13

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng



—¿Entones salimos mañana para ir a la isla?—preguntó Pope para asegurarse. Yo asentí—. ¿Cuánto tardaremos?

—Ahí está la gracia, no lo sabemos —sonreí inocente.

Kiara negó con la cabeza repetidas veces. No le cuadraba el plan. Estábamos en el interior de la casa de John B, mientras planeábamos la búsqueda de los dos.

No les había contado nada sobre mi padre y la persona misteriosa, a las siete iría yo sola al faro y les espiaría. Y ya lo sabía, era una mala hija, pero la curiosidad me iba a matar, necesitaba saber qué pasaba, porque yo ya estaba paranoica con tanto misterio.

—¿Y qué más da lo que tardemos?—preguntó JJ, bufando—. Es algo importante.

—Mis padres se enfadarían conmigo si desaparezco por más de miedo día—expliqué a la defensiva—. No estoy buscando problemas.

—Pues que manera más horrible de vivir.

¿Es que tenía respuestas para todo? Le miré mal, pero entonces recordé cómo me había confundido la noche anterior mientras hablaba con Daniel. Cuando me preguntó si había algún chico que me gustaba pensé automáticamente en el rubio. Miré a otro lado, evitando su mirada. Me puse nerviosa al instante. ¿Me gustaba JJ?

No.

—Si queremos buscar la isla, tenemos que mirar algún mapa —explicó Kiara. —Nos será más fácil encontrarla de esa manera.

—¿Tenemos alguno?—preguntó JJ posando sus pies en el reposa brazos de mi silla.

—Creo recordar que Sarah le entregó uno a John B —respondió ella mientras miraba a la nada, pensativa—. No sé si estará por aquí.

—Voy a buscar—anuncié levantándome.

Pope y Kiara comenzaron a hablar sobre cómo podríamos organizarnos para llegar alimentados y sin tempestades. Eran los genios del grupo, ellos debían pensar en esas cosas.

Yo, por mi parte, me puse a mirar en una estantería. Cogí libros, los abrí para ver si el mapa estaba doblado por ahí, escondido. No había ni rastro. Me puse de puntillas y coloqué uno de los libros de vuelta en la estantería con las piernas muy estiradas.

Me di la vuelta y vi que JJ miraba la parte de abajo de mi cuerpo de reojo. Miré mi vestimenta. Llevaba un vestido con vuelo de color azul claro. Debía haber enseñado un poco de carne alzándome de esa manera.

JJ vio que lo miraba y apartó la vista rápidamente. Me puse nerviosa al segundo. Se suponía que el hecho de que un chico te mirase de esa manera te tenía que incomodar y molestar, pero por alguna razón ver que JJ me miraba así me gustó. No lo supe explicar.

Me senté de nuevo en mi silla, y Pope se puso a explicar cómo debíamos organizarnos al día siguiente. Según la aplicación del tiempo haría buen día durante todo el día, así que de momento no peligrábamos de ahogarnos en una tormenta.

Agradecía que siguieran con esperanza de encontrar a sus amigos. El día anterior estaban tan mal que llegué a pensar de verdad que se habían rendido. Gracias a Dios, esa misma mañana vino Pope a recogerme para ir a casa de John B.

Había visto a John B en fotos de su casa. Pero solo de pequeño. Era un niño con la tez blanca pero bronceada, los ojos algo rasgados como yo y una cara dulce pero bonita. De niño al menos era guapo, debía admitir que me intrigaba saber cómo era ahora.

—Kiara se encargará de repartir la comida —decía Pope—, JJ manejará el barco, yo iré mirando el mapa y a Japo... —me miró con el ceño fruncido—. No sé qué encargarte a ti.

—¡No me llames así!—le dije rápidamente.

—¿Por qué te enfadas?—preguntó confuso—. JJ te llama así y no te enfadas.

—Eso es porque se trata de JJ —Kiara nos miró con una sonrisa pícara. Noté cómo mis mejillas se ponían muy calientes. Solía sonrojarme, y odiaba eso.

Negué con la cabeza y miré atentamente a Pope.

—Me da igual no tener algún cargo —le comenté intentando cambiar de tema—. Siempre puedo ponerme a tomar el sol mientras trabajáis.

Le guiñé el ojo riendo y él sonrió levemente con expresión de no dejarme pasar ni una.

—Eso te lo crees tú. Ya veré que te encasqueto.

