sabía a donde ir y Varela estaba reclutando personas para su ejército, era eso o morir de hambre en las calles, me aceptaron en los Jenízaros,  el ejército mas letal del mundo.

— No puedo esperar a clavarles una maldita bala es sus putas cabezas.

Entendía ese sentimiento, en especial a ese mercenario porque su hijo fue robado por Un Mundo Libre y nunca mas lo volvio a ver, cuando quiso recuperarlo le lanzaron dinero a la cara, haciéndole saber que fue vendido como esclavo sexual. Jamás volvió a saber del chico, hasta el dia de hoy no sabe si esta con vida o fue violado hasta la muerte, ni siquiera si sigue en el país. Liana sonrió con orgullo, pero...ella no llevaba su velo, era prácticamente un sacrilegio que una mujer saliera sin su velo de su hogar, algo singular sin duda alguna estaba pasado. Pero cada segundo que pasaba Tabitah y los demás podrían estar sufriendo una agoniosa muerte. Nos escabullimos alrededor de la estructura, cerrando cada puerta y ventana con sigilo, era algo que sabía hacer muy bien, se podría decir que hasta era parte de una rutina que tuve por años: ir a las ciudades libres, hacerme pasar por un deseoso de su palabra, ganarme su confianza y luego, hacerlos arder en el infierno. Me quede a pocos metros de la Kanisa, mientras cinco de los mercenarios se preparaba para saltar y masacrarlos a todos. Ninguno debía vivir.

— ¡Que el Hacedor y el Excelso esté con ustedes! — dijo Liana con gran júbilo, necesitaba que ellos crearan la distracción para ir a Casa Roja, allí siempre llevaban a los que consideraban "pecadores" para un juicio.

— ¡Que así sea! — todos respondieron llenos de alegría. Sin saber que pronto esa alegría va a desaparecer.

Todos sonreían, con la mirada fija en Liana. Enserio me sorprendía la forma en que le lavaron la mente a estas personas y ellos le llenaban la mente a sus hijos de actos aberrantes y bestialidades. 

— Han sido unos meses difíciles para nuestra comunidad— al principio Liana pareció nerviosa, pero poco a poco la calma la inundo, si no estuviera tan ciega por la secta habría sido una gran oradora —, hemos sufrido la traición de personas que amábamos, en las que ciegamente confiamos, pero sus corazones y pensamientos han sido corrompidos por el pecado, y la avaricia — Liana suspiro, tomando una gran bocanada de aire, como si tuviera miedo de lo que estaba por decir, sus ojos se cristalizaron y aunque sonreía, podía ver que quería gritar, supe al instante el porque de su actitud —. Entre ellos mi hermana. Nosotras somos pecadoras, por eso ruego a nuestros dioses que en su próxima vida alcance la perfección absoluta y sea redimida, salvada del fuego intergaláctico — nuevamente tomó una gran bocanada de aire y dijo: — será doloroso, pero el precio del pecado, de la duda y de la imperfección es la muerte, así es, así fue y así será. Hecho está.

— ¡Hecho está! — gritó la congregación al unísono.

Me mordí la lengua para no gritar, ¿Como podía actuar así ante la sentencia de muerte de su hermana? Pero eso no era todo: Liana, una mujer, sin velo y hablando en público acababa de dictar una sentencia de muerte; de niño eso ameritaba muerte por lapidación; estaba genuinamente confundido, ¿Cuando Un Mundo Libre se volvió  libre? Creo que esto, la gran aceptación de las relaciones homosexuales y la brutal muerte que reciben los violadores al abusar de una mujer de alto rango son de las pocas cosas positivas de la secta, aunque de cierto modo no está bien, siempre encuentran la manera de joderlo un poco, por ejemplo; la mayoría de Novios son chicos robados, sin elección de una vida distinta, sometidos a un hombre que ni conocen.

— Las Dalías y yo, les rogamos, no, imploramos que se mantengan en completa sumisión con nuestros dioses. Desconfíen, no crean, no piensen, porque el que introdujo el pecado en nuestra perfecta y pura comunidad fue el mismo al que con tanto cariño, recibimos y enseñamos nuestras doctrina...

