Le Moulin Rouge.

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  ❝necesito un gánster

para que me ame mejor
mas que los otros
que siempre me perdone
viaja o muere conmigo
eso es lo que los gansters hacen❞ 

  —Kehlani (Gangsta)









Las calles en Francia eran iluminadas por las luces de los bares que se encontraban al rededor de la gente que entraba y salia de esos pubs nocturnos. Personas que iban a divertirse un rato, a pasar la noche, para ver si se tenia  la suerte de encontrar una persona barata para sellar esa noche como algo victorioso. La mayoria de la gente que visitaba Paris lo hacia, pero habia una pequeña cantidad que solo era aceptada en el mejor cabaret parisino, Le Moulin Rouge.

Se veia entrar a gente con traje a ese bar nocturno, como la fila siempre era grande y hasta veces se chantajeaba a los guardias para entrar a ese reconocido lugar. No solo era el servicio, eran las exquisitas bailarinas sobre el escenario, cantando o bailando, entreteniendo a la gente con su cuerpo y voz.

Los hombres se volvian locos, las mujeres derramaban envidia al ver como tanto mujeres como hombres eran aclamados en ese lugar. El alcohol con cigarrillos inundaba tus fosas nasales al entrar, pero eso era lo de menos, ese lugar tenia magia, atraccion a clientes, cada vez mas y mas grande su porcion.

Ese lugar tambien era conocido como Le conseil d'maffias, donde la gente mas peligrosa se juntaba, se arreglaba y pasaba tambien una buena noche. Todos reconocian a los mafiosos con sus trajes impecables, sus relojes de oros, cadenas en el cuello y lentes oscuros sobre sus ojos.

Ningun ser humano comun y corriente se atrevia a hablarles, en las mesas de en frente del escenario era donde se reservaban.

''Si seguir vivo quieres a la mafia debes halagar''

El lugar estaba repleto de gente, meseros caminando de un lado a otro con bebidas alcoholicas, la musica latina sonando a tra vez de las paredes saboreando el alma de la gente que espera entretenimiento y diversion hasta que un estruendo se escucho por todo el pub. La gente dejo de hablar, murmuros y susurros era lo mas legible. La gente que estaba por la entrada se hizo a un lado por que ya era hora.

Era la hora donde los mafiosos, mejor conocidos como ''Sans Nom''— lo cual en ingles significa No Name—dieran su entrada oficial, como cada viernes por al noche, siempre siendo puntuales, asustando a cada uno de los clientes que se encontraban ahi. El respeto de las personas incrementaba al verlos caminar en silencioa su mesa principal.

Los Ackerman, un trio reconocido por sus desputas, sus negocios y su mercado negro. Criminales que eran halagados por su trabajo, idolatrados por las personas que eran en las calles bajas y reconocidos en las calles de mas alta sociedad.

Mikasa Ackerman, la menor de ellos, una chica que irradiaba belleza, sueño de todo hombre. Levi Ackerman, el hombre mas proclamado por las mujeres y Kenny Ackerman, el mayor de ellos, conocido por ser un asesino a sueldo. Familia millonaria, envidiada y anhelada.

— Por aqui esta su mesa, Sans Nom— un mesero los guio a una mesa grande con colchones rojos de cuero. Kenny agradecio al joven y este se retiro puesto ya sabia cuales serian las bebidas que pedirian. Cada quien tomo asiento, los tres escendieron un cigarrilo y se acomodaron en su lugar esperando por el show de la noche.

Mikasa movia sus dedos sobre la mesa, sus uñas golpeando el metal presentandose ansiosa. Los dos hombres dirgieron su vista a la menor quien mantenia la vista al frente, dando caladas al cigarrilo sobre sus dedos de forma elegante.

— ¿Por que tan emocionada, Mikasa?— Kenny pregunto con sumo interes atrayendo la atencion de la pelinegra quien sonrio apenada.— ¿Es por el chico, no?

La pregunto hizo que Levi voltera la cabeza hacia ambos, con el ceño fruncido sobre su rostro y el cigarro sobre suslabios soltando humo.

— ¿Cual chico?— ambos hombres eran muy protectores con Mikasa aunque fuera una chica muy madura e inteligente, era algo que hacian incoscientemente.— Pense que los hombres no te atraian— solto el humo lentamente por un costado.

—   No, no me interesan, pero un viejo amigo trabaja aqui y hace mucho que no le veo— confeso con una sonrisa sobre su rostro, llena de nostalgia lo cual extraño un poco al pelinegro. Mikasa no era cariñosa asi que verla asi por alguien era nuevo.

Las luces empezaron a parpadear dando a entender que el show estaba por comenzar. Cuando el mesero vino con sus bebidas cada quien tomo la suya, observando como las cortinas rojas se abrian de par en par, mostrando a una persona de espaldas sentada sobre una silla negra.

''¡Como ustedes lo han estado pidiendo, un chico que gano fama al pisar este escenario, con ustedes, Eren Jaeger!'' la gente empezo a hacer un gran bullicio al ver como el chico por fin mostraba su cara a la audiencia.

Y Levi no se pudo sentir mas afortunado de vivir en ese mundo lleno de basura.

