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En cuanto pasamos al interior de la casa, me senté en el sofá y pasé mis dedos por la sien, intentando buscar las palabras adecuadas que decirle a JJ.

—¿Qué pasa?—preguntó él a mi lado.

—Yo... —intenté calmarme. Estaba a punto de delatar a mi padre. —He tenido que escapar de casa.

—¿Por qué?

Lo miré. Estaba claramente preocupado. Tenía las mejillas algo sonrojadas, debido a que se acababa de despertar. Pero me fijé mejor, tenía un moretón en la mandíbula, y el labio con una pequeña herida roja.

—¿JJ?

Se dio cuenta de que observaba sus heridas y miró a otro lado, con tensión. Puse mis dedos en su barbilla y le hice girar la cara, alguien le había golpeado esa tarde, porque esas marcas no las tenía cuando fuimos a la isla.

—¿Quién te ha hecho eso?—pregunté al borde de las lágrimas. ¿Es que nunca pararían las malas noticias? Solo tenía razones para deprimirme.

—Por favor, no llores, no quiero verte así.

Asentí lentamente y tragué saliva, dándole pie a hablar. Aunque me imaginaba lo que le podía estar pasando.

—Fui a casa de mi padre... necesitaba comida y pensé que estaría dormido como siempre. —suspiró y pasó su mano por el pelo. No me miraba—En cuanto me vio se acercó y comenzó a pegarme. Me gritaba que había destrozado su barco, que solo servía para dar disgustos y que era un trozo de mierda —se encogió de hombros con tristeza.

No aguanté más y unas cuantas lágrimas salieron. Me sentía terriblemente mal por él. No se merecía que su propio padre le tratase de esa manera, él era bueno, era perfecto. Y sabía que su padre conseguía hacerlo creer todas las barbaridades que le soltaba.

—Te dije que no lloraras. —entonces puso frente en mi hombro. Apoyé mi mejilla en su cabeza y acaricié su cabello mientras tratan de calmarme.

—Es solo que... —estuve a punto de decir que nuestros padres eran el demonio. Pero... ¿necesitaba JJ esa información también? No quería preocuparlo más.

—¿Qué?—preguntó en un susurro—. ¿Por qué has escapado de casa?

—Mi familia es insoportable —contesté tajante.

JJ no necesitaba escuchar mi problema también. Tenía que buscar el momento oportuno. Debían enterarse todos a la vez.

—¿Quieres dormir aquí?—preguntó.

Otra vez noté punzadas en el estómago. Ya había dormido con JJ antes, cuando nos quedamos dormidos en la cueva. Pero esta vez era diferente, ya no estábamos en peligro, bueno, relativamente, y estaríamos en una cama. O sea que era muy, muy distinta la situación.

Me tensé y él alzó la cabeza para mirarme.

—Si quieres puedes dormir en la cama y yo en el sofá.

Ah, con que hablaba de dormir separados. Negué con la cabeza sonriendo un poco.

—Yo dormiré en el sofá. Tus heridas necesitan un buen lugar donde descansar.

JJ asintió revolviéndome el pelo y me deseó que pasara una buena noche. Me tiré al sofá y miré al techo. ¿Debería haberle dado una señal de que quería dormir con él? No, él era directo, me lo habría dicho directamente. ¿O no?

No podía parar de pensar en él. Aquello se estaba convirtiendo en algo más que una simple atracción. Me gustaba todo de él, quería que me abrazase, que estuviese conmigo. Por dios, ¿por qué me ponía tan cursi a las doce de la noche? Me entraron ganas de llorar de la frustración. Si JJ no sentía lo mismo por mi, no sabía qué hacer. ¿Qué me estaba pasando?

Di vueltas por el sofá, pensando. Intenté dormir, sin éxito. Tenía a JJ a unos metros. Era el momento de dejar atrás mi timidez con los chicos, era ahora o nunca. Luego me arrepentiría si no lo intentaba.

Me acordé de una película española donde afirmaban que había que realizar el lema de la canción de las protagonistas "Los hacemos y ya vemos". La canción en si era algo tonta, pero la frase tenía mucho sentido. Había que hacer las cosas sin pensarlas ni rayarte demasiado, hay que hacer lo que sientes e intentarlo, porque luego puedes estar reprochándote el resto de tu vida no haber encontrado la manera de poder realizarlo y eso te martillaría para siempre. Tenía la oportunidad.

Me tenía que levantar a la de tres. Una, dos... no. Seguramente me rechazaría. Se reiría de mi y ya no podría volver a mirarlo a los ojos.

¡Olivia! ¡Ya está! Deja de buscar excusas.