Ambas puertas de la iglesia se abrieron de golpe por completo, las puertas chocando contra la pared género un sonido estruendoso. El tiempo pareció detenerse.
Los mercenarios entraron corriendo, tirando balas a todo lo que se moviera, al instante todos cayeron al suelo, Liana fue golpeada por varias balas y cayó al suelo mirando hacia el techo. La vi exhalar su último aliento, incluso en sus últimos momentos seguía creyendo en un paraíso intergaláctico, lo vi en sus ojos, estaba en paz, incluso sonriendo. Ellos no merecían tener paz. 

— ¡AL SUELO! ¡MALDITOS ENFERMOS DE MIERDA! ¡UN SOLO JODIDO MOVIMIENTO Y TODOS VERÁN AL HACEDOR Y AL EXCELSO HOY MISMO! — la rabia en sus ojos y palabras, las conocía bien, estaban cansados, cansados de Un Mundo Libre, de tanto sufrimiento, de tantas pérdidas, pero sobretodo, cansados de cargar con el peso que indica vivir sabiendo todo esto. Por eso aceptaron este trabajo, porque saben que van a morir.

Me aleje de la iglesia, porque yo también estaba cansado, pero...no quería descansar aun, no sin Tabitah segura, no sin vivir todo aquello que por breves momentos pensé. No quiero descansar, no ahora, no ahora que tengo a alguien con quien compartir esa carga.
Fui directo a la Casa Roja. No me tome la molestia de esconderme, las pocas personas que no fueron a la Kanisa estaban corriendo hacia allí, en un patético intento de salvar a las aberraciones dentro de esa estructura. El único mercenario que no entro en la Kanisa le disparaba al pecho de cada persona que veía, a algunos en la cabeza, pero lo hacía con una sonrisa mientras corría a mi lado. Como predije, debido al tiroteo Casa Roja quedó por completo desprotegida, un tiroteo siempre es una gran distracción, lo aconsejo plenamente. Entramos fácilmente a las instalaciones, revisamos cada habitación con las armas listas para disparar, el cielo se estaba ocultando y justo en la cúspide la tarde, la vi: con un vestido tan blanco como sus ojos, se veía tan frágil y débil, tenia sus manos juntas en muestra de sumisión, tenia un vendaje en su rostro, justo donde la herida que dejaba ver sus dientes y encías estaba,  pero lo que sin duda mas me perturbó fue el arma que le apuntaban directamente debajo de la quijada.

— Te mueves y ella muere — dijo Bastián sujetando el arma y el cuello de Tabitah, listo para disparar.

Ella apretó los dedos y sus ojos se abrieron, derramando una lágrima al darse cuenta de lo que estaba a punto de pasar.

— Sueltalá — demande apuntándole con el arma al igual que el mercenario.

— ¿O qué? ¿Vas a matarme? Un plan patético sin duda, ¿Enserio creíste que ibas a destruirnos? Ahora, bien, danos el teléfono, según escuche de una fuente confiable — Bastián apretó la punta de la pistola en la mejilla de Tabitah, ella cerró los ojos, también estaba cansada, pero no podía permitirlo, simplemente no podía, ella tiene que vivir — que grabaste unos "testimonios" de los herejes que te llevaste, dámelo y quizás haya misericordia para ti, y los tuyos — busque una forma de dispararle sin herir a Tabitah, pero el bastardo estaba tan bien oculto detrás de ella que era imposible no herirla incluso matarla en el proceso. De repente los ojos de Bastian se torcieron, gire rápidamente para encontrarme con dos hombres que sujetaban a Raquel de los brazos, casi gritó, la pobre tenía el cuerpo lleno de moretones y heridas recientes, incluyendo un gran trozo de cuero cabelludo que colgaba de su cabeza —. Tic-tac, Gyula, el tiempo se acaba y alguien tiene que morir.