Sus piernas eran largas con unas medias negras transparentes hasta sus muslos, los ligueros se podian notar debajo de su vestido de cabaret ceñido a su cuerpo, marcando la delgada cintura que portaba asi como se levantaba un poco en sus caderas. Su piel bañada por el sol, morena de un color exquisito. Su cabello era castaño, debajo de sus orejas, sus labios eran carnosos y de un color llamativo rojo vivo, pero el mundo se detuvo cuando logró ver sus ojos, capturándolo.

Eren no dejo de moverse ni cuando ese hombre apuesto de lentes lo observaba, por qué sabía que lo estaba mirando a el, todo el mundo lo hacía. Sin quitarle la mirada de encima movió sus caderas sobre el asiento con sensualidad desbordando de su cuerpo, un movimiento lento, un vaivén de atrás a adelante. El ritmo de la música era lento, perfecta combinación para su baile.

Eren sin ninguna vergüenza le guiñó un ojo moviendo sus manos sobre su cuerpo, subiendo su vestido un poco más arriba de sus muslos, donde se alcanzó a ver una preciosa lencería de color negro.

Levi alzó una ceja, definitivamente el chico era interesante, emanaba algo hermoso, algo que le causaba esa sensación de poseerlo, de ser quien estuviera sentado en esa silla y se imagino al chico de ojos esmeraldas sobre el con esos mismos pasos tan lentos.

— Quiero a alguien con secretos que nadie sabe...— siguió los labios de Eren dándose cuenta de las palabras.— Necesito a un gangster que me ame más que los otros, para siempre perdonarme, viajar y morir conmigo, así que no me dejes ir— no era difícil seguir sus labios, puesto que no podía dejar de mirarlos.

Se estaba comunicando con el, era como si le estuviera dando una señal grande para que después de esta función lo buscara. Por qué Eren no era idiota, estaba al tanto de las mafias que visitaban el lugar, hace una semana había comenzado a trabajar en ese lugar. Se había encontrado con Mikasa donde ella le explico todo. Y aunque el de ojos esmeraldas ya había escuchado de los Ackermans y la mafia "Sans Nom" su interés siempre había sido fuerte.

El mayor de los Ackermans observó como las facciones de Levi se relajaban, quitándose los lentes oscuros lo cual le impresionó. Sus ojos eran asesinos, sin vergüenza, tan fríos que podían ver atrás vez de cualquier alma pero ahora parecía que los papeles cambiaban, un chico había logrado tocar el alma de Levi y no supo como sentirse exactamente, si aliviado o preocupado.

Eren empezó a entonar la música, un sonido celestial que a todos los que se encontraban en ese lugar soltaron un suspiro. Fue caminando lentamente, hasta la mesa de los Ackermans donde le sonrió a Mikasa mientras no dejaba de cantar pero de un momento en otro solo se concentró en Levi, quien lo tomo de la cintura y lo acercó a él. Eren quizo reír pero siguió cantando los versos que le tocaban.

La gente a su alrededor lo miraban todo con los ojos y la boca abierta, era el primer bailarín que se acercaba a su mesa. Y aunque sabía que Eren se había convertido en el Rey/Reina del Moulin Rouge nadie se acercaba a ese trío, no alguien del cual no estuvieran acostumbrados a su presencia.

Las mujeres recelosas jurarían que ese sería el último día de vida del famoso chico de ojos esmeraldas pero era todo lo contrario, algo había nacido en ambos cuerpos, tanto Levi como Eren lo sabían, habían conectado, como si en vidas pasadas ambos estuvieron destinados a estar juntos.

Al final del verso de Eren dio un pequeño beso sobre la mejilla de Levi dejando la marca de un beso rojizo abrazándolo un poco sintiendo su dulce aroma llegar a sus fosas nasales. Levi odiaba el contacto, ¿pero acaso eso le disgustó? Ahora el deseaba más que un casto beso.

Eren caminó de regreso al escenario cuando la música ya había terminado, sonrió con suficiencia al escuchar el bullicio de la gente detrás de él, algunos silbidos y palabras con cariño. Miro por el reojo a Levi quien le seguía mirando y su ego creció más de lo que ya estaba arriba, había ganado más que una lotería, había ganado el mundo entero.

— Vaya... Eren si que es un chico lindo, ¿no?— Kenny preguntó causando que los ojos asesinos de Levi pararan en el, este sonrío con burla.

— Se los dije...— Mikasa parecía una madre orgullosa, como si fuera un recital donde su hijo bailo. Sonrío de lado al ver cómo Levi soltaba un suspiro retenido junto con una mueca.— Tranquilo, volveremos a verlo.

Levi asintió mirando a ambos.— Definitivamente volveremos a verlo, volveré a verlo.

— Si quieres tu billetera de nuevo, claro que tendremos que verlo— Kenny soltó una carcajada al igual que Mikasa que veían como Levi rebuscaba en sus bolsillos sin encontrar lo mencionado. Los miro confundido a ambos.

Mikasa sonrió con aún más ganas.

— Eren antes era un ladron profesional.

El mocoso se había vuelto más interesante que antes.

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