Puse un puchero, pero esa cara no pareció importarle y siguió pensando que yo también tenía que trabajar. Suspiré y eché mi cabeza hacia atrás, rindiéndome.

JJ comenzó a liarse un porro y Pope lo miró atento, esperando a que terminase para compartirlo.

—Oye, Pope. Creo que eso de fumar se te está yendo de las manos —le dijo Kiara con expresión preocupada.

—Es porque estoy nervioso —le acarició el pelo a su novia para después darle un pequeño beso en los labios—. Te juro que cuando termine esto no lo vuelvo ni a oler.

Kiara lo miró con la boca torcida. No respondió nada pero en su expresión se notaba que sabía de sobra que no sería así. Conocía a Pope, y sabía que si comenzaba algo, era difícil que le dejara de interesar.

Según me había contado ella, Pope le confesó estar enamorado de ella desde siempre cuando John B tuvo que escapar de Ward, pero ella al principio tenía en su mente cabezota que los Pogues no se podían liar con Pogues, así que lo rechazó. Sin embargo, cuando John B tuvo que escapar de Outer Banks, ella le besó. No sabía si ella estaba enamorada, pero sus ojos irradiaban ternura cuando lo miraba.

Pope estaba hasta las trancas, y eso era algo seguro.

Después de media hora, JJ y Pope se liaban el segundo porro. Kiara y yo nos miramos con cara de cansancio. No entendía qué necesidad había ahora de ponerse a fumar para que te mareases o no te enterases ni de dónde estabas.

Comenzaron a fumar y Pope notó los efectos de todas las caladas que le había dado ya en cuestión de minutos.

—Tengo una pregunta —anunció pestañeando repetidas veces—. Si Jesús puede caminar por el agua... ¿puede nadar en la tierra?

—Tío, estás chalado —respondió JJ riendo para después darle una calada.

Kiara y yo intentábamos reprimir la risa.

—Yo tengo una pregunta mejor —Dijo ahora el rubio, levantándose en su silla para estar muy alto y mirarnos por encima—. ¿Quién fue la primera persona en leer? ¿Y cómo aprendió si no sabía leer? ¿Y cómo sabía que estaba leyendo si nunca había leído?

—Madre mía, me va a explotar la cabeza —respondí abriendo mucho los ojos.

—Creo que has aspirado el humo del porro —Kiara rió.

No quería volver a probar un porro en mi vida. De solo recordar lo que tomé la noche de la fiesta me entraban arcadas. No quería ni pensarlo.

—Me voy a casa —Anuncié levantándome.

—¿Ya?—preguntó Kiara.

Eran las seis, tenía una hora para ir a casa y luego al faro sin que mi padre sospechase. Tenía que darme prisa.

—Te acompaño —JJ se levantó también. Lo miré confundida.

Miré a Kiara y esta le dedicó una mirada cómplice a su novio. Después nos miraron a la vez con una expresión que no supe descifrar. Pope no aguantó más por los efectos del porro y comenzó a reír.

—Es tan obvio. —Kiara rió al escucharlo y le dio con la mano en el brazo para que se callara.

Miré a otro lado con expresión de no entender nada.

—¿Nos vamos?—preguntó JJ. Asentí y nos despedimos.

Me acerqué a la caravana, pero él se quedó de pie.

—Había pensado en ir andando.

—Ah —anduve hacia él—. De acuerdo.

Comenzamos a andar y pronto me di cuenta de que hacía demasiado calor. JJ le daba patadas a las piedras que se cruzaban en su camino.

—¿Y tú no tienes coche?—me preguntó JJ—. Ya tienes los dieciséis.

—En España no te puedes sacar el carné de conducir hasta los dieciocho. Y aún no tengo la nacionalidad estadounidense.

—¿Y quieres tenerla?

Me encogí de hombros.

—Aún no sé cuánto tiempo estaré aquí. Se supone que es temporal.

—Entonces te irás pronto —esto lo dijo mirando a un lado con expresión de reprimir algo.

—No lo creo —quería parecer indiferente en este tema, pero algo dentro de mi quería hacerle saber que estaría allí durante mucho tiempo—. Hemos hecho una gran mudanza, supongo que al menos el curso entero lo pasaremos aquí.

JJ asintió para después de mirarme unos segundos, y seguir mirando a la carretera.

—Y tú, ¿solo tienes la caravana que compartes con todo el grupo?

Él se encogió de hombros.

—Estoy ahorrando para comprarme un coche y atropellarme con él.