Apreté los dientes rendido, ¿Qué debía hacer? Por un lado Raquel, una niña de catorce años y por el otro la joven que me devolvió las ganas de vivir. Suspiré, rendido.

— Está bien — la voz asustadiza de Tabitah me hizo estremecer —, está bien, Gyula — ella sonrió débilmente con sus ojos llenos de lágrimas, sus ojos incoloros, estaba tranquila, estaba triste y ya había aceptado su destino —, házlo — dijo cerrando los ojos, esperando el disparó, pero incluso ahora estaba sonriendo.

— No...— murmuré —, no puedo, no puedo Tabitah, yo...yo te amo — susurré — ¡Te amo Tabitah! — está vez lo grité, ella abrió sus ojos sorprendida, pero sin dejar de llorar.

— Gracias, Gyula.

Fue lo único que respondió. Aún esperaba el disparo.

— ¡Que tierno! — el odió de Bastián era latente en su voz, tomó a Tabitah del cabello y enterró la punta del arma en sus cuello, haciendo que no pudiera respirar —. ¡El tiempo se acaba Gyula! ¿Qué vas hacer?

Sabía lo que debía hacer, pero también lo que debía sacrificar por ello, era un precio muy grande, pero estaba dispuesto a pagarlo.

— Está bien — tomé el teléfono, no había logrado encenderlo después de esa primera vez, pero era obvio que la información seguía allí, intacta, al igual que las grabaciones —. Es tuyo, pero primero tienes que liberarlas — Bastián sonrió con malicia, sabía que había ganado, no podía, rayos, no podía perder a Tabitah y eso él lo sabía.

— Eh...no, mejor no, libero a Raquel primero y a Tabitah después, ¿Vale?

Asentí, no es como si tuviera mucha opción. Los hombres soltaron a Raquel, que fue tomada por el mercenario.

— Sacala de aquí — dije —, asegúrate de que viva.

Él asintió y se fue con Raquel en sus brazos, al menos ella podría crecer, perdonar y olvidar o crecer, y posteriormente vengarse de quienes tanto daño le hicieron. Imploré que tomará la segunda opción.

— Ahora tú turno — lancé el teléfono y uno de los hombres lo tomó en el aire, para después tirarlo al suelo y destruirlo con las balas de su arma —. Dime algo, Gyula — la voz de Bastián era peligrosa —, sabes que sólo una vivirá, ¿Verdad? Dime entonces, ¿Quién ha de morir?

— Yo...— susurré dejando caer el arma al suelo, que al instante fue tomada por esos hombres y alejada de mí alcance. Tabitah me observó angustiada, lo bueno de esto era que podría ver esos hermosos ojos incoloros por última vez.

— ¿Sabes que día es hoy? Hoy es diez de diciembre.

Asentí dándome cuenta de que hoy iban hacer el sacrificio anual, de seguro yo, Tabitah, Chloë y Wahr íbamos a morir sacrificados a esos dioses paganos y falsos.

— Y sabes que el sacrificio debe ser voluntario, ¿No? — asentí —. Bueno, te escuchó.

Observé a Tabitah fijamente, sabiendo que quizás nunca más la volvería a ver.

— Yo debo morir.

Bastián cerró los ojos suspirando con alivió.

— Gracias.

De repente escuché unos disparos a fuera y varios uniformados aparecieron por la puerta de Casa Roja, rápidamente inmovilizando mi cuerpo en el suelo. Aún así estaba tranquilo, porque Tabitah estaba a salvo.

— Muchas gracias, Gyula — dijo Bastián que de repente había tomado un tono tranquilo y dulce.

Cerré los ojos esperando el final. Era un final ciertamente digno, morir por la persona que amas, era mucho mejor que morir por un suicidio. Estaba tranquilo, en el suelo, con esos hombres golpeandome y pateandome, hasta finalmente hacerme escupir sangre y hacer mis costillas ceder, y quebrarse en un traqueo impresionante pero una voz me hizo estremecer y desear con todo mí ser haber huido de aquí, haber ido en busca de Allegra y no mirar atrás.

— ¿Lo hice bien?

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