Cogí un cojín y me lo pegué a la cara para gritar de la frustración, amortiguando el sonido.

Sin pensarlo dos veces tiré el cojín y me levanté. Peiné mi pelo y me arregle la ropa. Anduve hasta la puerta de la habitación donde JJ descansaba y cuando iba a abrir la manilla la puerta se abrió sola. JJ me miró nervioso. Nos quedamos durante unos segundos migándonos, sin saber qué decir.

—Quiero hablar contigo —habló primero JJ.

¡Dios! Quería lanzarme y besarlo en ese mismo momento sin tener que hablar nada.

—Yo también.

Entonces escuchamos el motor de un coche apagarse frente a la casa. No nos dio tiempo a reaccionar cuando la puerta cayó abajo y un chico nos apuntó con una escopeta.

—¡Manos arriba!

JJ y yo nos miramos asustados y él me agarró de la mano para tirarme al interior de la habitación. Cerré con rapidez con cerrojo y JJ comenzó a buscar algo en su mesa de noche.

—¿Qué buscas?—pregunté nerviosa.

JJ me respondió sacando la pistola del cajón. Sonreí un poco, aunque fue más una mueca, algo era algo.

—Vamos a intentar salir por la ventana.

Abrí la ventana con rapidez y salí yo primero. Con suerte, la casa era de una sola planta y la ventana daba justo al suelo. Después salió JJ.

—¿Quién es ese?—estaba a punto de echar la bilis.

—El camello al que le robé dinero.

—¿Qué? ¿Cuánto?

—Veinticinco mil dólares.

—¿¡Qué!?

—No es momento para hablar, hay que correr.

Me agarró la mano y comenzamos a correr como si la vida nos fuese en ello, pero no llegamos a avanzar mucho. Una moto nos paró de lleno. Rafe nos miraba sonriendo.

JJ lo apuntó con la pistola, temblando pero con seguridad.

Alguien puso su brazo en mi cuello sin darme tiempo a reaccionar y posó sobre mi frente algo frío. Supe al instante que se trataba del camello con la escopeta. Tenía ganas de hacerme pis encima del miedo. Iba a morir.

—¡Te juro que te volaré la cabeza!—gritó JJ enfadado hacia Rafe.

—Yo que tú no haría eso —habló el chico que me apuntaba. JJ se dio la vuelta rápidamente—. O seré yo el que me vuele los sesos a tu preciosa novia.

Yo miré asustada a JJ sin saber qué hacer. Tenía que hacer algo. Quizá si le pegaba con el codo en las costillas me daba tiempo a que se retorciese y agarrar su arma.

—Baja la pistola —le ordenó a JJ.

JJ tragó saliva y alzó las manos agachándose poco a poco y posando el arma en el suelo. Rápidamente, le golpeé como había planeado al camello, que se retorció, pero no aligeró su agarre y ahora apretó con más fuerza su brazo en mi cuello, ahogándome.

—¡Olivia!—gritó JJ, desesperado.

—Esto te pasa por hacerte la heroína—repitió el término que mi padre me había dicho horas antes.

—Suéltame —conseguí susurrar con dificultad.

El camello rió.

—Barry, suelta a la chica —habló Rafe cogiendo con lentitud la pistola de JJ y apuntándolo. —Los llevamos al coche y ya.

Barry me soltó poco a poco y después me empujó hacia el coche.

—Métete o disparo.

No tenía ganas de descubrir si hablaba en serio, por lo que me metí en el coche y me senté. Barry se acercó y ató mis manos con una cuerda blanca.

Después JJ entró también, muy enfadado, sabía que tenía ganas de matarlos. Yo también las tenía. Rafe ató sus manos con una sonrisa burlona, y JJ le escupió en la cara. Rafe lo miró enfadado, pero Barry lo echó hacia atrás.

—Dale tiempo. —sonrió. Rafe se limpió la cara con asco y entró en el asiento copiloto en la puerta delantera.

Barry cerró la puerta y subió a su moto, para salir de allí después de avisarle que al día siguiente iría a ver cómo iba la cosa.

Miré a JJ, y él me miró a mi. Estábamos asustados, no hacía falta hablar. JJ no tenía teléfono móvil con internet, y yo había dejado el mío en casa para que mi padre no me rastrease. Estábamos en la mierda más profunda.

Barry se sentó en el asiento conductor y comenzó a reír mirándonos. Conforme el coche avanzaba por un Outer Banks nocturno, me di cuenta de que no podía recurrir a ningún plan. No había manera de escapar. No había un alma por las calles que nos pudiera ver a través de los cristales y pedir ayuda.

—¿A dónde nos llevas? —me atreví a preguntar con rabia en el tono de voz.

—A un lugar donde no te van a encontrar, preciosa.

JJ gruñó en su asiento.

—Esto no habría pasado si no hubieses venido a verme —soltó mirándome.

Lo miré incrédula.

—¿Me estás echando las culpas de que nos hayan secuestrando?

—¡No! Estoy diciendo que no estarías en peligro si no hubieses venido a verme.

—Estaba mal y necesitaba ver a alguien, ¡he ido a verte a ti! Eso significa que confío en ti.

—Pues no deberías haberlo hecho, ¡te he metido en problemas!

—¡Me da igual! —grité con sinceridad. Me daba más miedo el hecho de que esto le pudiese pasar a JJ solo sin saber nadie dónde estaba—. Deja de pagar tu enfado conmigo. Estoy aquí y ya está.

—Eres insoportable.

Puse los ojos en blanco. Ya estábamos otra vez. Incluso en una situación como esa me soltaba eso. Sabía que estaba enfadado consigo mismo por llegar a esa situación pero actuaba como si el haber ido a su casa por la noche fuera el problema.

—¡Tú lo eres!—contesté con rabia—. ¿Eh? ¿Qué más me vas a decir! —Barry nos miraba con interés desde el espejo—. ¡Vamos! ¡Discute conmigo!

—¡No! Actúas como si siempre tuvieses tú la razón. ¡No merece la pena!

—¡Venga, no seas un cobarde! Pelea conmigo que te cierro la boca en un segundo.

—¿Pero estáis casados?—Preguntó Barry en el asiento conductor, mientras reía.

JJ y yo lo miramos, confundidos.

—¿Qué?

—Que parece que estéis casados. ¿No estáis saliendo?

—¿Salir con alguien que come más que yo?—preguntó JJ alzando una ceja.

Lo miré airada a punto de decirle algo.

—¡Bájame de aquí! —chillé—. ¡No soporto estar metida aquí con este!—grité refiriéndome a JJ.

—¿Ah, sí? ¡Pues yo tampoco, yo mucho menos!

Los dos comenzamos a gritarnos cosas sin sentido todo el rato.

—¡Niños, niños!—nos gritó Barry desde su asiento, haciéndonos callar—. Al principio esta discusión era graciosa, pero se está convirtiendo en un repiqueteo muy pesado y ruidoso, y tenemos un camino muy largo aún. Así que, ¿por qué no cortáis el rollo y llegáis a la parte en la que admitís vuestros sentimientos sexuales que mutuos?

—¡Wow!—gritó JJ con asombro, incrédulo.

—¡Estás muy lejos de la realidad, amigo!—grité yo.

—¡Venga, seguid mintiéndoos!—contestó el camello, divertido—. Sí, él es un bruto y parece que no tiene sentimientos —me dijo refiriéndose a JJ—, pero admítelo, tienes mucha curiosidad de saber cómo es en la cama.

Luego se dio la vuelta un segundo para mirar a JJ.

—Y tú, ¡ja!—le gritó—. Eres solo un chico que se quiere hacer el duro que en vez de mostrar tus sentimientos actúas como si fuera una molestia, cuando realmente, te mueres por darle bien duro.

JJ y yo teníamos las caras de incredulidad por mil, y no podíamos contestar, estábamos demasiado sorprendidos como para emitir alguna palabra.

—Y ahora, en vez de confesaros estáis aquí discutiendo de manera muy infantil en este ritual, así que por favor, os calláis de una vez o paro aquí mismo, os quitáis la ropa, ¡y acabáis con esto de una vez!

Nos dejó callados por completo. No teníamos palabras. Teníamos la boca abierta pero sin hablar.

Barry suspiró y miró a la carretera.

—Tengo a Rafe hablándome siempre de sus problemas —nos dijo sin que le preguntáramos—. Me estoy convirtiendo en un buen psicólogo. Debería estudiar, ¿no creéis?

Dicho esto se puso a reír solo. Nosotros no decíamos nada.

Miré a la ventana. Me había salido de un saco para meterme en otro.

————

¡Holaaa! Apuesto a que las fans de Stranger Things han entendido la referencia. Tenía que hacer un crossover de alguna manera, las dos series son mis favoritas, y me parecía que era una escena que podía pegar con Olivia y JJ. ¿Qué os a parecido?

Aunque seguramente esperabais que pasara algo entre JJ y Olivia en la casa, también os habrá gustado que Barry diga las cosas claras de una vez, jajaja.

Bueno, os prometo que el siguiente capítulo os va a gustar. ¡Pronto lo tenéis! Muchos besos.

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