11

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng



JJ y yo íbamos lo más rápido que podíamos. Habíamos cogido la caravana y nos dirigíamos hacia la casa de Kiara.

Yo iba en el asiento copiloto, mientras que JJ conducía. Estábamos muy nerviosos.

—Pensaba que esos tipos iban a parar después de que dos muriesen —JJ hablaba solo en voz alta, por lo que yo miraba con más confusión sin entender nada.

Había dejado de preguntar cosas porque JJ estaba demasiado en shock como para explicarme algo, solo quería salir de allí y yo le ayudé.

Miré la pistola que estaba en la guantera. Aunque le pedí que no lo hiciese, la cogió y la metió allí. Nada le iba a hacer pensar que no era necesaria. Nunca había visto a JJ así, ese día estaba más raro de lo normal, así que tampoco quise molestarlo ni prohibirle nada.

Apoyé mi cabeza en la ventana mientras lo miraba susurrar cosas y pasar su mano por el pelo repetidas veces. Tenía que calmarse.

—Es que no lo entiendo. ¿Quiénes eran esos ahora? ¿Eh? —me miró con los ojos muy abiertos y yo me encogí de hombros. No podía darle una respuesta—. ¡No nos vamos a librar nunca de esos hijos de...!

—¡Ya basta!—grité furiosa. JJ calló al instante y yo aproveché el momento para hablar—. Cállate ya. Vamos a casa de Kie y hablamos tranquilos —entoné con fuerza la última palabra para que me hiciese caso—. Ahora mismo estás muy nervioso y no puedes pensar con claridad, así que será mejor que te tranquilices y entonces podremos pensar algo.

—Es que no lo entiendes —repetía con ese tono—. Unos tíos trataron de matarnos dos veces, Olivia; ¡dos! Acabaron muertos. Pero una de esas veces entraron en la casa de John B con nosotros dentro en busca de un compás. Pensaba que eso se había acabado ya porque el oro puede estar en cualquier parte. Pero han vuelto, y piensan que sabemos dónde está.

—Pues si nos encuentran no tenemos nada que esconder. No pueden robarnos nada.

—Olivia, ese tipo de hombres te matarían sin pensarlo dos veces, ¿no los has oído? Han destrozado la casa solo porque sí. Nos dispararon muchas veces en el lago. Harían cualquier cosa. Y si los pillas de mal humor pueden matarte solo porque les moleste que no les digas nada, aunque no sepas nada.

Bufé y me crucé de brazos mirando hacia la ventana del coche. No sabía qué hacer ni cómo ayudar. Les contaría lo que me había dicho mi padre en casa una vez que estuviésemos todos juntos, eso lo había decidido. Pero no sabía si contarlo justo cuando les contáramos también lo que acababa de pasar. No parecía haber un momento adecuado, por desgracia. Ahora teníamos un problema más en nuestro plan.

Unos locos nos perseguían en busca del mismo oro.

—Entiendo lo que me dices —expliqué—. Créeme que lo hago. Solo intento hacerte ver que tienes que calmarte. No me gusta cuando te pones así, eres demasiado intenso a veces.

—¿Yo, intenso? Me lo vienes a decir tú. —puse cara de asco, ya volvíamos a las peleas—. Eres la personas más intensa que conozco. Con lo pequeña que eres, ¿cómo puedes guardar tanta energía ahí dentro?

—No soy pequeña.

—Lo que tú digas, Japo. Compárate con Kiara y te digo yo que hay diferencia.

—Kiara es altísima, cualquier chica que compare las piernas largas de Kiara con las suyas pensaría que es un minion. Además, ¡no tengo por qué compararme con nadie!

—En conclusión, eres pequeña. Y mandona. Y gritona. Y te enfadas con facilidad.

—No tengo ganas de discutir —contesté rodando los ojos con cansancio.

—No estoy discutiendo, sólo explico por qué tengo razón.

—Lo que tú digas. —me estaba empezando a enervar. JJ estaba consiguiendo que me sintiera mal conmigo misma—. Si tan horrible soy, ¿por qué no me tiras ahora mismo por la carretera? ¡No creo que puedas aguantar más minutos encerrada con este engendro!

JJ respiró hondo, posiblemente pensando en alguna respuesta buena que darme. Yo lo miraba con los ojos muy abiertos, esperando, preparada para contraatacar.

—¿Te das cuenta de que intentando dejarme mal te has insultado a ti misma? ¿Y me has insinuado que debería tirarte a la carretera en un coche en marcha?

—¡Te odio!—tenía ganas de chillar de la frustración.

—¿No te caigo bien? ¡guay! ¿Sabes por qué? ¡Porque no me levanto cada mañana para impresionarte!

—¿A caso te he dicho yo eso? Arrogante de mierda...

Justo llegamos a la puerta del restaurante de Kiara. Salimos, muy enfadados, a la vez que veíamos a un chico salir del restaurante. JJ lo miró y se quedó pasmado, se conocían, lo noté por cómo se miraban.

—¿A quién tenemos aquí?—preguntó el chico. Era rubio con ojos azules, y vestía de manera parecida a Topper y Kelce. Después me miró a mi, analizándome—. ¿Y tu ligue? Me parece demasiado para ti, JJ. Deberías bajar el listón, algo que se cuadre más contigo.

JJ apretó los puños, si estaba enfadado antes, ahora ya sería el colmo.

—Rafe, encantado —el chico me tendió la mano, pero no la acepté. —Vaya, me gustan esos modales.

—¿Qué quieres?—preguntó JJ tratando de calmarse.