No pude evitar soltar una carcajada y él rió un poco también.

—Estás triste —solté directamente—. Algo te pasa.

—¿Qué?—entonces sonrió burlonamente—. Estoy perfectamente. ¿De qué hablas?

Quería parecer contento, pero no lo estaba. Algo le pasaba y quería que estuviese bien, que podía hablar conmigo. Pero si tenerme a su lado para ayudarle no le parecía algo necesario, no podía hacer mucho. No insistiría si él no quería.

Pero aún así yo estaba sufriendo por él. Me sentía muy mal sin saber qué hacer para ayudarle.

—¿Sabes?—dijo él—, nunca pensé que serías amiga nuestra.

—¿Y eso?

—La primera vez que te vimos estabas en el barrio de los Kooks, ahí con tus faldas y tu aspecto de rica —lo miré con las cejas alzadas, me hizo gracia que me viese de esa manera—. Muy Sarah Cameron, vamos. Nunca me imaginé que llegarías nueva y en vez de juntarte con Topper te juntases conmigo.

—¿Tienes la autoestima tan baja? ¿De verdad te comparas con Topper?

—Soy mil veces mejor que Topper —respondió con seguridad, y lo decía en serio—. Ese cabrón se cree mierda y no llega a pedo. Pero es un falso de mierda y consigue dar una buena impresión a la gente. Supongo que eres más lista de lo que parece.

—¡Oye! ¿Me estás diciendo que parezco tonta?

—Mmm —puso su mano en la barbilla haciendo como que pensaba—. Puedes tomarlo como quieras.

Le di un pequeño empujón bromeando, y él cayó al agua del lago, pues estábamos caminando al lado de este.

—¡No! —grité tapando mi boca con las manos por la sorpresa—. Lo siento, lo siento, no quería hacer eso.

JJ me miró con los entornados desde el agua.

—Ay, lo siento.

—Da igual —se colocó el pelo y después me tendió una mano—. Al menos ayúdame a subir, ¿no?

Asentí frenéticamente y cogí su mano para subirlo, pero él me impulsó hacia abajo, sorprendiéndome, y con mucha más fuerza que la mía. Caí instantáneamente al agua.

Saqué la cabeza del agua y lo miré enfadada para después echarle mucha agua a la cara aunque estuviese mojado. Él reía sin parar.

—¡JJ! Eres tonto. Es que te mato.

JJ no podía parar de reír, pensaba que le daria algo o que se quedaría sin respiración.

—¡Tendrías que haber visto tu cara mientras te caías! —Volvió a reír como un imbécil, después vio mi cara—. Venga ya, no te lo tomes así. Sabes que ha sido gracioso. Admítelo.

—Que te den.

—Venga —insistió él, cogiendo mi mano y arrastrándome hacia él.

Me puse nerviosa y me dejé llevar. Ni siquiera intenté separarme, y dejé que me llevase hasta su lado. Después me sujetó desde la cintura. Estábamos a centímetros.

—Admítelo. —ahora estaba susurrando.

Uf.

—Nunca —susurré ahora yo. Aunque se me había olvidado de qué estábamos hablando.

Miré sus labios, en ese momento tuve unas ganas increíbles de besarlos. Y algo me decía que él también tenía ganas. Pero dejé que él diese el primer paso.

Sonreí por dentro cuando vi que se acercaba con lentitud hacia mi, y me preparé para el beso que no me habría esperado esa tarde ni se coña, cuando escuché la voz de un chico.

—¿Olivia?

Miré asustada hacia arriba. Era Pedro. Nos miraba con los ojos muy abiertos. Escuché a JJ resoplar.

—¿Pedro? ¿Qué haces aquí?

Pero Pedro miró a JJ, analizándolo. La verdad es que la situación era rara, sobre todo encontrarte a tu hermana de esa manera.

—Tío, mi hermana está fuera de tus límites. Tócala otra vez y te arrancaré el pito para obligarte a que te lo comas.

JJ sonrió abiertamente, para mirarme a mi, y después a mi hermano.

—Acepto el desafío.

———

Hellooo, cómo lo lleváis? Os quejaréis de que tardo tiempo. Actualizo unos dos capítulos al día. Nada mal!! Pero es que estoy llena de ideas y tengo mucho que contar aquí, así que escribo rápido para que no se me olviden.

Espero que os este gustando mucho y no os retraigáis, comentad lo que os parezca!!

Muchos besos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro