Elementos andino míticos en El Sexto

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Siendo la novela más conocida del escritor peruano José María Arguedas, pero no la única, El Sexto es una obra que da mucho de qué hablar hasta el día de hoy, principalmente en los temas de la vida carcelaria y sobre la persecución política, que aunque ya no hay lo segundo en el Perú, lo primero aún se aplica en delincuentes comunes como en criminales de alto rango, lo segundo en muchos países aún está presente. Sin embargo, uno de los temas menos tratados de la novela siempre ha sido los pocos, pero resaltantes, elementos andinos y míticos que posee.

Esto no es ninguna novedad, ya que Arguedas perteneció a la conocida corriente literaria indigenista, que buscaba mayor justicia social y respeto hacia la figura del indio, además, de que este ya había hecho varias novelas y cuentos anteriores, las más conocidas Agua, La agonía de Rasu Ñiti, El sueño del pongo, Yawar fiesta, Los ríos profundos y Todas las sangres, donde ponía temas comunes del indigenismo, principalmente, la figura del indio, su explotación y abuso a este por los oligarcas urbanos, su vida cotidiana rural, sus costumbres, y principalmente, su cosmovisión del mundo, elementos que en El Sexto, Arguedas no dejo de lado, solo los oculto y/o puso indirectamente durante toda la novela.

El primer elemento a resaltar es el propio protagonista de la novela, Gabriel. Es el punto medio, o neutral, entre los problemas que viven los comunistas, que conforman la mayoría en el penal, y los apristas, los perseguidos políticos de la novela, que siempre luchan y discuten por quien aplicara sus ideas al Perú para salvarlo, considerándose este un independiente a pesar que simpatiza con los comunistas. Su carácter refleja el típico y considerado carácter de la persona andina; sencillo, humilde, respetuoso, que no busca meterse en problemas con nadie y, hasta podría decirse, inocente en ciertas ocasiones, como marginal, sensible e idealista, siendo rasgos comunes del indio no solo en las novelas anteriores de Arguedas, sino en casi todas las novelas hechas en base al indigenismo.

Luego tenemos a otros de los personajes centrales de la trama, el indio Cámac, admirado y respetado tanto por Gabriel como por los comunistas y apristas, siendo la voz de la razón en el convulsionado y trágico lugar. Su figura de autoridad y respeto con casi todo en el penal puede fácilmente relacionarse con varias antiguas deidades del continente americano, principalmente con Viracocha, el Dios principal de los incas, como su contraparte costeña, Pachacamac, o Inkarri, el Dios inca que según su leyenda, combatió a los españoles pero lamentablemente fue derrotado, permaneciendo su cadáver bajo tierra donde se está regenerando para algún día despertar y dar frente a los invasores y restaurar el viejo orden anterior. Estas tres figuras, sobretodo la última en la actualidad con ciertos grupos aislados y no occidentalizados, poseen o poseyeron gran autoridad y respeto entre la población, de modo similar a Cámac en el penal, viéndolo todos como un gran líder que podría llevar adelante el país, notándose principalmente cuando este muere, viéndose como tanto comunistas y apristas dejan de lado sus diferencias temporalmente para honrar su memoria, dedicándole un discurso el líder de los primeros.

Continuamos con la propia idea general que tienen y comparten tanto los comunistas como los apristas, siendo de las pocas cosas en las que están de acuerdo ambos bandos, la justicia social para todos en el Perú, idealizada por medio del antiguo Imperio Inca o incaico, o Tahuantinsuyo como es mejor conocido, en una clara utopía andina. La antigua potencia prehispánica casi siempre ah sido tomada como base y ejemplo por varios grupos izquierdistas, incluyendo unos que no merecen la pena mencionar, como los referidos en la novela como actualmente, por la equidad que tenía en casi todos sus habitantes, siendo el modelo que quieren seguir una vez en el poder, incluso Gabriel, aunque suene un poco utópico a simple vista.

Por último, otros elementos resaltantes en la novela son los roles que cumplen los personajes secundarios del Pianista y Tasaico, siendo el primero abusado tanto física como psicológicamente por varios internos del penal, principalmente por Puñalada, uno de los reclusos más temibles del lugar, y el segundo violado brutalmente por el nombrado y otros negros, que en gran medida, representan indirectamente el maltrato español al indígena tras la caída del Imperio Inca, como la posterior colonización española, sometiéndose al subyugado a la voluntad del subyugador, como la de los presos débiles ante los más fuertes, como en ambos casos examinados.

Concluyendo como resumiendo, a pesar que se cree y piensa lo contrario, El Sexto no fue ninguna excepción dentro del indigenismo de José María Arguedas, solo que en vez de proyectar algunos de sus elementos comunes literarios de manera directa como sus obras anteriores, prefirió hacerlos de una manera indirecta, discreta y/o oculta al ojo del lector, quizá porque para el momento de su encarcelamiento, más importante era centrarse en su estadía en la cárcel, que pensar todo el tiempo en una utopía andina.

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