—Nada en concreto. Vuestra amiga Kiara puede contároslo. —me volvió a mirar de arriba a abajo. Acercó su mano para tocar mi pelo—. ¿Cuánto te ha pagado para juntarle con él?

Abrí mi boca con sorpresa ante ese comentario, pero no me dio tiempo a pensar nada más porque JJ en cuestión de dos segundos estaba encima de Rafe y comenzaba a darle puñetazos a lo loco. Rafe le dio otro puñetazo de vuelta y eso se convirtió en una lucha sin sentido.

—¡JJ! —grité, preocupada.

Me acerqué a los dos y conseguí darle una patada en las costillas al chico que acababa de conocer. Aproveché que paró para quejarse por el dolor y aparté a JJ para evitar más peleas.

Estaba temblando de la rabia que tenía acumulada.

—Déjame matarle —JJ se levantó para seguir, pero puse una mano en su pecho y lo miré a los ojos intensamente—. Olivia, déjame. Ese tío no te va a llamar zorra y va a seguir tan tranquilo, quiero que escupa sangre y se ahogue en ella.

—JJ, mírame —él me miró a los ojos mientras respiraba fuerte—. Gracias, pero no quiero que salgas herido.

—Pero te ha...

—Déjalo. Que le den.

Kiara salió en ese momento junto con Pope, mientras que Rafe se levantaba con dificultad del suelo y con una expresión de odio.

—¡Lárgate de aquí!—le gritó Pope—. Pensaba que te habría quedado claro.

—La vais a pagar, igual que vuestro amigo muerto. Os metéis con nosotros y acabáis mal. Creo que deberíais aprenderlo a estas alturas.

—¡Psicópata de mierda!—gritaba JJ, colérico.

Rafe se subió a su moto y salió de allí con prisa. Kiara y Pope llegaron hasta nosotros, con cara de preocupación.

—¿Estáis bien?—preguntó Pope. Nosotros asentimos.

Miré a JJ, él se levantó y entró en el restaurante con mal humor. Miré a Kie y a Pope con expresión de preocupación. No me gustaba esa faceta de JJ, que se enfadase así y se volviese tan impulsivo podía ser algo malo para él. No era ninguna virtud que le fuese a traer algo bueno.

Entramos y nos sentamos en una mesa mientras Kiara nos servía refrescos para hidratarnos un poco.

—Estábamos en casa de John B y han entrado unos tipos gritando y rompiendo cosas —expliqué con seriedad, JJ solo miraba a un lado cruzado de brazos—. Nos hemos escondido en un agujero del armario para que no nos viesen.

—Lo hicimos en tres partes diferentes de la casa por si necesitábamos escondernos de nuevo —me dijo Pope, satisfecho de que su trabajo fuese de utilidad—. ¿Serán los mismos que nos perseguían por el compás? Es decir, los mismos no, que están muertos. Me refiero a que si serán de la misma banda, si siguen a un líder en común o algo así.

—Es posible. —Respondió Kiara, con mirada perdida.

—Tenemos que andarnos con mucho cuidado —dije yo ahora—. Os tengo que contar una cosa.

Todos me miraron expectantes. No quería verlos mal, sabía que la noticia los destrozaría, pero no tenía otra opción. Siempre podíamos tener la esperanza bien alta, y seguir buscando, el hecho de que hubiesen muchas posibilidades de que sus amigos no saliesen vivos de esa tormenta no era razón para pensar que la búsqueda era en vano.

—Mi padre... me ha dicho hoy que el sheriff le contó que... —carraspeé, tratando de buscar las palabras adecuadas—. Me ha dicho que encontraron prendas de ropa, y que el barco en el que viajaban estaba hundido.

Kiara soltó un sollozo. Pope la miró triste y la abrazó. JJ le dio una patada a una silla que tenía al lado mientras mordía su labio con fuerza. No pude evitar llorar un poco en silencio. Aunque no conociese a la pareja la noticia me afectaba.

—Pero tenemos que seguir buscando —dije en alto. Tenía que ser yo la que los ayudase a seguir con la cabeza alta. Tenía que ser fuerte para ellos—. Podemos buscarlos en el mar, podemos...

—Todo es una puta mierda —farfulló JJ con los ojos rojos tratando de no llorar. Verlo así me rompía el corazón.

—Podemos coger el barco —continué yo, hablando más alto para que me prestasen atención y así siguieran pensando que había esperanza, pero seguían hundidos en sus pensamientos negativos— e ir a la isla donde encontraron al padre de John B. Tenemos que hacer todo lo posible por encontrarlos.

—No, Olivia —susurró Kie, la miré con los ojos muy abiertos—. Cada vez pienso más que no conseguiremos nada. No hay rastro de ellos en ninguna parte. —sollozó, y trató de calmarse. Me miró con el ceño fruncido por las ganas de llorar con los ojos llenos de lágrimas —. Han muerto.

JJ no aguantó más y se puso a llorar, puso su cabeza en las manos sentado y simplemente lloró. No aguanté más y me levanté para dirigirme hacia él. Puse mis manos en su rodilla y lo obligué a mirarme. Su expresión de tristeza me rompía, no soportaba verlo así. Se suponía que él debía estar siempre alegre, debía darnos momentos cómicos.

Pero era humano. Y sentía.

Suspiré con los ojos nublados y me acerqué, para atreverme a darle un abrazo. Él sollozó mientras apoyaba su cabeza en mi hombro. Me apretó contra él con mucha fuerza y yo apoyé mi cabeza en su hombro. Acaricié su pelo mientras intentaba hacerlo sentir mejor. Él se sujetaba a mi cintura para sostenerse, mientras notaba su respiración irregular por el llanto.

—Estoy contigo. ¿Vale?—le susurré.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro