Capítulo 1

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Pequeña historia random dedicada a emilyette por su cumpleaños. Te deseo todas las cosas buenas del mundo, y espero que este pequeño regalo un poco loco te guste. 💜💜💜

Las miradas de todas las personas en el campus universitario, como siempre, escaneaban indiscretamente la figura del chico de cabellera gris y ojos heterocromáticos de colores únicos, enfundado en su usual vestimenta negra. Jeon jungkook, un hombre lleno de secretos y con un repertorio de malas miradas reservado para todo aquel que se le acercaba. El aire misterioso que le envolvía, unido a su atractiva apariencia y su mirada dorada y rosa a la vez, había desencadenado, en sus inicios, una insaciable curiosidad en los demás. Sin embargo, luego de suficientes gruñidos, malas miradas y abierta antipatía, todos se habían rendido en los intentos de socializar con él y habían pasado a observarlo desde la distancia. Todos, a excepción de un chico de hermosas facciones y labios voluminosos que no parecía conocer el miedo: Park Jimin.

—¡Buenos días, Jeon! —Con su usual comportamiento confiado, Jimin le pasó el brazo por los hombros—. ¿Qué tal tu fin de semana? Amaneces tan dulce como siempre.

No estaba refiriéndose irónicamente a su carácter, ni a su típico ceño fruncido. Cada lunes, sus acercamientos al chico le habían permitido notar el tenue aroma a caramelo que se desprendía de su piel y cabello. Sus motivos para acercarse a Jeon, desde un par de meses atrás, habían sido distintos, pero ese hallazgo que podía parecer sumamente trivial para cualquier otra persona, había activado el olfato de Jimin para las primicias.

Después de unos segundos de silencio, Jungkook, dedicándole la misma mirada indiferente y con chispa de enojo de todos los días, contestó:

—Y tú amaneces más impertinente que la semana anterior. ¿Cuándo vas a terminar de aprender a no meter las narices en los cuellos ajenos? —Al inicio pensaba que era su imaginación, pero Jeon había acabado notando ese extraño hábito de Park en las últimas cuatro semanas.

Desde que el chico de cabellos rubios e imborrable sonrisa le había hablado la primera vez hacía ya dos meses, se había pegado a él como una garrapata. Al inicio, Jungkook había sido más que reticente a su compañía, más que nada, por la pregunta que le hizo sin preámbulos en su primer intercambio de palabras.

«Hola. Jeon Jungkook, ¿cierto? Vengo a preguntarte por la exposición de fotos en la Galería Time's. Las de los niños, todas tomadas en blanco y negro. ¿Son tuyas, no?».

Jungkook había negado de inmediato, mintiendo descaradamente. ¡Claro que él las había tomado! Había encontrado un pequeño orfanato en las afueras de la ciudad como parte de un pedido a domicilio en uno de sus trabajos de medio tiempo, y las deplorables condiciones en que vivían los niños, lo habían hecho girar su lente hacia ellos. Desbordando su talento, logró plasmar con doloroso pragmatismo las expresiones y carencias de los pequeños.

Siendo un camarógrafo aficionado, hubiese sido muy difícil siquiera conseguir un estudio para plasmar sus capturas. Pero, Kim Namjoon, el dueño del Estudio donde trabajaba, al verlo editarlas, le dio un pequeño espacio en su exposición personal. Jungkook era un empleado ejemplar y prometedor. Kim planeaba ofrecerle un contrato a tiempo completo cuando terminase la universidad, siempre y cuando este lo deseara, era un diamante en bruto que valía la pena pulir. Jeon lo sabía y trabajaba lo mejor posible para corresponder a las expectativas puestas en él.

No sabía cómo rayos Park había logrado descubrir que él era el autor de las fotografías, pero debía mantenerle las narices alejadas de donde no lo llamaban. Jeon tenía sus propios planes, lo que menos necesitaba era un periodista merodeándolo, aunque solo fuera un alumno más de su academia.

—¿Sigues aquí? —preguntó Jungkook, al notar que Jimin seguía a su lado aun después del tiempo que había estado sumido en sus pensamientos—. Eres más entrometido e insistente de lo que creí.

—Si no lo fuera, no tendría futuro en la profesión que deseo —rebatió, para luego añadir—: Tengo curiosidad por el afamado Doctor Jekyll del siglo veintiuno. Al menos es así como te llaman tus vecinas.

—¿Has estado en mi vecindario? —El usual tono indiferente había cambiado por uno de ira mal contenida—. Estás sobrepasando tus límites, Park.

—Dicen los rumores que se escuchan ruidos extraños en tu departamento. Algunos incluso comentan que te han visto salir con pesadas bolsas en la madrugada. ¿A esa hora te deshaces de los cadáveres? —bromeó.

Cuando Jimin notó que por primera vez que la atención del cuerpo de Jungkook había cambiado del frente a su persona, y vio los hombros tensos e imponentes avasallar su figura, tragó en seco. Quizás sí había sido demasiado elocuente esta vez. No era mucho más bajo que Jeon, pero la diferencia de masa muscular lo hacía sentirse minúsculo en ese momento. El aura imponente que irradiaba el hombre frente a él, iba más allá de la molestia superficial que le mostraba normalmente.

—¿Acaso quieres comprobar la veracidad de los rumores por ti mismo? —dijo, con voz grave y su mirada heterocromática fija en los írides castaños de Park.

Jimin sintió que su aliento era robado y su estabilidad derrumbada ante la intensidad de aquella mirada. Tenía que admitir que Jeon no le era para nada indiferente. Era apuesto, con carácter fuerte y actitud reservada; el dorado y rosa de su mirada parecía un dulce contraste en medio de tanta oscuridad. Sin embargo, en medio de tantas investigaciones e interés, Jimin había llegado a conocer y comprender a Jungkook mucho más de lo que había imaginado, aun para su propia sorpresa. Quizás la dulzura no era solo una suposición aparente. Quizás la oscuridad no era tan profunda. Y quizás, solo quizás, el interés del joven Park, fuera de sus propios cálculos, se había ido más allá de la simple curiosidad.

Después de tragar grueso el nudo de su garganta, contestó a la pregunta que había quedado suspendida en el aire.

—Lo que quiero... —dijo, algo cohibido— es conocer al verdadero Jeon Jungkook. —Su mirada era algo febril y sus ojos se enfrentaban a los contrarios con una emoción indescifrable en ellos.

—Deja de tentar tu suerte —contestó en cambio Jeon, ignorando la declaración previa—. Más te vale no volver a aparecerte frente a mí, o ahí sí conocerás al verdadero Jeon Jungkook. —Su rostro estaba cerca del de Jimin, lo suficiente como para que este sintiera su aliento sobre el rostro.

Jungkook se enderezó, con expresión indiferente, y siguió su rumbo a clases, sin saber que tras él había quedado un Park sonrojado, poniendo todo su esfuerzo para que sus temblorosas piernas siguieran sosteniendo el peso de su cuerpo.

¡Holiwis! Historia para una cumpleañera jajajaja. Escribir esto me tomó de sorpresa hasta a mí. Espero salga algo decente de aquí, o no tendré cara para hablarle a la festejada en lo que me queda de vida jajajaja. Inicialmente iba a ser un oneshot, pero se acabó alargando un poquito más jjj. En unos minutos subo el segundo capítulo. 💜

PD: iba a hacer un separador, pero no me salió nada decente, así que desistí (╥﹏╥)

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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